Anoche soñé mojado. Anoche te amé con delicadeza, luego intensamente, bruscamente, ¡salvajemente!pues así tu lo pediste.Tus poros se alinearon con los míos como se alinean las aves en su vuelo en perfecta sincronía. Como se alinean las estrellas en la noche en líneas exactas. Sí, tu piel se fundió con la mía. Nuestras manos recorrieron las geografías de nuestros cuerpos con increíble exactitud, con parsimonia al principio, después con intensa avidez, con deseo carnal insaciable. Tu cóncavo se apoderó de mi convexo encerrándolo en una bella y húmeda prisión, en una cárcel maravillosa de la que ningún preso intentaría escapar. Y tu humedad, es mi prisión eterna mi refugio bendito, mi claustro. Y estuve y estoy preso. Y fui y soy tu esclavo, esclavo de tu humedad. Tu cavidad me succionaba como una ventosa, como boca sedienta que bebe del río.Tu prisión sexual me envolvió en una oscuridad húmeda. Se apoderó de mi. Me envolvió con embates rítmicos, cortos y delicados al inicio y luego fuertes, salvajes, profundos. Me transportaste al infinito, allí donde todo es placer. Y me humedeciste, rico, hermoso, sabroso. Pero desperté de mi sueño. Desperté solo en mi cama, húmedo.Con el recuerdo placentero de haberte amado,aunque solo en un sueño. Anoche soñé húmedo. Me mojé con la lluvia de tu perfume corporal, cuyo aroma y sabor son indescriptibles, ¡por sensuales y exquisitos! Anoche soñé húmedo y mi cama por la mañana olía a ti, olía a...¡¡gloria!!