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Categoría: Confesiones

ANTES DE MI PRIMERA COMUNION Capitulo III

Capitulo – 3 –

ANTES DE MI PRIMERA COMUNION… (Continuación)

Después de comer nos obligaban a echarnos la siesta, que odiábamos, junto a mi papa en el recibidor en unas hamacas que improvisaban durante el verano.
El se echaba en una hamaca en medio de nosotros dos Félix y yo y le exigíamos que nos contase cuentos pues era un excelente relator.
A los pocos minutos se quedaba dormido y empezaba a roncar que ni un poseso. Es cuando aprovechábamos la ocasión para sigilosamente escurrirnos de las hamacas y escaparnos para la explanada.
Esta vez Félix se quedo dormido como mi papa y fui yo el que en solitario me escabullí para ir a la calle.

Mis hermanas dormían también y mi mama estaría en la cocina o durmiendo.
Salí escaleras abajo sigilosamente hasta aparecer en la los jardines de enfrente de casa.
Eche una mirada a las ventanas donde Inesita y Sarita Vivian por si las podía ver pero todo estaba en paz y en silencio, era verano con un calor sofocante. Empecé andar en dirección a otro bloque de pisos donde un amigo mió vivía y cuando estaba a mitad de camino de un portal salio Cristina y cojiendome de la mano me arrastro a otro portal que estaba en penumbra y en los pisos solo vivía una señora mayor viuda.
Subimos las escaleras hasta el último piso donde había luz, pues el hueco de la escalera tenía una claraboya que iluminaba todas las escaleras.
Me sentó en los últimos peldaños y ella dos mas abajo y empezó el interrogatorio.
Me hizo creer que sabía todo lo que habíamos hecho y quería que le explicase con detalle los pormenores con amenaza de contarles a mis hermanas si no abría la boca.
Tímidamente y cabizbajo le empecé a contar como habíamos empezado nuestras consultas medicas.
Me pregunto si había tocado a las muchachas en sus partes intimas señalándose así misma, a lo que me negué rotundamente. Me cojió una mano y empezó a retorcérmela para que le contase la verdad.
Y con miedo comencé a escupir todo lo que había pasado. Cuando llegue a la parte de toqueteos me encareció que le mostrase a ella donde yo las había tocado y tímidamente le señale con el dedo su cosa entre las piernas. De repente se subió las faldas - que vestía hasta debajo de las rodillas - y mostró unas bragas con puntillas en los bordes de color rosa y apuntando a su entrepierna me pregunto si había sido allí. Tímidamente y sin querer mirar asentí con mi cabeza. Ni corta ni perezosa se bajo las bragas y me dijo que la mostrase exactamente donde y como se lo había hecho a las niñas. Se subió unos peldaños más arriba de donde yo estaba sentado y abriendo las piernas y remangándose la falda hasta la cintura me dijo que le hiciese a ella exactamente lo que yo había hecho a las otras.
Cuando vi semejante chochita se me encabrito el negocio que tenia entre las piernas y se me empezó a notar el bulto. Ella se percato y estirando una mano me toco la pirulita preguntándome que si las niñas me habían tocado la cosa a lo que respondí afirmativamente. Me ordeno que me quitase los pantalones y el calzoncillo que llevaba puesto, pues quería ver mi colita, sobre amenazas de nuevo, a lo que obedecí con recelo.
Una vez desnudo de cintura para abajo me acerco a su regazo y me hizo sentar a horcajadas encima de sus piernas. Note que estaba un poco nerviosa y relativamente excitada lo que me dio algo así… como confianza y relajamiento. Pasaron por mi pensamiento un trote de escenas y pensamientos impuros como nos explicaban en el colegio de monjas.
Pensé que iba a ir al infierno por hacer semejantes cosas y que el padre cuando fuese a confesarme por primera vez no me daría la absolución y no podría recibir la primera comunión lo que me dejo sumamente preocupado. Cuando desperté de estos pensamientos la pregunte si era pecado lo que estábamos haciendo respondiendo que no porque ella me estaba obligando y por lo tanto no tenia que ni siquiera confesar nada ni decir nada a nadie y que si así lo hacia y obedecía a sus mandatos no pasaría nada y tampoco se lo diría a mis hermanas. Esto me dejo totalmente aliviado y relajado.

A continuación me cojió la cosita y empezó a tocármela con delicadeza preguntándome si me gustaba y que si era así que las niñas habían hecho conmigo, asintiendo le dije que también lo habían hecho con la boca. Me izo y me dejo de pie apuntando mi pistola justo a la altura de su boca.

Cristina era una chica estilizada de piernas largas, nariz afilada, pómulos huesudos, finos labios, ojos enormes verdes con pestañas grandes. Su pecho para lo joven que era estaba bastante desarrollado y aunque era delgada tenía unas posaderas bien arredondeadas y casi semiesféricas. Se adivinaba que en unos años iba a ser una tremenda chica a los que los mozos iban a luchar por conseguirla.

Introdujo mi colita en su boca y empezó a chupármela mucho mejor que lo habían hecho Sarita e Inesita, se notaba que debía tener experiencia. Se la metía toda en su boca y con los dientes me presionaba levemente haciéndome sentir unas deliciosas sensaciones.
Mientras demostraba sus habilidades bucales me cojió las manos y las colocó en ambos lados de su cara indicándome que la acercase a mi pene. Con sus manos libres por debajo de su blusa empezó a desabrocharse el sujetador por detrás y se bajó los tirantes por dentro de su blusa dejando sus senos libres y casi saliéndoseles de la blusa que tenía botones delanteros. Abarco sus senos con sus manos y empezó a masajeárselos en círculos subiéndoselos y bajándoselos. Me volvió a sentar en sus piernas, mi colita estaba bien enderezada otra vez y palpitante. Me puso mis manos en sus pechos y me ayudo a que se los masajease como ella lo estaba haciendo. Me gusto, era la primera vez que yo tocaba unos senos de mujer, mis hermanas excepto la mayor y un poco Flor Maria, la segunda, empezaban a surgirles esas protuberancias pectorales pero no eran ni mucho menos del tamaño de las de Cristina. Con nerviosismo se desabotono su blusa y descubrió sus senos. Agarrándose uno con una mano y con la otra alrededor de mi cuello me acerco a su pechos, que tenían los pezones duritos, tersos y sobresaliendo de su masa carnosa.
La piel era blanca y muy suave y sus pezones ligeramente obscuros con una aureola muy grande y rizadita con unos granitos como cuando a uno se le pone la carne de gallina y de color sonrosados. Abrí mi boca y como una ventosa me pegue a uno de sus turgidos pechos. Empecé a succionar y me dijo que lo hiciese despacio pues la estaba dañando. Me giro y me sentó en una de sus piernas y levantándome la camiseta aplico su boca a una de mis tetitas y suavemente empezó a pasar su lengua en círculos alrededor de mi pezón que inmediatamente se puso erecto, con mucho cuidado me agarró con sus incisivos el pezón y en movimiento de zigzag me hizo sentir otras sensaciones que venían e iban como olas desde mi cosita hasta la nuca y de vuelta a mi pezoncito, era delicioso. Se aparto y me explico que así se lo tenía que hacer a ella. Volví a intentarlo y de esta vez con éxito pues parece que lo que yo había sentido unos momentos antes también se le duplicaban a ella. Gimió tenue en mi oído diciendo; ¡así, así Oscarcito! -Oscar es mi nombre-.
Me mantuve por unos cuantos minutos en esta posición, su brazo sujetándome la cabeza y acercándola y retirándola de su seno a momentos. A mi me estaba gustando esa sensación en mi boca y sentir su pezón entre mis dientes y percatarme que a ella le gustaba, me daba mas deleite también. Con la otra mano me volvió a coger mi pistolita y con suaves vaivenes me hacia recorrer escalofríos de placer por todo mi cuerpo.
Me llevo una de mis manos a su vagina y me incitó a que se la acariciara. Recorrí primero toda su abertura de arriba abajo, despacio se movió hasta el borde de la escalera para que su chochito quedase mas expuesto. Estaba llena de pelitos cosa que al principio me dio un poco de repulsión y soltándome de su pecho me eché para atrás para observarla con mas detenimiento. Me pregunto que pasaba, citándola que no había visto ni tocado antes una chochita con pelitos. Me dijo que era normal en todas las chicas y chicos ya grandes y que a mi me crecerían también cuando llegase mi edad. Con una mano se abrió los labios mayores y me dijo; ¡ves! ¡Solo es por fuera!.
Me cojió la mano de nuevo y se la llevo a su vagina, estaba mas rosadita que la de las otras niñas, mas grande, mas mojada y el botón de su clítoris era muy grande y sobresalía como una pequeña montañita. Con dos de sus dedos se lo agarro y se fricciono un poco y me dijo que luego quería que yo le hiciese lo mismo. Expelía un olor mas fuerte que me provoco una excitación mayor.
Me a bordo de nuevo preguntando que si yo les había chupado a las niñas el chochito.
Asentí y me pregunto si yo quería chuparle el suyo. Si decir nada agache mi cabeza y puse mi boca en su conchita, ella se hecho para atrás y abriendo las piernas mas, con las manos se separo sus labios para que yo tuviera acceso de pleno a su cajita de miel. Empecé a recorrer mi lengua de arriba abajo desde su comienzo, cerca de su agujerito trasero hasta arriba de su clítoris. Ella se removió abriendo y cerrando las piernas, se apoyo en sus codos en la escalera y al mismo tiempo se acariciaba sus dos pezones con sus dedos índice y pulgar. Con sus manos me izo la cabeza hasta su otro pecho y yo reanude la práctica que me había enseñado, aprobando sus enseñanzas. Yo me deleitaba por lo menos tanto como ella y me encantaba que ella le gustase también. Estaba en el paraíso y si mal no recuerdo fueron las vacaciones más maravillosas que yo recuerde de mi niñez.

Me volvió a levantar y volvió a introducirse mi pene en su boca subiendo y bajando y engulléndoselo todo pues su boca era mayor que la de Sarita e Inesita, una vez dentro de su boca jugaba con el pasándoselo de un lado a otro de su boca y aplastándomelo entre su lengua y el paladar. Me hacia ver de esta vez las nubes y yo nadando entre ellas. Era maravilloso. No aguante mas y sentí otras convulsiones que me hicieron explotar en otro orgasmo descomunal, con mis manos en sus hombros y bombeando hacia tras y adelante empezaron a aflojarse mis piernas y si no llega a ser por ella me hubiese caído hacia atrás escaleras abajo.

Ella continúo muy despacito mamándome la cosita hasta que poco a poco fue perdiendo consistencia y tamaño.
Se desconecto y mirándome a los ojos me pregunto si me había gustado y asintiendo con mi cabeza la di un beso en los labios. Ella lo recibió y entreabriendo sus labios me metió su lengua caliente en la mía y las dos lenguas se juntaron produciéndome otra sensación inesperada.

Ella estaba muy a tono y no me quería soltar pero yo haciendo un ademán de rechazo me soltó y me pregunto que si ya no quería más. La dije que continuásemos luego pues me había escapado de la siesta y si me descubrían podrían castigarme.
Recomponiéndose, se vistió el sujetador las bragas, me asió de la mano y me acompaño escaleras abajo.
Una vez en el portal me dijo que después de la siesta nos veríamos de nuevo y que quería chupar mi colita otra vez y yo que la chupase a ella el chochito que lo hacia muy bien y que continuaríamos lo inacabado, por lo menos para ella. Yo afirme que así lo haría y me dirigí al portal de mi casa.
Subí las escaleras hasta el último piso, el cuarto y sin ascensor. La casa tenía dos puertas y me dirigí a la que yo había dejado entornada con un papel entre la cerradura y el marco de la puerta. Empuje y la encontré cerrada. ¡Ya me veía castigado sin salir y con una reprimenda y quizás unos azotes también!.
Llame con los nudillos a ver si mi hermano me oía pero nada. Lo llame despacito poniendo el oído contra la puerta cuando de repente se abrió la de enfrente y en el umbral apareció mi hermana Flor Maria y me dijo que le iba a decir a mama que me había escapado otra vez. Me pregunto que donde había ido y la dije que no tenía sueño y me fui a la calle a jugar con amigos. Me dio un cachete en la cabeza y me empujo hacia dentro.
Cerro la puerta tras de si y yo en puntillas me dirigí a la hamaca que había abandonado. Mi padre continuaba roncando a pierna suelta y mi hermano Félix empezaba a despertarse.

(Continuara en el capitulo IV)
Datos del Relato
  • Autor: Charly
  • Código: 19063
  • Fecha: 03-10-2007
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 6.55
  • Votos: 38
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3940
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