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Aventuras con la doméstica 2

El segundo encuentro con Meche fue muy placentero. Los furtivos encuentros en casa, aprovechando la soledad momentánea de la mañana no eran muy reconfortantes. Más parecían encuentros con una puta asalariada que tenía que hacer su trabajo y terminar pues el siguiente cliente tocaba la puerta. En este caso, no había clientes, pero las labores de la casa convertían el sexo en una necesidad física en busca de ser complacida.



Le propuse a Meche aprovechar sus fines de semana libres para irnos a un hotel, comprar algo de comida, algún licor, y pasar un día de relajo, sexo y placer.



Normalmente los fines de semana se iba a su casa a Huaycan, una barrio populoso a las afueras de Lima, caracterizado por la presencia de personas venidas del interior del país y que cumplían labores de sub empleo. Las mujeres trabajaban en talleres, e casa o se dedicaban a la limpieza. Los hombres, mecánicos, obreros o albañiles, lo que convertía ese pueblo en un lugar donde la vida alegre, la delincuencia y todo lo que el vicio trae consigo, abunden.



Meche accedió a mi petición. Sus hijos y su esposo se comieron el cuento que ese fin de semana habría una reunión en mi casa y que tendría que apoyar a mi mamá. Su preocupación se hizo presente pues había dicho que le pagarían por ese trabajo:



-         Joven, ya dije en mi casa que el domingo no ir



-         Que bien, entonces tenemos el domingo para nosotros



-         Si joven, podremos ir



-         Que bueno, ese día la pasaremos bien



-         Pero no se qué hacer joven



-         Por qué Meche? Qué pasa?



-         Le dije a mi marido que tu mamá me pagaría por trabajar ese día



-         Y cuánto le dijiste que te pagarían?



-         Le dije que como me quedaría sábado y domingo me pagarían S/.50.00 y tú sabes que los necesito



-         No te preocupes Meche, yo te los pago, tómalos como un trabajo especial que haces conmigo ya?



-         Seguro joven? Me los vas a pagar’



-         Si Meche, y cada vez que te portes bien conmigo te pagaré, qué dices?



-         Gracias joven, ahora si vamos el domingo a pasarla bonito



Con los términos acordados para el domingo salimos ese día. Ella se había quedado a dormir en mi casa, pudiéndose haber ido el sábado en la tarde., pero mintió diciendo que el domingo se encontraría en Lima con su esposo y sus hijos. Yo salí a las 10:00 diciendo que me iba a la playa, ella salió media hora después. Nos encontramos unas cuadras más arriba de mi casa. Salió vestida con una blusa blanca, medio transparente, los botones parecían reventarse pues le quedaba chica. Además que sus senos eran lo suficientemente grandes como para reventar la blusa. Un vestido de algodón rojo y unas sandalias de taco 5 que me permitían ver sus pies tan pequeños y un poco maltratados, pero que llamaban mi atención.



Nos dirigimos con dirección a un hotel en Lince. Era un hotel agradable, de muchas habitaciones todas destinadas a los encuentros furtivos de parejas deseosas de sexo. En la recepción, el encargado con mirada curiosa y cómplice me pidió mis datos, Meche se intimidó, se apartó un poco mientras hacía el trámite de registro.



-         De dónde te la has levantado?



-         Perdón qué dices?



-         La tía, de dónde te la has levantado?



-         Es mi amiga



-         Tu amiga?



-         Si, por qué?



-         Es que son una pareja muy dispareja, diría más bien que es una empleada en su domingo libre que te levantaste en el micro o en la calle



-         Es m amiga y punto.



-         Bueno, cada uno con sus gustos, pero me sigue pareciendo una doméstica



Las diferencias entre Meche y yo eran notorias. Ella cobriza, de 1.50, cuerpo esbelto y ropa sencilla. Yo, blanco, 1.75, delgado y ropa de marca.



Pasado el susto inicial nos dirigimos a la habitación. Abrí la puerta y una cama king size, un espejo del alto de la pared, una mesa, unas sillas y el cuadro de una pareja haciendo el amor nos dieron la bienvenida.



-         Pasa Meche



-         Que lindo es este cuarto



-         Te gusta? Te gustaría vivir acá?



-         Es más grande que mi casa



-         Ja, así parece, mira, tenemos televisor y con cable



-         Mira el baño, que bonito, y toda la habitación, alfombrada



-         Vamos Meche, deja de ver y ven para ac



-         Ya quieres hacerlo joven?



-         No, aun no, ven y échate, descansa y conversemos



-         De qué quieres hablar?



-         Dime, te gusta lo que hacemos? Te gusta cachar conmigo?



-         La verdad si joven, no sabía que cachar era tan rico



-         Por qué lo dices?



-         Cuando lo hago con mi marido, el sólo me echa en la cama, me abre las piernas, mete su cosa y se mueve como loco, en dos minutos termina, me deja llena de leche, se voltea y se echa a dormir.



-         Y cómo soportas eso? No te dan ganas de hacer más cosas?



-         Es que es mi marido, tengo que hacerlo cuando me pida, porque si no lo hago va a pensar que me estoy acostando con otro.



-         Y te has acostado con otro o has tenido otra pareja?



-         No joven, bueno, ahora sólo tú.



-         Y por qué conmigo si te acuestas?



-         Es que allá donde vivo todos quieren sólo acostarse, me dicen que ricas tetas tienes, que rico culo tienes, pero no me tratan como tú me tratas.



-         Pero entonces te gusta hacerlo conmigo



-         Si, además que tú lo haces distinto, lo haces despacio, con cariño, y encima me has hecho que me moje cuando lo hacemos. Me lo haces rico



-         Gracias Meche, es que me gusta hacerlo contigo.



-         Pero por qué te acuestas con una mujer como yo? Tú puedes tener la mujer que quieras, más bonitas, más ricas que yo



-         Lo se Meche, y las tengo, las chicas de la universidad, del barrio, me habré acostado con 4 o 5 de ellas, pero me gusta hacerlo contigo porque eres distinta, tú si lo haces con ganas, ellas lo hacen porque están borrachas o drogadas o porque quieren que las lleve en mi auto o las lleve a buenos sitios.



-         Interesadas son entonces, esas no te quieren, esas son putas



-         Pero Meche, tú estás aquí por los S/.50.00 no lo olvides



-         Si pero yo no te los pedí, tú me los diste



-         Bueno, tienes razón. Meche, te gustaría ganar plata haciéndolo así?



-         Cómo así?



-         Así pues, cachando con otras personas.



-         Estás loco, no soy puta para pararme en una esquina y esperar que alguien me levante. Necesito dinero pero no hago esas cosas.



-         Y si yo trajera a mis amigos y ellos te pagan por hacerlo?



-         Tus amigos? Qué les voy a gustar?



Esa frase me indicó que estaba dispuesta a hacerlo. Si conmigo aceptó el dinero, como no aceptaría más de chicos de mi condición, de mi clase, que le resultaban además atractivos.



-         Les voy a decir a ver qué dicen, si alguno quiere, aceptarías?



-         No sé, no estarán enfermos?



-         No, para nada, los conozco, y si te digo es porque se que son vírgenes aun y quieren tener sexo con alguien de confianza, son tímidos para levantarse una chica en las discotecas, y tienen miedo de ir con una prostituta.



-         Pero…cómo lo haríamos?



-         Qué te parece si empezamos hoy día.



-         Hoy día?



-         Claro, que te parece si le cobramos S/.100.00 a cada uno, hoy podríamos hacerlo con dos, te imaginas, a parte de los S/.50.00 que te di, te podrías llevar S/.150.00 más, los otros son para los gastos.



-         Y quienes serían?



-         Se que  Victor y Lucho están con ganas desde hace tiempo. También se han querido cachar a sus empleadas pero son muy tímidos y sus empleadas son feas y gordas.



-         No se, me da miedo, nunca me había acostado con otro que no sea mi marido y ahora serían dos hombres y encima tú.



-         Hazlo por el dinero Meche, son S/.200.00 que te llevarías, tú en mi casa ganas S/.600.00 o sea imagínate, 2 por semana y en un mes ganarías lo mismo que ganas en mi casa, podrías terminar de construir tu casa, comprarle mejores cosas a tus hijos…



-         Está bien, acepto, que vengan tus amigos, pero eso sí, quiero que tú estés cuando lo hagan conmigo.



-         No te preocupes.



Llamé a Victor y a Lucho diciéndoles que había conseguido que Meche se acueste con ellos. Mis amigos eran expertos en teoría, pero en la práctica del sexo tenían nula experiencia. Lucho me dijo que estaría allí al medio día, Victor estaba planeado para las 4 de la tarde.



Faltaba una hora para que Lucho llegara, pedí unas cervezas al servicio al cuarto, las fuimos tomando, cuando Lucho llegó Meche estaba medio mareada, se reía de todo.



Lucho ingresó, Meche lo conocía pues solía ir a mi casa a ver películas, estudiar y escuchar música.



Se saludaron, Meche casi se cae encima de él al saludarlo, estaba mareada. Conversamos de unas cosas, y tocamos el tema del sexo.



-         Lucho, llegó el momento



-         Ok tío



-         Meche me ha pedido que esté aquí presente, pues es un poco tímida



-         No hay problema, de paso que me ayudas con algunas cosas, soy nuevo en esto



-         Está bien



Me fui a un rincón de la habitación, saqué mi cámara digital y me puse a grabar algunos videos y a tomar algunas fotos.



Lucho empezó a besarla, Meche algo tímida le respondió el beso, Meche se encontraba sólo en bragas y sujetador, Lucho se había desnudado y tenía solo el calzoncillo puesto. No pude contener y dirigí mi mirada hacia su bulto, era un bulto muy grande, y no se por qué empecé a excitarme.



Los minutos pasaban, seguían besándose,  le hice una seña a Meche para que tocara los huevos de mi amigo, Meche obediente metió la mano dentro de su truza y la sacó. Grande fue mi admiración al ver una polla inmensa, no sólo era larga, sino también gruesa y acababa en una cabeza mucho más grande aun, era un monstruo, era descomunal.



Meche me miró y le hice la señal que se agachara y se la chupara, ella se arrodilló y quiso metérsela a la boca, pero no sabía como meterla.



Me acerqué pues Lucho estaba impaciente de que se la chuparan. Me senté con Meche al borde de la cama, Lucho se acercó, y estábamos allí Meche y yo con esa polla gigantesca delante de nosotros:



-         Mira Meche, tienes que hacerlo as



-         Tú la vas a chupar también?



-         Si, mira…



Lucho y yo habíamos tenido ciertos encuentros homosexuales en la infancia, roces, caricias, normalmente era él quien me la chupaba, y a veces también yo lo penetraba, era una linda amistad. Pero Lucho sabía que no era gay, sino que era bisexual, por eso tenía problemas para ligar con una mujer.



Me acerqué donde Lucho, quien sorprendido también, pues yo nunca se la había chupado, se estremeció al sentir la primera caricia con mi lengua.



La empecé a lamer, metí solo la cabeza en mi boca, cosa que bastaba para llenarla, agarré el rostro de Meche y lo llevé hacia el resto de ese monstruo. Mientras yo le trabajaba el glande, Meche le lamía lo demás. Le acariciaba los huevos, y de vez en cuando llevaba mi mano hacia su trasero, le apretaba las nalgas y un dedo mal educado se introducía en su ano.



Lucho quería morir. Terminé mi parte y esta vez Meche fue la que se comió la verga completa. Con dificultad metía todo lo que podía a su boca. Lo echamos a Lucho en la cama. Esta vez Meche se acostó encima suyo con su concha a la altura de su cara. Un perfecto 69 se armó, en donde Meche llevaba la batuta pues Lucho no estaba enterado de lo que tenía que hacer. Me acomodé junto a Lucho, veía como le lamía los labios vaginales, pero no hacía bien la tarea. Le indiqué donde tenía que lamer, cómo lo tenía que hacer, donde sobar más para que Meche se excitara. Mientras Lucho le sobaba el clítoris yo metía mis dedos en la concha, el placer para Meche era doble. Me animé a trabajarle el ano, humedecí mis dedos con su juguito, y empecé a juguetear. Le metí un dedo, Meche ajustó y no me dejó. Me fui a donde su cara estaba y me incliné.



-         Que pasa Meche



-         Por allí no me gusta



-         Pero por qué?



-         Mi mamá decía que por allí hacemos nuestras necesidades



-         Pero por allí también te la puedo meter



-         No, duele



-         Pero déjame intentarlo



No respondió, asumí que era una aceptación a mi propuesta. Estando allí abajo, me animé a chuparle otra vez la pinga a Lucho, le di un beso a Meche y puse mi pinga para que me la chupara un rato. Dejó la verga de Lucho y empezó a chupar la mía. La mía la conocía muy bien, estaba echa a la medida de sus huecos, de su boca y su vagina, sus manos eran las precisas para pajeármela.



Con Meche ya muy caliente de tanta lamida y penetración con los dedos por la vagina procedimos a follar.



Meche se puso de pie, en comparación con Lucho era casi de su estatura, él medía 1.65, no muy alto, con su pinga erecta parecía una tetera.



Meche se echó en la cama, Lucho se montó encima de ella, podía ver en el rostro de Meche el miedo de recibir semejante trozo por la vagina. Meche bien humedecida, cerró los ojos cuando vio a Lucho acercarse. Yo estaba al tanto de las cosas pues no quería que le hicieran daño.



Lucho fue introduciendo poco a poco sus 22 cm de pura carne, yo me relamía los dedos de haberla tenido en mi boca y Meche hacía esfuerzos por aguantarla dentro de ella. Vi como la vagina de Meche se ensanchaba cada vez más. El esfuerzo era realmente grande, según me contó el pene de su marido no pasaba los 12 cm, el mío era de 18 cm, pero los 22 de Lucho, sin contar los 4 o 5 de ancho, eran demasiado para alguien como ella.



La penetración fue algo torpe. El descomunal falo no permitía que Meche gozara del todo. Le decía a Meche al oído que se olvidara de ello, que soportara con valor, que pensara en el dinero que recibiría. Para que se distrajera un poco, le puse mi verga en su boca, la que recibió con cariño pues era su engreída.



Ver a Meche siendo penetrada y chupando otra verga al mismo tiempo era fenomenal. Lucho apenas se movía pues la vagina de Meche estaba abierta al máximo. Cambiamos de posición, Lucho se sentó en la cama, prácticamente se acostó al borde, Meche esta vez fue la que se trepó sobre él. De esa forma, Meche llevaba el ritmo, un ritmo un poco lento pero placentero. Para darle un poco de gusto al asunto, ayudé  a que Meche se pusiera en cuclillas, es decir, aparecía sentada o mejor dicho, incrustada en semejante polla. La posición la extenuó, se bajó de la polla y esta vez le dio el culo, se puso en 4 y Lucho la penetró. Fue muy doloroso para ella. Esa posición exponía la conchita en todo su esplendor. Lucho esta vez no tuvo compasión, sentía que en cualquier momento terminaría, así que quiso aprovecharlo al máximo. Mientras la penetraba, sus manos cogían las caderas de Meche y la empujaba contra su cuerpo, sus muslos chocaban con las nalgas de Meche. Yo me hacía la paja al ver semejante imagen. Lucho sentía que la Leche llegaba. Me dijo que ya venía, un punto del acuerdo es que no terminaría dentro de Meche, y Meche aceptó la condición de recibirla en la boca. Con un movimiento se sacó la pinga de su concha, giró donde Lucho, cogió ella misma la pinga y se la puso en la boca, la leche empezó a salir por chorros descomunales, su boca se fue llenando de leche, lo que hizo que se le rebalsara de la boca. No pasaron muchos segundos y me tocó a mí. Cogí del cabello a Meche, que no sabía que hacer con la leche de Lucho, por el movimiento tuvo que tragársela, fue tan rápida la cosa que cuando mi leche llegó Meche tenía la boca cerrada, por lo que la leche se la di en toda la cara. Sus ojos, su nariz, sus pómulos se vieron recubiertos de semen, era su primer facial. Para no desperdiciar la leche, la junté con mis dedos y la llevé a su boca, abrió tímidamente la boca y fui metiendo poco a poco la leche que recogía. Lucho estaba extenuado sobre la cama, Meche había recibido un trago doble de Leche y yo había tenido la oportunidad de sentir el pene gigantesco de mi amigo en la boca. Tres sensaciones nuevas para los tres protagonistas de esa mañana sexual en grupo.



Lucho nos agradeció por la sesión dada, el placer que sintió fue muy grande, muchas emociones para un solo día. Poses, sexo oral de dos personas sobre él, eyaculación en la boca de una mujer, en fin, tantas cosas que a alguien normal le toman mucho tiempo conseguir.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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