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Categoría: Incestos

AMOR, PASIÓN Y SEXO CON MI SOBRINA FLORENCIA

 

 

Mi nombre es Ignacio pero todo mundo me conoce por Nacho. Soy un tipo normal, cuando afirmo eso, quiero significar que me gustan mucho las mujeres. Estoy casado, pero cuando se presenta la ocasión me apunto a lo que se presente, obviamente con algunos límites.

Tengo casi 40 años y llevo 12 de casado con Olga, mi esposa. Un hermano de Olga tiene una hija llamada Florencia que hoy tiene 23 años; recibida de arquitecta después de una carrera brillante  trabaja en un estudio vecino a mi oficina. Sin ser una mujer físicamente espectacular podría decirse que tiene sus atributos bien distribuidos. No es bonita de cara pero como siempre va sonriente  tiene un encanto particular. Tiene unos lindos senos, normales y nada de exuberancia en ellos, pero sus piernas largas y estilizadas dan un excelente marco a su cola que es singularmente atractiva por su tamaño y forma.

 Con Florencia siempre hemos tenido mucha química. Desde que la conocí durante mi breve noviazgo hicimos buenas migas. Siempre tuvimos una relación muy afectiva. En las reuniones familiares buscaba permanentemente estar cerca mío, porque decía, que yo era su tío favorito.

Dado que trabajábamos muy cerca, la relación se estrechó porque más de una vez nos poníamos de acuerdo para viajar juntos en mi auto. La dejaba en la casa de sus padres, camino a la mía, ocasión que servía para conversar sobre muchos temas, incluido el sexo.

La situación había cambiado hace algunos días. Florencia en dos años de duro trabajo, había logrado  comprar un departamento para salir de la esfera paterna. Demás está decir que está orgullosa porque lo considera su primer logro económico.

El episodio que voy a relatar sucedió hace un par de semanas y aun hoy no salgo de mi asombro y regocijo.

Salía en mi auto pensando donde cenaría porque era viernes y se avecinaba un fin de semana sin planes porque  mi mujer e hijos estaban pasando unos días de vacaciones fuera de la ciudad. Al poco de hacer unos metros, veo a Florencia caminando. Detuve el coche y le pregunté adonde se dirigía y si la podía acercar. Me respondió que iba a su departamento y de mucho gusto aceptó que yo la llevara, aunque me desviara de mi camino.

En el trayecto conversamos de varios temas triviales hasta que le pregunté qué haría ese fin de semana. Me respondió que esa noche la iba a dedicar al descanso porque había tenido una semana  agotadora y que recién al día siguiente saldría con unos amigos.

Cuando llegamos me preguntó:

…Tío, no quieres bajar a conocer mi departamento?  Te advierto que es pequeño pero muy acogedor.

… Claro que sí, se lo mucho que te costó y lo orgullosa que estás de él.

 

Aproveché que en el camino hay una tienda de vinos y compré un par de botellas frías de cava, para brindar por  la compra del departamento. Al llegar  Florencia me invitó a pasar revista de los espacios que no eran muchos, pero ella los había arreglado con muy buen gusto. Me llamó la atención que el dormitorio tenía una cama de dos plazas.

 

Mientras iba al baño por mis necesidades urinarias, Florencia entró al dormitorio a cambiarse de ropa. En el baño, encontré un canasto para la ropa sucia y al levantar la tapa para curiosear, vieja costumbre mía, encontré una bikini que seguramente mi sobrina había dejado por la mañana. Me venció el instinto y no resistí la tentación de tomarla para embriagarme con  sus olores, los que despertaron mi libido. Después de olerla durante un par de minutos y pasarle la lengua en la parte que cubre la vagina, la froté en mi verga y abandoné el baño recaliente.

 

Al salir encontré a Flor luciendo un juego deportivo que le quedaba muy bien. El buzo le marcaba los senos y el pantalón su lindo culo. Le pedí unas copas para beber el cava que previamente había descorchado, y nos sentamos a conversar de temas varios sobre nuestros trabajos y referencias a la familia.

 

En una pausa de la charla, Flor puso a funcionar el equipo de sonido con temas muy suaves y melódicos. Copa va, copa viene, nos empezamos alegrar. Sorpresivamente Flor me invitó a bailar unos temas lentos. Como el espacio no era muy grande, bailamos en un sitio reducido.  Muy abrazados y  apretados. Casi sin darme cuenta empecé a empalarme,  y mi sobrina al comenzar  a sentir el roce de mi verga, en lugar de separarse, se pegó más a mí, ubicando mi pene en su entrepierna. Alentado por esa jugada, le di unos besos en el cuello que la calentaron un poco más.

 

A partir de allí lo que vino fue un torbellino de pasión amorosa. Mis manos se deslizaron para menear sus nalgas, a lo cual Flor respondió dándome un cálido beso en mis labios. Ese beso inicial dio paso a otros más apasionados. La tomé de su nuca para besarla más profundamente y su boca se abrió a mi lengua para jugar ambas entre sí durante un largo rato. Habíamos llegado al punto en donde la pasión se desata y es imposible volver atrás.

 

Cuando nos pudimos separar nos miramos a los ojos como invitándonos  a seguir adelante con lo que habíamos empezado. Dejamos  el baile.y nos sentamos un  sofá para seguir abrazándonos y besarnos. Del abrazo pasamos a las caricias. Mis manos se posaron sobre su pecho para magrear sus tetas y a decirle al oído lo mucho que me gustaba. De Flor solo se oía una respiración profunda, amén de algunos  jadeos y suspiros. Levanté sus brazos y le quité el buzo para liberar sus senos del corpiño dejando a la vista un par de tetas blancas hermosas   rematadas por aureolas rosadas y unos grandes pezones, que por su de estado de excitación, estaban  duros. Los chupé y mordí durante un buen rato. Mientras hacía esto, me preguntaba que designo extraño me había dado esta oportunidad de hacer el amor con mi sobrina.

 

Flor, a su vez no se quedó quieta porque una de sus manos se deslizó por mi pantalón y se  adueñó de mi verga para apretarla y acariciarla. Volvimos a besarnos con pasión durante varios minutos hasta que Flor me miró con sus hermosos ojos y señalando el dormitorio me invitó a ponernos de pie. Me tomó de la mano y me dijo…vamos?...

 

Una vez allí, empezamos a quitarnos la ropa hasta quedar con solo las prendas íntimas.  Verdaderamente fue una delicia ver a mi sobrina desnuda luciendo un cuerpo maravillosamente juvenil con una piel blanca y ofreciéndome su cuerpo. Me acosté junto a ella y retomamos la sesión de besos y caricias. El grado de calentura iba creciendo a medida que las caricias se hacían en las zonas erógenas. Flor se había adueñado de mi pene y lo meneaba logrando que éste se pusiera como un garrote excitándome al máximo. Yo respondí con más magreos a sus senos, para  luego  meter mano en su entrepierna, donde encontré una concha empapada de sus jugos.

 

Cuando ambos  empezamos a sentir los síntomas de la llegada de un orgasmo, pues los jadeos se hacían más profundos, comencé a besarla por todo su cuerpo. Comencé desde su frente, para continuar por su boca, cuello, senos, estómago, ombligo, hasta llegar a su entrepierna para observar la delicia que el destino había puesto en mi camino. Un pequeño triángulo piloso daba marco a una vagina de labios externos finos y colgantes como las alas de una mariposa. Adentro una vulva de un color rosa pálido que enmarcaba su conducto vaginal abierto para mis caricias. Demás está decir que la zona estaba totalmente empapada de sus jugos. La visión era completamente hermosa y enloquecedora, que se completaba con un perfume de hembra en celo que me trastornó, de modo que mi boca se posó allí para dar comienzo a un festín de chupadas, lamidas y hasta suaves mordiscos que tuvieron su punto culminante cuando liberé su clítoris para darle un tratamiento especial de besos y chupones. Florencia que hasta allí me venía acompañando con sus profundos suspiros, explotó con un tremendo orgasmo que la hizo vibrar con todo su cuerpo, mientras me decía

 

… Qué locura que es esto. Cuanto placer, no pares por favor que estoy en una nube y no me quiero bajar. Es hermoso lo que siento, que locura!  Quiero más, más y más. No termines por favor. Sigue, sigue.

Y yo seguí. Y lo hice porque además de hacerla gozar a mi sobrina, yo creo que gozaba más viéndola disfrutar de tal forma. Creo que en esa tarea mi boca y lengua estuvieron más de diez minutos en los cuales Flor se derramó un par de veces más.

El grado de excitación había llegado a su punto culminante y nos preparamos para el ritual de la penetración. Su vagina palpitante parecía que me llamaba a penetrarla. Levanté sus piernas sobre mis hombros y apoyé la punta de mi verga en su vulva. La penetración fue suave y lenta, tratando de gozar en cada milímetro de avanzada. Flor parecía estar en otro mundo, sus ojos cerrados mordiéndose los labios y de su boca solo se oían suaves quejidos y suspiros de satisfacción.

 

… Qué cosa tan hermosa, quiero ser tuya siempre. Métemela toda, la quiero toda dentro de mí. Te amo tío Nacho, te amo. Sigue, sigue que voy a explotar.

… Yo también te amo querida mía. También yo estoy gozando mucho.

… Quiero que me llenes de tu leche. Lo quiero todo.

… Ya voy mi amor, todo para ti.

Empujando al máximo de mis posibilidades llegué al momento en que mi verga disparó una sucesión de chorros de semen que inundaron la vagina de Florencia, mientras una sensación de alegría y lujuria se apoderaban de mí. Al recibir mi entrega, Florencia se estremeció con otro orgasmo total y atrayéndome hacia ella me abrazó fuertemente para besarme.

Fue un polvo maravilloso que, aún hoy, pasados unos días, recuerdo y vuelvo a sentir que mi verga se endurece.

Después el relax. De espaldas y tomados de la mano, nos quedamos unos minutos en silencio, que Flor rompió para decir

… Qué bárbaro, no? Todavía no caigo, vos y yo acá en mi cama lo más campantes y contentos. Debo decirte que me hiciste gozar como nunca antes lo había experimentado. Creo que logramos una comunión total. Yo te deseaba desde hace tiempo pero no supuse que eras tan fogoso. Sabes una cosa? Me gusto ser tuya de esta manera.

… Florencia, querida, lo que acaba de pasar ha sido maravilloso. Me gustabas mucho pero nunca pensé que yo podía llegar a esto. Fue un regalo del cielo y una hermosa sorpresa que te agradezco mucho. Merecemos otra copa de cava, no?

… Por supuesto, brindemos por nosotros dos y nuestro secreto encuentro.

… Flor ahora que lo pienso, no nos cuidamos y yo me derramé…

… Olvídate de eso, yo tomo la pastilla. Mejor pensemos otra cosa. Porque no te quedas a cenar y a dormir conmigo esta noche?

… Excelente idea, yo no tengo planes y que mejor que quedarme contigo toda la noche.

Después de pasar por el baño para asearnos, ordenamos una pizza que llegó en medio hora, y de la cual no dejamos nada porque el apetito que teníamos era feroz.

Eran pasadas las 10 de la noche cuando nos acostamos. Como disponíamos de toda la noche Intentamos mirar una película pero a la mitad de la misma, coincidimos que a ninguno le interesaba y nos dispusimos a lo nuestro. Volvimos quitarnos la poca ropa que llevábamos y quedamos desnudos uno al lado del otro. La locura que nos llevó al primer polvo había cesado, al menos en mi caso, y dio paso a un ataque de sensualidad que me llevó a pedirle que se pusiera boca abajo. Fue en ese momento que volví a reconocer el regalo que me había dado el destino. Un cuerpo hermoso que empecé a acariciar muy lentamente comenzando por su cuello. Mis manos, mejor dicho mis dedos, se deslizaron por su espalda sintiendo el calor de esa piel suave y tersa. Pasé de su cintura a sus pies. Mi lujuria se desató y besé sus pies y piernas hasta llegar a su trasero. Me deleité con su forma y lo llené de besos, para luego abrir sus piernas y acariciar su entrepierna en la zona próxima a su vagina ayudado por mi sobrina que empinó su cola. Toqué sus labios externos y Flor se estremeció. Seguí y mis dedos buscaron el refugio de esa vulva apetitosa. Miraba sus pliegues y el brillante rosado que se volvía a ofrecer a mi apetito. No dudé y me dediqué a mamar con loca pasión ese rincón tan apetecible. Estaba poseído, una y otra vez mi lengua pasaba por esa superficie que tanto placer me producía. A la vez que mi lengua recorría toda lavulva y el clítoris, mi boca succionaba  y degustaba los líquidos que Flor me brindaba junto con palabras de amor y pasión. Fue inevitable que se volviera a derramar en un orgasmo que la enloqueció de placer.

Nos calmamos y vueltos nuevamente cara a cara, nos fundimos en un beso interminable. Sin embargo la lujuria y el deseo seguían latentes. Ambos sabíamos que debía haber más, así que tímidamente primero y con mayor intensidad después, volvimos con las caricias en las zonas calientes.

Fue su turno. Se adueñó de mi verga que estaba durísima y la miró atentamente por un rato para luego empezara besarla suavemente  desde su base hasta la cabeza. Eran besos cálidos que me gustaron mucho, pero eso no era todo. Se llevó la punta del miembro a su boca y comenzó a lamer y chupar, siempre en cámara lenta como midiendo mi reacción que a esas alturas era de éxtasis total. Estaba en un paraíso de donde no quería irme. Flor siguió su tarea y mientras mantenía la verga en su boca, con su mano me hacía una paja también lenta. Cuando estaba a punto de vaciarme en su boca, le rogué que se detuviera.

… Porqué, no te gusta?

… Ya lo creo que me gusta y mucho, pero si sigues, voy a acabar en tu boca y tal vez no te guste.

… Si vos prefieres paro, pero tal vez alguna vez pueda, no?

… Si mi amor, ya habrá ocasión. Ahora quiero volver a sentirme dentro de ti y entregarte mi semen.

Me puse de espaldas y le pedí que se montara arriba mío. Entendió la propuesta y rápidamente tomó mi falo y lo llevó a la entrada de su cueva. Se deslizó muy despacio hasta que sus nalgas se juntaron a mis piernas. Me miró con cara de complicidad y empezó a hamacarse en un sube y baja que fue de menor a mayor, y donde poco a poco fuimos llegando al paroxismo total que fue el preludio de un orgasmo mutuo de brutal intensidad. El goce fue infinito y durante un buen rato permanecimos en esa posición con mi verga dentro de su vagina hasta que ya perdido el vigor se deslizó fuera. Flor se dejó caer sobre mí para volver a besarnos con profunda intensidad. Luego de unos minutos nuevamente nos llamamos a sosiego, puestos de espaldas y tomados de la mano.

… Sabes una cosa Flor? Creo que esta noche ha sido la mejor de mi vida. Lo que me has hecho vivir excede todo lo anterior.

… Yo Nacho todavía estoy en una nube. Esta es una experiencia que no creo que se pueda igualar. Sabes una cosa, te amo, te amo mucho.

… Y yo también pequeña. Tú eres un regalo en mi vida que no esperaba. Me has vuelto loco de placer.

El dialogo siguió por unos cuantos minutos hasta que poco se fue apagando debido al cansancio. Me puse en posición de cuchara con una mano sobre sus tetas y así nos dormimos profundamente. El agotamiento producido por el juego sexual nos había dejado sin fuerzas y el descanso fue inevitable.

Nos despertamos cuando amanecía, siempre abrazados. Como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, apenas abiertos los ojos, nos empezamos a acariciar nuevamente. La pasión había descansado y se despertaba con todas sus fuerzas, razón por la cual casi ni hubo juegos previos. Mi verga, recobrada su energía, dijo presente y buscó su entrepierna. Florencia recogió el desafío y se dispuso a recibir al intruso. Frente a frente la penetré mientras la besaba con pasión. Estuvimos así largo rato. Mi verga moviéndose dentro de su cueva y besándonos y cada tanto jurándonos amor. Fue un polvo mañanero lento pero hermoso, fuimos llegando poco a poco al desenlace. Primero Flor se descargó mientras me abrazaba fuertemente, y luego me tocó el turno para volver a llenarla de mi leche.

Era mañana avanzada cuando decidimos levantarnos. Flor marchó al baño para bañarse, mientras yo preparaba el desayuno. No quise bañarme, porque como le dije a ella, quería llevarme puesto su olor y sus jugos por un rato más.

Nos despedimos luego de otra larga sesión de abrazos y besos, con la promesa de volver a repetir los momentos vividos.

Debo reconocer que me costó mucho retirarme, porque verdaderamente había pasado una noche espectacular y deseaba fervorosamente repetirla. Por fortuna, no tendría que esperar mucho.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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