~~Voy a contar una historia que me paso hace dos años, un día de febrero, en Carnaval.
Como cada año, yo iba a ver el Carnaval que se hacia en Sitges, un pueblo costero de Cataluña, famoso por su libertinaje y la libertad de sexualidad exhibida.
Siempre iba con mis amigos, pero ese año había invitado a una buena amiga del chat, Maria.
Sólo nos habíamos visto una vez, ya que ella vivía lejos de mi casa.
Ése día no sólo íbamos a estar juntos viendo el carnaval sino que se quedaría a dormir en mi casa.
La fui a recoger a la estación del tren, con mis dos amigos.
Había mucha gente por lo que tarde en verla, pero al fin nos encontramos.
Iba vestida con una minifalda negra, que tapaba lo justo, una blusa blanca que se ceñía a su cuerpo y marcaba sus abultados pechos, y encima una chaqueta de color marrón, ya que hacia frío. Maria era bajita, mas que yo, no muy delgada, normalita, justo como a mi me gustan. Tenia un culo increíble, de esos redonditos que caben en cualquier pantalón y siempre resaltan bellos y perfectos. Sus pechos eran no muy grandes, pero lo bastante para cojerlos con mis manos, o eso quería pensar. Llevaba el pelo corto y de color caoba, con una nariz pequeñita y unos labios carnosos y suaves. Su mirada era sensual y juguetona, que unido con sus mimos me volvían loco.
El carnaval de Sitges dura todo un fin de semana, y acaba en un martes, con una comparsa de carrozas, ése día fuimos a ver la comparsa.
La verdad, es muy bonito de ver, pero también muy cansado. Llevábamos dos horas viendo pasar carrozas, y el frío y el cansancio se adueñaban de nosotros. Mis amigos se habían apartado de mí para dejarme a solas con Maria. Ella tenía novio, por lo que vigilábamos las distancias, aunque él estaba lejos, por lo que no podría ver nada, y eso hizo que me atreviera a abrazarla mientras pasaban las carrozas.
Hacia frío y a ella le gustó que la estrechara contra mi cuerpo, porqué así estaba más a gusto, y no sé molestó lo más mínimo que hiciera ese gesto, al contrario, me sonrió y me cogió de la mano, mientras me agarraba de los brazos para que la estrechará mas fuerte. Yo creía que era porqué tenía frió y así se calentaba más con mi cuerpo, y así era, pero no en el sentido que yo creía. Ella se estrecho contra mi vientre, refregando su espalda, eso me gustó y a la vez me excitó. No estaba preparado para lo que venía después. Ella comenzó a bailar al ritmo de la música, al samba, banda sonora de carnaval por excelencia. Pero Maria bailaba pegada a mi cuerpo, y su culo iba contorneándose y refregándose en mi pantalón. Yo sentía como la excitación afectaba a mi pene que comenzaba a alzarse dentro de mis tejanos. Ella lo debió notar porqué clavó su culo en mi paquete y siguió bailando más rápidamente paseándolo con mas picardía y rapidez.
La abrasé fuerte y la besé en el cuello, dejando que mis labios se deslizaran por esa columna de marfil mientras ella estiraba su cabeza hacia atrás y me cogía mi mano y la estrechaba contra su pecho, haciendo que notara sus pechos, ardientes y abultados, y notando como sus pezones se endurecían a través de la tela, clavándose en la palma de mi mano.
Los dos nos miramos y nos dimos un pequeño beso, que hizo que nos quedáramos pensativos y nos despegáramos de golpe. En esos momentos aparecieron mis amigos.
Esto ya se acaba y estamos cansados,¿ y si nos vamos para casa?
Si, será mejor la miré y me dirigió una mirada sensual y picarona, aquellas que ella sabía hacer tan bien.
Yo vivó a las afueras de Sitges, por lo que íbamos en coche, ése día me había tocado conducir a mi, cosa que después no lamentaría.
Dejé mis amigos en sus respectivas casas y Maria y yo nos quedamos solos en el coche.
Ella puso música, y sonó una canción lenta, que a ella le encantaba y se puso a cantarla con una voz suave.
Al cabo de un rato me miró y dijo:
¿hace calor aquí no?, brrr, con el frío que hacia ahí fuera. Por cierto me ha gustado mucho que me invitaras.
De nada a sido un pla. cer me quedé cortado al ver que ella se había desabrochado los botones de arriba de la blusa, dejando a ver sus tetas bajo su sostén blanco. El cinturón las partía en dos y se veían mas grandes de lo que eran, haciendo que perdiera la carretera de vista y me fijara solo en esos dos faros que apuntaban dirección a la gloria.
¡Mira la carretera que nos la pegamos! Casi chocamos contra una señal de stop, por suerte mis frenos funcionaron a la perfección.
Lo siento, estaba distraído.
Jaja, te comprendo, suerte que no conduzco yo, que soy mus despistada jaja, y me distraigo.. con facilidad, y mas si te tengo al lado jeje.
Volvimos a ponernos en marcha.
Ella empezó a acariciar mi mano, para después pasear sus dedos por mi pierna. Me hacia cosquillas y me agradaba. Quería mirarla y besarla, pero no quería volver a distraerme de la carretera.
De repente subió por mi pierna y metió su mano encima de mi paquete, eso me sorprendió mucho y quise mirarla para ver su reacción y su cara de picara, esa vez podía besarla.
Tu mira a la carretera. de este cambio de marchas ya me encargo yo.
Dicho eso empezó a pasear sus deditos por mi bragueta y la bajó, suavemente. Metió su mano pequeña y cogió mi pene por encima de mis calzoncillos. Eso me encantó y dejé ir u gemido de aceptación.
Ella sonrió y empezó a pasar un dedo por encima la tela, bajando y subiendo por mi tranca, al tiempo que me besaba al cuello.
Con su lengua hacia círculos en mi cuello y con su dedo me presionaba el glande de mi capullo, eso era demasiado.
¡Voy a parar el coche!
Ni se te ocurra pequeño. o tendré que ser muy mala. ¿quieres que lo sea?.
ah. no sé. .si claro. mucho.
¿ a si? Vamos a ver. tu no pares y mira la carretera, que sino nos matamos.
Comenzó a desabrocharme el pantalón y me lo bajo hasta las rodillas, lo justo para que pudiera mover los pedales.
Entonces me bajó los calzoncillos y empezó a pajearme. Yo creí que eso era ser mala, pero no.. eso no es lo que se proponía. Se desabrochó su cinturón y se agazapó hacia mi.
De repente cogió mi polla en su mano y se la metió en su boca. Noté un gusto indescriptible que me hizo perder el mundo de vista por un instante.
Maria empezó a Pasear su lengua por toda mi tranca, engulléndosela cada vez mas adentro. Con cada lametón yo soltaba un gemido. Ella rozaba sus labios contra la piel de mi pene, haciendo que creciera mas y mas. Se lo metía dentro de mi boca y lo devoraba con pasión, estaba completamente absorta en su trabajo. Yo sentía que cada vez estaba mas cerca del orgasmo y no quería correrme, porqué perdería el mundo de vista y . estaba conduciendo joder!
para o me corro. por favor.
Está bien. pero te gusta que sea mala. me dijo mientras lamía mi glande haciendo círculos con su lengua larga y húmeda.
si mucho.. por favor para. o me correré.
Bueno vale.. jeje, pero espera a llegar a casa hombretón. dicho esto me besó el pene y me subió los calzoncillos.
Se puso el cinturón de nuevo y se sentó en su asiento. Pero esta vez.. algo calló de entre sus piernas. eran sus bragas! Se abrió de piernas y me dirigió una sonrisa picarona, mientras se acariciaba las piernas. Cogió mi mano y la metió dentro de su falda.
Mis dedos empezaron a notar su coño ardiente. Estaba húmedo y mojado, y su bello púbico acariciaba mis dedos con el roce.
¿Lo notas? Estoy muy caliente. ¿que vas hacer al respecto? Empecé a penetrar un dedo dentro de su rajita. Estaba abierta y muy mojada, así que entró con facilidad, yo iba despacio, descubriendo cada pared viscosa de su sexo. Ella me cogió mi mano y apretó hacia ella, haciendo que mi dedo penetrara entero dentro de su coño. Ella soltó un gemido y empezó a mover mi mano en círculos, como lo hacia con su boca. Al rato ya no necesitaba su ayuda, mi dedo se defendia solo dentro sus entrañas, todo pringoso y mojado, mientras notaba todo su calor que bajaba de su coño y penetraba en los poros de mi mano. Ella se contraía y aguantaba los gemidos mientras se apretaba las tetas y se pellizcaba los pezones.
No pude esperar más y paré el coche en un descampado abandonado.
Nos quitamos el cinturón y fuimos a la parte de atrás del coche, que por suerte, era espacioso.
Ella me quitó la ropa, si se puede decir así, porqué casi me arranca los botones de la camisa. Yo hice lo mismo con su blusa, quitándosela con suavidad, mientras ella hacia fuerza con sus piernas para quitarse su falda.
Sus tetas quedaron al aire, era justo como me las había imaginado. Blancas, blandas, redonditas y calientes. Empecé a pasear mi lengua por ellas, mientras ella me practicaba una santa paja, con tanta pasión que tuve que pedir que parara o me iba a correr en el acto. Maria se quejó por n poder poseerme y empezó a besar mi boca mientras yo paseaba mis dedos por su coño y su culo.
tengo un condón en el bolso. ¡sácalo ya o me muero! Cogí el condón y ella me lo puso con rapidez. Se sentó encima mío y me cogió el pene. Lentamente metió mi verga por su rajita y un sonido de látex rozando su carne caliente y mojada, me hizo sentir que ya estaba dentro, unido con el placer intenso que sentí al notar que mi verga estaba dentro de su coño, rozando su clítoris y haciéndola gemir de placer.
Comenzamos a cabalgar como dos locos, ella encima de mi pidiéndome que le lamiera las tetas y que le cogiera por su culo. Que hermosos culo, tan fino y redondo que me daban ganas de comérmelo. Ella me cogió fuerte y me dijo que empujara mas y mas fuerte. Estaba ida y yo excitadísimo, los dos gemíamos de placer. Su coño se estaba contrayendo, mi pene estaba punto de estallar, sus tetas se alzaban afiladas contra mi boca, y mis dientes se clavaban en sus pezones. De repente ella soltó un gemido ensordecedor, mi pene se mojó de golpe y el tacto de sus fluidos hizo estallar el semen de mi verga, llegando los dos al orgasmo al mismo tiempo.
Caímos exhaustos sobre los asientos traseros, nos miramos complacidos y nos besamos.
Pasamos media hora desnudos y abrazados, hasta que volvimos a casa.
Lo que pasó allí ya és otra história.