Bajando la ventanilla de la puerta del conductor parado en la caseta de pago de peaje del corredor Blanc como siempre sonriéndole al encargado en que no vacila en entregarle su ticket de pase sonriéndole brillante al mirarlo se corre un poco la falda al mostrarle como le queda divinamente una liga negra en su entrepierna derecha al tener levemente desabrochado unos botones de la camisa gris plomo que lleva y combina con la falda al vérsele sobria, candentes, espectaculares, deleitosos, deseados, fascinantes también riquísimos como deseados finalmente delicados sus senos con todo y brasier puesto entonces recibe de la mano de Blanc el dinero para pagarle al quiñarle el ojo izquierdo al decirle mi galante como caballeroso hasta admirador encargado del peaje nos estamos viendo mañana a la misma hora y en el mismo lugar lo amo y estaré pensando e imaginándome cosas lujuriosas, morbosas, eróticas y sensuales con usted que me roba el aliento como la calma cada vez que deambulo, transito, paso y paro por acá en dirección a mi trabajo todas las mañanas. Subiendo la ventanilla y marcharse al voltear al otro carril sonriéndole al reírse jocosamente a carcajadas la viva y bandida de Blanc del pobre encargado de la casa de peaje del mismo corredor por lo que le hace pasar y sufrir en los pensamientos de este.