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Adicta al semen

~~Hola a todos nuevamente. Mi nombre es Fernando, tengo 24 años, y soy de Montevideo, Uruguay. A continuación les relataré la verdadera historia de una amiga que se transformó en una adicta al semen, y por ese motivo le puse este título al relato. Su nombre es Laura, y es la misma amiga a la que inicié en la zoofilia, y cuyo relato fue publicado en vuestra página el 19 de noviembre de 2002.
 Hace 12 años que soy amigo de ella. Laura no es una chica sumamente atractiva, lo único que tiene de bonito es el culo, pero no tiene mucha teta, y su rostro no es muy bello que digamos. Su cuerpo es armónico, pero no se destaca en nada, excepto por su culo.
 Nunca fue una chica afortunada con los hombres. Además de no ser muy atractiva siempre fue muy tímida, y eso llevó a que su sociabilidad con los hombres fuese escasa. Yo era (y soy) su único amigo varón confidente. Ella me contaba de sus calenturas, de sus masturbaciones, de sus fantasías sexuales, de su deseo por perder la virginidad, etc. Omití decir que actualmente Laura tiene 25 años, pero que la historia que contaré a continuación comienza cuando ella tenía 22 años.
 Un cierto día, como tantos otros en los que hablábamos mucho de sexo, ella me dijo estar muy caliente y con unas ganas enormes de coger. Yo había cortado una relación con una muchacha hacía unos meses, y también necesitaba un poco de ejercicio puesto que tenía leche hasta por las venas. Mientras ella me relataba la humedad que corría por sus piernas yo pensaba si era correcto ofrecerme para sacear su calentura. Pensaba para mis adentros que no tendría por qué haber problemas si ambos podemos diferenciar claramente una amistad de una relación sexual. Ella es inteligente e indudablemente capaz para separar ambas cosas. Entonces, le propuse ser quien la iniciara en las prácticas sexuales. Y para mi asombro, no lo tomó a mal, sino que se limitó a preguntarme si en serio le ayudaría a sacear su calentura. Mi respuesta fue más que obvia, evidentemente estaba dispuesto a cogérmela, y más cuando pensaba en que su culito podía ser mío. Luego de unos minutos de conversación acordamos lo que me había propuesto. Había que esperar a que sus padres viajen a Atlántida (viajaban cada quince días) para tener un fin de semana a solas con ella.
 Llegó el día esperado. La llamo por teléfono y le pregunto por nuestra cuestión. Me respondió que ése sábado siguiente sus padres iban a Atlántida, y que el camino estaba despejado. Así acordamos una cita para el sábado luego del mediodía, ya que sus padres partirían por la mañana. Aproveché para seleccionar dos películas pornográficas de mis preferidas. Una donde hay sexo anal y literalmente le destrozan el ano a una rubia, y la otra que es una película donde más de 20 hombres acaban en un vaso, y una chica bebe absolutamente todo el semen de los 20 tipos.
 Al llegar el sábado, aparezco en su casa con las películas porno. Ella me preguntó de qué eran esas películas. Le contesté que era una sorpresa, y que antes de empezar nosotros, íbamos a mirar las películas. Luego de tomar un whisky (ella sabe que me gusta mucho el whisky, y siempre que voy a su casa me ofrecen) optamos por ir al dormitorio de sus padres porque allí está la videocassetera. Nos acostamos sobre la cama, yo me saqué mis pantalones, y ella se sacó sus zapatos, nada más. Le dije que se pusiera cómoda, que se quedara en ropa interior, como para romper el hielo que separaba la cuestión. Lo hizo, pero sólo se quedó con el pantalón, y arriba tenía un corpiño. Comenzamos a mirar una de las películas. Y resultó ser la de la chica que tragaba semen. La vimos todo lo que duró (son varias las chicas que beben cantidades industriales de semen, y la película tiene una duración de 40 minutos) pero Laura no entendía por qué no habían escenas donde los actores estuvieran cogiendo. Le expliqué que la temática de la película era esa, chicas saboreando semen y bebiéndolo como si fuera un manjar. Me preguntó si realmente era rico como parecía para las actrices. Le respondí que ninguna de las tres chicas que habían bebido de mi semen hasta ése entonces, me había dicho que fuese feo. Lo bebían y nada más. Le pregunté si quería probar semen. Me miró con cara de desconfianza y lujuria al mismo tiempo. Era evidente que la película le había despertado una nueva fantasía sexual. Nunca se habría imaginado que el semen se puede beber. Y mucho menos debe haber pensado que se puede beber de un vaso como si se tratase de un vino fino. Su deseo sexual había cambiado. Ya no quería que se la cogieran, quería beber semen como lo hacía la chica de la película. Me contestó que no sabía, que no estaba segura, que era algo nuevo para ella, pero reconoció que haber visto la película le causó un cierto grado de excitación. Inmediatamente le pregunté si quería beber semen directamente desde la pija, o si prefería ir a buscar un vaso a la cocina para yo poder acabar unas cuantas veces. Inclusive, le dije que no me quisiera engañar, que sabía bien que deseaba probar semen. Me dijo que tenía razón, pero que le daba vergüenza que yo pensara que ella era una guarra como la de la película. Entonces, le dije inmediatamente y sin dejarla hablar, que fuese a buscar un vaso.
 Mientras Laura iba a la cocina a buscar el vaso, yo imaginaba que iba a tener que acabar unas cinco veces por lo menos para tener una cantidad dentro del vaso que le permita un par de tragos a Laura. Pero como hacía tres meses que no cogía, tenía semen hasta para regalar. Cuando llega Laura con el vaso yo estaba completamente desnudo, y con la pija dura como una estaca. Laura nunca había visto una pija en vivo y en directo y me quedó observando boquiabierta. Le dije que se aproximara a mí, lo que miedosamente hizo. Le puse su mano sobre mi pija y le dije que me masturbara llevando el cuero de la pija hacia delante y hacia atrás, y que el vaso lo tuviera en la otra mano. Cuando estuviera por acabar le avisaría, y ella pondría la entrada del vaso en la punta de mi verga para que se derrame el semen. Me pajeó durante un par de minutos (más mal que bien) y cuando iba a acabar le avisé y puso el vaso en posición. Un torrente de semen salió despavorido desde mi pija hasta el fondo del vaso (no olvidar que hacía tres meses que no cogía), inmediatamente salió el segundo chorro, y así sucesivamente hasta que cinco chorros de semen bien blanco, y caliente, cayeron en el vaso. Laura me miró inmediatamente esperando que le diera la orden para comenzar a beberlo. Asentí con la cabeza. Laura tomó el vaso y lo arrimó a su boca. Con mucho miedo y desconfianza tomaba el vaso, mientras parecía dudar si tragar el semen o no. Apoyó sus labios sobre el vaso, y lo empinó. Se llevó a la boca un sorbo de mi semen. Con lentitud lo saboreó y lo tragó. Le pregunté que le había parecido, y me respondió textualmente: ?exquisito?. Entonces, Laura ya con más confianza sabiendo que el contenido del vaso era de su agrado, empinó el vaso y bebió todo el semen, lamiendo el vaso en aquellos lugares donde existiesen rastros de semen. Culminado esto, me miró y me dijo gracias, pero quiero más. No sabía yo qué hacer. Tenía que esperar un ratito a que se me volviera a parar. Pero, lo peor de todo es que la segunda acabada no es tan potente como la primera, lo que significa que en el vaso iba a caer menos semen en esta oportunidad. Le pregunté si quería beber medio vaso, más o menos como bebía la chica de la película. Me dijo que sí sin dudarlo. Allí mismo le expliqué que un hombre solo no puede llegar a medio vaso, que para eso se precisan unos 5 a 7 hombres. Me miró perpleja. Era tan inocente que creía que un tipo podía tranquilamente acabar y llegar a medio vaso. Le dije que podía solucionar el problema, pero que tenía que llamar a algunos amigos para que llegaran a la casa y poder cumplir con su petitorio. No le gustó mucho la idea y me dijo que prefería que eso sea en otra oportunidad porque no quería meter tanta gente en su casa, además todos eran desconocidos para ella. Ese día acabé 6 veces en el vaso y ella bebió el semen a lo último, puesto que le había sugerido que me dejase acabar unas cuantas veces para que luego pueda tomar todas mis acabadas juntas. Así lo hizo, y bebió el semen como una sedienta. Se lo tragó todo, y pasó su lengua por los rincones del vaso, hurgando hasta la última gota. Cuando me fui de su casa, me quedé pensando en que había ido a cogerla, pero sin embargo terminé siendo el lechero a domicilio.
 Ahora el objetivo era otro. Tenía que hablar con 6 o 7 amigos para poder cumplir la fantasía de Laura. En una tarde ya tenía a los 7 protagonistas. Conmigo seríamos 8. Hablé con Laura y le comenté que los candidatos ya habían sido seleccionados. Uno de ellos, Daniel, vive solo, así que el lugar no era problema. Arreglamos para un viernes por la noche. Laura llegó al apartamento a la hora acordada. Los hombres ya habíamos llegado todos antes que ella. Cuando llegó Laura fue el centro de atención. Le pregunté si había traído aquél vaso, el de su primera tragada de semen (pregunta más que estúpida), a lo que contesto que no, porque imaginaba que en el apartamento de Daniel habrían vasos. No demoramos mucho en comenzar la sesión. La película porno nos excitó a todos, incluido a Laura (me refiero a la película porno de las chicas que beben semen en vasos). Pasó el primero, masturbándose delante de Laura quien lo miraba fijamente a la cara y a la verga. Laura tomó el vaso y lo puso en posición una vez que el primer chico le avisó que se venía. Luego el segundo, yo, el tercero, el cuarto, etc., y antes de que comenzara a beber ése semen, el que había acabado en primer lugar volvió a masturbarse y a volver a acabar en el vaso. Le siguieron todos los demás, incluido yo, obviamente. En total habían en el vaso 16 acabadas, casi medio vaso. Laura estaba más que satisfecha, se notaba en su cara. Cuando le ordené que podía comenzar a degustar el semen, no dudó en llevarse el vaso a la boca, apoyar los labios en él. Bebió con suavidad, saboreando el néctar, deleitándose el paladar con 16 acabadas de semen. Bebió un sorbo, y se sacó el vaso de la boca. Lo saboreó y se escuchó un gemido similar a: ?¡¡Mmmmmmhh. !!? Luego bebió dos tragos más y exclamó: ?¡Qué delicia!? Siguió con dos tragos más, tragaba cada vez más rápido y su lengua recorría sus labios, buscando allí los últimos restos de semen. Así continuó con el vaso, bebiendo el contenido entero del mismo, con sorbos cortos, disfrutando el semen como si se tratase de champagne. Para finalizar con ése vaso, lo lamió entero para sacar los restos de semen que hubieran podido quedar adheridos a la pared del vaso, e incluso le llevé una cuchara de té, para que pudiera recoger el semen que hubiese quedado en el fondo del vaso. Laura escarbó con la cuchara algo de semen que no podía beber directamente del vaso, y se llevaba la cuchara con semen a la boca, como si estuviese comiendo dulce de leche del tarro. Chupaba la cuchara como una hambrienta. Repetimos esta operación una vez más, lo que indica que nuevamente habían 16 acabadas en el vaso. Esta vez no alcanzaba al medio vaso (obviamente, había cada vez menos semen al ser tantas la acabadas), pero fue suficiente como para que Laura tenga otra ración. De la misma forma que el primer vaso, bebió todo el semen, utilizando la cuchara de té nuevamente para escarbar hondo en el vaso y dejarlo completamente vació, lavado, como si nadie lo hubiese usado. En total, en esa noche, Laura había tragado 32 acabadas de semen. Hasta ese momento, fue todo un record. Luego lo superó, pero eso es motivo para otro relato. Laura llegó a tragar 40 acabadas. Es lo máximo que ha hecho, es su record. La delicadeza y satisfacción con las que bebía el semen del vaso eran una clara muestra de que estábamos ante una chica adicta al semen. Y tan es así, que el tiempo nos dio la razón, puesto que estos encuentros se repetían una vez por semana. Y el contenido de cada encuentro era siempre el mismo: masturbarnos delante de Laura y derramar el semen en el vaso, para que luego ella lo beba todo, sin desperdiciar ni una gota. Estos encuentros ?de semen? (así le llamábamos con Laura) duraron hasta hace 8 meses, momento en el cual inicié a Laura en la zoofilia, y ya nunca más quiso tragar semen humano; ahora traga semen de perro.
 Espero que este relato les haya agradado. Y me gustaría que me escribieran mujeres sin límite de edad que hayan practicado este tipo de encuentros ?de Semen?, que quieran saber algo para aprender, que se sientan interesadas en esto, que sea una fantasía, etc. Me gustaría intercambiar con ellas experiencias, opiniones, o simplemente que me cuenten si les gusta beber semen, o si les gustaría beberlo. Se despide: Fernando.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 10
  • Votos: 1
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