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Categoría: Fantasías

Acompañe a mi ahijada a su revisión con el ginecólogo, nunca me imagin

Acompañe a mi ahijada a su revisión con el ginecólogo, nunca me imaginé que terminaría follando con ella y que me gustaría tanto

 

Regresábamos del ginecólogo, de su cita mensual; tenia ya casi 5 meses de embarazo, la barriga algo redondita, su cuerpo aun lucia esbelto de espaldas, las caderas se habían ensanchado de un modo precioso, las tetas pequeñas que tenía habían crecido… se veía aun mas bonita de lo que ya es… iba apoyada en mi brazo y recargaba su cabeza en mi hombro, caminábamos despacio.
Adrianita aun es muy joven, tiene 15 años, bajita, delgada, facciones finitas, ojos claros, piel blanca. La conozco desde muy pequeña y siempre he cuidado de ella; bueno, casi siempre… si no, no la habrían preñado y dejado a su suerte, es muy humilde, el novio, que es mayor que ella, se aprovecho de su ingenuidad y la embarazo, dejándola sola, es mi ahijada y le tengo mucho cariño, así que cuando mi comadre me contó su situación, me hize cargo de ella, pues es una chica seria, tranquila y educada, así que empeze a pasar mas tiempo con ella, a pesar de la molestia de mi mujer, que por cierto ya no estábamos muy bien entre nosotros.

-Gracias padrino, por preocuparte tanto por mi, por cuidar de mi y mi hijo que espero, sin usted, no se que habría

hecho, gracias, es usted muy bueno padrino, algún día le pagare, no se como, pero le pagare todo

lo que siempre ha hecho por nosotros, por mi, por mi bebe, lo quiero mucho, ojalá algún día yo pueda

encontrar un hombre bueno como usted padrino…- dijo mirandome a los ojos con ternura.

Me beso cariñosa la mejilla, la verdad esque me gustaba pasar mas tiempo a su lado que con mi esposa, su ternura, su candidez y su admiración hacia mi persona contrastaba con el trato de mi mujer, así que no era raro que empezara a sentir algo por ella, mi esposa había salido de viaje y no estaba en casa, tendría todo el fin de semana para estar solo y la invite a desayunar a mi casa, le dije que yo le prepararía el desayuno, ella acepto encantada, se que le gusta estar conmigo porque la trato bien, la mimo, la conciento mucho, es una chiquilla consentida cuando esta conmigo, la malcrió mucho creo.

Desayunamos, nos sentamos en la sala, le quite los zapatitos y comenze a masajear suavemente sus lindos y pequeños pies, no entendía como alguien podía abandonar a una mujercita tan encantadora, bonita y jovencita, yo en su lugar hubiera aprovechado esa oportunidad de tener una mujer tan linda y buena, me casaria con ella y la hubiera cuidado, así se lo dije, ella se sonrojo. Luego de aquel cumplido, ella me dijo que no comprendía a su madrina, que era tonta al descuidarme, que ella estaría encantada si yo fuera su marido, pues así como era yo con ella de atento y cuidadoso, sería la mujer mas feliz del mundo.

Yo tenia 35 años, 20 años mas que ella, suspiraba disfrutando las caricias que le daba en los piesitos,le acariciaba la barriguita con ternura y ella me miraba dulcemente, con ternura, le gustaba mucho estar conmigo era notorio.

Nos miramos a los ojos, por un momento no hubo necesidad de decir nada, ambos lo sabíamos desde hacia tiempo, solo que no nos habíamos atrevido a demostrarlo, me acerque a ella con cuidado de no incomodarla, pues por su estado le costaba ya trabajo moverse, bese sus mejillas y su cara, ella entrecerró los ojitos suspirando y entreabrió los labios, esa boca pequeña y delicada cuando sintió mi boca cerca de la suya, bese sus labios despacio, ella suspiraba mientras me correspondía, besar sus labios delgaditos, jugosos, aspirar su aliento, probar su salívita dulce que sabia a miel fue de lo mas rico, sabia que mi ahijada de alguna manera esperaba eso de mi, nos besamos tiernamente durante un buen rato, el beso mas largo que recuerdo, rodeo mi cuello con sus brazos y entregada me ofrecía su boca, al terminar de besarnos nos miramos a los ojos, me sonrió tímida y cálida, mi corazón latía con fuerza, no podía creer lo que estaba ocurriendo.

-Que rico beso padrino, mmm nunca me habían besado de ese modo, con esa ternura y pasión, que rico beso,

¿que va a pasar padrino?, yo… yo… lo amo, lo amo con toda mi alma, mmm ¿usted?, ¿usted siente lo mismo por mi?, ya que

no quisiera causarle problemas con mi madrina, ella también es muy buena conmigo padrino- me dijo inocentemente, como si fuera aun una niña.

Sin mas, desabroche su blusa y mirándola a los ojos, le saque las redondas y gordas tetitas, que estaban cargadas de leche ya preparándose para el bebe en camino, las acaricie con deleite, pequeñas cabían en mis manos, pero estaban redondas, ella gimió dulcemente, sonrojandose que le viera las tetas, las acariciaba, las oprimía suavemente, sus pezones rosaditos éran diminutos, suculentos, me incline y empeze a lamerlos, a chuparlos despacio, quedito, ella suspiraba y gemía dulcemente, sentía sus deditos acariciar mi cabello tiernamente, al mismo tiempo acaricie sus rodillas, sus muslos esbeltos, suaves de piel firme, ella los separo un poco dejandose tocar, mis dedos llegaron a su entrepierna que se sentía cálida y húmeda, la tela de sus pantaletitas, pude sentir claramente el vello púbico bien apretado por la tela delgada, ella gemía y jadeaba cada vez mas profundo e intensa, acaricie su rajita sobre la tela, ya chupaba mas goloso sus gorditas tetas, succionando sus pezones provocándole espasmos de placer, sentía mi verga a reventar dentro del pantalón, así que me puse de pie frente a ella y me desabroche los pantalones, la miraba con deseo y lujuria, se veía tan delicada, tan inocente e ingenua mi ahijada.

-No se que pase después Adrianita, oh mi amor pero te deseo, me gustas mucho y también te amo,

te amo Adrianita, solo a tu lado me he sentido muy feliz últimamente cariño, oh mira como me tienes

bebe, mira esto de mi entrepierna tu lo provocas Adriana, ¿te gusta mi amor?, ¿si mi niña?,¿te gusta mi verga Adrianita?- le dije, mientras ella se excitaba.

Ella asintió, se humedecía los labios con la punta de la lenguita, miraba como sus hermosos ojos admiraban mi tranca erecta, dura, parada y bien rasurada, que yo sujetaba de la base parandola hacia ella, ver sus gestos, su expresión de admiración al verme de pie frente a ella, me provoco orgullo masculino, su vocecita aun infantil me enardeció aun mas.

-Oh padrino, sí, sí… es hermosa, oh que linda se ve así afeitada… yo… yo no tengo mucha

experiencia en esto, usted lo sabe padrino, es la primera vez que veo una así, es mas grande que la de mi ex, y se ve linda,

oh si me gusta padrino, me gusta mucho, es tan gruesa, es enorme- decía con timidez, alabando mi miembro.

Me pare frente a ella y acaricie su cabello con ternura, tener así a mi ahijada, a mi disposición y dominio me calentó, le pase la verga por la cara, por los labios jugosos y húmedos, ella me miraba admirada y sonrojada, estaba apenada a pesar de todo, caliente la frotaba la cabeza entre los labios, ella mirándome abría la boquita para tragarla, pero yo jugaba con ella y solo se la frotaba, pasaba mi verga en esos labios rosas.

-¿Eso crees Adriana?, de veras piensas que es enorme mi amor, oh mi amor pero si no es tan grande bebe,

tranquilamente estoy seguro que te cabe mi cielo, Adrianita no sabes las ganas que tenia de estar

así contigo mi niña, solo que no me atrevía a pedírtelo, no sabia que tu pues… que a ti te

agradaría estar conmigo, soy mas adulto que tu, ¿no Adrianita?, ¿no lo crees amor?- decia con lujuria a mi nena.

Me sonrió amorosa, y decidida me sujeto de la verga, su atrevimiento me encanto, deje que sus deditos, que sus manitas pequeñas y delicadas conocieran mi tranca, la recorrió de arriba abajo, desde la cabeza hasta los guevos, acariciandome todo el tronco a lo largo, sentía sus manitas cálidas, suaves, lengüeteo suavemente la cabezota sin dejar de mirarme amorosa, tierna, pero con un brillo diferente en los ojos.

-Pero no lo eres Alejandro, no lo eres para mi buena suerte, siempre te vi como un padre desde pequeña

que has cuidado de mi, yo tampoco te lo dije, me parecía imposible, eres casado, y ademas padrino, ¿como ibas

a fijarte en una niña como yo?, pero te amo, desde siempre te he amado y desde pequeña estaba muy

enamorada de ti, ¿no recuerdas cuando te decía que de grande me iba a casar contigo padrino?, ya no lo

recuerdas mi amor… yo lo decía en serio Alejandro, mmm y ahora al menos en parte mi sueño de niña se me

esta haciendo realidad, yo te amo y esperaba desde que empezaste a cuidarme y a llevarme al doctor…

cuando te preguntaban si tu eras el padre de mi bebe, y que tu sin preguntarme contestabas que si, que tu

eras mi esposo, yo.. amm que tonta voy a escucharme, pero me sentía muy feliz que dijeras eso, me emocionaba

que al menos esa gente que no me conoce, me viera como tu esposa, Alejandro te amo, te amo mucho.

Abrió la boquita y queriendo me demostrar quizá que ya era una mujer plena, se metió mi verga a la boca, mirándome con esos hermosos ojos suyos empezó a mamar, que rico la chupaba aunque era muy evidente que no era muy experta en eso, si me gustaba porque era ella, pero aun no sabia muy bien como hacerlo, me lastimaba con los dientes, pero no le dije nada, deje que ella solita se clavara mi verga en la boca, no le cabía toda, apenas la mitad, su boca la abría en forma de O para engullir mi carne dura y caliente, que hermosa lucia mi ahijadita, le acariciaba el lindo rostro y el cabello largo, lacio, negro dejándola que me la mamara como ella quisiera, haciéndome bufar de placer… derramando algo de baba en su boca.

-Aghhh así Adriana, así Adriana oughh princesa pero que rico me la estas chupando mi amor… eres

maravillosa bebe, te juro que nunca me la habían mamado así de rico como tu mi niña, oughh… eres… muy

buena mamandomela, mmm mi amor te juro que soñaba con esto todo el tiempo bebe, te lo juro… así..así

así quería tenerte Adriana… te confieso que solo hace muy poco que pienso en ti como mujer, ahhh… no te sientas

mal… pero..para mi solo eras mi ahijadita, eras una niña, no la mujer hermosa que ahora eres… oh Adriana… si…

pero desde que convivo contigo, te he mirado distinto y me gustas, me gustas mucho mi amor, te vez tan sexy

con tu barriguita… Adriana… gracias… gracias mi niña por dejarme estar aquí contigo, te amo

Desnudos en la cama, cuidando de no incomodarla, tratándola con ternura, le abrí las piernitas, ella obediente las separo para mi, mostrándome su pequeña y delicada rajita, los labios eran delgados, delicados, bien peluditos, ella es bastante peludita, su triángulo lucia hermoso, tupido, espeso, negros, largos, rizados y lustrosos vellos marcaban un triángulo perfecto que enmarcaba su linda panochita, la olí y saboree su aroma, de su vulva roja fluía un liquido transparente de aroma delicioso y me comí a mi ahijada, me como embelesado esa tierna y casi inexperta vagina, estaba seguro que jamas la habían disfrutado como yo iba a hacerlo, ¿que podía enseñarle un chamaco calenturiento?, yo era ya un hombre y le iba a enseñar a mi ahijada, le iba a enseñar a la niña el verdadero placer, la iba a convertir en mujer. Adriana con las piernas flexionarlas abiertas para mi, con su estomago redondito lucia provocativa, cachonda, sexy, como esas modelos porno de embarazadas, jamas me había cogido a una mujer preñada y eso hacia mas caliente el momento, ella me sonreía coqueta, adivinando mis pensamientos ò quizá los había dicho en voz alta sin darme cuenta…. con voz melosa e infantil me hablo…

-Ah… padrino… ¿nunca habías estado con una mujer en mi estado verdad?, ¿es la primera vez que estas con

una mujer embarazada verdad?, dime que si por favor, quiero ser la primera al menos en eso, perdóname…

perdóname mi amor… te hubiera dado todo… si hubiera sabido lo que iba a pasar… ah… padrino… te juro… te juro…

que habría esperado… habría esperado por ti… mmm para que tu fueras el primero, yo soñaba con

que tu mi amor… ah me estrenaras, te lo juro, era mi deseo, mi sueño de mujer que tu fueras mi primer

hombre… ¡ahhh! ya para que te digo esto verdad, pero es verdad mi amor… mmm papi que rico siento, ¡ohhh!

que rico me lo haces, nunca había sentido esto, es riquísimo- decía con placer, gimiendo de exitación.

Le alze las caderas suavemente y le abrí las nalgas, oliendo y besando su ano, ese precioso y pequeño fundillito, que lucia arrugadito, rosadito, pequeño, delicado, la mire con lujuria, exitado…

-Aun no es tarde, bueno eso creo, ¿oye mi amor?, tu novio, tu ex, disculpa que lo pregunte Adriana, pero

¿te convenció de hacerlo también por atrás?, ¿bebe lo hiciste ya por tu hermoso ano?- preguntaba curioso mientras la penetraba

Esperaba que dijera que no, entonces ella se sonrojo mucho y sonrió nerviosa.

-Ay padrino, que cosas dices ¡no!, ¡claro que no!… ah como crees amor… ay que pena, no, desde luego que no, ya que

nunca me pidió eso, te lo juro mi amor, creeme por favor… jamas lo hicimos por ahí, de hecho te juro que fueron

muy pocas las veces que estube con el, te digo la verdad mi amor… yo no quería… pero el

en cierto modo me presiono y obligo a hacerlo, yo no estaba segura, pero no supe decir que no… yo lo quería

mucho… pero antes, mucho antes, ahora ya no siento nada por el, te lo juro, a ti es a quien amo y mucho…

tienes que creerme mi amor…

Le creí… Adriana era una chica buena y era claro que se habían aprovechado de su ingenuidad, esa vez le hice el amor, me la cogí dulcemente, con suavidad para no lastimarla… mucho tiempo después descubriría que ella mentía, que ella había sido quien había insistido a su novio en tener sexo, que era una chica mentirosa y aprovechada, como tantas en el mundo, que fingen inocencia y esconden una mujer fatal por dentro, que ella buscaba a su ex para seguir jodiendo, para follar como una puta, mientras a mi me decía que yo era el hombre mas dulce, tierno y el mejor esposo del mundo, pues pasado el tiempo, me separe de mi mujer, lleve a Adriana a vivir conmigo y la hice mi esposa, yo en casa cuidando al bebe, y ella de puta dándole las nalgas a su ex, tampoco era cierto que no había tenido sexo anal, de hecho así fue como empezó a tener sexo, su primera vez fue por el ano, pero eso fue después…

Todo el fin de semana la paso conmigo, cogiendo como desesperados, ella era caliente, golosa, ardiente y complaciente, cuando la penetre por el ano, creyendo que era su primera vez, ella lloro, pero me dijo que no me detuviera, que la lastimaba solo un poco, pero que si era lo que yo quería, que lo hiciera, que era mi mujer y estaba para complacerme, fue un fin de semana muy rico, dándome las nalgas sumisa y obediente, haciendo todo lo que yo quería y se me antojaba, con esa ternura e inocencia me enamoro en esos pocos días, me dejo prendado y loco por ella, no use condón ni una sola vez, ni siquiera para metérsela por el culo, quería que ella tubiera mi leche, así me corrí dentro de ella, de su vagina y ano todas las veces.

Mi esposa regreso y todos los días veía a Adriana, nos metíamos al hotel y gozábamos como animales, ella embarazada era mas sabrosa, mas caliente y complaciente, que rico era vivir esa aventura con mi ahijada.

-Cómprame lencería mi amor, quiero verme sexy para ti, quiero usar lencería bonita para ti, se que estoy en

una situación que quizá no luzca bonita, pero quiero que me veas bonita, sexy, soy tuya mi amor y quiero

agradarte, te gustaría verme en lencería, medias de red, ligueros, zapatillas altas, ¿corazón?, ¿si papi?, me

compras lencería y sabes, nunca e usado tanguitas, quiero usarlas para ti mi amor, quiero que me veas

con deseo y lujuria, quiero ser tu PUTITA siempre, ya vez que me lo dices siempre, que soy tu puta, tu linda

PUTITA mi cielo, pues cómprame ropita, ¿si?, oye te amo, te amo Alejandro, eres mi esposo, ¿lo sabes?

Y asi es como la gozaba mas, incrédulo ante mi suerte de haber encontrado una mujer hermosa, joven, sexy, atractiva y que me admiraba, y en la cama era ardiente a pesar de su embarazo…

Datos del Relato
  • Categoría: Fantasías
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