~~Hace poco tiempo
relativamente, que me divorcié. Sencillamente por consentimiento
mutuo, tan es así que mi ex y yo se puede decir que tenemos
una excelente amistad, solo que ya francamente no nos soportábamos.
Por lo que vivo solo desde hace algún tiempo, como soy comerciante,
abro y cierro mi negocio, cuando se me antoja, cosa que por lo general
hago bastante tarde, y luego me voy a caminar un rato, me tomo unas
cervezas, hasta que se me da la gana de ir al apartamento que tengo
tras el negocio. En una de esas caminatas, ya cuando estaba por entrar
a mi apartamento, observo lo que de primera impresión me pareció
una joven escondida tras unos barriles que uso para recoger la basura,
minutos antes había visto unas cuantas patrullas de esas que
llaman perreras, por lo que pensé que estaban practicando una
redada por el área, cosa rara que suceda por donde yo vivo,
ya que aunque mi negocio es de suplir herramientas de construcción
se encuentra ubicado en una zona comercial y residencial buena. La
chica al verme trató de ocultarse, yo de todas maneras como
seguro mató a confianza, me llevé la mano a la cintura
donde porto por lo general mi pistola, una Walter PPK 765, o mejor
conocida como un nueve corto. Para subir a mi apartamento, tengo que
pasar frente a los pipotes de basura, antes de hacerlo, le dije a
la persona que se ocultaba, que saliera con las manos en alto. Casi
de inmediato, salió tras los barriles una hermosa chica con
sus brazos en alto, un poco más alta que yo, de abundante cabellera
rubia, aunque de color de piel morena aceitunada, delgada, con muy
buenas curvas, vestida con una pequeña mini falda de color
negro, y una pequeña chaquetilla roja que apenas y le cubría
sus esplendorosos y grandes senos, y dejaba su plano vientre y su
lindo ombligo adornado con un arito de plata ante mis ojos. De uno
de sus brazos colgaba una pequeña cartera pequeña, de
color plateada. Al terminar de ponerse de pie al lado de los barriles
de basura, la luz que ilumina la entrada de las escaleras de mi apartamento
le dio en el rostro, sencillamente bella, fue lo que pensé,
tratándose de una caminadora, o mejor dicho de una puta. Al
terminar de levantarse, lo primero que me pidió fue que no
la entregase a la policía, que ella nada más se ocultaba
para que no la llevasen presa, casi hasta llorando me pedía
que la dejase ir, y volvía a repetirme que nada más
se ocultaba, que no pensaba hacerme nada. Cuando la escuche hablar
de verdad se me partió el corazón, ya que en ocasiones
por la prensa y por boca de más de un policía, me he
enterado de las cosas que pasan esas muchachas, cuando llegan a ser
arrestadas, aparte de obligarlas a quitarse toda la ropa, en ocasiones
las violan y hasta las ultrajan más de un uniformado. Sin soltar
mi arma, caminé hasta la entrada de las escaleras, viéndola
detalladamente de arriba a bajo, le pregunté que estaba haciendo,
y me vino con el cuento de que era estudiante, y se encontraba en
una fiesta, en casa de una amiga, pero como no le agradó la
gente que estaba decidió irse y pensó que podía
encontrar un taxi que la llevase hasta su casa, cuando vio ese montón
de patrullas por todas partes y le dio miedo, por lo que se ocultó
en ese lugar. Yo mientras la escuchaba pensé, ésta puta
me vio cara de inodoro, y piensa que me voy a tragar toda esa mierda
que esta diciendo, de ser estudiante y todo lo demás. Pero
como entendí que no me podía hacer nada, le dije que
bajase los brazos, y que si quería se podía quedar oculta,
hasta que el supuesto taxi llegue a buscarla, o que la policía
la encontrase. Pero que si lo prefería podía subir a
mi apartamento, y esperar tranquila a que las patrullas se marchasen.
Ella pareció pensarlo detenidamente por unos momentos, y cuando
ya estoy por cerrar la puerta de mi apartamento, veo que con rapidez
sube por las escaleras, al levantar la vista observo que una patrulla
comenzaba a rondar por el otro lado de la calle. Ya dentro la observé
con más detenimiento, y como tenía un largo y ardiente
verano, pensé que lo menos que esperaba esa noche, era que
bien podía acostarme con ella, mientras esperaba que pasase
el peligro. Pero no le dije nada, esperando a ver como ella actuaba.
Al cerrar la puerta, ella de inmediato se asomó por las persianas
de mi apartamento, y justo en el sitio donde se ocultaba se paró
la patrulla, los policías se bajaron caminaron por los alrededores,
y luego se volvieron a montar en su patrulla para continuar con la
ronda. Para ver como reaccionaba le dije, bueno ya te puedes marchar
que los policías de seguro no vuelven a pasar hasta dentro
de una hora más o menos. Pero ella poniendo cara de tragedia
me preguntó si podía esperar a que llegase el otro día,
y en ese momento dijo las palabras mágicas, soy capaz de hacer
cualquier cosa que usted me pida, si me deja dormir aquí. Yo
como si pensara en la oferta que me había realizado, me serví
un trago seco de ron, entré en mi habitación guardé
el arma y mi cartera en la caja fuerte que tengo oculta en el closet.
Regresé a la sala y mientras tomaba asiento en mi butaca preferida
frente a mi televisor, le pedí que fuera más descriptiva,
en cuanto a que se refería con eso de cualquier cosa. Cuando
escuchó mi pregunta, tomó asiento en una de las sillas
del comedor y cruzando sus largas piernas dejándome ver claramente
sus lindos muslos, y parte de sus nalgas, puntualizó con voz
melosa. Me refiero a cualquier cosa. Yo siguiendo el hilo de la conversación,
le dije que me diera algún ejemplo. Ella desde la silla donde
se encontraba sentada, delicadamente se llevó su dedo índice
de la mano derecha hasta sus labios, y colocando su boca como quien
va a dar un beso comenzó a chuparse de manera lenta y tan particular
ese dedo, que no me quedó la menor duda a que se refería
con eso. Luego lo sacó de su boca, y me comentó, pero
para ello me gustaría ante todo, lavarte. Ya realmente me estaba
excitando su manera de hablar como de comportarse, y sin más
rodeos le dije, mira negra vamos hablar claro, yo no pensaba esta
noche tener nada, pero ya que tu estas aquí y dispuesta a todo
vamos a meter mano ahora mismo. Diciendo es me comencé a levantar
de mi sillón, pero la gata tenía otras ideas, así
que se levantó de la silla antes que yo, y con mucha agilidad
se colocó frente a mí, pidiéndome que no me levantase.
Yo permanecí sentado, esperando que pensaba hacer ella. Sin
mucho protocolo, dirigió sus finas manos a la cremallera de
mi pantalón y con gran facilidad extrajo mi verga semirrecta,
por unos segundos jugueteó con ella entre sus dedos, la vio
detenidamente antes de comenzar a meterla dentro de su boca. Yo disfruté
en esos instantes, de esa soberana mamada, que la chica me estaba
dando. Pero mi intención era hacer algo menos pasajero, por
lo que no deseaba venirme dentro de su fina boca en esos momentos.
Pero justo antes de que yo agarrase mi verga con la mano, ella la
sacó del todo de su boca, y se levantó del piso. Dirigió
sus dedos a los botones de mi camisa, y comenzó a soltarlos
uno a uno, pasando sus manos por sobre mis pechos, y jugueteando con
los vellos de mi pecho. Me fue sacando la camisa hasta que me la llegó
a quitar del todo. Posteriormente se dedicó a soltarme los
pantalones, y acariciando mis piernas muslos y verga me los fue quitando
lo mismo que el interior que cargaba puesto en esos momentos, hasta
que me quedé únicamente con mis medias y zapatos puestos.
Los que de inmediato retiró también de mi cuerpo, quedando
yo del todo desnudo ante ella. Sin perder tiempo traté de darle
un buen agarrón de nalgas, pero ella con esa gran agilidad,
lo evitó. Pero me tomó del brazo y me preguntó
donde era el baño. De verdad que tenía unas ganas locas
de saltarle encima, pero algo en su manera de comportarse me detuvo,
y le enseñe donde se encontraba el baño, al llegar me
propuso que ella quería darme un baño como nunca antes
me lo habían dado, de verdad pensé en mandarla al carajo,
y llevarla para la cama, pero decidí seguir con el juego para
ver no mas que pasaba. Ella agarró una pequeña toalla
y comenzó a pasarla llena de jabón por todo mi cuerpo,
el que una joven como ella hiciera eso, me comenzó a gustar
hasta el momento que sentí sus dedos entre mis nalgas, y le
dije que lo dejase así, pero ella en tono de broma me dijo,
no te preocupes que no te voy hacer nada, pero con todo y eso le dije
que prefería que no lo hiciera, y centró su atención
en mis bolas y verga. Auque cuando menos lo esperaba me volvía
a pasar sus manos por mis nalgas, para continuar luego enjabonándome
la verga y los muslos. Como también me enjabonó el pecho,
las axilas, el cuello, en fin todo el cuerpo. Posteriormente, retiró
todo el jabón de mi cuerpo, para con otra toalla dedicarse
a secarme. Al finalizar de secarme, me pidió que me volviera
a sentar en mi sofá, mientras que ella prendió mi equipo
de música y mientras sonaba comenzó a bailar frente
a mí. Lentamente se comenzó a quitar parte de su ropa,
primero la chaquetilla roja, luego la pequeña blusa semitransparente
que usaba y dejaba ver casi con toda claridad sus bellos y redondos
senos, por un buen rato jugó con ellos restregándolos
contra mi rostro, al tiempo que yo comenzaba a masajearme la verga
a medida que ella se quitaba la corta y pequeña falda negra
que usaba. En esos momentos, la verdad que estaba a punto de saltarle
encima, pero quería ver como se quitaba las pantis frente a
mí. Pero cuando tras darme la espalda y quitárselas,
cuando se volteó con sus piernas bien juntas, vi una cosa rara.
En realidad no era una chica, sino un tipo. Al verlo y darme cuenta
que lo que tenía entre sus piernas no era lo que yo esperaba,
me levanté con ganas de darle un buen coñazo y partirle
la cara, pero como que adivinó mis intenciones, y con gran
agilidad corrió al otro lado de la mesa. Yo estaba que si lo
agarraba creo que lo mataba, y pensar que casi hasta lo he llegado
a besar, cuando me pasaba sus enormes tetas por la cara. En eso con
esa voz que me había embaucado me dijo, si quieres un escándalo,
me pongo a gritar como una loca y salgo corriendo desnuda para la
calle, y cuando llegue la policía les digo que me querías
violar. Bastante encojonado, y deseando caerle a golpes, me puse a
pensar en lo que me había dicho, y aunque ya no tengo mujer,
no sería bien visto el que un maricón me acusase de
eso, la policía, los vecinos, mis familiares que pensarían
cuando la noticia llegase a la prensa, por que así son las
cosas. Aun bastante molesto, le ordené que se vistiera y saliera
de mi casa. Pero el o ella en fin lo que sea, me preguntó de
manera bien sensual, mientras me mostraba su hermoso culito, sino
deseaba probarlo, o prefería que me continuase dando una buena
mamada a mi verga, y mientras decía eso ponía su boca
de mamadora profesional y se chupaba uno de sus dedos con bastante
gusto y placer. Lo encojonado se me fue pasando, a medida que, bueno
ella me mostraba sus bellas y bien formadas nalguitas. Las movía
de lado a lado como mostrándome lo que me podía hacer
en la cama. Yo para tranquilizarme un poco nuevamente me serví
otro trago de ron, y ella se me acercó ocultando
su verga con una de sus manos, al estar a mi lado, se tiró
nuevamente al piso, y comenzó a jugar con la punta de sus dedos
con la cabeza de mi verga, la que de la impresión de darme
cuenta de que se trataba de un hombre, se me desinflo. A los pocos
segundos, ya me estaba masturbando con sus dedos y luego comenzó
a pasar su lengua por sobre la cabeza que no piensa, entre esas lambetadas
y las buenas chupadas que me fue dando, mi verga volvió a resurgir,
poniéndose nuevamente erecta y dura dentro de su boca. Yo creo
que estaba a punto de venirme cuando de manera rápida me templó
las bolas, y nuevamente comenzó a mamar. Eso lo hizo en par
de ocasiones, mientras que yo, no se creo que sin darme cuenta de
lo que hacía realmente, le comencé acariciar sus redondas
y perfectas tetas. Después de un rato me preguntó que
sino prefería que fuéramos para la cama, para que le
comiera el culo. La verdad en ese momento ni siquiera pensé
que se trataba de un trasformador quemado, lo que en gran parte yo
veía era ese hermoso par de grandes y redondas tetas, y un
hermoso culito respingón, al que deseaba caerle a palo. Sin
pensarlo mucho me levanté de mi sillón, y tomándola
por una de sus finas manos, la llevé hasta mi dormitorio. Digamos
que ella, se acostó boca abajo, y colocó unas cuantas
almohadas bajo su vientre, pero antes se untó en todo el centro
de su hermoso culito una crema que sacó de su pequeña
cartera plateada. Yo me coloqué a su espalda, arrodillado tras
ella, y con mi mano dirigí mi verga directo al centro de sus
nalgas, las que ella mantenía separadas con sus propias manos.
Por unos pocos segundos, le pasé la cabeza de mi verga por
sobre el centro de su apretado hueco, para luego comenzar a presionarla
contra su carne, asombrado vi como lentamente mi verga se desaparecía
dentro de su parado culo, hasta que mi cuerpo y el suyo se pegaron,
a medida que se lo estaba metiendo, gemía como una verdadera
mujer, por un corto instante me quedé tranquilo, hasta que
eso, comenzó a moverse de lado a lado. Yo por mi parte metía
y sacaba mi verga, y para hacerlo o sentirlo mejor le agarré
ese enorme par de tetas que tenía, de las que me sujetaba con
fuerza al tiempo que se lo empujaba por ese sabroso culo. En mi vida
había disfrutado tanto de un polvo como hasta esa noche, la
verdad es que nunca llegué a comerle el culo a mi esposa, pero
esa noche el placer era infinito. Cuando finalmente acabe del todo
dentro de su culo. Quedé bastante cansado, y me quedé
me tendido boca arriba, a un lado de su cuerpo. Al poco rato se levantó
y se fue al baño donde escuché correr el agua del inodoro,
y luego la de la ducha. Cuando regresó, con una toalla húmeda,
me limpió la verga, y cuando menos lo esperaba me la volvió
a mamar. Sentía como su lengua jugaba con mi glande, de cuando
en cuando me chupaba las bolas, y de repente siento que divinamente
me ha lamido mi propio culo, pero hasta ahí llegó eso,
le pedí que continuase mamando la verga únicamente,
hasta que me hizo acabar nuevamente. El resto de la noche creo que
me le dormí encima, al día siguiente preparó
rápidamente un suculento desayuno, por que cuando me levanté
el o ella se encontraba del todo vestida, me pidió que le llamase
un taxi pero le ofrecí llevarla hasta su casa en mi auto. En
el camino, me dijo llamarse Ursula, pero cuando me iba a decir su
verdadero nombre le pedí que se callase. En una que otra ocasión
hemos vuelto ha estar juntos, ella sigue con su mala costumbre de
querer tocarme las nalgas, pero mientras me lo siga mamando y moviendo
el culo como lo hace, no me molesta.