Una adivinadora qué lee las manos o otras partes de los cuerpos humanos; recorre el área de ropa de mujer en que toma de los percheros tres faldas de vestir una de poli piel con cuero y cremallera, una corta de cuero con varios zipper finalmente una larga de cuero en que pregunta donde están los probadores el vendedor le informa por accidente este le roza la mano en un glúteo percibe que quiere sexo con ella en uno de los probadores en que se pasa manoseándola como acariciándola hasta tocándola inclusive vistiéndola al ver por sus propios ojos y personalmente cómo le queda y le luce cada una de estás, no le dice nada de sus imágenes lo acompaña sonriéndole entra al probador que anda en ese instante con mujeres saliendo y entrando al sentirse algo aliviada como tranquila se las prueba al informarle al vendedor me gustan y me quedan a la medida le pregunta tiene de estás blusas o camisas tigresa que acostumbran a llamarlos y conocerlo en el mundo de la ropa cómo animal print.

La lleva a los mismos percheros qué le muestra accidentalmente este le roza la mano en un muslo, al instante presiente y le vuelve una premonición en que le tiene una mano puesta en la cintura que se le pega de lado al manoseársela cómo tocársela hasta apretársela de un glúteo en que sonriéndole le dice quiero hacerte el amor y estoy perdidamente enamorado de usted cuándo la vi entrando al almacén, la adivinadora no le dice nada de estas imágenes ni se alborota le da su tarjeta de presentación llámeme y saque una cita conmigo para leerle su futuro que es muy interesante al sonreírle la adivinadora que quedo sumamente interesada, deleitada, deseada, caliente, apasionada, zaceada e incitada por este vendedora del área de ropa de dama a donde entro desde un principio y muchas cosas más a más no poder entre ella y el vendedora que no está nada de mal pro la edad madura es todo un tronco de macho que sabe lo que busca y quiere de una mujer de su calibre y protagonismo sexual actualmente.