Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Confesiones

ANTES DE PRIMERA COMUNION cAPITULO I

Capitulo – I –

ANTES DE MI PRIMERA COMUNION…

Siempre ha quedado en mi memoria los eventos que ahora intento plasmar en este escrito pero con reservaciones no lo hice antes porque mis familiares existen todavía y si leyesen estos escritos podría crearles problemas. Esta página de Internet me ha animado a contar estos auténticos relatos.

Éramos una familia numerosa siendo tres hermanas y dos hermanos, en el tiempo que estos hechos acontecieron, mas tarde tuve otro hermano. Mis tres hermanas son mayores que yo, ya casadas y siendo madres y abuelas hace ya tiempo, el pequeño era casi tres años más joven que yo. Mi hermana mayor es 7 años mayor que yo la segunda 6 y la tercera 4.

Si mal no recuerdo creo que yo tendría aproximadamente entre 6 y 7 años y mi hermana mayor Maria Rosa debería estar entre los 14 o 15 y ya entrada en la pubertad.
Los cinco íbamos a un colegio religioso de monjas como era normal en los años cincuenta. Mis hermanas tenían una formación religiosa como la mayoría de los españoles en la época franquista, a mi me estaban iniciando y preparando para la primera comunión que entonces se administraba a los 7 abriles. Mis hermanas eran todas rubias de ojos azules como todos nosotros excepto mi madre que tenia los ojos color miel y pelo castaño.
Maria Rosa, era esbelta y la más alta de mis hermanas con una cara angelical, la segunda Flor Maria era muy vivaracha y se le adivinaba un cuerpo bastante sensual con unas curvas bastante pronunciadas y un trasero bastante atractivo. Las tres eran de complexión fuerte y tenían unos muslos más bien gorditos. Yo Titos como me llamaban era de una carita de propaganda de polvos de talco o de cualquier producto para niños. Unos ojos azul marino y un pelo muy rubio casi dorado y rizado. Todos siempre decían que era muy guapo. Éramos altos para la media de los Españoles de la época, yo casi siempre era el mas alto de las clases.

Vivíamos en un piso bastante grande con siete habitaciones donde mis tres hermanas dormían en una y mis padres en otra. Aunque el piso era grande, así me lo parecía a mi, tres de las habitaciones mas grandes estaban reservadas para mi padre pues era profesor y daba clases particulares todos los días en casa, que sin lugar a dudas era para ganar un dinero extra para poder sustentar a tantas bocas. Otra de las habitaciones que era menor estaba reservada para una criada que teníamos. Creo recordar que yo compartía cama con mis hermanas por lo menos yo y mi hermano menor dormía en una cuna en la alcoba de mis padres. Otra la teníamos como sala de estar comedor.
En frente de los pisos había una explanada enorme donde eran las delicias de todos los niños y niñas vecinos. Este bloque de pisos estaba localizado en un área apartada del centro urbano. Muy cerca corría una acequia y paralela a ella las vías del tren por donde circulaban mayormente trenes de cercanías.
Esta explanada era el recreo de todos los del barrio y allí pasábamos muchas horas jugando a todo, desde guerras entre bandos, escondite, comba, diversos juegos de pelota, médicos, papa y mama, médicos, descanso etc. etc.
Por supuesto había niños y niñas de todas las edades. Teníamos unos vecinos que eran familia numerosa también y mayor que nosotros. Fue con estos mozalbetes que tuve mis primeras experiencias sexuales. Un buen día, recuerdo que era verano y estábamos de vacaciones. Salí a jugar a la explanada y con estos vecinos nos encaminamos cerca de las vías del tren donde la acequia corría y había grandes matorrales en sus orillas. Los grandes se sentaron entre las yerbas y empezaron a juguetear con sus respectivos miembros viriles diciéndose cosas entre si que para mi eran incomprensibles. Nos animaron a que les imitásemos y así lo hicimos los más pequeños. Empezaron a subir y bajar sus manos alrededor de sus penes y aquellos miembros empezaron a crecer de una manera milagrosa, yo estaba sentado cerca de un vecino que se llamaba Antonio que debería tener unos 15 o 16 anos. Imitándole mi pequeña pistolita también tomo forma y empezó a gustarme la práctica. Antonio comenzó a preguntarme por mis hermanas cosas como: si las había visto desnudas y que si las había visto el chochito. Yo le dije que si que mi madre nos bañaba juntos. Me dijo que le gustaba una de mis; hermanas la del medio Flor Maria. Siempre fue la más atractiva, dicharachera y echada para adelante. Me pregunto si tenían vello en los chochitos y le dije que solo mi hermana mayor tenia un poco las otras dos estaban empezando. Con estas respuestas empezó a ponerse más a tono y empezó a sacudirse su pene con más ritmo. En un determinado momento con su otra mano me agarro mi cosita y empezó a menearla. Al principio no me gusto pues tenia entre miedo y vergüenza pero pronto fueron desechados y me abandone a sus caricias. En un determinado momento acerco su boca y con sus labios me rodeo mi pequeño miembro que empezó a tomar una coloración sonrojada. Fue una sensación muy agradable y nada que yo hubiese sentido anteriormente. Después de unos momentos me pidió que yo hiciese lo mismo con el. Yo no se exactamente lo que pasaba por mi cabeza pero veía aquella cosa enorme enfrente de mí con el glande fuera de su prepucio y rojo como un tomate. No me atrevía y Antonio agarrándome por el cuello me medio forzó a chuparle el glande. Empecé a chuparle con mi lengua en pequeñas pasadas como si fuese un helado y encontré un sabor salobre que no me gusto y quise retirar mi boca de cerca de él, fue entonces cuando me dijo que lo metiese en mi boca y cogiéndome por las orejas me forzó e introdujo su uretra en mi pequeña boca, yo casi me atragante pues era muy grande y me eche para atrás tosiendo un poco. El insistió pero esta vez mas amable y me pregunto que se la chupara un poco mas que ya vería como me gustaba. Con recelo me aproxime de nuevo y de esta vez sin forzarme empecé a chuparle su cosa mientras él me acariciaba la mía. Quiero ser sincero y decir que me gustó no recuerdo si el chuparle el miembro o sus caricias pero llegué a un orgasmo que me encantó. De repente el me aparto de su miembro y cogió su erecto miembro con su mano y en cuatro vaivenes empezó a disparar aquel liquido blanquecino y espeso a unos centímetros de su cabeza y después de unas sacudidas más, el resto empezó a deslizarse por su uretra hasta llegar a su mano. Con la otra arrancó unas hierbas y limpió los restos de su pene y su mano. Me quede atónito el ver ese liquido salir de su pistola y le pregunte porque a mi no me salía diciéndome que cuando me hiciese un hombre como el tendría los mismos flujos.
Los otros niños imagino que se entretuvieron haciendo algo similar. Nos subimos los pantalones y nos fuimos a jugar hasta la hora de la merienda cuando mi mama nos llamo desde uno de los balcones.
El resto del día solo quede pensando en aquella sensación y experiencia. Me empecé a manosear a cada minuto que tenia libre y estaba solo. Me masturbaba a menudo e intentaba sorprender a mis hermanas desnudas espiándolas por entre las puertas principalmente cuando iban al cuarto de baño, pero sin ningún resultado pues no conseguía ver nada excepto los pies y los tobillos. Yo andaba loco detrás de ellas aprovechando cualquier ocasión para verlas desnudas pero mis logros resultaron nulos.

Un día de mañana tres niñas vecinas mi hermanito y yo salimos a jugar a la explanada donde cerca de los apartamentos había unos jardines bien cuidados y entre ellos un cenáculo con asientos de obra y laterales y techo forrados de zarzales y rosas. Un lugar esplendido para jugar a papas y mamas, médicos etc. Resolvimos jugar a médicos. Yo me hice el paciente y una de las niñas hizo de medico. Me tumbe en uno de los pollos de baldosas del cenáculo una de las niñas llamada Piluca empezó a auscultarme con un vasito de porcelana que usábamos como juguetes de cocina. Me levanto la camisa y empezó a recorrer mi tórax haciéndome respirar fuerte. Me tomo el pulso y me miro los ojos.
¡Ahora me toca a mi inquirí! A mi hermanito Félix y a Piluca les dijimos que fuesen a la farmacia, ficticia por supuesto, a comprar medicinas.
Nos quedamos Inesita y su hermana Sarita. Inesita era algo mayor que yo tendria unos 8 o 9 años y Sarita quizás 6 como yo. Dije a Sarita que se tumbase en el mismo lugar donde yo había estado momentos antes y pregunté a su hermana, que hacia de mama, que le pasaba a su hija. Me respondió que tenía un poco de fiebre y que se orinaba mucho.
La hice lo rutinario; mande abrir la boca, respirar fuerte, la tomé el pulso. Y dije que tenía que hacerla un examen mas profundo. La ausculté bajándole el peto de un monito que vestía muy simpático. Puse mi estetoscopio en su pecho y baje por su barriguita. Yo ya estaba un poco excitado y la cosita me empezó a cambiar de dimensiones. La quite las sandalias y empecé a palparle las piernas con aire científico, parece que la estaba gustando. Dije a la mama que le quitase el mono a su hija para poder explorarla mejor. Inesita hizo mención de quitarla a la hermana su monito pero ella se negó y entonces Inesita para darla ejemplo se lo quito ella misma y dijo; !ves como no pasa nada! a lo que la hermana la imito. Las dos estaban en braguitas de algodón blancas y bastante recatadas como entonces. Mi ocasión era perfecta, empecé a subir mis manos por las piernas a lo que instintivamente Sarita las cerró. Estaba ruborizada y la dije que se calmase que no la iba hacer nada malo y le dije a la hermana que se echase también al lado de ella que así lo hizo. Comencé a recorrer las piernas a Inesita hasta llegar cerca de las braguitas y la muy picara en vez de cerrar las piernas las abrió un poco. Como no había suficiente sitio para las dos a Inesita la hice cambiar de sitio y se tumbo a continuación de su hermana cabeza con cabeza y las piernas en los dos extremos.
Continué con Sarita y ella, se relajo mas cuando empecé mi recorrido por las piernas, abriéndolas un poquito y cerrando instintivamente sus ojitos. Ahí puse mi mano encima de su chochito por encima de las braguitas y la pregunte si la dolía ahí y con la cabeza negó. Inesita que estaba esperando mis atenciones me dijo que a ella si la dolía. Me acerque a ella y la dije; ¡a ver a ver! ¿Qué es lo que tenemos aquí? Puse mi mano encima de su cosita y ella abrió mas las piernas diciéndome que la dolía muchas veces en ese lugar.
Empecé con mis dedos a recorrerle su rajita y ella se estremeció un poquito llevándose la mano a su cosita. Yo se la aparte con aire autoritario y la dije que se estuviese quieta sino no podría examinarla debidamente, a lo que obedeció inmediatamente diciéndome que la hacia cosquillas. Presione más con mis dedos sobre su rajita y la pregunte si era ahí donde la dolía. Ella me dijo que si pero que cuando le pasaba mis dedos que le gustaba y que el dolor desaparecía. Yo ya estaba bastante excitado en esos momentos y un bultito apareció bajo mis pantalones cortos que intente disimular recolocando mi pistolita desde mis bolsillos.

Inesita era una niña muy bien formadita con unos muslos muy bonitos y torneados de ojos castaños y pelo medio pelirrojo con unas pecas que la hacían muy graciosa. Su hermanita era un bombón de niña, muy delicada y de cara muy finita sus muslitos también eran bien torneados pero un poco más gorditos que los de su hermana.
Mi instinto me decía que tenia que hacer algo y mi cuerpo me lo pedía también pero no tenía ninguna experiencia y no sabia que hacer.
Sarita que la había abandonado momentáneamente dijo de repente que a ella también le empezaba a doler ahí. Es cuando decidí ponerlas de nuevo una al lado de la otra en paralelo. Como el espacio del banco era reducido y no podían abrir las piernas bien, las dije que se subiesen a la mesa que había en el centro del cenáculo que era bastante amplia. Ahí si estaban en una buena posición como si fuera una mesa de operaciones. Las puse sus monitos debajo de las cabezas a modo de almohada y la altura era perfecta para yo poder operar mejor.
Resumí mi exploración médica en Inesita, le abrí las piernas un poquito más y su hermana la imito. Separe las braguitas de Sarita a un lado e introduje mi dedo corazón entre su rajita a lo que ella volvió a cerrar sus ojitos de ángel. Con la otra mano le separe los labios mayores para descubrir esa divina flor que ocultaba entre sus labios mayores. La pregunte de nuevo que si le dolía y me dijo que la acariciase más que parecía que se la iba pasando. Yo la obedecí y continué acariciándola con movimientos de arriba abajo. Sarita me guió con su mano posicionando la mía mas cerca de su clítoris que era como un granito que sobresalía un poco y estaba todo rojito. Empecé a acariciarlo con varios movimientos laterales, en círculos y presionándolo. Ella comenzó a respirar más fuerte y me dio coraje para que siguiese las caricias arqueando y moviendo su cuerpecito. De repente me asió por el cuello y me acerco a sus labios y me dio un beso prolongado con los labios cerrados que yo adore. Instintivamente la cocí una mano y la lleve a mi bultito que empezaba a ser un bulto. Ella asió mi tronquito apretándolo y soltándolo y yo casi no pude aguantar pues veía que iba a tener un orgasmo. De repente ella con sus dos manos coció la mía que estaba haciendo masajes en su botoncito y la apretó fuerte contra su vagina moviéndola en círculos al mismo tiempo y doblo las piernas. Su respiración era rápida entrecortada y gimió como un gatito sin soltar mi mano, duro unos momentos hasta que se fue relajando y soltó mi mano. Yo note espasmos en mi cosita y me apreté contra el borde de la mesa y friccionando y moviéndome sentí un orgasmo dulcísimo.
Inesita se había incorporado y nos decía que la pasaba a Sarita que se había puesto toda colorada y sudaba.
Sarita incorporándose también se sentó en la mesa y se reposiciono las braguitas y bajándose de la mesa empezó a colocarse el monito de color amarillo que llevaba.

A inesita la dije que tuve que darla un masaje a Sarita para aliviarla su dolor en su cosita y que parecía que había hecho efecto. Sarita asintió y dijo que se le había pasado el dolor y que la había gustado mucho y que yo tenía que aplicar el mismo tratamiento a Inesita para que sintiese la mejoría.
Aunque yo había tenido un orgasmo continuaba mentalmente excitado y mi cosita no se había bajado todavía.
Las dije que tenía que hacer pis y me retire del cenáculo a un lado del jardín cerca de uno de los árboles. Las dos vinieron conmigo para vaciar sus vejigas también. Sarita que ya tenia puesto su monito con los tirantes y el peto se bajo los tirantes y el monito y haciendo de un lado sus braguitas empezó a orinar cerquita de mi, mis ojos alcanzaron a ver en primer plano todo su chochito y esto me puso en forma de nuevo. Inesita que estaba solo de braguitas se las bajo hasta los tobillos y también empezó a evacuar, su cosita era un poco diferente; como más abultada y más larga llegándole la abertura hasta cerca de su esfínter y me dejo curioso por ver en detalle como era.

(Continuara en el capitulo II)
Datos del Relato
  • Autor: Charly
  • Código: 19059
  • Fecha: 02-10-2007
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 6.84
  • Votos: 57
  • Envios: 0
  • Lecturas: 7966
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.222.78.65

1 comentarios. Página 1 de 1
Adrian
invitado-Adrian 02-10-2007 00:00:00

Me agrado tu relato es muy exitante, espero que publiques la siguiente parte.

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 38.492
»Autores Activos: 2.278
»Total Comentarios: 11.908
»Total Votos: 512.082
»Total Envios 21.926
»Total Lecturas 105.323.267