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ANA Y SU VIAJE A CANCÚN

"El marido de Ana la leva a Cancún"

 

Ana y tengo 29 años, estoy casada y soy feliz con mi marido. Él dice que lo mejor que tengo es mi trasero porque mis nalgas están bien formadas y mis piernas son firmes pues me mantengo en el gimnasio dos o tres veces por semana para agradarle al cornudito de mi marido y otros, como ya sabéis en mis anteriores aventuras.

A él le gusta que vista presentable pero también coqueta de tal forma que la mayor parte del tiempo uso vestidos o pantalones ajustados y eso sí, nunca faltan mis zapatillas pues sé que eso a él le encanta, a todos los hombres.

Resulta que hace tres meses nos fuimos de vacaciones a pasar una semana en Cancún, mi marido y yo. Durante las vacaciones, nos dábamos oportunidad de pasarla bien en la intimidad y buscábamos tener sexo en varios momentos a lo largo del día, nos la ingeniábamos dar rienda suelta a lo que queríamos.

A él le gusta que también use bikinis tanga y así lo hacía, de hecho, creo que somos un poco exhibicionistas y liberales pues de vez en cuando enseño de más, pero él me dice que así pongo cachondos a los demás tíos, por si me apetece cambiar de pollas.

Pasaron dos días y todo parecía que eran unas vacaciones normales, salíamos a algún lugar o parque y por las tardes volvíamos al hotel y descansábamos un rato en la piscina o en las hamacas. el tercer día yo me puse un bikini muy coqueto y cuando me mire al espejo, me quise cambiar sin embargo él me dijo que no me preocupara, que por el no había problema y que me veía muy bonita, inclusive me animo a ponerme unas zapatillas. Sali a la zona de la piscina detrás de mi marido y me di cuenta como llamaba la atención de los demás tíos. Al principio me dio pena pues sentía las miradas de los tíos mirándome el culo las tetas, pero después todo se fue volviendo normal incluso creo que me contoneaba un poco más. Al llegar a la piscina no me metí al agua y preferí quedarme recostada; a un costado mío estaba el salvavidas quien de vez en cuando se volteaba a verme y no quitaba la mirada de mi cuerpo. Tal vez por la sensación de que varios hombres me habían mirado unos minutos antes empecé a sentir algo de morbo y excitación y a propósito tomé poses de tal forma que el salvavidas pudiera apreciar un poco más la desnudez de mi cuerpo. me volteé y la deje ver gran parte de mis nalgas, también me bajé un poco la parte superior del bikini para que pudiera apreciar mis tetas y como me comenzaba a excitar, mis pezones estaban tiesos. Después de un rato volví con mi marido al hotel y tuvimos una noche de gran pasión pues yo ya estaba muy cachonda el coño estaba hecho agua. A él le encanto y me dijo que me había puesto muy cachonda, que le gustaba que estuviera así de contenta y caliente y eso me excitaba más, y me decía” seguro que le has echado el ojo a cualquier chaval morenito y te has fijado en su paquete” jaja..

Al día siguiente la historia fue similar solo que mi marido se percató de las miradas del salvavidas y fue a mi lado, pero para mi sorpresa, lo que hizo fue comenzar a manosearme y me agarro un poco las nalgas y las tetas. En un momento me abrace fuerte de él y le di la espalda al salvavidas la verdad es que era un morenazo joven y se le notaba un buen paquete, y con mi mano, hice a un lado mi bikini de tal forma que prácticamente le deje ver mi culo al desnudo. Coquetamente le rozaba la polla a mi marido y sentí como crecía; al voltear a ver al salvavidas, nuestras miradas se cruzaron y yo solo saque mi lengua y me la saboree como mandando un mensaje de que la estaba pasando bien. Al retirarnos, mi marido me agarro disimuladamente el trasero pues se percató que el tipo nos seguía viendo. Esa noche volvimos a tener un sexo genial y me sentí complacida y follada, pero pensaba en la polla del salvavidas.

Al día siguiente me puse una falda corta y una tanga, arriba solo llevaba una blusa fina y cuando bajé unas escaleras y sin querer tropecé, lastimándome un poco el tobillo. Mi marido me levanto y me ayudo a llevarme a la cama porque sentía un dolor fuerte. Me dijo que iba a avisar aún médico y le dije que podía esperar y que al cabo no eran más que algunas horas que estaba bien y que se fuera él. Después de discutir un rato, lo convencí y me dijo que no tardaría, y regresaría pronto. Al salir me dijo que había pedido que alguien del hotel me revisara y yo le dije que gracias.

Como a los cinco minutos que salió, llamaron a la habitación y me dijeron que una persona iba a atenderme, que no tardaría. Tocaron la puerta y con un poco de dificultad fui a abrir, mi sorpresa no pudo ser más grande pues la persona que me iba a revisar era el salvavidas que por las tardes estaba en la piscina, pero disimule y el mismo me ayudo a volver a la cama. Le explique que me había caído y me examino el tobillo, me dijo que no era nada grave y que me sobaría y me pondría una pomada y me daría unos analgésicos para el dolor. Me pidió que me recostara para sobarme y así lo hice y cuando estaba sobándome me dijo: «nunca me imaginé que iba poder mirar tan cerca a esta mujer guapa». No conteste nada, sin embargo, me acorde de los días anteriores y mi cuerpo sintió una corriente eléctrica. Cerca de mi tenia a un hombre al que le había mostrado mis nalgas y ahora sus manos me estaban tocando y esto me empezó a excitar. Mientras me sobaba, una de sus manos toco un poco mi pierna y mi primera mi reacción fue un quejido que escapo sin querer. Estaba yo jugando con fuego y lo peor es que sentí que mi coño se empezaba a mojar y mis pezones a poner erectos. El debió de darse cuenta pues sus manos tocaron además de mis tobillos mis pantorrillas y esto de plano fue demasiado para mi pues no pude ahogar un quejido más. Lo voltee a ver y estaba sonrojada de pena y dispuesta a parar eso, sin embargo, el continúo sobándome y ahora con su mano arriba de mi rodilla. Voltee a ver su short y vi que su polla estaba creciendo y quizás por el morbo, no dije nada y no quite su mano. Mientras sobaba, su otra mano intento subir de bajo de mi falda y ahí si reaccione y lo rechace, le dije que estaba haciendo, que se retirara o llamaría a alguien del hotel, pero en lugar de hacerme caso, levanto totalmente mi falda y me dijo: «Hoy sabrás lo que es tener sexo y se te quitaran las ganas de andar calentando pollas» quise rechazarlo pero me agarró para que quedara recostada y se puso encima de mí. Lo rechace y lo quería golpear mientras el me ponía su mano en mi coño. al darse cuenta de que estaba totalmente mojada me dijo: «Así es que la putita quiere polla» y eso me transformo, nunca nadie me había hablado así y entre sus palabras y el sentir de su polla junto a mí, creo que fui cediendo. Yo lo empujaba, pero dos de sus dedos habían empezado a tocarme y esto me excito de más y poco a poco iba dejando de oponer resistencia. Mis piernas se abrieron para permitir que me tocara y la sensación de estar por primera vez con un hombre que no era mi marido y sintiéndome excitada me pusieron al borde de mi primer orgasmo.

Él se dio cuenta y aprovecho la situación para continuar hasta hacerme correr con solo acariciarme con sus dedos. Yo estaba cachondisima y ya solo decía: «así, así…» El me acerco su polla a mi cara y sin pensarlo tanto la cogí y me metí el capullo en la boca y empecé a corresponder a sus caricias. No lo podía creer, no pensé en nada y solo sentía un deseo grande de ser follada diciendo «Ya, por favor, ya…» Él me pregunto «¿ya qué?» y no conteste, pero como seguía acariciando mi pipita y sentía que otra vez iba a correrme, olvidándome de todo pudor y demás le dije: «Ya métemela, por favor.»  Él me dijo: «Dime que quieres que te folle» y ya en el punto en que me encontraba, le dije: «Si, ¡¡follame!!, follame por favor!!»

Y sin hacerse del rogar, rompió mi tanga, se puso encima de mí y la metió toda de una buena estocada. como estaba yo muy mojada, entro muy fácilmente y al sentir su pedazo de carne dentro de mí, sentí un placer muy grande, algo que no había vivido y lo atraje hacia mi buscando que me penetrara más. Mientras me follaba, me empezó a decir palabras obscenas como: «Que rica estas putitas», «que bien follas perrita» y esto en lugar de molestarme me excitaba más y le correspondía moviendo mi cuerpo como en señal de aceptación, aunque no decía nada y solo estaba disfrutando. Después de unos minutos y antes de que yo alcanzara otro orgasmo, me volteo y empezó a metérmela por detrás en mi coño encharcado mientras me agarraba las tetas y daba más fuerte al tiempo que me decía: «Así que te quería tener puta, pidiéndome mi polla» y solo acercaba su polla a mis cachetes, pero no me la metía. Como estaba muy caliente, me empujaba yo hacía atrás buscando que me la metiera, pero él se movía y me dijo, «solo te lo voy a meter si me pides polla puta, dime que quieres que te folle como a una puta». Yo estaba fuera de control y muy excitada y es uno de esos momentos en tu vida en que no piensas nada ni en nadie y nunca pude entender como fue, pero al fin pronuncie: «Dame tu polla, métemela toda, follate a tu puta» «Yo soy tu puta y quiero tu polla». Jamás creo no sé yo había hablado así y en unos minutos a un desconocido se lo estaba pidiendo. Después de eso, el cogió su polla y me la metió entre los cachetes, esta se hundió rápidamente y empezó a bombearme al tiempo que me daba palmadas en mi culo y me decía: «Eres la más puta que conozco, hoy te vas a folla a dos pollas sin pudor» «Vamos puta, pídeme más» «Dime que eres mi puta» ,y yo solo atinaba a echarme para atrás y decir: «Si, soy tu puta, dame más polla, soy tu puta y quiero polla» Esto era demasiado para mí y me llevo a tener una corrida más. él se dio cuenta y no paraba de follarme aun a pesar de que yo gritaba como loca de placer.

Debo reconocer que su polla era más grande que la de mi marido y que sabía cómo tratar a una mujer, así es que eso me mantenía caliente de más. Poco a poco el mojo sus dedos y coloco uno en la entrada de mi culo; yo era virgen de ahí y jamás nadie me había follado, pero, así como me tenía, me deje hacer sintiendo sensaciones desconocidas e indescriptibles. Metió una pequeña parte del dedo y sentí un escalofrió y un rayo cruzo mi cuerpo, pero el solo metió apenas la puntita y lo saco. Con mis mismos jugos volvió a mojarme y esta vez coloco dos dedos a la entrada de mi culo, yo estaba cachondisima y dispuesta a todo, pero el solo metía la punta mientras seguía bombeándome por el coño. Yo me daba cada vez más fuerte como pidiendo más y el cómo buen macho, me daba palmadas y me decía: «¿Que quieren las putas? ¿Qué quiere mi puta?» y yo contestaba: «follar que se la follen», hasta que el en un momento dado y viendo mi excitación me pregunto: ¿Quieres que te rompa el culo?» y sin pensarlo dije «Siiii!»

Pero el muy macho mantenía su polla en mi coño y no metía sino solo la punta de sus dedos en mi culo que ya también se estaba excitando. Al sentir que metió un poco más su dedo en mi culo, me hizo excitar mucho y nuevamente sentí que me corría otra vez y volví a bañar con mis jugos su polla. Nuevamente me volteo y se puso encima de mí y aun con la corrida que acababa de tener, me siguió follando hasta que sentí su leche dentro de mí y me volví a correr. Fue algo indescriptible que solo pueden conocer si viven algo así. La saco y me pidió que se lo mamara y con gusto lo limpie y me saboree toda su leche.

Se paro y me dijo, «hoy no tienes tanta suerte y no le tocará a tu culo, pero si realmente lo quieres, te espero mañana temprano en el consultorio, de tu tobillo no te preocupes, te mejorará, lo que necesitabas más ya lo tuviste» y salió de la habitación.

Después de unos momentos de estar sola, se me vinieron muchos pensamientos a la cabeza y hasta llore de arrepentimiento por lo que había hecho, aunque había follado con otros como sabéis no quería hacerle esto a mi marido en un viaje como este. Reaccioné y volví a mí misma cuando vi mi cama totalmente mojada por mis jugos y seguramente por los de él. Había pasado dos horas mi marido volvería pronto, pero mi cuerpo estaba satisfecho y contento. Fueron pensamientos cruzados hasta que atine llamar a recepción para que fueran a arreglar mi cama. Me preguntaron acerca de la atención que me había dado la persona y sin pensarlo mucho dije: «Fue una atención excelente» me metí a la ducha y me cambié para cuando mi marido volviera. El resto de la tarde no hubo más cosas y por la noche cuando mi marido se acercó a mí y empezó a acariciar, recordé sus palabras: «Eres la más puta y hoy te vas a follas dos pollas sin pudor» Esto me calentó y volví a tener sexo con mi marido de una manera desenfrenada; él se sorprendió gratamente y me dijo que era la mejor esposa del mundo.

A la mañana siguiente estaba yo muy contenta, me arreglé sexy y como era el día de regreso me puse algo cómoda, aunque con tanga y zapatillas. Mi marido me pregunto cómo me sentía y le conteste: «Muy bien, pero voy rápido a que me revisen» él me dijo: «Esta bien pero no tardes porque salimos en un rato» y fui hacia el consultorio a mi revisión. Tan pronto abrí la puerta del consultorio, él me esperaba y me dijo: «Puta, sabía que vendrías». Como se han de imaginar, volví a transformarme en lo que él quería y me pedía, me follo nuevamente como quiso esta vez sí me dio por mi coño y obvio también perdí la virginidad del culo. Volví a mi cuarto llena de leche de otro hombre y así sin bañarme, me subí al avión.

No he vuelto a estar con otro hombre que no sea mi marido, pero esto lo recordé porque mi esposo me pregunto este año que si quería ir otra vez a Cancún al hotel donde nos habíamos hospedado hace dos y mi memoria se llenó de bonitos recuerdos.

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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