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Ver parte 1 y 2
Carolina y Jorge estaban experimentando un vuelco en sus vidas. Gracias al matrimonio González, se revitalizaron. Aunque no como pareja, cada uno con su historia. Caro se acomodaba en el call center, día por medio disfrutaba de sus escapadas al archivo con Carlos, y ganaba su confianza. El único punto que la preocupaba era su bajo rendimiento, que disparaba dudas en Silvana. Pero tenía a Carlos dominado, era su carta a favor.
Jorge comenzó a jugar a dueño con Sara, que además de darle espacio y hacerlo sentir importante nuevamente, lo cogía con maestría cada vez que se encontraban. Aunque con Caro se evitaban, solo compartían el espacio del club, los fines de semana mantenían su red social, amigos, deporte…. Ya en su casa empezaron a mostrarse distantes, aunque sin reproches. Jorge la veía a ella como más animada, lo atribuía al trabajo, y llegaba muy cansada a la vuelta. Caro veía en la empresa de Sara un renacimiento de Jorge, y que lo mantenía ocupado, mientras ella disfrutaba de su nuevo presente, deseada como hacía tiempo su marido ya no la hacía sentir. Esa aparente calma pronto se rompería.
Fue la empleada que trabajaba en casa de los González la que involuntariamente desató los próximos sucesos. Había encontrado debajo del lado de la cama de Carlos 2 tangas, las lavó y las puso en el estante de Sara. Cuando ella las vio pensó que serían de su empleada, le preguntó y ella le explicó dónde las había encontrado. Sara sabía que su esposo no era un santo, no dijo más nada, y le dijo a su empleada que no se preocupara.
Esa tarde se juntaría a trabajar con Jorge, y como era habitual en esos últimos días, Carlos le había adelantado que llegaría después de la cena. Se bañó y se probó la tanga roja, le quedaba ajustada pero le gustó y se la dejó. Ella no solía usar tangas, así que por qué no?
La rutina de los días con Jorge era la siguiente: él llegaba, evaluaban los avances de las ventas (la empresa realmente estaba creciendo), y antes de terminar el repaso, ella ya le estaba chupando la pija. Se estaba haciendo adicta a la poronga de Jorge. Se la metía toda en la boca, se la pasaba por la cara, y empezaba a decirle guarradas. “me imagino que no estás cogiendo con tu esposa, no?? Se te nota muy caliente”, le sobaba los huevos, se los lamía también. Y volvía otra vez a su glande, era una reina. A Jorge lo volvía loco lo puta que era, y era amo y señor en la casa del cornudo de Gonzalez. Esa tarde repitieron la escena. Cuando subieron a la habitación, él la puso en cuatro en la cama, y le sacó rápidamente el vestido. “Uf y esa tanguita??”
Sara_ “me la compré para vos”
J: “Me encanta, te queda hermosa en ese culo divino. Mi mujer tiene la misma, más morbo, ja”
Ella escuchó el cementario, sintió como Jorge le corría la tanga y se dispuso a chupale la rajita que ya estaba húmeda. Fue una chupada de concha genial, y Jorge luego le dejó toda la leche en su cola, como a ella le gustaba. Sara disfrutó como siempre, pero el comentario le quedó. Antes de que Jorge se vaya, le volvió a preguntar. “Vos me habías contado que Caro había vuelto a trabajar, dónde era??”
Jorge: “Sii, en un Call Center, está muy contenta”.
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Esa tarde en la empresa quedaban pocos, Silvana, algún empleado más, y Caro, que sabía que González siempre la alcanzaba hasta la casa. Silvana había perdido autoridad frente a Carolina, que no solo había bajado en su rendimiento, sino que alguna vez hasta le había contestado mal, algún comentario tipo “no soy una nena para que me estés marcando todo”. La quería echar, y lo haría esa misma tarde.
Entró al despacho de Carlos: “antes de que te vayas quiero que hablemos de Carolina”, le dijo.
Carlos: “qué pasa ahora con ella?? Me gusta, es responsable, los clientes la quieren…”
S: “me estás cargando, no ves los reportes?? Además, es una maleducada, me contesta mal, se cree superior, no la quiero”
C: “no seas exagerada…”
S: “Carlos tenes que confiar en lo que te digo!! Esa mujer no sirve y además, no me respeta!!”
C: “Llamémosla, me pareció que todavía está”
Sonó el interno de Carolina, era desde el teléfono de Carlos.
C: “Podes venir Carolina??”
Cuando entró, la encontró a Silvana también sentada.
Fue ella la que habló: “te llamamos porque no me gusta como estás trabajando, has bajado muchísimo tu desempeño otra vez, y lo peor es que no me respetas”, le dijo enojada.
“Por lo tanto te …” y Carlos la interrumpió.
“Dejame hablar a mí Silvana x favor” Se levantó de su silla y se dirigió hacia ella.
“Así que encima de trabajar mal sos una maleducada?? Ahora vas a aprender a respetar”, le dijo y le guiñó un ojo.
“Apoya tus manos sobre mi escritorio y date vuelta”, le dijo. Caro obedeció.
“Silvana dame la regla de madera x favor”. Silvana no podía creer lo que estaba viendo, pero lo siguió.
Zasssss, Carlos le pegó con la regla en su culo: “Ayyyy se volvió loco???”, le dijo Caro
“cállate, vas a aprender a respetarnos si te queres quedar, y más vale que no grités”, y le dio un segundo reglazo
“Levantate la pollera, quiero ver cómo se te pone el culo rojo”, le dijo.
Caro se la levantó de a poco, sabía que Carlos estaba jugando, le picaba cada golpe, y se empezó a excitar. No sabía dónde ni cómo terminaría ese juego
Zasssss, esta vez fue más fuerte, la cola estaba roja, Caro ahogó su grito.
Silvana notaba que Carlos estaba como poseído, Caro tenía una cola hermosa, una tanga blanca que la resaltaba aún más, el ambiente se ponía espeso.
“Así que no la respetás a mi gerente, vas a aprender a hacerlo”. Le pegó una cuarta vez, y Caro ahora abrió un poco más sus piernas, dejaba ver una conchita que empezaba a mojarse.
A Silvana le gustaba lo que estaba viendo, se acercó de atrás a Carlos y le chupó la oreja, mientras le apoyaba sus tetas. Un golpe más, Caro gimió. “Te gusta puta además”, a Carlos se le empezó a parar.
“Sacate la tanga ahora”, le dijo y Caro obedeció. Estaba empapada, Carlos le pasó la regla por su rajita, suavemente, y otro golpe más. Zasss. Silvana disfrutaba del show, también se estaba mojando, llevó su mano al paquete de Carlos, lo sobó.
“Ahora te vas a disculpar con Silvana”, le dijo.
Silvana lo miró, y Calos le dijo. “sentate vos ahora sobre mi escritorio, y sacate el pantalón”.
Silvana quedó solo con la tanga en la parte de abajo. “Chupale la concha, así te vas a disculpar”. Carolina nunca había estado con una mujer, pero no lo dudó. La escena era extremadamente erótica, Silvana también se dejaba llevar. Caro allí descubrió que entre ellos también había algo mas que jefe / empleada. Le corrió la tanga, le encantó el aroma que expelía la raja de Silvana, le pasó primero un dedo por su rajita, se detuvo en su clítoris, y luego lo besó suavemente. Silvana suspiró. Nadie hablaba ahora.
Caro empezó a lamerla suavemente, y de repente otro zassss, “mmm, ayy”, dijo. Silvana se sacó la camisa, quedó en corpiño, se vislumbraban sus pezones parados, comenzó a pellizcarlos. Caro movía su lengua diestramente, le comía la concha a su jefa, y le encantaba. Su raja también era un río, esperaba que Carlos se la ponga ya.
Pero Carlos aún no lo hacía. Le abrió su camisa, y liberó las tetas a Caro, que colgaban con los pezones erectas, hermosas. Las agarró fuerte. “vas a aprender a respetarnos”, le dijo. Y le comió la boca a Silvana, que no paraba de gemir. La escena para Carlos era un como un cuadro soñado. El culo rojo de Caro, Silvana que jadeaba por como le estaban chupando la concha, su pija parada a mil. Se desabrochó el pantalón y la liberó. Se puso detrás de Caro, y de un solo golpe la penetró. “Ahhhhh, siiiii”, dijo mientras le seguía chupando la concha a Silvana, y con uno de sus dedos, empezaba a jugar con su colita.
S_ “Carlos quiero que me cojas a mí también”
Carlos_ “habrá para las dos, ja”
Caro ya le había metido un dedo en el orto a Silvana, ella bufaba, estaba cerca de acabar, pero quería también su ración de pija. Caro estaba empapada, y Carlos le agarraba las tetas mientras se la cogía por detrás.
“Quiero que cambien ahora”, les dijo él
Caro se acomodó en el escritorio, y Silvana empezó a chuparle la concha, la saboreó, sintió olor a pija de Carlos, y le iban a dar lo que tanto quería. Pero Carlos tenía otra idea. Empujó suavemente en su culo y se la metió.
Sil: Hijo de puta, era por la concha, ahhhhh
Carlos: Shhh, ya lo tenias abiertito, no me lo podía perder.
Silvana entonces empezó a pajearse, con la pija adentro de Carlos, mientras le chupaba la concha a Caro, que estaba a punto de acabar.
Caro: “chupamela toda puta de mierda, así te quería tener, ahhhhh, ensartada por el orto y chupándomela toda”
Silvina la escuchó pero no podía pensar con una pija en su orto, mientras Caro comenzaba a temblar por la cercanía de su orgasmo “Ahhhh, siiiiii, ahhhh, chupate toda mi acabada”. Y Carlos tampoco aguantó más
Le sacó la pija del orto a Silvana, se subió a su escritorio, y le acabó en la cara a Carolina.
“Te gusta como te cojo?? No como el infeliz de tu marido, no??”, le dijo ya desaforado.
“Si hijo de puta, siiiii, dámela toda, me encanta como me cojes, Ahhhh”. Silvana acabó también, tocándose, sin entender lo que escuchaba.
Carlos la besó a Caro, con pasión. Y dijo: “Silvana, sos vos la que estás despedida. Carolina será mi nueva Gerenta, mañana pasá a buscar tu liquidación”.
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Sara empezó a unir cabos. Una cosa es saberse cornuda cada tanto, la otra muy distinta es hacer el papel de boluda. Entendió la jugada de su marido, ahora entendía el porqué de Jorge en su empresa. Todo por Carolina, la trepadora, la que la rebajaba en el club, era hoy el capricho de Carlos.
Ahora le tocaría a ella hacer su movida. Retornó la tanga al mismo lugar como para no levantar sospechas y le pidió a su empleada que se olvidara del tema. Esa noche cuando Carlos volvió, le dijo: “la verdad es que me siento muy bien con la empresa, Jorge le está dando el salto de calidad que esperaba. Quiero invitarlos a cenar el sábado, para festejar, qué te parece?”
Carlos le dijo por supuesto “lo que vos quieras mi amor, si a vos te hace feliz”, y le besó la frente. Aún tenía la imagen de la leche en a cara de Carolina, se durmió plácidamente.
El sábado 21.30 los llamaron de la guardia “sisi, que pasen, están autorizados”, respondió Carlos en el teléfono.
Caro estaba espléndida como siempre, esta vez llevaba una pollera corta, botas, y un solero negro y con estilo, que dejaba ver el comienzo de un corpiño también negro. Jorge con una chomba al cuerpo, y pantalón también ceñido, que le marcaba su bulto y sus músculos. Carlos los recibió, abrazó a Jorge y besó a Caro, para luego invitarlos a pasar. Jorge traía un champagne “hoy es una noche especial, gracias por la invitación”.
Sara salió de la cocina, también estaba espléndida, con un vestido de una sola pieza, que le marcaba por sobre todo las tetas. Jorge la abrazó y aprovechó para apoyarse suavemente sobre esa hermosa delantera.
La noche transcurría entre risas y copas, mientras Sara estaba atenta a su marido y a Carolina. Detectó muchas miradas cómplices, por lo que dedujo que sus sospechas eran correctas. Terminaron de cenar, y ellos se dirigieron al living, Carlos abrió un whisky y le convidó a Jorge.
Mientras ellas levantaron la mesa y fueron hacia la cocina. “Me contó Jorge que al final empezaste a trabajar”, empezó Sara.
“Y viste, no me quedaba otra. Jorge se cayó, decí que ahora te está dando una mano a vos, en tu empresita..”, dijo Caro.
Sara tragó bronca; “es bueno Jorge, creo que podremos crecer mucho. Y vos estás de vendedora?”
“Ja, cómo? Empecé así, pero ya soy gerente desde esta semana, era lógico que pasara pronto”, le contestó Caro.
Por chupársela a mi marido, pensaba Sara, pero siguió su juego. “Debe ser competencia de la empresa de Carlos, no??”, le volvió a preguntar, para ver hasta dónde seguiría ella
“No lo sé, pero si es así Carlos deberá cuidarse de mí, jajaj” dijo Caro y Sara también río forzada
S: Llevamos el postre?? Fijate que tiene que haber helado en el freezer
C: Dale, pero acá no hay nada
S: En serio?? No te puedo creer, se lo debe haber comido mi empleada, es una vergüenza!!
C: No te hagas problema, hacemos un café y nada más
S: Nono, me voy a comprar
Sara salió de la cocina, tomó su abrigo, y les dijo a los hombres: Me voy a comprar un helado, ya vengo.
Carlos: Pero no es necesario, nos arreglamos
S: La noche debe ser completa, hacemos un helado con Champagne, el que trajeron los chicos, son 10 minutos y vuelvo.
Cuando iba saliendo, Jorge dijo “yo te acompaño, vamos en mi auto”. Era lo que Sara esperaba…
Se subieron al auto de Jorge, arrancaron y enseguida él le dijo “qué buena idea tuviste, quiero que me hagas una mamada ahora mismo, estás hermosa con ese vestido, esas tetas…” y se le abalanzó.
Sara: “ya vas a tener tiempo, estacionate x acá y bajate”
Jorge no entendía nada, pero le hizo caso.
S: “Volvamos, vamos a ir por la parte de atrás, quiero mostrarte algo”
En la casa, Caro ya se había acercado a Carlos, y lo estaba acariciando desde atrás, en el living, le daba unos pequeños masajes en los hombros.
Caro: “queda lejos la heladería??”
Carlos: “a unos 20 minutos”
Sara se acercó por la galería de atrás, y se quedó allí con Jorge. Desde ese lugar se veía claramente el living. Ella acomodó su celular sobre una de las banquetas altas, y apretó REC.
“vos mirá, que yo trabajo”, le dijo mientras le chupaba la oreja, y le sobaba la pija.
Jorge entrecerró los ojos, la sala estaba a media luz, pero logró divisar a Caro masajeando los hombros de Carlos.
Vio como él algo le decía y Caro ahora se arrodilló frente a él. Carlos sacó su pija.
Sara ya había hecho lo mismo, y se la había empezado a chupar unos segundos antes.
Jorge: “y esto?? No lo puedo creer”
Sara: “Shhh, tranquilo…”
Jorge: Noooo, déjame
Sara lo agarró firmemente, se la tragó completa, y le buscó el culito también, Jorge se dejó hacer.
Carolina adentro ya se había comido la pija de Carlos, se la chupaba lentamente, Carlos se había desparramado en su sillón, tomó un trago de whisky mientras le acariciaba la cabeza. Jorge notó que algo le dijo.
Caro entonces se detuvo, se sacó la bombacha, se la refregó por la cara, y se sentó lentamente encima de él, como cabalgándolo. Jorge desde esa posición, vio como se estaban cogiendo a su esposa. Quiso zafarse, pero Sara no lo dejó. “Callate y déjame mirar a mí ahora”.
Ella se arrodilló, y se levantó la parte de atrás del vestido. “Quiero que me la metas ya”, le dijo a Jorge.
Carolina cabalgaba, se notaba que Carlos le chupaba las tetas, el celular grababa todo. Jorge se la puso x la conchita. Sara protestó… “Hoy la quiero solo por la cola”, le dijo
Jorge acomodó, se escupió los dedos, le lubricó su culito y apoyó su pija para empezar a empujar. Ella ahogó su grito, y veía como Calos le daba chirlos a Carolina mientras ella gritaba sin ningún tapujo.
“llename de leche como a vos te gusta, Carlos, por favor, lléname que te acabo toda, mordeme, ahhhh”.
Jorge escuchaba a su mujer y pellizcaba las tetas de Sara, mientras le taladraba el culo. Sara se masajeaba el clítoris con fuerza.
“no te coje más el putito de tu esposo no? Te gusta no??
“siiiii, soy solo tuya, soy tu putita”
Ese ruego y esa declaración fue lo último para los cuatro. Carlos explotó en la concha de Caro, Jorge en el culo de Sara, y ellas acabaron también. Sara dejó de grabar y se fueron a comprar helado.
Al rato, suenan los celulares de Caro y Carlos al unísono, eran sendos mensajes.
Era el video de la cogida entre ellos.
“Y esto?? Borralo ya, borra todo Carlos”, empezó a decir Caro.
Y había un audio, al que dieron play juntos
“Mi amor, me atrasé con el helado, y me llegó este video, no sé cómo. Jorge está devastado, se ha ido para su casa, me pidió que le digas a la puta de Carolina que no intente buscarlo. Por lo que a vos te compete, te voy a pedir algunas cosas, si no queres que este video se viralice claro. Quiero a Jorge como socio mayoritario de mi empresa y de tu call center. Quiero además que lo participes en todas nuestras empresas. Y que, por supuesto, eches a Carolina ya del call center, no la quiero ni cerca… Yo sé cómo sos, te importa más la plata que todo el resto, y que aceptarás. Mandame mañana los contratos con las modificaciones, y te pido por favor que hoy no duermas allí. Un beso y no te olvides que te amo”.
Carolina no podía creer lo que escuchó, intentó llamar a Jorge, el teléfono le dio apagado. Se puso a llorar y fue a abrazar a Carlos, él la separó bruscamente.
“Caro, te tenés que ir, te pido un Uber, una pena todo, pasá mañana a buscar tu cheque por la empresa”, le dijo frío él.
En ese momento, Jorge brindaba con Sara, su socia, de cara a su nueva vida.
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