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Categoría: Incestos

La pequeña Paola, Capítulo 1: El Viaje a la Casa de Campo

Capítulo 1: El Viaje a la Casa de Campo

La mañana corría mientras Paola terminaba de empacar su mochila con ansiedad. La excitación brillaba en sus ojos oscuros, reflejando la mezcla de emociones que sentía ante la idea de escaparse de la rutina diaria y explorar un lugar nuevo. El aire fresco de la montaña siempre le llenaba de recuerdos, trayendo consigo la promesa de nuevas aventuras.

Raúl, su padre, movía con destreza entre los enseres, asegurándose de que todo estuviera en orden. Su expresión seria delataba una mezcla de orgullo y preocupación, mientras revisaba cada rincón de la maleta familiar. A pesar de su apariencia tranquila, Raúl era un hombre meticuloso, cuyo cuidado por los detalles había construido una reputación de seriedad y responsabilidad en su trabajo.

El había quedado viudo, la madre de Paola falleció durante el parto.

"¿Listos?" preguntó Antonio con una sonrisa que revelaba su naturaleza más ligera y alegre. Su voz, cargada de entusiasmo, contrastaba con la actitud más contenida de Raúl. Como tío de Paola, Antonio siempre había sido una figura de confianza y diversión, cuya presencia aportaba una dosis de humor y liviandad a las actividades familiares.

Antonio era soltero, apenas dos años más joven que Raúl y buscaba reunir a la pequeña familia cada que podía, sobre todo después de que sus padres fallecieran de ancianos.

El viaje en coche se tornó en una conversación muy animada y miradas expectativas. Paola, sentada en el asiento trasero, escuchaba atentamente las conversaciones de adultos mientras observaba el paisaje que pasaba velozmente. Las casas adosadas del pueblo dieron paso a caminos de tierra y árboles frondosos, que ofrecían una postal hermosa de la campiña.

Al llegar a la casa de campo, Paola no pudo contener su asombro.

"¿Qué opinas, hija?" preguntó Raúl, rompiendo el silencio con una sonrisa cálida. Paola asintió con entusiasmo, sus mejillas rosadas por la emoción.

Antonio intervino con una risita: "Vaya, parece que nos espera una estancia memorable."

La pequeña casa de campo se alzaba orgullosa en una colina del paisaje, rodeada por campos verdes y árboles que susurraban bajo la brisa. Aunque era sencilla, con solo un piso y tres habitaciones, desprendía una calma acogedora. La cocina, modesta pero funcional, olía a leña y a los futuros platillos que Antonio empezó a preparar. El comedor, ya quera viejo de madera y sillas de mimbre, mientras las habitaciones, aunque austeras, tenían ese encanto peculiar de las vacaciones.

Paola estaba acalorada por el viaje y apenas tuvo la oportunidad, pidió permiso para tomar un baño.

El baño, pequeño pero limpio, era el único en la casa. Sus paredes estaban revestidas de azulejos azules, Paola, al verlo, no pudo evitar sonreír. "¡Es tan lindo!", exclamó mientras abría las llaves y agua fría brotaba con fuerza de la ducha.

Se desvistió y coloco en una cubeta su ropa,  como su padre le enseño, y la coloco en la regadera para que el agua no se desperdiciara mientras se calentaba la ducha.

Se soltó el cabello y acomodo su mochila en el lavamanos, al sacar sus pertenencias, notó que había olvidado meter la ropa interior.

Su padre se encargaba de todo, los únicos deberes de Paola eran meter su toalla y su ropa dentro de su mochila.

"¡Ay, no!", se lamentó en voz baja, mordiendo su labio inferior y, tras dudarlo por un instante, decidió no reusar ropa interior, que ahora ya estaba húmeda por el agua de la regadera.

Antonio que pasaba por fuera escuchó el pequeño lamento de Paola y preguntó:

“¿Esta todo bien, Paola?”, mientras pegaba la frente a la puerta del baño.

“Si tío” respondió Paola sonrojada, quizá si hubiera sido su padre el que preguntaba podría haber encontrado una solución, pero con su tío en la pequeña casa, la vergüenza hizo que se quedara callada.

Termino su ducha y se preparo a salir.

 "Mañana le diré a mi papa, y me comprará pantys nuevos", pensó con determinación, antes de vestirse con la falda de mezclilla que combinaba con su blusa blanca.

Al salir con su cabello negro y liso cayendo sobre sus hombros, Paola lucía tan tierna como siempre. Su cuerpo, como es natural en una niña de 11 años, se encontraba en las primeras etapas de la pubertad y la blusa blanca apenas cubría sus senos pequeños con pezones rosados que se erizaron al sentir el cambio de temperatura. Después de todo el sol ya empezaba a caer.

“¡A comer!", gritó con entusiasmo. Raúl y Antonio ya la esperaban en el comedor con la comida lista. Pollo a la leña, cerveza y para Paola, un jugo de uva..  
Datos del Relato
  • Autor: Nataly
  • Código: 68929
  • Fecha: 17-03-2025
  • Categoría: Incestos
  • Media: 10
  • Votos: 1
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