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Cabello castaño, lacio, largo, suelto y cayendo sobre mi espalda, estaba descalza, tengo unas piernas torneadas que atraen bastantes miradas, un trasero bien proporcionado, cintura ligeramente marcada y unos senos talla 36D y estos últimos cubiertos con un babydoll muy ligero color purpura, semi transparente y con un encaje fino y delicado que hacia juego con la diminuta tanga que llevaba yo puesta, de nuevo era sábado y era de madrugada. Ahí estaba yo lista de nuevo para recibir a mi nuevo amante, a ese hombre que una semana atrás, me había dejado sin aliento con sus caricias, sus besos y con esa riquísima verga que pude saborear, al entrar y cerrar la puerta lo saludé con un beso, un beso rico, un beso sin prisas, deseaba yo volver a sentir esos labios, su manera tan rica, tan suave y apasionada de besar, su manera tan gentil de sostener mi espalda mientras presiona su cuerpo contra el mío.
No sé cuánto tiempo pasó pero pareció una deliciosa eternidad, lo separe un poco de mí y pasé mis manos por todo su torso y con un ligero tirón de su cinturón lo invité a que me siguiera, a penas y de dos pasos y me tomó de la mano y me detuvo y comenzó a admirarme porque esa es la palabra no solo me estaba mirando si no me estaba admirando, tiene una mirada tan sincera que no cabía duda, estaba disfrutando la manera en que yo lucía y por cierto, eso me encantó, me sujetaba aún de la mano y con un movimiento me indicó que girará y lo hice, al segundo giro me tomo por detrás y unió su cuerpo al mío, lentamente, me llevo contra la pared del corredor y me puso de cara a la pared y el detrás de mí, hizo mi cabello a un lado y comenzó a besar mi nuca, por detrás de mis oídos. Había puesto mis manos hacia arriba y con sus manos recorría mi cuerpo con riquísimas caricias, con las puntas de sus dedos recorría las partes descubiertas de mi espalda y mis brazos y eso me tenía al borde del placer, que riquísima sensación, unos 10 o 15 minutos de estar en esta posición.
Totalmente entregada a sentir cada caricia que este hombre me estaba proporcionando y me giro para quedar de frente a él, lo miré directo a los ojos y comencé a desabrochar su camisa, cuando estuvo abierta, sin quitársela bajé a la hebilla de su pantalón y comencé a desabrochárselo, ya desabrochado el cinturón y el pantalón pero sin quitárselos, pasé mi mano por encima de su pantalón y acaricié su riquísima verga, el suspiró y ahora yo lo giré a él para que quedará de espaldas, recargado a la pared y bajé su pantalón y al mismo tiempo su ropa interior, al hacer eso me fui poniendo en cuclillas, de modo que cuando su verga quedo fuera, estaba justo frente a mi rostro, la tomé con la mano derecha y ya la tenía súper dura, se veía riquísima y de nuevo como si fuera un dulce que quería devorar me lleve a boca ese delicioso pedazo de carne, me la metí toda de lleno, envolví su verga con mis labios y trate de metérmela, lo más que me cabía, mientras la tenía dentro de la boca, con la lengua hacia movimientos, por fuera mis uñas arañaban muy suavemente cada centímetro de su piel a donde mis manos podían llegar.
Cuando yo estoy chupando una verga y mas así de rica, yo me tomo mi tiempo, para disfrutar y hacer disfrutar, es algo que me encanta hacer, me pone toda mojadita; él jugaba con mi cabello y a ratitos yo lo dejaba que me cogiera por la boca, yo detenía mis movimientos y él lo entendía, me tomaba del cabello y el comenzaba el mete y saca de su verga en mi boquita, llegó el momento donde me detuvo, me tomó de los brazos y me puso de pie, me besó de una manera tan apasionada y se notaba que estaba muy excitado, de nuevo me separé de su cuerpo y caminé hacia mi habitación, me subí a la cama y a gatas llegue a mi almohada y me recosté, el, por su parte se quitó la camisa y se terminó de quitar bien el pantalón y los zapatos, los acomodo en unas colgaderas para bolsas que yo tenía a un lado de la puerta de mi habitación y subió a la cama, también a gatas se puso sobre mí y me besó, no se detuvo mucho y comenzó a bajar.
Entre besos y caricias, llegó a mis pechos, los descubrió de la muy minúscula tela que los cubría y se apoderó de ellos, mmmm su lengua! Sus manos, estuvo un par de minutos haciéndome sentir un placer delicioso sin imaginarme ni un poco lo que aún venía, comenzó a bajar aún más hasta que llegó al límite de mi tanga y dio un lengüetazo a mi clítoris por encima de la tela, soy una mujer que gime cuando estoy gozando, pero ese gemido fue casi casi un grito y eran como las 4:00 am pero como evitarlo si fue riquísimo, bajo mi tanga y obvio al quitarla mis piernas ya estaban abiertas para él, con sus ojos parecía que quería devorar mi vagina y me acarició, pasó sus dedos suavemente por mi vagina, mmmm y suavemente separó mis labios vaginales y se inclinó hasta rozar con su lengua la punta de mi clítoris, que deliciosa sensación me electrizó toda la espina dorsal, gemía, suspiraba, este hombre me tenía en sus manos, literalmente recorrió cada milímetro de mi vagina, cada rincón, lo hacía de una manera tan precisa, suave pero firme, sabia donde presionar y donde solo rozar, donde succionar y donde besar.
No fueron un minuto ni dos, se tomó su tiempo para penetrarme con su lengua, con sus dedos, hasta que me arrancó el primer orgasmo, el continuó, nadie me había dado tanto placer con el sexo oral como el, volvió a subir por mi cuerpo lentamente con besos y caricias, se recostó a mi lado y nos fundimos en besos y caricias, su, espalda, su nuca, los recorría con caricias, su cuello, su pecho, los recorría con besos, éramos un cuerpo fundido en caricias y besos, era nuestra tercer cita y no lo parecía, era un entendimiento total entre nuestros cuerpos, se puso sobre mí, supe que era el momento en que por fin lo tendría dentro de mí, sobra decir que yo estaba súper mojadisima, la penetración dolió un poco porque yo tenía tiempo sin pareja pero fue delicioso! Una vez que estuvo adentro comenzó a meter y sacar a un ritmo riquísimo, la metía toda, sentía yo riquísimo, no paraba de gemir, me hizo tener un segundo orgasmo, yo me aferraba a él, a su espalda, a sus brazos, nos besábamos, me estaba haciendo el amor de una manera tan deliciosa que no deseaba que esto terminará, se separó de mi cuerpo y me giró, me puso boca abajo, junto mis piernas y me penetró, que rico rozaba su verga dentro de mi vagina, raspaba y rozaba cada milímetro yo estaba ya arañando las sabanas de mi cama de lo rico que sentía, solo se escuchaban sus gemidos y jadeos y los míos, me jaló para ponerme a cuatro y me la metió de un empujón, me tomó del cabello y me lo jaló me empezó a dar duro y rápido.
Era demasiado, comencé a gemir muy fuerte, ahhh, ahhhhh con cada metida sus testículos pegaban en mi vagina y eso me encanta, mis pechos rebotaban con cada embestida, un tercer orgasmo llegó, el, al sentirlo comenzó a darme más duro y pude sentir como su verga se hinchaba y palpitaba dentro de mí, entre gemidos llenos de placer los dos disfrutamos de un muy placentero orgasmo, me recosté y él se recostó a mi lado, empezaba apenas a aclarecer, e recostó en su pecho y duramos un ratito así, se bañó pues tenía que ir a trabajar y lo despedí en la puerta de mi departamento, claro, quedamos de acuerdo en volvernos a ver porque después de haber gozado tanto, ambos deseábamos que se repitiera.
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