Tras mucho insistirme a mi misma, voy a contarles todo, esto es algo que nadie sabe, pero tengo que contarlo, pues me está matando. Nos conocimos muy jóvenes, todavía recuerdo, cuando le ví la primera vez, se veía algo tosco, pero estaba muy bueno. Todas las chicas, tenían que voltear la cara para verle, y todas me envidiaban, pues en poco tiempo fui su mejor amiga. Mis parejas se ponían celosos de él y sus parejas se ponían celosas de mi. Pero todo entre nosotros no pasaba de ser una gran amistad, basada en la ayuda y comprensión. Un día pasó, que mi relación terminó, estaba hecha un mal de lágrimas, y como siempre él estuvo ahí conmigo. Comenzamos a salir juntos. Nuestra primera salida fue a una disco. La música, los tragos, nos fueron juntando para bailar pegados. Mi espalda estaba descubierta, sentía su mano recorrerla, de mi cuerpo salía un vapor que me quemaba, mi concha se sentía caliente, tanto que a cada rato tenía que despegarme de él, pues lo que sentía me mataba. Podía sentir, su pene duro, y su cuerpo arder de la misma forma que el mio. Esa noche nada pasó, no podíamos ni mirarnos de frente por lo que estaba pasando. No volvimos a salir sólos, siempre ibamos con otro amigo, lo que impedía que estuvieramos sólos. Yo trataba de mostrarme más sensual que de costumbre y como que no entendía, mis señales. Evitaba estar sólo conmigo, me mostraba coqueta, le insinuaba cosas, pero nada. Tres meses después volvimos a salir sólos, ibamos en el bus y nuevamente podía sentirlo detrás de mi, me agarraba por la cintura, y todo mi cuerpo se estremecía. Al bajar del bus cogió mi mano, por todo el camino, como había hecho cientos de veces, pero algo distinto pasó,en un callejón esta vez, tocó mis nalgas y me dió un beso, que me hizo estremecer. Cuantas veces esperé por ese beso, cuantas veces le ví besar a otra y desear ser yo, a quien besara. Recorrió mis senos, con sus manos con una dulzura increible, metió su mano bajo mi saya y comenzó a acariciar mis nalgas. Yo comenzaba a besarle el cuello y las orejas y se ponía como loco, cuando mordía sus orejas. Mientras el seguía tocando mis nalgas y yo deseando que tocara mi concha. Baje mi mano, acariciando, todo su cuerpo atlético, metí las manos en el pantalón, y encontré un pene enorme para mi sola. El bajó mi tanguita, y comenzó a tocar mi conchita, me metía el dedo y lo volvía a sacar, estaba muy mojada, el líquido corría por mis piernas, mientras nos besabamos ardientemente. Pasaba toda su lengua por mi cuello y mis senos. Yo aún con la mano, en su pantalón seguía tocándole, y jugando con la cabeza del pene. De pronto me dijo basta no puedo seguir, estabamos en plena calle y la gente pasaba, cerca de allí. Nos arreglamos las ropas y salimos, el calor interno que sentíamos parecía que iba a estallar. Me dejó en la puerta de mi casa, como siempre, no podía entrar, mis padres como siempre me esperaban. Si quieren saber, como sigue la historia, sólo hagan un comentario, y sabré si desean saber, que sucedió, la otra vez.