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Café con leche

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Mi primer moreno
..Me olvide que Susana, mi hija, estaba de cumpleaños mañana y que aun me faltaban algunos regalos y detalles de la fiesta..

.. Me olvide que un Juez me había invitado a cenar hacia una semana al saber que mi matrimonio pasaba por un mal momento..

.. Me olvide que el me deseaba y que en sus ojos se veían sus atrevidas intenciones..

.. Me olvide que a mis 37 años de edad mi cuerpo lucia aun joven y atractivo y mi largo cabello negro atraía la atención..

En ese momento lo único que surcaba en mi mente era que nos dábamos una segunda oportunidad con mi esposo para mejorar la relación que teníamos a lo largo de estos 11 años de matrimonio. Lo amo y estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por mantenerlo a gusto.

Horacio, el entrenador del gimnasio, me recuerda quien soy y donde me encuentro. Abrí los ojos y vi los trofeos ganados por el a lo largo de su carrera como fisicoculturista. Mis piernas completamente abiertas y mi cuerpo desnudo boca arriba soportan su peso. Mis brazos abrazan su voluminosa espalda y sus duros músculos me recuerdan que Horacio es un dedicado deportista. Mis tetas, aplastadas entre nuestros cuerpos, son mudo testigo de como el esposo de Maria Fernanda me hace el amor. Acostada encima del cómodo tapete de la sala, con Horacio meciendo su abdomen sobre el mió, siento como su inmensa verga se sacude deliciosamente dentro de mi sexo. Su moreno cuerpo es un ejemplo de una moldeada figura masculina de un hombre de raza negra

Mis gemidos no eran los únicos que se escuchaban en la sala. Volteo mi cabeza y veo a Maria Fernanda, mi mejor amiga. Su espectacular y atlético cuerpo desnudo en posición doggy, recibe los sacudones del cuerpo de mi esposo quien por detrás de ella aferrado a su cintura le clava su verga dentro de su sexo. Maria Fernanda es una sensacional morena que conocí hace 5 años en el gimnasio al cual voy en las noches. Desde entonces ella se convirtió en mi amiga y confidente. Su cuerpo color ébano me recuerda las figuras atléticas de las mujeres africanas. Ella es alta y esbelta y forman junto con su esposo, una bella pareja a pesar de que aun no tienen hijos.

En casa de ellos decidimos esa tarde intercambiar nuestros roles. Éramos una pareja de principios y como una familia normal seguíamos adelante pero pasábamos por un mal momento en nuestro matrimonio así que decidimos intentar algo diferente. Queríamos oxigenar nuestra relación con algo nuevo. Queríamos experimentar y descubrir lo que había oculto entre nosotros.

Dias antes le conté a Maria Fernanda de las tensas relaciones de nuestro matrimonio y le hice saber además de la atrevida propuesta de un Juez amigo, en la que atraído por mi cuerpo, me ofrecía una posición laboral dentro de la Comisión General de Jueces a cambio de una noche de sexo con el.

Maria Fernanda, como lo hacen las buenas amigas, me dio una idea y decidí aceptar su propuesta y su reto. Luciendo cortas faldas ese día decidimos darle gusto a nuestros adorados esposos y compartir nuestros cuerpos con ellos. Decidimos romper los esquemas y explorar nuevas sensaciones.

Después de un suculento almuerzo, Horacio me tomo de la mano y me empezó a desnudar en la sala. Lo propio hizo mi esposo Jairo con Maria Fernanda. Jairo, de 40 años, Juez penal y de criminalistica, atraído por el hermoso cuerpo de Maria Fernanda había aceptado que yo tuviera sexo con Horacio, mi entrenador personal del gimnasio mientras el hacia realidad el sueño de muchos en el gym, como lo era clavar el trasero de Maria Fernanda en posición doggy.

En ese momento, por mi mente lo único que pasaba era la sensación intensa de placer que me propiciaba tener dentro de mi sexo los 20 o 22 centímetros de la fabulosa verga de Horacio. Su negro pene se mecía vigorosamente dentro de mi vagina y yo sentía que me iba a venir en cualquier momento.

5 años de leyes en la universidad, un post-grado en USA, estudios disciplinarios en Europa, una exitosa carrera profesional como Juez y Magistrada, y una excelente madre y dedicada ama de casa no justificaban mi vocabulario, pero sorpresivamente fue mi cuerpo el que hablo:

-"Horacio... tu verga... es una delicia.. arghhh.. dame duro... no te detengas.. arghhh".

La cadencia con la que el esposo de Maria Fernanda me clavaba había aumentado y yo estaba a solo segundos de llegar al clímax. Y por supuesto no quería que el detuviera sus movimientos.

Solo tuve fuerzas para voltear a mirar a Jairo, mi esposo, y mientras infructuosamente trataba de decirle que lo amaba, una agradable sensación recorrió mi cuerpo. De pies a cabeza sentí como a mi 35 años, con una hermosa hija de 9 años de edad próxima a cumplir los 10 y con una exitosa carrera profesional como abogada, un formidable orgasmo cubría mi cuerpo y con un dulce gemido mi boca lo expresaba abiertamente sin pena mientras que abrazaba fuertemente el cuerpo de Horacio tratando de estrangularlo sin éxito pero dándole a entender que gracias a su fantástico coño, me había venido.

Casi de inmediato, mientras yo solo veía estrellas y luces radiantes por toda la sala, Horacio, con su grito y su quejido, les aviso a su esposa y mi esposo que se venia dentro de mi. Con su increíble empujón, el me hizo saber que su verga acababa de explotar dentro de mi sexo entregándome a chorros su calido semen.

Cerré los ojos y disfrute del orgasmo y los volví a abrir cuando el cuerpo de Horacio dejo de sacudirse encima mió. Su verga termino de escupir toda la carga de su blanco esperma y ahora cambiaba de objetivo. Sacándome su coño de mi vagina, Horacio me pidió que me volteara y en posición perrito colocara mis manos y recostara mi cabeza sobre la silla. Sin dudarlo un instante, me abrió las nalgas y me hundió lentamente su deliciosa verga dentro de mi ano. Por primera vez tenia sexo con un hombre moreno y no podía dejar de pasar la oportunidad de sentir y disfrutar como su negro coño se hundía dentro de mi trasero. había sido previamente lubricada con gel así que mi mente estaba preparada sicológicamente para ese salvaje encuentro sexual y mi culo reunía las condiciones para recibir su verga.

Mientras la verga de Horacio se hundía lentamente dentro de mi culo, Jairo y Maria Fernanda llegaban al orgasmo. No me importo escuchar sus gemidos ni sentí celos de mi esposo. En ese momento mi mente solo tenía un objetivo: disfrutar del negro y largo coño de un hombre de raza morena.

24 horas mas tarde estábamos reunidos con los amiguitos de Paula y sus padres de familia. Celebrando sus 10 años de edad, Paula dichosa destapaba sus regalos y gritaba de alegría al ver los que le habían regalado. Jairo y yo dichosos reíamos y nos divertíamos al ver su alegría. Nadie, absolutamente nadie, ni siquiera los tres magistrados de la republica que nos acompañaban esa tarde, ni los padres de los otros niños se pudieran haber imaginado que nosotros, los ejemplares padres de Paula, habíamos recibido la tarde anterior un regalo aun más especial.

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