Era viernes y la miraba con una mezcla de amor y deseo, sobre la cama ella parecía un ángel desnudo, sonreía con complicidad mientras acercaba sus labios a los míos, nuestras bocas se juntaron y yo notaba como nuestras lenguas se entrelazaban cada vez con más intensidad.
Me sentía muy excitado solamente con ese gesto, cuando más excitado estaba ella agarró fuertemente mi miembro y comenzó a moverlo rítmicamente de arriba abajo, me estaba poniendo a cien, comencé a besar sus pechos, primero alrededor suavemente y luego formando círculos con mi lengua en sus pezones, que respondieron y se pusieron duros pidiendo más.
Deslicé mi mano sobre su abdomen hasta ponerla entre sus piernas donde mis dedos se deslizaban con facilidad pues a todas luces a ella la gustaba y su coño cada vez se humedecía más. Oía sus gemidos con cada roce de mis dedos por el clítoris y cuando esto ocurría ella me masturbaba con más intensidad, cuando la introduje un dedo el gemido subió de tono, me aferró con fuerza, me hizo tumbar en la cama y empezó a lamer mi polla con pasión, rodeaba la punta con la lengua y luego se la metía en la boca.
Yo sentía un placer indescriptible y necesitaba su coño, la agarré por la cintura y la hice subir con las piernas abiertas hasta que mi cabeza estuvo entre sus piernas. Pasé mi lengua alrededor de su zona y finalmente llegué a su clítoris, sus gemidos ya se habían convertido en pequeños gritos de placer. Volvió a bajar poco a poco hasta que pude sentir su coño mojado rozando mi polla, me encantaba esa sensación de estar tan cerca, yo la masturbaba y ella a la vez rozaba más y más su coño contra mi polla, la intensidad estaba subiendo y notaba que iba introduciéndome dentro de ella, me movía instintivamente, finalmente en una punta de placer echa cayó y mi pene se metió hasta el fondo. Una nube de sensaciones me invadió, toda su humedad hacía deslizar mi polla, notaba como estaba caliente por dentro, cada vez que se estremecía, el ritmo iba subiendo, cada vez nos daba más placer, gritábamos más y más, yo notaba como ya subía e iba a explotar todo mi placer, por fin salió todo invadiéndola por dentro y ella que estaba a punto, al notar esa caliente sensación en su interior chilló con fuerza y se agarró fuerte a mí clavándome las uñas mientras se corría.
Nos quedamos así sin movernos un buen rato, no podíamos movernos, había sido fantástico...