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Categoría: Incestos

Ayudando a estudiar a mi prima



Si dedicarle horas a la lectura , escuchar música y cuestionarme todo lo que me quieran imponer es ser raro, entonces tengo que admitirlo; Soy raro.

A mis dieciocho años estas actividades ocupaban casí todo mi tiempo, también me divertía con mis amigos y tonteaba con chicas, pero hay cosas que no soporto, la hipocrecía y la vulgaridad, eso hacía que incluso a mis amigos le resultara raro.

Para mi tía Marta era el sobrino perfecto, siempre me decía que yo era un claro ejemplo de lo que debían ser los jóvenes, está claro que no conocía mis defectos.

Cuando me pidió que fuese a quedarme con mi prima Carlota no pude negarme, así que empaqué en mi mochila unos libros, un par de películas y algo de ropa, me quedaría en su casa ese fin de semana.


Al abrirse la puerta mi tía se abalanzó sobre mí abrazándome con tanta fuerza que por un momento creí que me asfixiaba,llevaba prisa, tenía que viajar al Centro a visitar a su hermana, volvería al día siguiente.
Carlota tiene quince hermosos años, se negó a ir con su madre con la excusa perfecta de sus estudios, pronto tendría exámenes finales y aún tenía mucho que estudiar.

La tía Marta rebasaba la cuarentena, había enviudado muy joven, jamás quiso rehacer su vida con otro hombre a pesar de su belleza y atractivo, toda su vida la había dedicado a criar a su niña, tenía verdadera obsesión de que alguién le pudiera hacer daño.

Antes de despedirse me dió las últimas recomendaciones y casí suplicando me dijo: -Javier, ten mucho cuidado con la niña, sabes bien la cantidad de indeseables que viven por aquí, me quedo tranquila teniéndote en casa - y dándome un beso se fue.

Me dejé caer en el sofá y contemplé a mi prima Carlota, a pesar de su juventud tenía una exhuberante belleza, la Naturaleza había sido generosa con ella; su esbelta figura se dibujaba en el umbral de la puerta, aquellas curvas rozaban la perfección , la piel canela constrastaba con el fino vestido de lino blanco que marcaba sus firmes y redondos senos los pezones erectos lucían como pequeñas flores, la larga melena negra le caía por sus hombros desnudos,su mirada color miel se clavaba en mí como los ojos de la anaconda antes de degullir a su presa, me desarmaba con sus encantos.

Aquellos labios carnosos y jugosos siempre estaban entreabiertos, tenía la costumbre de mordisquear su dedo índice.

Saqué un libro de la mochila para tratar de distraerme, hacía tiempo que no hacía el amor, esa mañana tuve que masturbarme un par de veces para aliviar la tensión, sólo pensar que iba a quedarme a solas con ella me excitaba.

Estaba empezando a sentir una erección cuando se me acercó , me besó en la frente a modo de saludo dejando por unos momentos sus pechos frente a mi cara, lo que me obligó a ir de nuevo al cuarto de baño, necesitaba masturbarme, ¡Ah cuánto la deseaba!.

Después de tomar una cena ligera y hablar de los proyectos que teníamos nos sentamos en el sofá para ver una película, la noche fue larga, se sentó a mi lado acurrucándose en el sillón apoyando su cabeza en mi hombro.

Elegí "Nueve semanas y media" , una película antigüa pero todo un clásico del cine erótico , eso fue lo que me dijeron el video club donde la alquilé.

Cuando empezaron las escenas más tórridas de la película Carlota se levantó y apagó la TV. me miró con picardía y me dijo: - Ahora me toca a mí hacer un striptease - no me dió tiempo de reaccionar, se levantó, puso una música muy sugerente y apagó las luces, sólo dejó una pequeña lámpara detrás suya que dibujaba a la perfección su hermosa silueta.

No pensé jamás que pudiera moverse de una forma tan sensual, se fue desvistiendo al ritmo candencioso de aquella canción, tuve una erección bestial, sentí que iba a explotar de un momento a otro,se fue acercando hasta quedar frente a mí, yo estaba paralizado, no podía reaccionar, me tumbó con fuerza hacía atrás y comenzó a desabrochar la bragueta ¡Ah , creí morir de placer!, la excitación crecía , cerré los ojos, seguro que era un sueño, aquello no podía ser real.

Su boca jugaba con mi pene, firme y erecto , palpitando de deseo y lujuria, la lengua húmeda y jugosa dibujaba caminos en él, chupaba y lamía con tanta pasión que creí volverme loco,me desvestí con desesperación, casí doy con los huesos en el suelo, me enredé en los pantalones pero pude mantener el equilibrio.
Estabamos vestidos de deseo, las pieles se fundieron como una hoguera, saltaron chispas de placer.

Empecé a deslizarme por su cuello resbalando mi lengua por su pecho aquellos pezones erectos era una provocación para los sentidos, nos besamos con desespero, fue un beso profundo mi lengua separó sus labios y entró en áquel túnel cálido, húmedo y profundo, la eternidad en un beso, fue maravilloso.

Inundé su ombligo, dibujando geometrías de placer, su pubis tierno se abrió como una bella flor ofreciéndome todo su aroma y sabor,intercambiamos fluídos y sudores , ya no aguantaba más tenía que entrar en ella, abrí sus piernas y poco a poco fuí introduciendo mi espada de carne erecta hasta poseerla, llegué a sentir un orgasmo tan grande que creí desfallecer.

No hubo palabras, sólo miradas, Carlota parecía insaciable, tomamos algo de alcohol , seguimos jugando y amándonos toda la noche, lo hicimos en la sala, en la alcoba , en la cocina , en el baño, perdí la cuenta la de veces que nos amamos esa noche, fue un delirio del orgasmos, ¿Diez, quince, veinte?, no lo sé, era muy joven y la ocasión era única.

El amanecer nos sorprendió enredados en áquel sofá, su cálido cuerpo desnudo se apretaba junto al mío, me tenía atrapado entre sus piernas, pensé que había sido un sueño pero al abrir los ojos y contemplarla supe que fué real.

Tuve una nueva erección, y casí sin darme cuenta ella ya estaba cabalgándome con brío, le respondí como se merecía, poseyéndola de nuevo con las mismas fuerzas , como si fuera la primera vez.

Terminé cansado, abrumado y excitado, cuando llegué a casa dormí doce horas seguidas.

Ha pasado el tiempo, no volví a ver a mi prima,se fue a estudiar a la ciudad, mi tía jamás supo lo que ocurrió.

He recordado todo esto porque un amigo común me contó que la había visto y que era una joven muy fogosa, se había convertido en una insaciable ninfómana, no creo que yo tuviera nada que ver, pero si que disfruté esa noche como nunca jamás he disfrutado del sexo.
Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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