Una tarde qué cruza la avenida Transísmica hacia él mercado del calzado. Encuentro una motoneta qué me pidió una colombiana buenísima le arrancara; yo la arrancaba varias veces estaba cansandome y dandome por vencido, pero por la colombiana buenísima logre mí cometido.
Agradeciéndome él favor. La colombiana buenísima, arrancarle la motoneta nos metemos a un residencial; acostándonos la follo hamaqueada sin cesar. Mi pinga cañón ametralladora y cogerla lanzàndola cómo un cohete al espacio varias veces, tiro y tiro hasta le saco la mierda. Gritando y suplicando qué me detenga ya qué estoy matandola sexual hasta amorosamente, no escucho sigo con todas mis anchas; le estoy quebrando su piligallo cómo le dicen al mismo clítoris de las mujeres, hasta venirme en chorros la paja. Le disparo dejandola asquerosa, sucia cochina, pero adolorida me entrega mí dinero; me visto al irme del residencial; la dejo desnuda en la cama a la colombiana buenísima de la motoneta.