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Nuestro círculo sexual familiar se va ampliando con la integración de una prima y una tía quienes nos ayudan a mi hermana y a mí a continuar aprendiendo acerca de los secretos del sexo
Después de la primera aventura con Lassie y mi hermana la cual sólo terminó en mutuo pajeo y mamadas, la idea de tirármela casi se me convirtió en una obsesión pero ella no me dejaba llegar. Juntos preparamos otros encuentros en los cuales Lassie se fue haciendo cada vez más ausente pues ya entre nosotros dos existía bastante comunicación salvo en lo referido al sexo duro al cual por el momento Ofelia no aceptaba.
Nos encontrábamos a escondidas en su cuarto o en el mío, a veces en nos encerrábamos en un baño después de yo haber fingido que salía por lo que nuestros padres no sospechaban, otras llegábamos del colegio temprano y nos poníamos a jugar enseñándonos nuestros sexos en distintas posiciones, por ejemplo, a mí me fascina ver a Ofelia, y a cualquier mujer desde su parte trasera cuando se agacha doblando la cintura como cuando recoge algo del piso, la ponía en cuclillas y en muchas posiciones más, pero para evitar sustos, ella no se quitaba el uniforme sino solo los interiores. Un día me inventé que ella se sentara sobre la mesa de la sala que es de vidrio y yo ponerme desde abajo a ver como se aplastaba su concha contra este, allí luego mi hermana se hizo varias pajas mientras yo la miraba por debajo y por más que limpiarnos el lugar, Lassie se la pasaba era lamiendo donde había estado la concha de Ofelia lo cual llamó la atención de nuestros padres y tuvimos que suspender esa función que tanto disfrutábamos.
Muchos fines de semana mis padres salían con sus amigos y Ofelia y yo nos quedábamos en casa descubriendo cualquier cosa que fuera nueva para nosotros.
Un día nuestros padres nos anunciaron durante la comida que el siguiente fin de semana, que era festivo, nos iríamos a una cabaña que alquilarían en una Reserva Natural la cual ya Ofelia y yo conocíamos porque habíamos estado durante toda una semana allí haciendo campamento con los scouts por lo que la idea no nos entusiasmó pero si despertó nuestra imaginación respecto a todo lo que podíamos hacer juntos durante esos cuatro días. Nos miramos como cómplices y no dijimos nada acerca del anuncio de nuestros padres quienes se mostraron muy entusiasmados.
Esa noche. Después que mis padres se retiraron a dormir, me fui directo al cuarto de Ofelia que ya me estaba esperando.
-¿Qué te parece la idea de irnos el festivo?, me dijo apenas entré - No me entusiasma, ¿Y a ti? - A mí tampoco - Entonces ¿Qué hacemos? - Inventemos algo para quedarnos y hacemos de las nuestras ¿quieres? - ¿Pero qué inventamos? ¿Crees que eso es así de fácil?
Ofelia estaba en interiores, un hilo dental de color blanco, y con una camiseta larga, pero así como estaba sentada recostada al respaldo de la cama y con las piernas recogidas, se le proyectaba toda su concha y mi verga empezó a tomar calor, por lo que le dije de una vez
- ¿Lo hacemos? - ¿Quieres? - Sí ¿Y tú? - Yo también - Y sin esperar más fue ella esta vez quien se me abalanzó sobre la verga
-Uy hermanita, estas furiosa ¿No?
Pero ya Ofelia no podía contestar pues se había llenado la boca y ahora sólo se veía con la leve luz que llegaba desde la calle, cómo entraba y salía de su boca mi verga ya mojada por su saliva y por las primeras emisiones de lubricante. Un olor a hembra comenzó a sentirse en la habitación y como por arte de magia Lassie salió de debajo de la cama y subió a ésta meneando la cola y pidiendo participación, así que se metió entre las piernas de mi hermanita y le comenzó a dar lengüetazos a su interior. Ofelia se llevó una mano allí y trató de separar la parte delantera para que la lengua de Lassie le acariciara directamente pero yo se lo impedí pues esa sería mi función luego.
- Deja que siga así y caliéntate bien que después me toca a mí, le dije
Por un buen rato más, ella siguió chupando mi verga y Lassie su concha. Casi me sacaba la leche cuando me dejó de chupar y me dijo:
- Es tu turno
Se quitó el interior y me ofreció su concha abriendo desmesuradamente las piernas. Estaba muy lubricada y allí metí mi cara y mi lengua empezó a explorar cada rincón. Tuve que echar de allí varias veces a Lassie a la cual no podíamos sacar ya del cuarto pues se pondría a llorar y llamaría la atención de nuestros padres.
- ¿Por qué dejaste entrar a la perra?,le pregunté a Ofelia - Por si no venías, qué crees, yo estaba con muchos deseos - La concha de Ofelia me volvía loco, yo no había visto muchas pero aquella era espectacular; sus labios menores eran muy grandes y le colgaban entre los mayores, sus bordes eran oscuros y el interior muy rosado y húmedo, allí donde se unían en la parte superior, se proyectaba un clítoris grande que se ponía muy duro e hialino en su punta cuando se le excitaba. Los labios mayores eran gruesos y largos y el vello que bordeaba a los mismos iba formando una delgada línea hasta el mismo culo que era muy velludo, grande y apretado con una pequeña carnosidad en su parte inferior. Muchas veces le intenté meter allí un dedo pero se quejaba y tenía que desistir. Después me percaté que era debido a mi falta de experiencia.
Le di lengua a la concha de mi hermana hasta que le aparecieron los temblores que acompañaban sus corridas y para evitar que nos escucharan tuvo que taparse la cara con la almohada. Sus flujos bañaron mi boca contra la cual ella frotaba su concha frenéticamente amenazando con ahogarme. Luego de una última contracción se desvaneció sobre la cama y así pudo Lassie terminar el trabajo, lamiendo todos los jugos que ahora corrían por aquella concha.
- Bueno hermanita ¿Y qué vas a hacer conmigo?, le dije - Ella se incorporó y tomó mi verga con su mano izquierda, Mariana es zurda, comenzando a moverla para que volviera a tener la erección de siempre, cuando la logró, entonces me hizo una paja de muchos quilates, ya ella conocía perfectamente la cadencia que me gustaba llevar en mi verga para sentirme a plenitud, un primero y segundo chorros de leche se estrellaron contra su pecho y el tercero, ya con menos fuerza, rodó por mi verga hasta las huevas. Yo no me preocupaba por ello nunca que Lassie estaba presente pues ella se encargaba de dejarlo todo perfectamente limpio y así fue una vez más.
- Bueno hermana, entonces, ¿Qué vamos a hacer para no ir con nuestros padres? - Realmente no sé, ¿Por qué no hablamos mañana de eso quieres? Pensemos cada uno y mañana hablamos. - Bueno si quieres, ¿Dónde hablamos aquí o en mi cuarto? ¿Lo haremos otra vez, cierto? - Ya veremos, no empieces que acabamos de terminar.
Antes de retirarme le pedí que se pusiera como perrita para olerle el culo pues ese olor me fascina. Ella lo hizo y le separé bien las nalgas para que su culo se abriera lo más posible metiendo allí mi nariz y aspirando ese único e inigualable aroma que de allí emana. La verga se me puso tiesa de nuevo y entre oliendo y pasándole la lengua a aquel culito divino, me hice otra paja.
Ese fin de semana Ofelia se fue a casa de mi tía la hermana de mi mamá que es soltera y vive sola y Caridad, mi prima por parte de otra hermana de mamá vino a pasarlo aquí.
Ofelia y yo no habíamos quedado en nada hasta ese momento y todo parecía indicar que tendríamos que irnos con nuestros padres el próximo fin de semana. Mi prima es menor que mi hermana, pero muy desarrolladita y bonita. El primer día no pasó nada, salvo que yo la espié mientras se bañaba por los huecos que para ello tenía preparado. Ya les dije, es joven y formadita pero apenas alcanza a tener vellos en la concha, un hilito medio es lo que se le aprecia, pero me gustó y me dio la idea de decirle a Ofelia que se rasurara de esa manera, así le podía ver mejor su espectacular concha. Las teticas de Cary, así le dicen, eran una divinidad, nuevas, paraditas, como mirando al cielo, con unos pezones rosados y grandes, parecidos a los de Ofelia, su culito redondo y bien formado, pero lo mejor de todo fue cuando se le cayó el jabón y al agacharse a recogerlo me mostró desde su parte posterior, aquellos labios idénticos a los de mi hermana, casi me voy para atrás, no podía ser, la genética no falla en muchas cosas. Entonces deduje que esos labios eran de la familia de mi mamá pues a pesar de haberla espiado muchas veces, nunca se los había podido ver. Si era así, entonces mis tías Leo, con quien estaba mi hermana ahora, y Sara, la mamá de Cary, también debían tenerlos así. Era un nuevo reto descubrirlo. Por supuesto que aquella visión me dio para una buena paja en la noche y para empezar a pensar en cómo entrarle a la prima.
Al día siguiente salimos ella y yo a pasear, conversamos de todo un poco, tomamos helados y regresamos. Mis padres habían ido al club por lo que estábamos solos. Nos pusimos a ver televisión y de repente apareció Lassie meneando la cola y fue derecho a mi verga comenzando a husmear allí. De una me dije: "- Esta es la oportunidad que estabas esperando Juan, ahora o nunca". La dejé hacer mientras Cary miraba de reojo primero y después de que mi bulto comenzó a aparecer por debajo del pantalón, ya miraba con más detenimiento.
- ¿Por qué la perra te hace eso?, me preguntó - Es que le gusta el olor y el sabor, dije - ¿El sabor, y cómo sabes que le gusta el sabor? - Porque ella lo ha probado -¿Cómo así?, me preguntó con admiración - Sí claro, lo ha probado, ¿Quieres ver cómo lo hace?, arriesgué - No, gracias, me respondió - Pensé que allí mismo había perdido la oportunidad y que nada de lo que había pensado se daría. Dejé a Lassie que siguiera en su trabajo y continué observando a Cary a ver qué hacía. Cada vez le ponía mas atención a mi bulto que amenazaba con salirse del pantalón.
- ¿Sabes qué es el bulto que tengo debajo del pantalón y que Lassie huele y lame?, le pregunté. - Claro, ¿Qué piensas?, ya yo no soy una niña, y mi hermano también tiene uno.
Una chispa se encendió en mi mente, había dicho que su hermano tenía uno
- ¿Y por qué sabes que Carlos tiene uno?, le dije - Pues porque lo he visto, y ya no me preguntes más.
No esperé un minuto mas y me saqué la verga preguntándole:
-¿ Será como ésta?
- Ella miró con cara de asombro y me dijo:
- Oh no, más pequeña, esa es muy grande -¿Has visto la de Carlos así tan cerca?, le pregunté mientras luchaba con Lassie quien no hallaba como llegar a mi verga
Se quedó pensativa un instante y luego me dijo:
- Pues la verdad que tan cerca no, pero todas se parecen - Sí claro, todas se parecen pero tienen sus diferencias también. ¿Quiere que te muestre las partes? - Bueno, dijo sin despegar los ojos de mi aparato que casi explotaba, pero me da miedo que vayan a llegar mis tíos - No ellos no llegan por ahora, nos alcanza para mostrarte mi verga y que tú me muestres tu concha, le dije, ¿Estás de acuerdo? - Sí, de acuerdo
Como estábamos en el cuarto de TV en el piso superior, podíamos escuchar la llegada de mis padres, así que nos dedicamos con mucho esmero a conocer al detalle las partes íntimas del otro para lo cual tuve que encerrar a Lassie y hacer oídos sordos a sus quejidos. Cuando casi había convencido a Cary para que pasáramos de mirar y tocar superficialmente, a actuar, sentimos el carro de mi papá que llegaba y tuvimos que dejar lo que hacíamos y abrirle la puerta a Lassie y le dije:
- ¿Te gustó?
A lo cual ella me contestó que sí. Por lo que le repliqué:
- Yo tengo más cosas que enseñarte - ¿De verdad?, me dijo entusiasmada
Esa noche me encargué de dejar a Lassie en la planta baja de la casa y en un papel deslizado a mi prima le dije que nos veríamos esa noche en el cuarto que ella ocupaba, que era el de Ofelia, para seguir aprendiendo. Cuando lo leyó me hizo un guiño cómplice.
No voy a andar con rodeos acerca de lo que sucedió esa noche con mi prima, sólo les diré que la continué enseñando, que le gustó lo que aprendió y que lo llevó muy rápido y bien a la práctica. Ella era una copia a papel carbón de Ofelia sólo que más lanzada pues dejó que le metiera un dedo en su culito apretadito y se movió de lo lindo con él adentro mientras le dama una buena mamada en su conchita que olía a divino. Había sido un buen comienzo, era el segundo día de estancia de Cary en la casa, al otro se iría y no sabía cuando regresaría, así que tenía que actuar más rápido si quería conectarla por el culo como ya había empezado a planear.
Pero mis padres no nos dieron el tiempo que necesitábamos para ello pues era domingo e hicieron planes para estar por fuera todo el día. Cuando regresamos a la casa ya solo restaba comer y llevar a Cary de vuelta a la suya. Me dolió mucho no haber podido cumplir mi deseo, sobre todo por la disposición de mi prima para aprender y practicar. Todavía no me había culiado a una mujer, vivía a base de pajas, mamadas y los favores de Lassie a quien planeé tirarme a la vuelta.
Cuando regresamos ya Ofelia estaba en casa, nos pusimos de acuerdo y me fui a su habitación con la indecisión de si le contaba o no lo ocurrido con Cary. A ella la noté extraña, más viva, deseosa y tomando como nunca antes la iniciativa me dijo:
- ¿No vamos a hacer nada? - ¿Quieres?, le dije, es que estoy un poco cansado - ¿Será?. ¿Cómo te fue con Cary en estos dos días? - Bien será, le respondí - ¿Y, ... qué más?, no me vas a decir que estuviste todo tranquilo y juicioso
Yo no sabía qué hacer, si contarle o no a Ofelia, ella se estaba imaginando cosas pero su imaginación iba por buen camino. Decidí también preguntar mientras pensaba
- ¿Y a ti, cómo te fue con la tía? - Fíjate que muy bien - ¿Cómo así, qué hicieron? - Yo aprender y ella enseñarme - ¿Aprender y enseñar a qué? - Mira Juan, la tía Leo es una experta en sexo y me enseñó muchísimas cosas.
Me quedé sin palabras, sin saber qué decir, los ojos se me querían salir, y Ofelia continúo hablando y contándome cómo la tía Leo le había enseñado muchas cosas acerca del sexo, pero esa historia me dijo que no la contara porque ella la quiere escribir, y claro, ¿Quién mejor?
Sin proponérnoslo, encontramos la solución a nuestro deseo de no ir con nuestros padres durante el puente festivo. Debido a los paros de maestros estos habían decidido recuperar clases los fines de semana y festivos, así que nos quedaríamos y le daríamos la oportunidad a nuestros padres de pasar una nueva luna de miel.
La noticia no fue del agrado de ellos pero qué más podían hacer, ya todo estaba pagado y si no iban perderían el dinero. Ofelia sugirió que la tía Leo viniera a quedarse con nosotros y yo la apoyé. Así se acordó.
Esa misma noche le conté a mi hermana todo lo sucedido con Cary, y nos trazamos planes para los festivos. Pero, ... esa es otra historia que quiero contarles luego.
Juan
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