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Categoría: Incestos

Aprovechando las Vacaciones

Habíamos ido a la playa de vacaciones aprovechando los últimos días de verano, mis hijos lo habían pedido hacia mucho tiempo, nos dispusimos a arreglar maletas y ha realizar el tan esperado viaje.

En mi familia somos 5, mi esposa 3 hijos y yo, las 2 primeras de 22 y 19 años y el pequeño de 15, mi esposa y mi hija mayor se encargaron de las reservaciones un hotel a la orilla de la playa con restaurante, piscinas y discoteca, jueves por la tarde iniciamos la travesía, llegamos al hotel a las 8 de la noche nos instalamos, bañamos y bajamos a cenar, claro que por lo cansado del viaje casi todos decidieron ir a dormir muy temprano a excepción de mi hijo pequeño que estuvo un tiempo en la piscina; habíamos reservado 3 habitaciones, una para las mujeres, otra para el varón y una más para mi esposa y yo.

En los siguientes días todo era sol, playa y mucha diversión incluso por la noche en la discoteca; al segundo día de estar en el hotel, dispusimos ir todos a la playa, mis hijos encantados y yo no digamos, a mi esposa se le gusta pero dentro de los normal, es ajena a los juegos dentro del agua, aunque no deja de participar pero en muy limitadas ocasiones.

Mis hijas y yo somos los que más disfrutamos, el varón más apegado a su mamá se limita mucho por no dejarla sola, entramos todos al agua, al principio jugando a la orilla de la playa los 5, pero conforme fue pasando el tiempo mis hijas y yo nos íbamos adentrando en el agua y buscando las olas para sortearlas y nadar sobre ellas, repentinamente mi hija la segunda de las mujeres dijo que prefería quedarse con sus mamá y su hermano solo bronceándose, se regreso tendió su toalla se aplicó bronceador y a la para de su hermano y su mamá se tendió.

Corriendo tomados de la mano con mi hija mayor saltábamos cada vez que nos embestía una ola, tratando de no soltarnos para que no nos arrastrara la corriente, sin darnos cuenta ya estábamos alejados de la playa y solo alcanzábamos a ver los puntos pequeños en que se convertían las personas, por ser una playa bastante tranquila, sin ningún problema nos podíamos adentrar 100 o 200 metros que era posible mantenerse parados en la arena, cada ola que venia la esperábamos con mi hija y dejábamos que pasara para saltarla sin soltarnos de las manos ni un solo momento.

Por el golpe del agua y la fuerza que traían las olas a mi hija se le deslizaba el traje de baño, traía un bikini azul con fucsia que le quedaba muy bien, habían oportunidades que por la emoción de estar jugando con las olas, no se daba cuenta que le quedaban al descubierto sus tetitas, su chuchita y las nalgas, no le daba tiempo rápidamente para subirse ambas piezas y como con una sola mano se le hacia difícil, no lograba volver a colocarse rápidamente las dos piezas, con la otra me tenia tomada mi mano para asegurar que el agua no la arrastrara; yo tenia una calzoneta que se aseguraba con una cinta en la cintura por eso tenia la ventaja de no pasar ese problema.

podía ver de cerca sus tetitas al descubierto, también su chuchita semi depilada y las nalguitas al quedarle incrustado el bikini o al bajársele, creo que ella no pensó que podía ser malo pues era su papá y tenía la plena confianza de mostrarse así o que no le diera pena que la viera casi desnuda.

Tenia un par de piernas bien formadas gruesas y duras, sus nalgas se le notaba que eran firmes al igual que sus tetitas, no podía dejar sentir una sensación extraña al tener el cuerpo de mi hija casi desnudo a la par mía, sentía una extraña sensación, algo que me excitaba pero sabia que no era correcto pues era la sangre mía la que llevaba esa muchachita y no la podía ver ni sentir como una mujer, me trate de controlar y seguir jugando con las olas para que la atención se desviara y me quitara esos pensamientos impuros de mi mente.

Seguíamos jugando y conforme no adentrábamos más las olas se hacían más fuertes, ella me tomó del brazo fuertemente para asegurarse aún más quedando con su torso pegado a mi sintiendo lo suave, firme y mojado de su piel, rozando con mi manos su pierna y sintiendo como pegaba sus tetitas a mi brazo y espalda; para poder seguir jugando y como a ella disfrutaba mucho el jugar con las olas del mar y para sentir las olas que venían con más fuerza, se colocó adelante de mi dándome la espalda pegándose a mi tomándome las manos hizo que la sujetara con fuerza mientras la ola nos caía encima, yo la tome fuertemente sintiendo como sus nalguitas se pegaron a mi pinga y su espalda a mi pecho, allí estaba ella emocionada jugando con las olas, yo no podía impedir que mi pinga reaccionara y se endureciera, me despegaba con disimulo de mi hija para evitar que sintiera lo duro que se me ponía el miembro, pero el movimiento la atraía y hacía que se pegara con más fuerza a mi, al tiempo que miraba como la fuerza del agua casi le arrancaba por completo el traje de baño, quedando para mi deleite y justamente pegado a mi su cuerpo casi desnudo, ella al terminar de recibir el golpe de la ola trataba de acomodarse aunque no de inmediato su bikini, mientras yo aprovechaba y miraba la perfección de sus tetitas con su pezones rosados, su vientre casi plano y el depilado perfecto que se le podía ver aunque no directamente si con disimulo.

Como ya no podía disimular la erección y ella se había dado cuenta sin hacer el más mínimo comentario y sin importarle seguíamos jugando, lo que provocara que en repetidas ocasiones me refregara la pinga contra su cuerpo, haciéndolo en sus nalgas, en sus piernas y su espalda, sin buscarlo muchas veces la fuerza de las olas hacia que quedáramos de frente y agarrados muy fuertemente, mi pinga quedaba justo en medio de su entre pierna o pegada a una de sus piernas, por supuesto que en estado de erección, algo que ella por día sentir perfectamente y no decía absolutamente nada, ya que como lo dije antes por ser su papá ella creía tener la confianza de poder mostrarse desnuda y poder estar muy pegada a mi, algo que ya no pude evitar y tuve que seguir jugando con una erección inevitable.

A mi hija se le ocurrió subirse en mis hombros, hizo que me agachara y allí quedaron sus nalgas y cuquita pegadas a mi cuello y para asegurarla bien la tome de las piernas a la altura del muslo, estaba tocando totalmente las piernas de mi hija y sentir como sus nalgas se movían sobre mi, con disimulo y a veces por el movimiento del agua, subía mis manos a sus nalgas y se las podía sentir redondas y duras, ella no se sintió molesta y así estuvimos por un buen tiempo.

Se volvió a bajar y cuando lo hizo se deslizo por mi espalda, sentí sus tetitas duras rozarme perfectamente, seguíamos con el juego inicial, ya sin pedirlo yo la tomaba por atrás para abrazarla con el pretexto de sujetarla bien y ella seguía emocionada, pegaba mi pinga a sus nalgas y de la fuerza como la abrazaba la atraía hacia mi presionándole mi pinga dura, algo que ella no podía dejar de sentir, por momento sentía venirme pero me controlaba.

Ya pasadas unas tres horas adentro del agua y mi esposa y mis hijos en la arena, el sol ya caía, salimos a descansar un poco ella tendió su toalla, yo me senté a la par de ella y me quedaba viéndola como la habíamos pasado de bien los 2 adentro del agua refregándonos los cuerpos, para ella tal vez sin querer pero para mi fue algo que disfrute mucho.

Nos retiramos al hotel a bañarnos para después ir a cenar, bajamos todos al restaurante ordenamos la cena y mi esposa pidió una botella de vino para celebrar nuestras vacaciones, tomamos todos menos mi hijo menor, sin darnos cuenta se había acabado la botella pidiendo mi esposa otra, mi hija la mayor se tomo 4 o 5 vasos, mi esposa y yo casi partes iguales, solo mi hija pequeña creo que fueron 2 o 3; como dentro de los planes estaba que esa noche iríamos a la discoteca, terminamos de cena, nos apresuramos para ir a cambiarnos y estar muy temprano en la discoteca; mi hija mayor dijo que estaba muy cansada y que el vino la había relajado bastante y que aprovecharía para irse a dormir y no arruinarles las noche e irse a media noche, todos estuvimos de acuerdo, pero como había que acompañarla y no podía permitir que se quedara solo, me ofrecí a hacerle compañía, para ser sincero no tenia ganas de ir a la discoteca porque igualmente me sentía cansado y con ganas de dormir, nos quedamos en el hotel mi hija y yo y todos se fueron de fiesta.

Acompañe a mi hija hasta su habitación platicamos unos minutos y le dije que me retiraría porque quería descansar, ambos estábamos rendidos, cabe decir que yo tenia la llave de las habitaciones, salí, cerré la puerta con llave y me retire a mi habitación, encendí la televisión y me puse a ver cualquier cosa lo que quería era que me diera más sueño e ira dormirme, pero cuando estaba sentado vino a mi memoria las escenas cuando estábamos con mi hija jugando con las olas del mar, su cuerpo desnudo junto al mío y como le pegaba mi pinga en sus nalgas y le miraba las tetitas duras y blancas, venia a mi memoria también su cuquita semi depilada y como le había tocada las piernas y las nalgas, mi pinga se empezó a poner dura, pero de nuevo dije que no podía tener esos pensamientos impuros con mi hija, no podía verla como mujer porque era sangre de mi sangre, pero algo me invadía todo mi cuerpo que hacia que me excitara con más fuerza, sentía una sensación muy extraña, el recordarme lo que había pasado con mi hija por la tarde aunque sin buscarlo ella mucho menos yo, tuve su cuerpo casi desnudo o más bien desnudo para mi deleite, no podía hacer que mi pinga no se endureciera de pensar en esa mujercita con quien había tenido roces de cuerpos, a quien había tenido cerca y había podido tocar y sentir su cuerpo, me sentía muy inquieto y a la vez mal por ese sentimiento extraño que sentía por mi hija.

No podía quitarme de la cabeza su desnudez, la firmeza de sus nalgas y tetitas y lo bien formado de sus piernas, me paraba y camina por la habitación y cada vez sentía que la pinga pedía que la saciara a como diera lugar, tenia una erección y la leche se acumulaba deseando salir, me fui al baño y trate de echarme agua fría para que se me bajara la erección pero no lograba calmarla.

Tome las llaves y fui hasta su habitación, abrí sin hacer ruido, estaba acostada solo con bragas y camiseta, aunque acostumbraba a dormir con pantalón de pijama, esta vez no la tenia, le hable y al oír que no contestaba entre y rápidamente cerré la puerta y me senté en su cama, espere su reacción y nada volví a hablarle más fuerte y nada, hice un movimiento fuerte para ver si se despertaba y seguí inmóvil, me agache a su entrepierna para olerla, sentí el olor en su sexo tan puro que penetró en mi inquietándome más, estaba acostada para un lado y le podía ver sus piernas y su culito perfectamente, volví a olerle su sexo, me coloque a su espalda me agache hasta la raya que divide sus nalgas y le sentí el olor a culito virginal algo que me puso más excitado; en esa posición le moví el hombro para ver si respondía y pude ver como el vino había sido un buen aliado y estaba haciendo su efecto con que mi hija se durmiera profundamente, la tome del hombro y la pierna para ponerla viendo hacia arriba, algo que no costo porque estaba exageradamente relajada, volví a llevar mi nariz a sus cuquita pegándosela más y olfatear con más fuerza el divino olor del sexo de mi hija, delicadamente subí su camiseta y deja al aire ese hermoso par de tetitas, le di un beso en la pelvis mirándola a la cara para verle los ojos, no había producido ni un solo parpadeo, algo que hizo que confiara más y pusiera a funcionar de emergencia un plan para aprovecharme de la vista y demostración que me daba mi hija.

Suavemente le baje las braguitas hasta dejárselas a la altura de las rodillas le separe las piernas y me dispuse a darle besitos en todo alrededor de sus labios vaginales, esperando una reacción de ella y estar listo para lo que viniera si se llegara a despertar; como seguí inerte empecé a meterle la lengua en su cuquita con mis manos le separe los labios vaginales para encontrarle el clítoris, se lo encontré rápidamente, a pesar de la luz tenue de la lámpara podía verle toda su vagina depiladita y como le brillaban por la saliva que le había dejado, yo estaba que no me podía aguantar sentía deseo de poseerla y de cogerla, pero solo me podía aprovechar para mirarla, tocarla y chuparle su cuquita que con eso era más que suficiente.

Le chupaba la cuquita tan exquisitamente que me imaginaba que ella se había calentado adentro del agua y quería entregarse a mi, quería que yo la hiciera mujer y se estaba dejando chupar la cuquita y acariciar por su papá, subí a sus tetitas para metérmelas a la boca, así lo hice y se las chupe, le pase la lengua por sus pezones, pero mi pinga estaba a reventar, volvía a su cuquita y de nuevo le introduje la lengua, sintiendo como se hundía le movía la lengua adentro saboreándome de su exquisito olor y sabor, baje para buscarle el anito pro por la posición en que estaba y para no molestarla no la movía para darle vuelta, con lo que estaba haciendo estaba satisfecho y bien servido.

Coloque una mi pierna en medio de las de ella, sin dejarme caer sobre ella abalancé mi pinga sobre sus labios vaginales, solo para hacerle violincito me movía lentamente rozándome por toda su cuquita, le chupe las tetitas cuando ya no me pude aguantar más a eyacular, tome mi calzoncillo y con el movimiento que hacia sobre su cuquita me vine, la mayoría del semen cayo en el calzoncillo, pero por la fuerza una gotas cayeron en su pelvis y sus piernas, como le tenia separada las piernas un poco se corrió hacia sus nalgas, espere a echar hasta la ultima gota de leche que tenia, dejándole caer un poco sobre su semidepilada cuca, me quedo casi como piedra para no dejar caer mi peso en su cuerpo, hasta que mi pinga se fue agradando, me quite de encima de mi hija y con la parte que estaba seca del calzoncillo le limpie la leche que le había quedado regada en su lindo cuerpecito, le di un beso en las piernas y en cada tetita, me asegure que quedara sin rastros de semen, le subí sus braguitas, la tape y me fui a mi habitación a lavar el calzoncillo, me acosté y me quede divina y profundamente dormida, con un sentimiento encontrado y o dejaba de sentirme mal por lo que había echo, pero al final de cuentas lo había hecho y lo había disfrutado.

No me podía quitar la imagen de mi hija casi desnuda pegándose a mi en el mar y la imagen de su cuerpo acostado en su cama y yo deleitándome y aprovechándome de la excitación que me provocaba y de lo fácil que se me hizo esa misma noche estar con ella en su cuarto, pasaron los días y no me atrevía a verla e los ojos, ella como si nada hubiera pasado se seguía comportando igual, creo que el efecto del vino hizo que no sintiera absolutamente nada y que yo tuviera una eyaculación sobre ella.
Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 5.89
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