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Categoría: Infidelidad

Ayudan a mi esposa a reparar el coche y me termina siendo infiel

Por descontado es conocido que pinchar la rueda de tu auto en una carretera trae muy mala onda pues siempre es muy inoportuno. Nada más lejos de la realidad lo que en un principio fue un infortunio, se convirtió en una tarde llena de morbo y lujuria. Avisé a mi esposo del contratiempo y por supuesto que no faltó tiempo para encontrar a dos apuestos ayudantes que vinieron a socorrerme. Mi esposo admitía con resignación que como me entrara por el ojo alguno seguro que iba a ocurrir algo cachondo y vaya si lo hubo. Julio y Hugo fueron esos ángeles de la guarda que me socorrieron en todos los sentidos, Julio era mayor. rondando los 50, pero con un físico estupendo y Hugo podría tener los 25 años y no se quedaban atrás. Eran camioneros de larga ruta y ambos eran parientes entre sí según me contaron. No sé el motivo, pero esa situación de verme a merced de la buena fe de esos dos machos me puso excitada y como no, era obvio que a ellos les gustó ofrecerse en ayudarme por sus miradas lascivas y las risas y cuchicheos entre ellos hablando de mí. Julio, muy lanzado, no pudo aguantar el hecho de decir que tenía unas piernas bien torneadas y bonitas mientras estaban en el suelo cambiando la rueda al tiempo que me preguntaban hacía donde me dirigía. La charla fue amena y en breve tiempo me solucionaron el contratiempo. Yo, agradecida, les quise pagar de alguna manera ….. Hugo con la mirada me devoraba al escuchar eso, pero Julio más veterano y ahora entenderéis el porqué, me dijo, nos conformamos con unas cervezas en la siguiente estación de servicio que no quedaba muy lejos y dentro de mi ruta para llegar a casa ya que allí es donde ellos iban a hacer noche. Se ganaron mi confianza y les seguí con mi auto hasta allá. Tomamos unos tragos y realmente aparte del atractivo de ambos eran machos de muy buena onda y la charla fue subiendo de temperatura hasta que llegó el momento de las confesiones, Julio era separado pero conocía el ambiente swinger, Hugo tenía novia, pero por lo que intuí con bastantes cuernos; la situación llegó a un límite que era sencillo de traspasar, sabían que era casada pero no les comenté nada de mi libertad sexual por parte de mi esposo y mía, pero a ellos no les fue suficiente. Invite a los tragos pero me pidieron subir a su cabina para conocerla y saber cómo vive un camionero de larga ruta, acepté y quedé gratamente sorprendida por su limpieza y amplitud, siempre había tenido una mala imagen de los camioneros pero con ellos me equivoqué. Cuando ya creí que me iban a invitar a bajar del camión, Julio me pidió un último favor… intuí por donde iba a entrarme y no fallé. Me dijo que toda mujer que había subido a su camión había saboreado su verga y no desearía que yo incumpliera esa regla…. era una situación muy morbosa y Hugo más inexperto se quedó sorprendido por el atrevimiento de Julio pero, éste, más experto sabía que dentro de mi había una puta bien guarra y tampoco se equivocó. Sin mediar palabra, se quitó los botones del jeans y sacó su verga aún todavía por pararse mucho más y empezó a masturbarse al poco que me pidió que me levantara el vestido que llevaba puesto y que tenía ganas de ver mi culo pues me dijo que le dejó hipnotizado el temblor de mis glúteos al andar por llevar la tanga y el vestido levemente ceñido. Estaba cachondísima y le hice caso a lo que él respondió agarrando mi mano y poniéndomela en su verga para jalarle su polla mientras el me manoseaba como loco todo mi cuerpo. Hugo fue más allá y me despojó del bra para dejar mis tetas al aire a lo que ambos respondieron con un ooohhh de exclamación por el tamaño de estas que les fascinaba a ambos y a lo que Hugo cuál niño lactante se enganchó a ambas mientras también con su verga se rozaba por mis muslos a lo que Julio me besaba con lujuria. Como bien dije antes, la cabina del camión era amplia y un colchón dominaba prácticamente casi la totalidad de esta y ya puestos en el faje corrieron las cortinas de las ventanas para guardar un poco de intimidad y parecía estar en la habitación de un motel. El cuerpo de ambos eran imponentes, estaban musculados y sobre todo Julio siendo mayor, era excepcional, sus vergas, sin ser descomunales, eran ricas para salir del paso de unos 17 o 18 ctms, suficientes para apagar toda la cachondez que llevaba dentro. Para aceptar la apuesta de Julio, saboreé sus vergas muy rico y de una manera alternativa a lo que ellos entre sí se comentaban la suerte de haberse topado conmigo en la carretera y todo gracias a un inoportuno pinchazo de rueda. Hugo me pide ponerme lo más empinada posible, le hago caso y mientras me pongo entre las piernas de Julio que estaba tumbado en el colchón para seguir dándole lustre a su polla y a sus huevos mientras que el nene se puso de rodillas detrás de mi y con mis pies le iba masajeando su verga mientras el me iba dando lengua de una manera primorosa a mi ano y a mi coño. Tardé muy poco en sentir como un río de mis flujos iban cayendo por entre mis muslos en tanto que en un instante y casi sin darme cuenta me siento ensartada por la verga de Hugo mientras insistía en devorar la polla de Julio esta vez acompañada por mis jadeos pues el nene iba aumentando la potencia de las embestidas a un ritmo frenético hasta que Julio dijo basta, me tumbó en el colchón y sacó mis piernas por fuera de este a lo que Hugo se puso a la altura de mi cabeza para que le diera yo lengua a su ano, apenas había yo practicado el beso negro a un hombre, pero mi excitación era tal que lo hice gustosa mientras el nene se jalaba la polla. Julio me preguntó si había practicado sexo anal alguna vez….. a lo que le contesté que era un iluso por hacerme esa pregunta; sin contestar, me metió su verga sin violencia, pero hasta el fondo, se notaba su experiencia con las mujeres y no tarde en entregar la cuchara y explotar con un impresionante orgasmo sin dejar de darle lengua al ano de Hugo y Julio alternando mis dos orificios, coño y culo reventándome de placer cuando de bruces siento un gemido largo y una explosión de leche caer sobre mis tetas y barriga, Hugo no pudo aguantar más y mi beso negro cundió efecto mientras se masturbaba; Julio, seguía insistiendo en esa postura dominante de abusar de mi culo y de mi coño y aguantó por largo tiempo hasta que pidió incorporarme y bañó mi cara de semen intensamente, era muy lechero según hablamos en los tragos y era cierto por como me dejó por según él, portarme como una zorra barata. Nos pasamos los números de teléfono y al llegar a casa le conté esta historia a mi esposo mientras también él se la jaló-

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