Amiga entendé, tiene la pija enorme y me sabe coger como nadie, ayer me llevo a un hotel, pidió la habitación más cara y me uso como su esclava sexual.

La verdad siempre te voy a agradecer que me hayas permitido cogerlo, te casaste con un verdadero macho.

Primero me tiro a la cama, me chupo la concha como nadie, me hizo acabar tres veces, veía que mis piecitos se torcían de placer, iba y me los  chupaba, para luego volver a mi concha.

Sé que lo que te cuento, es de un verdadero macho, y ese es tu marido, el que te lleno dos veces, por eso mismo quise sentir lo mismo y le pedí que al final del polvo acabara adentro, bien adentro.

Ya en cuatro patas, yo con mis pies cruzados y sacando culo, bien empinada como su hembra hambrienta de pija, le pedí que me lo hiciera, que clava esa verga dura y venosa contra mi enorme culo, bien hasta los huevos, y si que lo hizo, bombeaba con tanta rabia que tenias que verle la cara de placer del pijudo, yo lo miraba a través de un espejo como su pecho y brazos estaban empapados de sudor, me estaba matando velozmente.

Con mis manos hacia atrás, mientras él me hacia el culo, yo le tocaba las bolas y le decía que las tenia llenas de leche, que todo eso iba a parar a mi gran concha.

El me daba nalgadas en el culo y me decía que era el tamaño justo para su verga dura, que los culos de mi tamaño eran para reventarlos sin parar.

Me puso de costado como para hacer cucharita, pero el sobre mí, y amasándome las tetas, siguió cogiéndome el culo una y otra vez, con rabia, sudor y calentura, tu marido me deseaba tanto que era uno solo en semejante polvo, estábamos tan bien conectados que no parábamos de gozar ambos a la vez, cada vez que me hacia acaba, sacaba la pija enorme, agachaba su cabeza y lamia todo lo que había explotado yo, así sin parar, un verdadero macho resistente y caliente, yo creo que más que nada, el hecho de saber que somos amigo lo hizo poner como un toro.

Ya después de 5 horas de puro reviente, el se merecía explotar, por lo que me arrodille como su puta y a los gritos salvajes empecé a pedirle la leche desesperada, el más dura se pajeaba para explotar, mas yo le gritaba, le sacaba la lengua, deseaba todo su jugo. Y si que exploto, saco una cantidad enorme de leche, sin parar salía de su enorme pija, mi cara bañada, mirándolo fijo a los ojos desde abajo, me trague toda su leche, lamí lo que había quedado en el piso, y me tire en el suelo totalmente agotada y exhausta por un polvo de horas y horas.

Amiga ahora entiendo porque te enamoraste de semejante macho.