Comportándome como una absoluta aventurera que ha vivido cuatro partes de sexo con mi hijastro, se ha convertido placenteramente en una segunda oportunidad de sentirme amada igualmente regocijada en mis instintos reprimidos de que me coja, coma especialmente se venga con un polvo majestuoso la verga calentona, adolescente, rítmicamente cachona de esta dulce persona que lo quiero más que un hijastro. Sino como un excelente candidato reemplazante de su padre en el ritual de lujuriarme como excitarme entera y solamente a mis deseos carnales de puta cabrona.

Caracterizadas por proveerle los instrumentos espectaculares que no niego tienen un magnetismo muy hipnotizador además muy enamoradores por mis diversos contoneos como movimientos naturales demostrados con mucha pericia de mis contornos anatómicos femeninos naturales. Desde que nací, crecí, madure desde la adolescencia al desarrollarme tanto en mi cuerpo como en mi pensamiento hasta quedar finalmente en la actualidad de mis bellísimos treinta y cinco años cumplidos a mucha honra y por supuesto orgullosamente de informarles.

Aprovechándome de su inocencia, su virilidad prematura que esta en sus inicios, su riqueza de sus eyaculaciones al compaginarse a las mil maravillas con mis orgasmos y finalmente su capacidad orgánica sorprendente y fabulosa que me enloquece; al acostarnos cuando estoy sumamente necesitada obviamente urgida por satisfacer realmente mis debilidades de prostituta alternadora de grandiosas pasiones encendidas y inflamables por la excitación corporal y animal dadas protagonistamente entre la esposa de su padre con su hijastro. Descubro que al vestir, al lucir y al utilizar flamantemente las faldas entalladas con medias resalta el relieve de mis muslos igual de mis glúteos firmes y más parados que nunca; deteniendo exclusivamente las miradas irrespetuosas, indecentes como sinvergüenzas de todos los hombres sin olvidarme de añadir a la de mi hijastro.

Inminentemente no se quedan atrás para nada mis cultivados por supuesto venerados senos voluminosos. Que al mamarlos les deja un grato sabor de placer impregnado en sus bocas y lenguas saciantes de sus hambrientas depravaciones a costa de mi merced de suministradora de festines culinarias de divertida como indecencias orgánicas fantasiosas exigidas por los hombres, con quién me he involucrados en un circulo vicioso múltiplemente al rol de ser una mujer respetada y felizmente casada hasta el día de hoy.

Vulnerablemente no puedo controlarme ni siquiera abstenerme de practicar el sexo libertino. Es que lo llevo sembrado y muy arraigado profundamente dentro de mis patrones de conducta al relacionarme tanto en lo amistoso, compañerismo y en lo personal con los hombres que me enamoro y me gustan la primera vez que los trato y me relaciono con ellos. Alabo todas las caricias entregadas como proporcionadas con mucha picardía cortesanamente en mis glúteos, armados con mucho poder volcado a enloquecerlos al cien por ciento, para dominarlos y manipularlos a mi antojos y a mi conveniencia. Radicalmente a mi favor, para endrogarme con sus posturas de conquistadores, empedernidos por amarme en lo prohibido secreta y en lo sensual.

Anécdotamente no me importa serle infiel completamente a mi esposo porque soy y seré así hasta que me muera y reciclare cuando ya no me sirvan ni siquiera me produzcan algún interés banal como golosamente. Al cambiarlos por otro, que me llene mis gustos costosos como indecentes pro mundi beneficio de mi apetito voraz y agresivo en el arte de amarme al estilo cabaretero como jinete tocador cariñosamente de los genitales masculinos y varoniles para motivarlos, a continuar la masturbación contra mi clítoris vaginal diabólicamente adorable y arrebatadoramente, engañoso, voluntariosamente en mis encantos abrasadoras por vocación instruida en la cama de los perros enloquecidos por tanta carnada de mucha exclusividad a la venta al mejor cliente desconocido.