Yo tenía entre 24 y 25 años, asistía a un gimnasio donde practicaba artes marciales desde temprana edad, iba entre semana por las noches, pero con el tiempo corto y los deberes de la oficina se me empezó a complicar, por lo que me cambiè y empezé a ir los sabados por la mañana, asistía un niño como de seis años de edad, y su madre lo dejaba por la mañana y lo recogía al filo del mediodía, siempre que yo salía de la ducha y me encaminaba a casa siempre lo veía sentadito en una sala esperando que lo recogieran, Ese niño me recordaba mi infancia en el gimnasio. Un sábado estaba un poco agotado y decidí descansar un rato en la sala de espera y me puse a charlar con el niño, ya pasaban las 13 horas y no llegaban por él, más tarde apareció la madre del niño, apresurada porque su vehículo había sufrido daños y Luisito me la presentó, era más o menos de mi edad, si mucho me llevaría uno o dos años, me agradeció por haberle hecho compañía a su hijito, y luego se marcharon, Ella era alta, de un cuerpo muy precioso y de un busto exquisito, firme y delicioso trasero, muy hermosa de cara, blanca y naríz respingada, de hermosas piernas largas torneadas, y ojos café claro. Un tiempo después pasó lo mismo, se retardó y como ya había hecho amistad con el niño, me quedé haciendole compañía, ésta vez eran casi las tres de la tarde, y enfrente había una cafetería y le invité al niño a una hamburguesa y un helado, sl llegar su mamá, nos acompañó con un helado y platicando me dijo donde vivían, si bién era un poco distante de mi casa, tomabamos la misma ruta o sea que yo pasaba como a treinta metros de su casa, por lo que le ofrecí que los días sábados yo podía llevarme a Luisito y lo pasaba dejando en casa, y así lo hicimoa. Pasaron como 6 meses, y a veces me invitabam a almorzar y platicaba con el abuelo de Luisito, ya de edad avanzada y matabamos el tiempo jugando ajedrés y tomando una o dos cervezas, lo que me tenía intrigado era que nunca veía al padre de Luisito, pero en una ocasión el abuelo de Luisito me comentó que cuando Amanda tenía 19 años resultó embarazada de un tipo y que nunca más se supo de él. Todos los sábados la pasabamos jutos y a veces llevabamos a Luisito al cine u otro lugar. La amistad fué creciendo pero nunca pasó a más, era evidente que yo le gustaba mucho a Amanda y ella a mí pero siempre se guardaron las distancias. En una ocasión no llegó Luisito al gimnasio, y de regreso pasé a verlo, estaba muy resfriado al igual que el abuelo, y me comentó el abuelo, que Amanda estaba muy triste porque ese día viajarían a un departamento de Guatemala llamado San Marcos, para asistir a la boda de una su sobrina que había vivido con ellos el tiempo que estudió en la universidad, y que se querían como hermanas con Amanda y debido al clima muy frío de San Marcos y ellos enfermos no asistirían, ya jugando ajedréz me dice el abuelo, y porqué no acompaña Usted a Amanda?, ya que estaba muy ilusionada. Al llegar Amanda se puso muy felíz y quedé en pasar más tarde por ella. Como parentesis les contaré que el Gimnasio había un tipo grandulón que se dedicaba al fisicoculturismo, practicamente de tanto músculo formado era casi deforme, pero comentaban que en algunas ocasiones habían ido a tomarse unos tragos, y que ya bolo empezaba a tocar a los compañeros. Yo tengo un pene por así decirlo grande (8 pulgadas y grueso) y en una ocasión Luisito se dió cuenta de que el grandulón con una cámara polaroid instantanea me fotografió con la verga colgando, él a escondidas le quitó la foto para luego entregarmela, pero se le olvidó, ese día que pase por Amanda Luisito me lo contó, yo no sabía nada y me dijo que se mamá había encontrado entre un libro la fotografía y le dijo la verdad, y que su madre le había dicho que había que romperla, cuando Luisito me lo comentó también inocentemente me dijo que no la había roto sino que la había guardado y que el varias veces se dió cuenta que seguido veía la fotografía y se encerraba en el baño con ella.

Después de aproximadamente seis horas de camino ya estámos en un mirador, ya para descender al valle donde está la ciudad, el paiseje maravilloso, y dispusimos bajar un rato para estirar las piernas, eran casi las seis de la tarde el frío era intenso saqué del vehículo un sueter y se lo coloqué sobre sus hombros para cubrir su espalda al darse vuelta para agradecerme nuestro rostro quedaron muy cerca y no pude más, besé su boca y ella me correpondió, fué un beso largo y apasionado, nuestras lenguas se unieron, y ella mordía suavemente mis labios, se pegó a mi cuerpo y la verga empezó a endurecerse, y ella restregaba su cadera para sentir el bulto, llegaron otros vehículos y tuvimos que retirarnos. Al llegar a la ciudad buscamos un hotel para pasar la noche, Yo pedí dos habitaciones, ella se me quedó viendo extrañada y se pegó a mi cuerpo y susurrando me dijo que solo una habitación. Primero se duchó ella, y luego yo nos arreglamos para ir a la recepción, casi a filo de la una de la mañana los novios se fueron a la luna de miel e instantes después nos retiramos nosotros. Al entrar a la habitación nos fundimos en un beso largo, y luego varios más, juntos nos metimos a la ducha, yo la enjaboné y ella a mí, con deleite frotaba sus manos en mi verga erecta, casi masturbandome al deslizar sus dedos llenos de jabón. La llevé a la cama, abrí sus piernas y empezé a juguetear con mi lengua en su vagina chiquita, rojita, de un sabor especial, metí la punta de la lengua en su orificio, y se vino en tremendo orgasmo, gimiendo y sollozando, le puse el pene en la boca, y dudó en chuparlo, no lo había hecho antes, pero por el tremendo orgasmo que tuvo pensó en devolver el favor, lamía torpemente, poco a poco le tomé la cabeza y empezé a meterle el pene en la boca despacio, luego ya lo chupaba, y lo lamía, poco después se lo metí más y le eyaculé en la boca, no tuvo más remedio que tragarse la leche, luego empezé a besar sus hermosos pechos firmes, duros, blancos de pezón rosa, sentía el endurecimiento de la punta de su pecho, luego empezé a besar nuevamente su panocha, estaba super empapada, lentamente la empezé a penetrar, su vagina fué abriendo paso a mi verga, sentía lo liso de sus paredes, era un calorcito especial, mientras entraba ella apretaba sus paredes, haciendome sentir una delicia, era maravilloso penetrar su vagina estrecha y caliente, mis huevos toparon en sus nalgas, al irme de un envión cuando se la tenía a la mitad, sólo pujó de la envestida, y al cabo de unos instantes sus caderas se movían en circulos, levantaba sus nalgas en cada ensartada que le daba, estaba gozando como loca, puso sus ojos casi en blanco, se pegó a mí y gritó del orgasmo que tuvo, y luego me vacié en ella llenandole sus entrañas de leche, esa noche no dormimos cogimos como locos, hsta que no aguantó a que se la metiera de nuevo, vi su canal, estaba irritadísimo y de un color rojo oscuro, a punto casi de sangrar, según supe era la tercera vez que estaba con un hombre, dos con el padre de Luisito y esta vez que cogió como nunca, yo estaba con la verga superparada, la garganta ya le dolía de tanto mamar, por lo que la puse en cuatro y lentamente se la fuí metiendo en el culo, hasta desaparecerla completa, sentía que la iba a partir en dos, sólo mordía la almohada y me pedía desesperada que le echara mi leche, me vacié y lentamente se la saqué, aquel hoyito cafecito de un principio terminó como tunel, super abierto y con hilito de sangre. Ese día le hicimos un hermanito a Luisito, cuando regresamos ese día no fuí a dormir a casa, don Rogelio el padre de Amanda estaba con una sonrisa de oreja a oreja, me sirvió un trago y salimos a la terraza y fué cuando me dijo, si no le animo a irse con Amanda, ella no tendría ahora esa felicidad que no puede esconder.