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Aquiles es un amigo policía que conocía hace a los, un moreno ya mayor, un poco gordito, pero bien sociable.
No sé, pero creo que siempre me tuvo ganas, ya que se ofrecía ayudarme en muchas cosas, incluso cuando me case el me ayudo con lo del salón, pero bueno, en ese entonces no me pasaba por la cabeza nada de lo que sucedería después.
Una tarde me llamo por teléfono diciéndome que era su cumpleaños y que iba a salir ahí por mis rumbos, yo contenta lo felicite, fue entonces que él me invito a acompañarlo un rato.
La verdad yo quería salir, así que le invente a mi marido que iba a ver a mi mama, como él estaba en sus ondas no me hizo mucho caso, me arregle un poco me puse una licra negra y una blusa abierta de la espalda y me fui.
El paso por mí en la esquina de mi casa y de ahí nos fuimos a un boliche bar que está en la avenida cercana.
Yo creí que seriamos más, así que no le pregunte nada, lo abrace y lo felicite por su cumpleaños.
Al llegar al lugar tampoco había nadie esperándolo solo éramos él y yo, así que no pude evitar ya preguntarle sobre eso.
K: ¿Esperaremos a alguien más?
A: Unos amigos, ¡se supone que viene para acá!
K: ¿Esperas a alguien en especial?
A: ¡No! ¡Ya está aquí conmigo, jajá!
Lo que me dijo me sonrojo y me reí con él, sintiéndome halagada, así que para empezar el pidió un tarro de cerveza para él y uno para mí.
El ambiente del lugar era bueno, comenzamos una partida de boliche, jugábamos y disfrutábamos del momento, él me estaba enseñado a jugar, así que me agarraba la cintura, yo le ponía mi cadera y nalgas, lo vi normal, ya que era parte de la práctica.
Ya estábamos en el segundo tarro y nada que llegaban los amigos, por el momento no le dije nada, así que después de terminar de jugar, nos pusimos a bailar.
Sin saber que pasaba con sus amistades fui al baño a tomar aire y escribirle a mi marido para que no me marcara.
Cuando regrese a la mesa, Aquiles me saco a bailar, era una música suave, me susurro al oído que era una lástima que no hubiera ido mi esposo que le gustaba como se me veía ese mayon, me felicitaba que usar ese tipo de ropa.
No podía creer lo que escuchaba, él siempre fue muy callado conmigo, pero se soltó a decir que se había dado cuenta en la oficina como se notaba el encaje en mis vestidos, mis faldas ajustadas, que le gustaría que su esposa vistiera como yo.
Al referirse a la Oficina es al lugar donde luego nos veíamos cuando trabajaba, yo no sabía que responderle.
No pensé que Aquiles se fijara en mí, sentía su mano como la ponía sobre mi cadera en el encaje de mi tanga y sentir su voz en mi oído me hizo ponerme nerviosa e inquieta, que un hombre que no era mi esposo me hiciera esos comentarios no pude evitar ponerme un poco húmeda.
Como lo comenté en los años que tenía de conocerlo nunca me había hecho algún comentario de ese tipo, que le gustaba como movía mi cadera al caminar, como bailaba cuando me saco, que se había dado cuenta como me miraban, que me movía rico, lo mire a los ojos y le dije que no siguiera que era mi amigo y que estábamos casados.
Nos fuimos a sentar dejo que caminara delante de él, sentí por primera vez la mirada suya en mi cadera, la verdad no sabía que hacer, quería irme antes pero no sé hasta el momento porque no salí.
Nos sirvieron unos tarros más, hacíamos comentarios de todo tipo, cuando sentí que el pie de Aquiles lo pasaba por debajo de mi zapatilla, hacia el movimiento para separar mi pierna, trate de oponerme, pero no quise hacer un escándalo, cuando lo mire me sonrío y me susurro;
A: ¡Ábrelas!
K: ¡Basta, esto no está bien!
A: ¡Vamos, por favor, como regalo!
Me levante para ir al tocador por segunda ocasión, cuando entre al tocador sentí que estaba húmeda no podía creerlo, trate de secarme, pero había manchado ya mi tanga, regrese a la mesa por mis cosas para irme.
Tomé mi bolso y le comenté que tenía que irme porque mi hijo estaba solo y que no quería llegar tarde, así que salí al estacionamiento, no había gente ya que había comenzado el baile, estaba por llegar al carro ya que lo había dejado hasta el fondo cerca de la salida cuando sentí unos pasos, ¡era Aquiles!!
A: ¡Discúlpame si te ofendí!
K: ¡Esto no está bien, somos amigos, además somos casados!
A: Lo sé, perdón, ¡pero no sabes cómo te deseo!
K: ¡Basta, tu eres casado, además tu mujer es bonita!
A: Si, pero nada que ver con una diosa como tú, desde hace tiempo quería decírtelo, sabes, ¡a veces cuando lo hago con mi esposa pienso en ti!
Le dije que ya no me dijera nada, camine me tomo por la espalda me dijo que no podía evitarlo, que lo seguiría haciendo, me abrazo y se me repego, trate de librarme de él, moví mi cara para mirarle por mi hombro, le dije que gritaría me soltó solo para besarme.
Trate de librarme y empezó a besarme mi cuello, mis oídos, me dijo que le gustaba que me deseaba, bajo una de sus manos la puso en medio de mis muslos, subió y sintió lo húmeda que estaba.
A: ¡Que rico, mira como estas! te quiero coger!
K: ¡No!! ¡Basta con esto!
Me volvió a besar, yo le abrí mi boca, deje entrara su lengua, el acariciaba con la mía, no pude evitar repegarme a él y dejar que me acariciara.
Mi vagina la tenía en su mano, húmeda deseosa, empecé a gemir la otra mano acariciaba mis nalgas, en medio del estacionamiento me repego a una camioneta, ¡lo besaba con desesperación!
Estaba excitada, caliente, jamás pensé que Aquiles me haría eso y menos dejarme hacer lo que estaba pasando.
El muy canijo me tomo de la cintura y me bajo la licra, mi humedad era evidente, no sabía qué hacer, el me acariciaba y me besaba, ¡estaba tan excitada que sentía que iba a explotar!
¡Bajé una de mis manos y le empecé acariciar su verga! él se la saco, la sentí caliente gruesa diferente a la de mi esposo, acaricié su verga sentía los líquidos en mi mano hice el intento para mamársela, pero el me detuvo y me dijo que no, que me la quería meter!
K: ¿Traes condón?
A: ¿Con una ricura como tú, como usaría condón?
K: ¡Bueno, entonces ya me voy!
A: ¡Espera!!
Lo volví a besar y se me repegó de nuevo, le solté su verga y se me restregaba en mi panocha depilada, sentía su cabeza como tocaba mis labios vaginales queriendo entrar, no podía más, ¡le decía que tenía que irme que me dejara, pero él me seguía acariciando y besando!
K: ¡Cógeme no puedo más, cógeme!!
Me volteo, puso mis manos sobre el cofre de un carro e hizo a un lado mi tanga, sentí como la cabeza de su verga se abría camino en mí, sentía por primera vez la verga de un amigo de años, ¡la metió poco a poco hasta que choco su vientre con mis nalgas!
K: ¡Ah!!! ¡Que rico, uhm!
A: Soñaba con esto, ¡amiga, estas buenísima!
K. Esta súper duro, uhm!
A: ¡Así me pusiste nena!
Sentía el rico vaivén, entraba y salía muy rico, gemía, mordía mis labios para no gritar me susurraba al oído... ‘Por fin eres mía’ empecé a moverme con deseo con desesperación!
A: ¡Si, muévete uhm, que rico aprietas nena!
K. Ah!! ¡Dios, que rico, ah!
A: ¡Siempre quise hacerte mi puta, uhm!
K: ¡Ahí!!! Aquiles, que rico, uhm!
Me jalaba el cabello, me mordía el cuello, ahí estábamos en el estacionamiento cogiendo, una salida de amigos ahora era una rica cogida.
Ahí caí en cuanta mientras me apretaba los muslos, que él no había invitado a nadie más, ¡que su intención siempre fue cogerme!
¡Me movía más, tuve mi orgasmo sentí como él estaba a punto de venirse!
K: ¡Ah! ¡que rico, uhm, que rico!
A: ¡Me voy a venir!! ¡Me vengo!!
K. Salte, sácala!!
A: ¡Ah!!! ¡Ni madres!!!
No me hizo caso, me sujeto más, ¡me abrazo con fuerza sentí como su verga se ponía rígida los golpes de leche dentro de mi bañándome caliente!
Oía que gemía, se vaciaba dentro de mí, sus últimos disparos los sentí rico, ¡nuestra mezcla se fundía en una sola! mi primera vez que le fui infiel a mi esposo en un estacionamiento y con un buen amigo!
Saco su verga, sentía como escurrían su leche en mis piernas y mi tanga, me hinco para mamarle su verga, se la mame mirándole a los ojos probando la mezcla de mi entrega y su leche.
A: ¡Eso nena, chúpala, que rico, uhm, que rico!
K: ¡Te voy a dejar seco, uhm!
¡Otra verga más a mi colección de infidelidades!
Se la limpie, me levanto me recargo contra una camioneta de espaldas, empezó a mamarme mi vagina, limpiándome, bajo mi tanga y me la saco para guardársela.
Una vez pasado el orgasmo, me arregle y subimos al auto, me llevo a mi casa, en el trayecto me acariciaba la pierna, al llegar nos despedimos normal, como si nada hubiera pasado, pero esa no sería la última vez que cogería con mi buen amigo Aquiles.
Kali
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