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Categoría: Confesiones

Ana

Nunca fui del agrado de mi tía Betty, la hermana menor de mi papi, mucho tenía que ver que mi madre se fue a Miami con un cubano, paisano de ella, abandonándonos a mi Padre y a mí.



Cuando tendría unos 18 años, mi tía Betty tenía un novio que a mí me fascinaba e inspiraba muchas cosas cada vez que lo veía. Alguna vez sin quererlo los sorprendí haciendo el amor en el living aprovechando la enfermedad de mi Abue quien se tomaba una pastilla para dormir plácidamente. Ellos no me vieron, pero esa noche conocí en vivo el enorme pene de un hombre, como lo chupaba Betty con gran placer y como él se lo metía en su peluda cuca. Esa noche instintivamente puse mi dedo en mi rajita que se mojaba mientras veía la escena causándome gran placer, sin darme cuenta experimentaba una deliciosa masturbación que me encantó y luego se volvió una forma de disfrutar cuando la calentura me asaltaba.



Empecé a salir con chicos pero que nunca me proporcionaban lo que yo deseaba, ya que nuestros encuentros solo se traducían en besos, me cogían las tetas y de vez en cuando se atrevían a sobarme la cuca mostrando un miedo inconmensurable de metérmela. Yo por mi parte si tomaba con mi mano su pene erecto, lo besaba y hasta lo chupaba recordando cómo lo hacía Betty con el de su novio. Por cierto, los que yo tocaba, a pesar de estar erectos y duros no se asemejaban en nada a la enorme cosa de Omar, a quien yo siempre recordaba con un deseo increíble. Aprendí que a los hombres les encanta que les soben el pene y lo chupes, incluso muchas veces terminaban en mi boca y a mí eso me gustaba y divertía mucho. Gracias a eso adquirí una tremenda fama entre los chicos y me llovían propuestas de noviazgo e invitaciones a salir, desafortunadamente lo contrario pasaba con muchas chicas, incluso mis amigas, quienes a menudo me calificaban de Puta.



Alguna vez en una reunión familiar, faltaron sodas y cervezas, Omar se ofreció a ir a comprarlas al SuperMarket, por su parte Betty había subido a la parte superior de la casa y aproveché la ocasión para decirle a Omar que yo lo acompañaba y él aceptó sin más. Una vez en su auto le dije que me enseñara a manejar, el aceptó indicándome que primero me enseñaría a guiarlo con el volante y luego ya sería a manejar los pedales.



Sin más detuvo el auto y me cedió su asiento recorriéndose al lugar que yo ocupaba, obviamente así no era posible, alguien tenía que maniobrar los pedales para que el auto avanzara, de tal forma que me senté en las piernas de Omar y mis nalguitas aun con mi panty puesta, sentían los genitales de Omar bajo su pantalón. Los primeros minutos fueron de mucho interés guiando muy despacio el auto y al poco tiempo empecé a sentir la erección de Omar al sentir en mi trasero como paulatinamente crecía y endurecía, lo cual me hacía recordar aquel miembro enorme introduciéndose en el cuerpo de Betty y desde luego mi excitación no se hizo esperar, llegó el momento en que la sentía enorme y me tomó de la cintura para moverme y acomodarla en medio de mis nalgas, creo que pensaba que no me daba cuenta de ese detalle, pero me estaba matando de placer su dureza y enormidad. Le mandé un mensaje moviéndome para sentir aquella cosa linda en medio de mi trasero haciéndole saber que lo sentía, me tomó de la cintura ya con más confianza para también moverse él y en unos minutos al apretar mi cintura y tomarme de la cadera con ambas manos, sentir su cara en mi espalda y algún gemido que no pudo evitar, me hicieron saber que pronto estallaría y así fue, el apretar mis caderas y sus movimientos me indicaban que se venía.



Segundos más tarde me quito de encima de sus piernas y conduciendo rapidísimo fuimos a comprar las bebidas y ahí nos dimos cuenta de la enorme mancha en sus jeans, lo que lo obligó a conducir rapidísimo nuevamente a su casa no lejos de ahí para cambiarse pantalón y calzoncillos ya que no podíamos regresar mostrando aquella mancha que contenía lo que me hubiera encantado recibir en mis entrañas.



En el trayecto me pregunto muchas cosas, haciéndome preguntas un tanto indiscretas, tales como si ya lo había yo hecho con algún hombre, yo le contesté que nunca, confesándole que él me gustaba mucho, que lo quería hacer por primera vez con él, lo cual le provocó risa, le comenté que a él y Betty los espiaba haciendo el amor y que me encantaba su penesote. Me contestó que eso era casi imposible porque pronto se casaría con Betty y no podía hacerle una traición de ese tamaño con su propia sobrina y bla, bla, bla. También me dijo que lo que había pasado no debía contarlo absolutamente a nadie ni a mi mejor amiga siquiera, porque si llegaba a oídos de Betty o de mi Padre quien sabe lo que sucedería.



Al llegar de vuelta, la cara de culpa de Omar y la intuición femenina de Betty le hicieron sospechar que algo habíamos tenido, pero no hizo comentario alguno, aunque más tarde los vi discutiendo sin enterarme nunca acerca de que, lo único que supe es que Omar nunca más volvió a acercarse a mí, rehuyéndome siempre sin dirigirme siquiera la palabra.



Los deseos de mi Padre de que estudiara en la Universidad, más la influencia sin duda de la celosa Betty, hicieron que me mandaran a la Universidad Mexicana.



Diez años después, estando ya matriculada en la Universidad Mexicana, volvía a mi pueblo a pasar las fiestas de navidad y año nuevo. Betty y Omar ya tenían 2 hijos y venia otro en camino. En una reunión familiar de año nuevo, con unas copas de más por fin me dirigió la palabra, me dijo que me había puesto muy guapa y una bola de tonterías más y me dio su dirección de e-mail para que chateáramos y así lo hicimos. Alguna vez chateando me propuso que para el próximo diciembre llegara un día antes y me registrara en el Hotel mengano muy cerca del aeropuerto en San José y él ahí me recogería… jajajaja ¡y lo cumplió!!! Hicimos el amor desde en la tarde hasta ya casi bien entrada la noche. Lo hicimos 4 veces gozando al máximo de ese enorme pedazo de carne con que la naturaleza lo premió. Me chupó, le chupé, se vino en mi boca, en mis entrañas, en mi recto, nunca un hombre me había dado tanto gozo ni me había hecho venirme tantas veces. Yo por mi parte lo deje vacío, a tal grado que lo tratamos de hacer una vez más y resultó que por más que intentó ya no se pudo venir ni gota y solo me provocó una tremenda irritación acá abajo. Cada vez que regreso lo repetimos, es un hombre que a pesar que ya cuenta con más de 40 sigue haciéndolo de maravilla. Ayyy como envidio a Betty.


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