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"Ana, algo muy pequeño va a cambiar el curso de tu vida."
Esto me dijo una gitana una tarde que estaba paseando con mis dos amigas mas íntimas por la feria de antigüedades y artesanías de San Pedro Telmo en la ciudad de Buenos Aires, Inés y Cecilia le habían dado 10 pesos a una gitana para que me leyese las manos, y la verdad fue que durante varios días esto ocupó gran parte de mis pensamientos a toda hora, y mas aún pasaron varios meses hasta que ello quedó totalmente en el olvido, en un principio pensé un bebé, pero casi de inmediato deseché esa idea, a los 18 años casi a la fuerza quedé embarazada, digo casi a la fuerza por que fue mas parecido a una violación que a una relación.
Un primo mío de 21 años prácticamente me violó en el baño de su casa, ese día perdí mi virginidad y quedé embarazada, a los cuatro meses y también sin quererlo, ya que al final deseaba tener el bebé, tuve un aborto espontáneo, todo esto me llevó bastantes meses de terapia para poder asimilar y asumir todo lo sucedido, en especial el hecho de que jamás volvería a quedar embarazada, el aborto significó una urgente intervención quirúrgica y la consiguiente extirpación del útero y mis ovarios, resumen: jamás podría ser madre, al final pude recuperarme y así fue como afloraron mis sentimientos más íntimos, me incliné más hacia las mujeres que a los hombres, comencé a tener relaciones lésbicas en especial con Cecilia, mi amiga desde la infancia y lesbiana total, es más ella no tiene ningún trauma en declararlo públicamente.
Luego de transcurridos un par de años puede volver a tener una relación sexual con un hombre, por supuesto sin dejar de hacerlo con Cecilia, y con Inés su prima y de la misma edad que nosotras, pero con condición sexual similar a la mía, es bisexual, está casada y tiene al igual que yo una adoración total con su prima, cada vez que se nos presenta la ocasión tenemos entre las tres una orgía sexual fantástica, por supuesto Tomás el esposo de Inés ignora todo esto, para él solamente somos tres amigas de la infancia.
Así fue como un viernes a la tarde combinamos para reunirnos en un café a charlar un rato, reírnos un poco y entregarle a Cecilia su regalo de cumpleaños que había sido un par de días antes, ese día fui al trabajo vestida con una pollera minifalda de jean, una remera color blanca y un saco esport, me puse unas botas de cuero negro media caña y una cartera haciendo juego, además fui con mi auto, para después poder regresar mas tarde a mi departamento sin depender de un taxi o del colectivo, alrededor de las 19 h. llegué al café donde nos reuníamos de costumbre, dejé con el auto en la playa de estacionamiento y entré en el café, Cecilia ya se encontraba sentada en una mesa un tanto apartada del resto del salón y cuando llegué hasta ella me saludó con impactante beso en los labios, su lengua recorrió todo el interior de mi boca, como les comentaba antes, a ella no le importaba que se enterasen de su condición de lesbiana, nos sentamos a charlar y no habrían pasado ni 15 minutos cuando llegó Inés, primero me saludó a mí también con un cálido beso en los labios y saludó a Cecilia, esta por supuesto aplicó en sus labios un beso similar al que me había dado a mí unos momentos antes, así fue como nos sentamos a conversar.
Inés le entregó de nuestra parte el regalo de su cumpleaños, lo había comprado ella, yo no lo había visto aún, pero cuando Cecilia abrió el paquete me quedé asombrada, era un conjunto de ropa interior, soutien, micro biquini y deshabillé en conjunto de color verde agua, totalmente transparente, a decir verdad era algo muy hermoso, nuevamente Cecilia nos agradeció con un sonoro beso a ambas tan hermoso regalo con la promesa de estrenarlo con nosotras cuanto mas rápido pudiese, si accedíamos a ello, esa misma noche.
Así entre risas, cuentos, chismes y alguna que otra caricia transcurrió la velada, cuando habrían pasado unas tres horas necesitaba ir al toilette, las ganas de orinar que tenía hacían que no pudiese aguantar mas, tomé mi cartera, me levanté y me dirigí al baño entre las risas y los chistes de ellas.
No bien hube regresado a mi silla noté que ambas se miraban y sonreían de una manera muy cómplice, antes de que me hubiese dado cuenta de algo, apareció a mi lado un muchacho, era un lustrabotas, se presentó muy formalmente:
-Señortia Ana?? –
y antes de que pudiese responderle continuó:
-Permítame presentarme... soy Andresito el lustrabotas mas chiquitito, sus amigas ya me han abonado una lustrada de su calzado, por favor me permite hacerlo??? –
Me quedé sin saber que responder, miré a ambas y ví como se mataban de la risa, evidentemente Andresito si que era el lustrabotas mas chiquitito, era en efecto un enano, que no medía mas de un metro treinta, o un metro cuarenta a lo sumo, y sin darme tiempo a responder colocó una pequeña alfombrita a mis pies, y acomodó su cajón de lustrar, sus cepillos y cajas de pomadas, puso un banquillo entre mis pies y tomando con sus manos mi pié derecho me ayudó a colocarlo sobre el banquillo para comenzar a lustra mis botas.
Yo miraba a mis amigas con cara de no entender nada, me hacian muecas y con las manos me indicaban el tamaño de la verga que podría tener el enano, ya que varias veces habíamos fantaseado con el dicho popular "que los enanos son bien vergudos", Andresito mientras tanto ignorante de nuestras actitudes se dedicaba afanosamente a lustrar mi bota, primero pasó un paño para quitar el polvo, y luego se dedicó a pasar pomada negra a mi bota, una vez concluido con esto me pidió que cambiase de pierna para poder hacerlo con la bota izquierda, tarea que me ayudó con sus manos, pero de inmediato noté que mientras su mano derecha me ayudaba a bajar mi pié complementaba su tarea con su mano izquierda colocándola debajo de mi pierna justo a la altura de la flexión de la rodilla, ahí no había bota, estaba mi piel, esto no me gustó mucho pero no dije nada al respecto.
Nuevamente al ayudarme a subir mi pierna izquierda repitió sus movimientos, con una mano tomaba mi pierna a la altura del tobillo y con la otra debajo de mi pierna me ayudaba, pero esta vez su manito fue un poco mas arriba la apoyó a la mitad de mi entrepierna, de inmediato lo miré con una cara de rabia al momento que le dije:
-Mirá chiquitín le próxima vez que hagas eso te desparramo de un cachetazo
Se puso un tanto colorado: - Disculpe mi torpeza señorita no va volver a ocurrir, y de inmediato se abocó a la tarea de lustrado de la otra bota, cuando terminó se dispuso a ayudarme a bajar la pierna del banquito y mientras hacía esto me dijo:
-Concluida la tarea, ha sido un placer servirla señorita..
Y diciendo esto me ayudó a bajar la pierna, pero esta vez su mano llegó a rozarme la biquini, sentí sus dedos por sobre ella rozar mis labios vaginales, mi respuesta no se hizo esperar le estampé una fuerte cachetada en la mejilla izquierda, esto lo tomó desprevenido y cayó de espaldas al suelo desparramando el banquito, sus latas de pomada al momento que me levantaba hecha una furia, mis amigas se mataban de la risa, sus carcajadas retumbaban por todo el café, tomé mi cartera y al salir les dije: son unas yeguas, esto es obra de ustedes, no pudieron contestarme nada con el ataque de risa que tenían me miraban y no podían articular ni una palabra.
Llegué al estacionamiento y arranque el auto, cuando iba a salir Andresito ya estaba al lado de la ventanilla, gritaba como un loco:
-Señorita Ana.... señorita Ana.... no fue mi culpa, ellas me.........
-No alcancé a escuchar el resto de la frase, salí del estacionamiento haciendo chillar las ruedas en el pavimento, iba como enloquecida de la rabia que tenía, el viaje que normalmente hago desde el café hasta mi departamento en unos 20 minutos lo hice en no mas de diez, creo que me salté dos o tres semáforos en rojo, conducía como enloquecida, me sentía re mal, abusada en mi intimidad por un don nadie, llegué estacione el auto en la cochera del edificio y subí a mi departamento, me daba la sensación que el ascensor no llegaba nunca al octavo piso donde vivo, entré y me dirigí directamente al baño, en el trayecto iban quedando mis ropas, las botas, la minifalda, la remera, el corpiño, la bikini, todo quedó como un reguero desde la entrada al baño, abrí la ducha y comenzé a darme un baño, agua, jabón y esponja restregaba mi cuerpo como si estuviese contagiada por una peste, tardé mas de veinte minutos en ducharme, me sentía sucia, no se por que pero el recuerdo del roce de las manos del lustrabotas me provocaban asco.
Luego se ducharme, me fui secando hasta la cocina a prepararme un café, mientras se hacía terminé se secarme el cabello y me puse una bata de toalla blanca que acostumbro a usar después del baño, así cuando terminó de hacerse el café encendí un cigarrillo y me senté en la mesa de la cocina a beber el café mientras mis pensamientos volvían a los sucesos del café, al cabo de una media hora decidí irme a dormir, a pesar de no tener sueño me sentía agotada, como si me hubiesen dado una paliza, cuando me dirigía al dormitorio recogiendo todas la prendas tiradas por el suelo sonó el portero del departamento, lo único que me faltaba esa noche!!, serían mis amigas que venían a seguir riéndose de mi, atendí y en ese momento lo pude ver por la pantalla del portero visor, casi me da otro ataque de histeria, era Andresito, lo primero que me salió de mi garganta fue:
-Que querés ahora enano de mierda.....!!!!
-Por favor señorita Ana no ne trate así, necesito hablar con usted,,,, tengo que explicarle lo que pasó.....
En un tono por demás cortante y casi ladrándole le dije: Subi!!!.
Sabía de antemano que esto era nuevamente una broma de mis amigas, le habían dado mi dirección al enano, de otra manera no podía estar en estos momentos aquí, así antes de que pudiese tocar el timbre del departamento ya le estaba abriendo la puerta, no lo dejé hablar, solamente le dije:
-Pasá !!! te doy solamente dos minutos para explicarme lo que pasó, y luego te me vas volando de acá, ahhh y ojo con tus manos que sino te vuelvo a desparramar de un cachetazo....
Lo hice pasar y nos sentamos en el sillón del living, yo un tanto recostada sobre el posabrazos y el en el medio muy tieso, sus piernas no llegaban al suelo, parecía un niño al cual han reprendido severamente por una travesura, - hablá que tenés para decirme......
- Mire señorita Ana.... todo esto fue culpa de sus amigas..., ellas mientras usted estaba en el toilette me llamaron y me dieron 100 pesos para que le lustrase las botas siempre y cuando al hacerlo le tocase... bueno perdone el témino.., su vagina, me dijieron que si no lo hacía hablarían con el dueño del café para que no me dejase entrar mas, se imagina lo que sería no poder entrar en ese café, casi toda mi ganancia del dia la obtengo alli.
-En un principio me negué, pero al final no me quedó mas alternativa que aceptar, dese cuenta que cien pesos yo no los gano ni en tres dias de lustradas.
-Señorita Ana compréndame... es el único ingreso de dinero que tengo y lamentablemente a veces debo hacer cosas que en realidad me desagradan, que van en contra de mi forma de ser, pero debo hacerlas para sobrevivir.....
De inmediato lo interrumpí:
- Mirá Andres, no se por que pero comenzé a llamarlo por su verdadero nombre, tiene que haber otra forma de ganarse la vida, un trabajo mas estable, no digo mas digno, por que ese que vos hacés es muy honrado, pero debe haber una forma distinta...-
-Si señorita Ana las hay y muchas, es mas aunque a usted le cueste creerlo soy licenciado en bioquimica, hace 4 años que me recibí y he recorrido cuanta empresa quimica y farmacéutica hay en Buenos Aires, pero no hay caso, todos los tests y exámenes los paso sin inconvenientes, pero nunca me llaman para cubrir la vacante, seamos realistas, soy enano, y eso no les inspira confianza, pareciera ser que asocian mi capacidad con mi estatura -
Mientras Andrés decía esto, miró su reloj y todo sorprendido me dijo:
-Perdón señorita Ana ya excedí el tiempo de dos minutos acordado, me debo ir.....
Lo retuve de la mano para que no se marchara, no se porque lo hice pero en ese momento sentí lástima por esa personita que tenía a mi lado, al mirarlo a los ojos ví claramente las lágrimas que corrian por sus mejillas.
- Andrés, dos cosas: la primera el asunto de esta tarde al menos para mi queda olvidado, y la segunda, no soy la "señorita Ana", soy solamente Ana ó Anita como mas gustes
Gracias seño.... perdon Anita, diciendo esto tomó mis manos entre las suyas y comenzó a besarlas muy delicadamente, siempre agradeciendo mi consideración para con él, no se lo permití mas que un breve instante, me acerqué a el y abrazándolo comenzé a besarlo en los labios, en un principio se sorprendió por mi actitud, no se animaba a abrir la boca, pero al final viendo mi insistencia por besarlo abrió su boca, mi lengua penetró en ella como una lanza llegando hasta lo mas profundo, él no se hizo esperar comenzó a jugar con la suya, muestra bocas al final se fundieron en un beso que parecía interminable, lentamente le fui desprendiendo los botones de su camisa y comenzé a acariciarle su pecho muy velludo por cierto y en especial los pequeños pezones de sus tetillas que al contacto de mis manos se endurecían enormemente.
El por su parte fue paulatinamente tomando confianza, posó su mano derecha sobre mi pecho izquierdo por sobre la bata empezando a darme unos suaves masajes, aplicando pequeños pellizcos cuando notaba el pezón que se marcaba por sobre la tela, tampoco esta vez lo hice esperar, desanudando el cinto de tela de la cintura abrí mi bata, dejando mis pechos a su entera disposición, ahora si que respondió al instante, se arrodillo a mi lado y comenzó a besarlos desenfrenadamente, pasaba de uno a otro con una desesperación increíble, chupaba uno y acariciaba el otro, y al instante había cambiado besa el otro y acariciaba el que había dejado unos instantes antes, así fue como con mucha delicadeza fue bajando sus labios por mi vientre, terminó de separa mi baja y llegó hasta mi ombligo al cual también le propino una chupada hermosa.
Por mi parte mientras el jugaba conmigo trataba de quitarle su ropa, tarea que el me ayudaba con una de sus manos, la otra para entonces ya se encontraba jugando con mi monte de venus y la pequeña mata de vello que tengo, ya que me depilo bastante dejando solamente una pequeñísima matita de pelitos sobre la comisura de mi vagina, así fue como con su ayuda logré quitarle toda sus prendas, cayendo mi bata al piso junto con su ropa, entonces la vi, que hermosa verga, en un principio me pareció enorme, es decir como les comenté anteriormente, "los enanos son bien vergudos", pero me dí cuenta que no es así, cuando la tomé en mi mano y me incliné para meterla toda en mi boca, ahí me di cuenta, era una verga de lo mas normal pero que con relación al cuerpo de Andrés parecía enorme, es decir era una verga desproporcionada para su cuerpo, tal es así que me la introduje toda en mi boca como si me comiese un chupetín, además les diré que me he comido mas de una vez vergas de mucho mayor tamaño que esa.
Su boca se había pegado a mi vagina como una sopa, casi antes que yo comenzara a mamarle la verga, su lengua ya estaba haciendo estragos dentro mio, mi clítoris recibía la mejor parte, su lengua bastante pequeña pero muy ancha jugaba con total desesperación con mi vagina, recorría todas sus paredes, y se introducía lo mas que podía dentro mio, esto me calentó como muy pocas veces lo había experimentado, oleadas de placer comenzaron a llegar, al igual que las olas que mueren en la orilla del mar y son remplazadas por la siguiente así era la sensación que comencé a experimentar, sabía que en cualquier momento iba a estallar en un orgasmo prolongado y realmente así ocurrió, estallé como un globo.
Una tremenda oleada de placer invadió mi cuerpo desde la punta de los pies hasta lo mas profundo de mi cerebro, con ambas manos apreté con todas mis fuerzas la cabeza de Andrés contra mi vagina, con mas desesperación seguí mamando su verga, deseaba que llenase mi boca con todo su semen, el comprendió mi estado y se dejó llevar, con mas y mas desesperación siguió jugando con su boca entre mis labios vaginales, ambos estallamos al mismo tiempo, cosa bastante rara en una pareja que hace el amor por primera vez, grandes espasmos recorrían todo mi cuerpo, abundantes chorros de semen comenzaron a llenar mi boca, parte escapaba por el borde mis labios y parte lograba que fuese a parar al interior de mi garganta, lo sentía cálido y resbaladizo, era un placer sorberme esos flujos, Andrés por su parte seguía y seguía con su boca y lengua dentro mío, sus cortos brazos apenas llegaban a mis pechos, pero aun así lograba sobar mis tetas con gran delicadeza, sus dedos pellizcaban mis pezones lo cual aumentaba mi placer.
Lentamente nos fuimos apaciguando hasta quedar rendidos sobre el sillón, él acurrucado a mi lado besaba muy suavemente mis pechos mientras que con una de sus manos acariciaba mi vientre hasta el inicio de mi monte de venus, yo por mi parte acariciaba su espalda hasta el comienzo de sus nalgas, parecía que el tiempo se había detenido, creo que había miles de cosas para decirnos pero ninguno de los dos se atrevía a quebrar ese momento de encanto que estábamos viviendo, creo que pasó como cerca de una hora en que estuvimos disfrutando de nuestras caricias, al final me incorporé casi con desgano me dirigí a la cocina a preparar un café para ambos, mientras esperaba encendí un cigarrillo y pensé en lo que estaba viviendo, hacía un par de horas sentía un asco por esa personita que se encontraba recostada en el sillón del living y en estos momentos me sentía dichosa por tenerlo ahí, en mi boca aún quedaba el sabor y la calidez de su semen, en mi cuerpo podía sentir el perfume del suyo, me sentía dichosa y plena de felicidad, jamás pensé que la vida pudiera darme tanta felicidad.
Cuando el café estuvo listo me acerqué a el con dos tazas humeantes para disfrutarlas en compañía, abrió sus ojos y con mucha pereza me dijo:
-Si estoy dormido no me despiertes de este sueño tan hermoso que estoy teniendo....
Se incorporó y sentados muy juntos y desnudos como estábamos compartimos un cigarrillo, charlamos de infinidad de cosas, de proyectos que nunca habíamos podido realizar y de proyectos que si podríamos realizar juntos, cuando nos dimos cuenta de la hora eran cerca de las 3 de la madrugada, le ofrecí darnos un baño, pero se rehusó prefería que el perfume de mi cuerpo permaneciese sobre su piel el mayor tiempo posible, también le ofrecí que se quedase a dormir conmigo, lamentablemente también se rehusó a esto, temía que al hacerlo se rompería el encanto de esa noche y que nunca volvería a ser lo mismo, acepté su punto de vista, se vistió lentamente y lo acompañe hasta la puerta, alzándose un poco y yo agachándome otro tanto nos despedimos con un hermoso beso.
Así como estaba me fui a dormir, me tiré en la cama y me quedé pensando en lo ocurrido, fue como luego de un rato comprendí las palabras de la gitana algo muy pequeño va a cambiar el curso de tu vida. " y tratando de meditar en todo ello me quedarme dormida, no se por qué pero no soñé con nada ni nadie, me pareció que había dormido una hora cuando me despertó el timbre de la puerta de entrada, muy entre dormida miré el reloj despertador, no era tan así eran las 4 de la tarde, había dormido mas de doce horas seguidas, me levanté de bastante mal humor, busqué en el living la bata, me la coloqué y fui a abrir la puerta, antes de hacerlo miré quien era, debí suponerlo, eran Inés y Cecilia estaban un tanto asustadas, ellas me habían llamando cuatro o cinco veces por teléfono y nadie les respondía, la verdad es que estaba tan profundamente dormida que no había escuchado el teléfono, apenas entraron ambas parecían una máquina de hacer preguntas, que pasó, como fue, le chupaste la verga al enano, te la puso toda, te hizo acabar, etc, etc.
Con toda mi paciencia les fui relatando la noche de amor que había pasado con Andrés, hasta que Inés me interrumpió e hizo la consabida pregunta: es cierto que los enanos tienen una verga descomunal???... al instante le respondí: no!!, no es así, lo que pasa es en comparación a su cuerpo parece mucho mas grande y agregué, es mas te diría que tiene una verga normal como la de To... y se me atragantó la palabra, me aclaré la voz y completé la frase como la de todos los hombres.
En efecto, casi se me escapa la última palabra Tomás, hubiese sido el fin de nuestra amistad, en efecto Tomás su esposo era mi amante, prácticamente desde que volvieron de su luna de miel, todo comenzo en una fiesta de casamiento de unos amigos, y desde esa noche hasta el día de hoy tenemos nuestros encuentros amorosos sin que Inés se entere de ello, pero como comenzó esta relación y sus matices se las relataré en cuanto me anime a hacerlo ya que tengo miedo que Inés pueda leer este relato y se entere de que Tomás tiene una amante y que esa amante soy yo.
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