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Categoría: Incestos

APOYANDO A MI PRIMA DIVORCIADA 2

Mi prima lucia contenta, al igual que sus hijas. Sin pleitos, sin problemas, sin agresiones y sin ofensas como las que vivió con su marido.

Era una gran sorpresa para mí vivir esa experiencia con ella. Es cierto, yo vivía solo, dos matrimonios fallidos, tres hijas que ya no veía muy seguido. Ahora vivir con ella y sus hijas. El hecho de que unas peques de 9 y 7 años anduvieran por la casa en ropa interior y me usaran como juguete, no era algo que me imaginaba fuera a suceder. Y más que esas peques delante de su mamá fueran desfogando en mí, nuevas sensaciones que debían experimentar más adelante y que ella no dijera nada o se molestara, era lo que más me excitaba también.

Después de la rica noche que había disfrutado cogiendo a mi prima y después haber saboreado el inocente cuerpo de Ali, la mañana transcurrió en total calma y normal, ya por la tarde me fui a trabajar, regresando a casa como a las 22:00 horas. Llegué y mi prima me esperaba para cenar junto con Ali que aún permanecía despierta y veía televisión, Susy ya estaba dormida en su cama. Entro a la casa, la cual estaba con poca luz y ambas salen a mi encuentro, me abrazan y llenan de besos. Cenábamos mi prima y yo, mientras Ali seguía con la tele, en eso mi prima le dice a mi sobrina que se fuera ya a dormir. Ali pide de nuevo dormir conmigo, a lo que mi prima antes de dormir me mira a los ojos, sonríe y le dice que sí, pero que ya se meta a la cama y se duerma, para que me deje “descansar”.

Así lo hace, mientras seguimos cenando, terminamos y le ayude a levantar los trastes para llevarlos al fregadero, ya ahí, sin miradas indiscretas nos abrazamos y besamos con lujuria mi prima y yo por varios minutos. La acaricie desde su espalda hasta su ricas y duras nalgas, su blusita tipo camiseta y su pequeño short de algodón me permitían abarcar más de su aterciopelada piel. Me desabrocha la camisa para luego quitármela, luego sigue con la camiseta.

-Ven, vamos a bañarnos para luego darte un rico masaje.- me dice mientras sonríe pícaramente.

Sin más tardanza ahí mismo en la cocina nos despojamos de la ropa quedando completamente desnudos. Me di cuenta que ella no traía ropa interior, lo cual me excito aún más el ver su depilada panochita, la cual lucia como la de una adolecente. Ya dentro del baño seguimos besándonos mientras nos enjabonábamos uno al otro, nos íbamos lavando con cariño, como explorando por primera vez nuestros cuerpos. Nos enjuagamos, nos secamos uno al otro y luego envueltos en toallas nos fuimos a la sala, ahí me tumbe en el sillón grande, mi prima se arrodillo frente a mí, me despojo de la toalla y comenzó a besarme el pecho, recorriendo con sus labios cada centímetro, fue bajando por mi abdomen hasta llegar a mi miembro que ya se encontraba erecto y duro de la excitación. Con la punta de su cálida lengua lo recorrió desde la punta hasta la bolsa de mis huevos, los chupo uno a uno mientras con sus manos acariciaba mis muslos. Luego de un rato, la jale hacia arriba, ella acomodo sus piernas a cada lado de mi cadera, pero sin bajar la suya, por lo que la punta de mi miembro presionaba la entrada de su empapada y caliente puchita. Sus manos se apoyaron sobre mis hombros, mientras ella comenzó a mover sus caderas de adelante hacia atrás, tallando así la punta de mi miembro con su puchita. Era deliciosa esa sensación. La despoje de su toalla, quedando completamente desnuda frente a mí, le bese sus pechitos uno a uno así como sus pequeños pezoncitos. Baje mis manos y acaricie sus duras y pequeñas nalga, hasta que ella misma dejo quieta sus caderas y despacio fue bajando, enterrándose poco a poco mi miembro en su caliente y empapada puchita. Era sublime, que pese a haber tenido dos partos, su puchita aun apretara rico.

La punta de mi miembro llegó hasta el fondo de su útero al dejar caer todo su peso sobre mis caderas. Se quedó quieta unos instantes mientras gemía despacio y jadeaba. Comenzó a mover sus caderas, primero de adelante hacia atrás, luego despacio subía y bajaba una y otra vez, mientras la tomaba de sus nalgas.

-Que rica estas prima. No sé cómo te dejo ir el imbécil de tu marido.- Le dije, mientras ella solo jadeaba con fuerza sin importarle que estuvieran sus hijas durmiendo y con el riesgo de despertarlas. No me contesto nada.

Poco a poco fue arreciando sus movimientos, subía y bajaba con fuerza, como si en cada movimiento se le fuera la vida. Mordía riquísima su puchita todo mi miembro, sentía como me lo exprimía. No tardo mucho ella en llegar al orgasmo, recargó su cara sobre mi hombro izquierdo y con fuerte gemido enterró su boca sobre mi hombro y dio una fuerte mordida mientras sacudía con fuerza sus caderas. Eso me excito aún más, ya que al sentir el dolor de su mordida, provoco que más se endureciera mi miembro y ahora yo la comenzara a embestir de abajo hacia arriba tomándola de las caderas.

-Quiero probar tu leche primo ¿me la das?- Me dice mi prima entre fuertes jadeos y gemidos.

-Claro que si prima, tómala toda, es tuya.- Le dije mientras seguía embistiéndola. Ya no tardaría mucho en venirme y eso lo sintió ella, ya que mi verga latía y se inflamaba aún más. Me detuve y ella se bajó de mí, se arrodillo y agarrando mi miembro con ambas manos se lo llevo a la boca, esa boquita cálida y rica, comenzando a chupármela con fuerza y desesperación, engulléndola un poco más de la mitad.

-Que rico chupas prima. Eres maravillosa.- Le dije mientras acariciaba su aún húmedo pelo. Mi prima seguía y seguía chupando hasta que me hizo explotar dentro de su boca una, dos, tres veces, tomándosela casi toda, por las comisuras de su boca salían unas cuantas gotas, pero ella no dejaba de chupar. Seguí explotando unas veces más, ella seguía en su esfuerzo por tomar cada gota de mi leche. Hasta que ya no salió ni una más, entonces comenzó a lamer todo lo largo de mi aun erecto miembro.

-Que rica primo, gracias.- Me dice mientras aun lamia.

-Eres maravillosa, que rico me la chupaste.- Le dije.

-Estoy empapada de sudor, ven vamos a bañarnos.- Me dice mientras se levanta y me toma de la mano para irnos al baño.

Nos bañamos y cuando terminamos salimos desnudos, caminamos abrazados y besándonos, entonces me dice ella al llegar a la puerta de su recamara.

-Ahora ve a descansar.- Me dice mientras acaricia mi miembro semì erecto. 

-Esta Ali en mi cama.- Le digo, haciéndola ver que estaba desnudo.

-¿Y? ¿Le tienes miedo?- Me dice con una sonrisa pícara. No había duda, a ella no le molestaba que yo durmiera desnudo con su hija, es más, sus palabras las sentí como retadoras.

Entre a la recamara que estaba con la luz apagada, me metí entre las sabanas que tapaban a Ali, quien estaba acostada sobre su lado derecho. Al sentirme se voltea y me dice:

-¡Hola tío! ¿Me abrazas?-

-Claro que si mi niña.- Le respondo y me acomodo a su espalda, pero al sentir su cuerpo me doy cuenta que no traía ropa, estaba desnuda.

-¿Estas desnudita mi niña? ¿Y eso? – Le pregunto.

-Tengo calor.- Me responde.

Al sentir sus desnudas nalguitas, mi miembro que estaba semì erecto se comenzó a poner más duro, acomodándose entre ellas.

-¿Tío, me haces rico como ayer?- Me dice Ali.

-¿Te gusto lo de ayer?- Le pregunto.

-Sí, mucho. Ándale y luego yo te hago rico como te hizo mi mamá ¿Sí?- Me dice, lo cual me deja entre sorprendido y aún más excitado.

-¿Y cómo me hizo tu mamá?- Le pregunto.

-Te chupo aquí.- Me dice mientras con su manita me agarra mi duro y erecto miembro.

-¡Ok!- Le contesto.

Me metí debajo de las sabanas, mientras ella se acostaba boca arriba y separaba sus piernitas. Se las comencé a acariciar despacio con mis manos, luego fue besando sus muslos poco a poquito, mientras sus manitas acariciaban mi cabeza. Llegué a su puchita, la cual estaba calientita, con ese rico aroma a fruta fresca y tierna. Le di un beso, luego otro. Ali solo suspiraba y movía sus caderas de abajo a arriba, buscando encontrar completamente mi boca que yo también deseaba hundir en ella, así que despacio le comencé a lamer, recorriendo cada milímetro de su pequeña rajita. Era delicioso su dulce sabor. Lamí, bese, chupe, hurgué con mi lengua poco a poco entre sus íntimos labios hasta llegar a su diminuto botoncito, el cual presione un poco, para luego masajearlo despacio. Masajeaba y chupaba su botoncito, luego toda su puchita una y otra vez, mientras ella jadeaba bajito, como queriendo que ese gozo fuera solo para ella, para su ser y mente de lo que estaba disfrutando. Hurgué con mi lengua más allá y llegué a la entrada de su cuevita donde la hundí, gozando de la presión que hacían sus deliciosas paredes. La tome con mis manos de sus nalguitas y las levante un poco, para hundirme más allá de lo que podía alcanzar, teniendo la fortuna de su cooperación. Le metí y saque la lengua una y otra vez, follandola de nuevo como la noche anterior.

-¡Que rico tío! ¡Más, hazme más!- Me decía despacio y esas palabras eran sublimes.

Seguí follandola con mi lengua hasta que exploto en un rico orgasmo, levantando sus caderas y presionando mi cabeza con sus manos contra ella, mientras las agitaba con una fogosidad increíble para una nena de su edad. Uno, dos, tres minutos pasaron para que soltara mi cabeza mientras estuve chupando cada gota de su rica y virginal miel.

Cuando me soltó, me subí, le iba a dar un beso en la mejilla, pero ella volteo y me lo dio en los labios.

-Ahora me toca a mí hacerte rico como te hizo mi mami.- Me dice y en seguida me vuelve a besar en los labios. Me acuesto boca arriba, separando un poco mis piernas mientras ella se acuesta en medio de ellas, siento como sus manitas acarician mi miembro duro y erecto, listo y bien firme. Lo acaricia un poco, recorriéndolo a todo lo largo hasta llegar a la bolsa de mis huevos, luego le da un besito en la punta, luego otro, luego en el tronco, ahí comienza a chuparlo despacio, luego sube y chupa la cabeza, la cual engulle toda y un poco más. Menos de la mitad cabe en su boquita, pero ella se esfuerza, la suelta y vuelve a hacerlo, va despacio, una y otra vez. Luego se detiene.

-¿Te gusta así tío?- Me pregunta y alcanzo a distinguir su tierna carita.

-Mucho mi niña, lo haces bien rico.- Le contesto. Entonces ella sigue chupando mientras le acaricio su largo cabello. Estoy súper excitado, mi miembro sigue bastante duro y no estoy próximo a venirme, ella se cansa y me dice, entonces le digo que se suba y se acueste de lado, ella obedece, me acomodo detrás de ella que levanta un poco su pierna izquierda, acomodo mi miembro entre sus nalguitas, haciendo presión, baja su pierna. Es deliciosa esa sensación de sentir lo caliente de sus nalguitas y su puchita. Comienzo a moverme como si la estuviera follando, ella con su manita derecha agarra la punta de mi miembro y lo presiona hacia arriba aún más, mientras su mano izquierda acaricia mi muslo. Luego voltea un poco su carita y me dice que también quiere ella probar mi leche, así como lo había hecho su mami.

-¿Quieres probar mi leche?- Le pregunto.

-¡Si tío, quiero probarla!- Me contesta.

-¡Ok!- Le contesto mientras sigo follandola sin penetrarla, pero gozando de ella. Ya cuando siento estar cerca de venirme me separo de ella, le digo que ya y vuelve a chupármelo, pero ahora con un poco más de fuerza. Sus dos manitas agarran con fuerza mientras su boquita engulle mi tronco. Ya no tardo mucho cuando una fuerte erupción golpea su boquita, luego otra. La boquita de Ali no es capaz de tomarse toda mi leche, por lo que sale un tanto por sus comisuras, pero sigue chupando y tomándosela, una tercera erupción, luego otra ya de menor cantidad. Es golosa y sigue chupando, sus manitas y sus mejillas están empapadas, pero no se detiene, hasta que se cansa y se detiene.

-Esta rica tu leche tío, me gustó mucho, pero no pude tomármela toda. – Me dice, pero sigue chupando para tratar de limpiármelo. Estiro los brazos en la cama, tratando de encontrar algo para limpiarnos, no tardo mucho cuando encuentro su pantaleta, la cual uso y con ella nos limpiamos, tanto mi miembro, mis huevos, sus manitas y cara, luego la tiro al piso, nos acomodamos y ya abrazados nos dormimos.

Al amanecer, nos despertamos como a las 8 de la mañana, ambos desnudos. Se para ella y se pone su batita blanca son dibujos en color lila y se sale al baño, unos segundos después entra mi prima envuelta en toalla, se notaba que se acababa de bañar. Me mira, luego levanta del piso la pantaleta de Ali y me sonríe.

Este gozo con ambas no cambia mucho en las siguientes semanas, hasta que me pidió inscribir en la escuela a las niñas y ella desea trabajar para ayudarme con los gastos. Realmente yo podía con todo, pero a petición de ella, que no deseaba estar sin hacer nada accedo. Ali y Susy cumplen año en el mes de septiembre, así que ahora tienen 10 y 8 cuando entran a la escuela, por lo que el placer lo dejamos para los viernes y sábados, aunque entre semana no dejamos de tener uno que otro encuentro ya sea entre mi prima y yo, o con mi sobrina. Con Susy, solo hay toqueteos, pero no igual como con Ali, con ella fue meses después.

Ali y Susy van a la escuela en la mañana, mientras en ese tiempo también trabaja mi prima. Yo trabajo por las tardes.

A un año de su llegada, comienza los trámites de divorcio, pero como son en la capital, tiene que ir ella, por lo que me deja a las niñas, por lo que tengo que pedir permiso en el trabajo para atenderlas y cuidarlas…en ese tiempo nos conocemos más entre los tres.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 7.5
  • Votos: 6
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Julian
invitado-Julian 01-10-2017 07:47:57

Una tercera parteee!! Esta muy bueno

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