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BRINDEMOS SOCIO (I)

"Dos exitosos empresarios, amigos y socios fueron encontrando el camino hacia lo que cada uno tenia en mente, y lo hicieron ….. y lo seguiremos haciendo, para regocijo de nuestras damas y placeres propios En cada avance…. Un brindis "

 

Hemos hecho muy buenos negocios, pero como este por tiempo y satisfacciones…. pocos.

… y lo seguiremos haciendo, para regocijo de nuestras damas y placeres propios.

En este relato, vamos a intentar explicar el verdadero significado de ese brindis.

Estos socios, están pese a la debacle económica mundial, de parabienes.

Socios desde hace más de 10 años, amigos desde la secundaria, tenían en común muchas cosas, complementándose perfectamente para el bien de los dos y progresos mutuos.

Habían logrado a través de sus éxitos comerciales, un muy buen pasar económico y social para ellos y su entorno.

Mario se caso con Mirta, una compañera de ambos, del colegio. Ella se recibió de médica cardióloga, e inmediatamente cumplió su sueño de casarse con el hombre que amo siempre. Su primer y único hombre.

Mirta es una bella morocha, ojos verdes, piel suave, andar gatuno, cuerpo torneado y eso necesario para que los hombres opinen que es una diosa.

En el casamiento, ella mostró sus dotes y cautivo a todos, un casamiento feliz.

Llego la hora en que se repartirían las ligas…. Clásico momento erótico de los casamientos.

Mirta tiro algunos al aire, luego de levantar su vestido mostrando sus hermosas piernas tan torneadas como firmes. Luego Mario hizo lo suyo, quitándoselas lentamente para regocijo de los mirones que no se perdían detalla de aquel panorama que insinuaba la hermosa casamentera.

Y llego el momento de los invitados de Mario, donde permitió que algunos de sus amigos, retiraran por si solo una liga cada uno.

Cuando llego el turno de Alberto, fue Mario el que le impuso la tarea de que retirara la liga de su flamante esposa utilizando solamente los dientes.

Fue espectacular ver a Alberto de rodillas, afirmando para hacer la tarea, una mano en una rodilla de Mirta y la otra en la cadera de la misma, pero con tanto nerviosismo que levanto con esa acción el vestido de la novia, dejando ver su diminuta prenda de encaje que hacia de bikini. La prenda era hermosa, pero las nalgas de la novia, un poema.

Pronto aquello paso a ser anécdota, pero en las retinas de los recuerdos de Alberto, algo inolvidable.

Cuando Alberto se caso, con la rubiecita ex secretaria de ambos, le devolvió el gesto, y muchos recordaron lo anterior, y hasta pidieron que le levantara las enaguas.

Alejandra era un caramelo, de esos que producen ratones hasta debajo del agua fría. Un bombonzazo de mujer, linda, carita de querendona, con gestos gatunos y de fuerte presencia.

Ellas nunca se llevaron mal, pero nunca se acercaron como para ser amigas. Se toleraban, se aceptaban, se trataban muy bien, pero nada más. Cada cual en lo suyo.

Se veían circunstancialmente en reuniones, pero jamás planificaban algo juntas.

Ellos todo lo contrario, eran los compinches de siempre, y siempre intentaban compartir momentos y entrecruzar sus historias.

Mario sabia que a su mujer le agradaba Alberto, y Alberto sabia que a su mujer le caía simpático Mario. Pero ambos sabían que sus mujeres pese al buen trato que tenían, no congeniaban como para ser amigas.

Ambos, cada cual por su lado, llevo sin comentarle al otro, a fantasear con su propia mujer, el intercambio y el tener como tercero a su amigo.

La primera opción, fue rechazada por ambas, en evidente poco interés de acercamiento entre las damas, pero….. Las segundas opciones, no fueron totalmente rechazadas, y fueron con el tiempo, utilizadas por ellos como fantasía para calentar el ambiente con sus mujercitas.

Fue Mario el primer adelantado, ya que provoco en forma positiva a su mujer. Mirta sentía un cosquilleo cada vez que su marido le hablaba de acercar a la cama conyugal a su socio Alberto.

No fue buscado a propósito pero pronto se le dio la posibilidad a Mario, de hacer una movida para jaquear a su dama. Ellos tenían un viaje de negocios a Río, y ella si fue invitada exprofeso. En el vuelo, Mario los sentó juntos, para ver como intimidaban.

Poco obtuvo, más que verlos charlar animadamente.

En el hotel, esa noche, Mario, le contó a su socio sus fantasías. Alberto no salía de su estado de excitación, asombro y agrado. Su socio le estaba ofreciendo compartir a su mujer y para ello le daba pautas, que el solo supo aceptar y agradecer.

Esa noche, después de la cena, bebieron una copa, como brindando por algo que debía suceder.

Mirta no estaba al tanto. Y supuso que los preparativos bélicos de su marido, no bien entraron en la pieza del hotel, eran fruto de la rutina, de imágenes de algunas cariocas con bellos cuerpos y el clima cálido. Ella se disponía a hacer frente a los embates amorosos de su marido.

Bailaron desnudos, prodigándose caricias muy sensuales. El la trabajo como pocas veces lo había hecho, llevándola a un estado de éxtasis rayado en la morbosidad. Que en criollo diríamos que la puso “recaliente al mango”. Ella quería ir a la cama y el le daba vueltas al asunto, pero el tiempo lo apremiaba. Así que comenzó a besar y comentarle a su mujer, que había invitado a Alberto a que compartieran la cama esa noche.

Se hizo un silencio, donde solo se escuchaba la música suave, y la respuesta fue un apretón tembloroso del cuerpo de su mujer y un beso profundo de lengua. El no desaprovecho la ocasión y la beso por el cuello, los pechos, el vientre y busco por primera vez esa noche el húmedo clítoris de su mujer.

El toc-toc-toc en la puerta los sobresalto, pero indicaba que comenzaría la prueba de fuego.

En un relampagueo de acciones, Mario le abrió a su socio.

Este entro y no veía nada. Pero fue dirigido hacia el sillón donde estaba ella, quien ya preparada y dócil, comenzó a quitarle la ropa.

La música se adueño del ambiente, y solo era cortada por las respiraciones profundas.

Ya los tres desnudos, ella pidió bailar con ambos. Así, manoseo sus armas. Ellos todo su cuerpo. –como una experta se inclino ante las dos vergas, y las beso, alternadamente.

Eso, vamos bien, dijo el…. y ella le pido que no hablaran, que ella seria la única que diría lo que debían hacer.

Así como jefa de operaciones, se hizo dueña de las acciones.

Los mantuvo tiesos, ocupándolos en que la chuparan rico, y cuando entendió que estaban listos, los invito a pasar a la cama.

Los hizo recostar uno junto al otro, para hacerles mamadas por turno, mientras les montaba las cara para que le rechupetearan el coñito.

Tuvo dos buenas acabadas con ello, y fue por mas. Mientras se montaba a uno, chupaba al vecino. Y cuando lograba el clímax, cambiaba de monta. Precavida y hábil, supo no exterminar a sus potros.

Cuando ella quiso, les dijo: ahora cóganme ustedes, pero cóganme bien cogida, por favor.

Y se entrego a los socios. Que la hicieron poner de varias maneras, y hasta dos veces esa noche le hicieron doble penetración.

Ellos quedaron exhaustos, y así, comenzó la tertulia de palabras, elogios y promesas.

Ella les hizo jurar, que aquello seria repetido tantas veces como ella se los reclamara, y que a partir de ese momento, ellos eran sus machos.

A la mañana, ella fue la única que llego al desayuno, ellos quedaron fulminados hasta después del mediodía.

Al regresar a Bs., As, ella programo un encuentro social, una vez al mes.

Mario y Alberto habían hecho un negocio a medias, aun les faltaba el otro 50 %.

 
Datos del Relato
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