~~Pasó ese curso y otros cursos, ya me afeitaba a diario. Me dejé durante un tiempo una barbita tipo Cheguevara, que era la moda. Ahora cuando me veo en las fotos, me veo ridículo. Pero esos años eran así.
 Ya estaba en segundo o tercer año de enseñaza secundaria. Las chicas aún eran un problema para mí. Me ponían nervioso. Cuando intentaba hablar con las chicas me quedaba en blanco y si quería parecer gracioso me salía alguna estupidez. Las compañeras mi curso tampoco no me ayudaron mucho a perder mi timidez y la sensación de ridículo. Siempre estaban en grupitos de dos o tres cuchicheando, al pasar por su lado hacían un silencio y después. risitas. ¡Bobas  adolescentes!. Decidí aislarme, ignorar a las compañeras de curso y dedicarme a los estudios.
 De camino al instituto había una papelería librería que estaba atendida por una mujer gruñona, casi nunca iba por allí. Como la mujer estaba algo enferma puso a ayudarla a una chica de mi edad más o menos. ¡Pero que chica! De las primeras mini faldas que ví, la lucía esta chica. Casi cada día, de camino, pasaba a comprar un lápiz, un boli, una goma,. De pronto descubrí que los clips los tenía en un estante que tenía que subirse a un pequeño taburete de dos escalones. ¡Le vi las bragas! Unas bragas de color azulito claro. Las tenia muy tensadas por el bambolenate culito que al subir aquellos peldaños bailaba solo para mí.
 Está claro que aquella visión fue imagen de referencia de mis DEBERES en casa. Creo que compré clips para regalar a todo mi curso. Pero tuve el gran falló de contárselo a un amigo y este se lo contó a otro. Y ya éramos tres los que ibamos a comprar lo mismo a la misma hora. La técnica era muy depurada. Primero entraba uno y miraba un titulo de un libro en la estantería mas alta. Luego entrábamos y preguntamos por ese libro y si nos dejaría echarle un vistazo. ¡Y que vistazo! Un día que no fui, mis compañeros me aseguraron que.. ¡No llevaba bragas!  ¡Mi chica de las bragas azules me había decepcionado! ¡Ya no es lo que era!  Y yo me encontraba incomodo de compartir esas cosas con mis amigos. La había descubierto yo, y la chica de la papelería era mía. Y me molestaba imaginar que mis amigos hacían sus DEBERES pensando en mi chica.
 Por suerte la moda de la mini falda cambió a la de las faldas largas de gasa vaporosa con calcetines blancos tipo película Grease, que tanto imitadores tenía en aquella época. Se terminó el espectáculo para mis amigos. Pero yo seguía fantaseando con la dependienta.
 Un sábado la esperé que cerrara la tienda, con intención de pedirle salir. Cual fue mi chasco cuando vi que justo cerrar entró en un coche con un chico que por el corte de pelo, poco a la moda del momento y el corte a navaja y muy muy corto, se veía que era militar. !Mierda¡ ¡Lo besó! Lo besó, con un morreo que me hizo descartar que fuera su hermano o un familiar que la venia a buscar. Mi chica ya tenia novio.
 La papelería cerró al poco tiempo. y en su lugar han puesto una panadería llevada por otras personas. De vez en cuando veo a bragas azules, ha perdido mucho, ya no tiene esas piernas que me traían loquito. Va paseando a sus tres hijos, ahora es una señora que aparenta más edad de la que tiene. Su pelo es media melena y el color de rubio de bote. Viste con unos pantalones que marcan michelines y unas grandes cartucheras que afean su figura. Solo le queda de bonito sus ojos verdes. Cuando la veo y me imagino lo que era y lo que es, me apena, y no tengo corazón para saludarla.