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"Después del viejito ella decidió cambiar de participante."
En una de nuestras andanzas cayo un tipo con el que quedamos primero para conocernos y tomar una cerveza, pero la verdad es que la cosa no cuajó, así que lo dejamos estar.
Luego apareció Carlos un tipo que por teléfono tenia una voz interesante, según ella. Decía que tenía una voz muy varonil. Quedamos para probar a ver que pasaba. Esa noche ella se puso un vestido largo muy ceñido, el cual tenia un escote que junto con un buen sujetador y esas 120E la hacían verse espectacular. Es de esos que te puedes asomar desde arriba y ver un canalillo, o en este caso el gran cañón del colorado. Esta vez no había ni tanga ni bragas, a pelo, para que no se marcase el vestido. A demás se le marcaban deliciosamente sus curvas.
Llegamos al lugar y le llamamos por teléfono. En breve apareció él y nos llevo a su lugar. Era una tienda de muebles por lo que pensamos que iría a cerrarla para ir a su casa. No fue así, él vivía en la misma tienda. Entramos y cerró la puerta. Nos indicó que pasáramos al final donde había un rincón que no se veía desde la entrada y nos daría total privacidad. Ella pasó delante y él y yo detrás. Mientras caminábamos la miraba con deseo y morbosidad, incluso hizo un gesto con sus manos como describiendo las curvas de mi mujer y luego se froto la polla sobre el pantalón. Acto seguido se acercó a ella por detrás y le frotó el paquete sobre su culazo. Al llegar al final, no tardo ni un segundo en girarla y agarrarle las tetas sobre el vestido, para comenzar a sobarlas. Ella se sorprendió por la rapidez de Carlos. Yo también, pues después de la lentitud del viejito no pensábamos que actuara así. No nos desagrado, al contrario, la cosa prometía diversión. Carlos comenzó a sobar y sobar con las manos, hasta que ella le agarra la cabeza y la entierra entre sus tetas mientras le decía, “chupa, chupa”. Ella le ayudó sacándolas por la parte superior de la copa del sujetador. Las chupó y magreó como si la vida le fuera en ello.
Nos sentamos en un sofá que había, nosotros en los extremos y ella en medio, con sus tetas al aire. Se subió el vestido, abrió las piernas y su lampiño coño quedo al aire. Acto seguido comenzó a tocarnos las pollas sobre los pantalones mientras hablábamos. Luego nos bajó las cremalleras y con dificultad, porque las teníamos duras, nos sacó las pollas, para seguir sobándolas. A Carlos le encantó esto y al poco la levantó, la giro y poniéndola a cuatro le levanto el vestido hasta la cintura para enterrar la cara en su culo, el cual beso y beso hasta llegar al coño e introducir la lengua bien profunda. Ella no pudo evitar gemir de placer por los lengüetazos de Carlos. Yo me desnudé, me puse delante y le di a mamar mi polla.
Así nos quedamos un rato ella mamándomela y él metido en su coño. Entonces los dos nos pusimos delante de ella con las pollas al aire diciéndole. ¿Ahora que toca?. Ella dijo, “ahora toca pollas”, ella las tomo con la mano y comenzó a pajearlas mientras decía. “estas dos me las voy a comer toditas”, con lo que comenzó a chuparlas. Mientras mamaba una pajeaba la otra. Así iba intercambiándolas cada momento. Cuando le tocaba chupar la de Carlos me miraba a mi de reojo y cuando me la chupaba a mi lo miraba a el con mirada lasciva.
La verdad es que a diferencia de la vez anterior a ella se la veía mas contenta con la polla de Carlos que con la del viejito.
Al tiempo ella dijo, “vamos a la acción”, seguidamente yo me senté en el sofá y ella de cara a mi se montó para ensartarse mi polla poco a poco. Así comenzó a cabalgarme. Mi polla entraba y salia de ese encharcado coño a un ritmo frenético. Acto seguido le baje la parte superior del vestido y liberé sus pechos al aire. Carlos se acerco y se puso detrás para magrearle el culo, besarlo y chuparlo. El mete saca era tan rápido que en una de esas se me salió la polla de su coño. Carlos, acto seguido me tomo la polla con la mano para meterla de nuevo. Yo le dije que no, pero el no soltaba y quería meter mi polla de nuevo en el coño de mi mujer, y lo consiguió. Nunca un hombre me había tocado la polla, y pasó lo esperado, en dos segundos se me aflojó. A pesar de advertirle que no me la cogiera él no hizo caso. Me dijo que lo sentía y yo le dije que no pasaba nada, pero que no lo volviera a hacer, ja ja ja. Entonces le dije que siguiera él. Así pues se puso un preservativo, se sentó y se monto encima mi mujer. Ella lo miraba fijamente mientras se engullía su polla poco a poco con su coño. Entonces ella comenzó a moverse frenéticamente. Le estaba dando una cabalgada de miedo.
Yo me puse de pie sobre el sofá al lado de ella para que me la chupara y así levantar de nuevo el asunto. Él mientras, seguía follando a mi mujer y chupando esas maravillosas tetas que le quedaron a la altura de la cara. No tardo mucho en correrse pues decía que llevaba tiempo a dieta. Recuerdo que dijo, “Tu mujer es una máquina follando, me ha dejado seco en dos minutos”.
Mientras el se retiraba a tirar el condón lleno de esperma yo me la puse a cuatro y comencé a follármela desde atrás. Al minuto regresó con la polla limpia y comenzó a mirar desde arriba como entraba y salia la polla del coño de mi mujer. Le puso la polla cerca de la boca y ella comenzó a chuparla a ver si se levantaba de nuevo. Así seguimos una rato hasta que ella paró para tomar un respiro. Entonces la pusimos boca arriba en el sofá y yo me metí entre sus piernas a comerle el coño mientras el le volvió a meter la polla en la boca. Se la chupaba y a la vez le masajeaba los huevos con las manos. Yo seguía a lo mio cuando de repente mi mujer comienza a correrse y al abrir tanto la boca le entro la polla de Carlos hasta la garganta. Ella casi se ahoga pero a él le encantó que entrara tan profunda. Ella gimió y se agito al llegarle el orgasmo.
Ahora me tocaba correrme a mi, así que la puse a cuatro, que es la postura que mas le gusta, y comencé a bombear. Carlos quería ver bien y se metió por debajo para dejar su cara justo debajo del coño de mi mujer. De modo que ellos quedaron en un 69 y yo detrás de ella. Se quedó un rato mirando como entraba y salia mi polla de su coño. Entonces subió un poco la cabeza y comenzó a chuparle el clítoris mientras yo seguía bombeando. A ella le gustaba ser chupada mientras la follaban porque gemía sin parar. Luego intento meter un dedo junto con mi polla. Yo no lo supe hasta que me lo contó mas tarde. En lo que yo noté la inminente corrida, se lo dije. Ella se desmontó, se puso de rodillas delante de mi y me abrió la boca. Quedaba claro donde la quería. Le descargué toda la leche en la boca. Esta vez apretó bien los labios para que no se saliera nada, así que yo con la polla dentro su boca me corrí por completo. Al sacarla ella jugó un poco con el esperma y su lengua, dejando que saliera hasta la comisura de sus labios para luego sorber y tragar. Se lo tragó todo mientras miraba con morbo a Carlos. Carlos se quedó flipado viendo eso y se le puso dura de nuevo, así que ahora volvió él a la carga. Se puso un nuevo condón, la puso boca arriba, le abrió las piernas y la folló con locura. Mientras él la follaba mi mujer me miraba con ojos lascivos pidiéndome nuevamente polla para chupar. Así que yo me acerqué a ella y se la di. En eso anduvimos un rato, Carlos follando y yo siendo chupado, hasta que al rato Carlos empezó a resoplar fuerte y desencajar la cara. Se estaba corriendo. Yo al verlo decidí acompañar. Así que la saque de su boca y la agité fuerte para correrme. No tarde ni 30 segundos en verter todo mi esperma sobre sus pechos. Así nos corrimos, yo sobre sus tetas y él en el preservativo. Ella agradeció mi corrida esparciéndola sobre sus pechos con la mano.
Después de unos minutos, nos recuperarnos y nos limpiamos. Carlos no le quitaba la mirada del culo y dijo que podríamos repetir otro día. De hecho habrá otra ocasión que ya contaré. Al despedirnos él nos acompañó a la puerta, por el camino no pudo evitar agarrarla de nuevo desde detrás y sobarle los pechos como despedida.
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