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"Luis acabará mal por exhibir su polla."
Sofía era una mujer de 35 años que vivía una vida muy acomodada gracias a su gran trabajo. Además de contar con un cuerpazo, rubia, ojos azules, buenos pechos y un trasero que sería la envidia de muchas chicas.
El problema residía en que su marido era muy exhibicionista, le encantaba pasear por casa completamente en pelotas y enseñando su hombria. Tenia unas grandes pelotas que colgaban entre sus piernas, una polla que parecía una serpiente y una mata de vello rodeando esta de la cual estaba muy orgullosa.
Aquella mañana, Luis se estaba bañando en pelotas y disfrutando del agua fresca mojando todo su cuerpo. Le encantaba nadar desnudo mientras su polla iba de un lado para otro. Esto sucedía ante las miradas de su mujer, su amiga Karen y otra de nombre Rosa.
-Bueno chicas, os dejo, tengo que afeitarme-dijo mientras recogía su toalla y se iba al baño.
Para hacerlo más llamativo, iba a paso lento mientras la toalla solo secaba su cabeza, quería que vieran bien su rabo.
Cuando se metió, Sofía dio un largo suspiro.
-Le gusta que se la vean-comento.
-No me extraña, menuda polla tiene-dijo Karen.
-¿Queréis divertiros un poco con su pene?-Sofía escupió su bebida.
-¿Qué dices?, no te voy a dejar follarte a mi marido.
-No digo eso, digo...que podrías...reducirle la polla.
Sofía y Karen se miraron.
-¿Qué quieres decir?, ¿eso se puede?.
-Hay un producto que si lo viertes en la piscina y él se baña en pelotas...le reducirá el pene. Es algo temporal, dura un par de horas, pero sería divertido, ¿no crees?.
Ellas asintieron y luego se echaron a reír. Por supuesto, tenía que ser al día siguiente.
Como él no se bañaba hasta las 12, dio tiempo a prepararlo todo. Las mujeres se despojaron incluso de la parte superior del bikini dejando expuestos sus pechos. Luis al ver aquello, tuvo una gran erección.
Erecta, era incluso mucho más grande y se tuvo que masturbar para aplacar dicha erección. Flácida le media unos 15 centímetros.
-Hora de pasear mi enorme rabo-pensó con una gran sonrisa.
Tal cual salió desnudo ante la atenta mirada de las mujeres que estaban cachondas, deseaban ver el efecto que producían aquel producto. Además, colocaron unas cámaras para poder grabar el momento.
Luis se lanzo como de costumbre al agua y nado unos cuantos metros haciendo gala de su habilidad para la natación. También tenía un cuerpo bien trabajado por lo que hacia de él, un macho.
-¿Crees que funcionará?-pregunto Karen en voz baja.
-Eso espero-respondió Sofía.
-Tranquilas...funciona.
Cuando se cansó, Luis salió del agua y quedo ante las vistas de las mujeres que miraron directamente a su entrepierna.
-Cariño, ¿esta fría el agua?-pregunto su mujer.
-Un poco-contesto.
-Ya lo imaginabamos-dijeron las tres al mismo tiempo y echando a reír.
-¿Qué les pasa?-cuando tomo la toalla y se fue a secar vio lo que había pasado.
Su enorme polla era muy pequeña, quedaba solo un pequeño garbanzo encima de dos grandes pelotas. Aquello no le podía estar pasando, ¿donde estaba su polla?.
-Uh cariño, ¿donde esta tu polla?-pregunto su mujer en un tono sensual.
-Yo...
-Nosotras teniamos pensado follar contigo hoy pero...por lo que veo vamos a tener que hacerlo nosotras solas-comentó Rosa.
Sofía llevo la mano a su pequeña cosita y lo acarició, trato de masturbarlo e incluso lo chupo. Pero nada, no se ponía ni tiesa. Las chicas se reían de ver como habían quitado su polla al joven.
El hombre se fue corriendo angustiado al interior de la casa, se fue al baño y se miro en el espejo. Tenía que ser una pesadilla, él era un semental, un hombre con un gran nabo.
Aquella mañana Luis no salió de su habitación, estaba asustado de haber perdido su hombría. Rosa entró, encontró al joven tumbado y esbozó una sonrisa.
-Oh vamos, ¿quieres saber algo?, es solo temporal-dijo ella.
El chico se dio la vuelta, había llorado.
-¿De verdad?-pregunto.
-Si, solo queriamos divertirnos un poco. De hecho...mira-dijo señalando su pequeña cosa tras ver la hora.
Ante la mirada de ambos, su garbanzo volvió a crecer hasta llegar a la normalidad. E incluso se puso muy dura.
-Oh dios, que alivio-dijo este.
Cuando Rosa se dio la vuelta, fue agarrada del brazo y tirada a la cama. Sintió como su bikini fue arrancado dejando sus orificios al descubierto.
-Vas a ver por encoger mi polla, esta es la venganza de mi amigo-se la metió de golpe en su vagina. No se dio cuenta de algo, que ella no había puesto resistencia alguna.
El joven sintió una gran oleada de placer en su miembro, empezó a mover sus caderas con gran entusiasmo. Lo extraño fue que notaba que la vagina estaba muy húmeda, demasiado.
Entonces en una de las sacudidas, el placer fue desapareciendo. Lo sacó para comprobar que sucedía y vio como su pene perdía la erección por completo.
-¿Qué coño pasa?-pregunto viéndose la polla.
Rosa se dio la vuelta para mirarle. En ese momento entraron su esposa y Karen, se miraron y se rieron.
-Es tal como dijiste, me ha follado-él no comprendía nada.
Su pene perdió la erección, luego ya flácida se volvió a reducir a nada pero esta vez con una diferencia clara. Sus huevos también se encogían y poco a poco fueron encogiendo hasta quedar en dos bolitas.
-A diferencia de antes...esto no es temporal...tus células sexuales han quedado en nada, están...muertas...como tu pilila-dijo Rosa con una sonrisa antes de darle una gran patada en sus bolitas.
Al estar tan juntas y pequeñas, el dolor fue concentrado y muy doloroso.
-Lastima que ya no sirvas como hombre...tal vez lo hagas como...eunuco-dijo con una sonrisa su esposa.
-Oh si, podemos hacer como los sultanes, tener uno al menos-dijo Karen dando unas palmas.
Rosa se encargó de llevarlo a cabo amarrando a este a la cama con ayuda de ellas. No fue muy difícil, ya que el dolor de huevos le había debilitado.
Al día siguiente, Luis salió con unas bebidas para las mujeres...obviamente lo hizo en pelotas, perdón, desnudo.
-Cariño, ¿no te das un baño?-pregunto.
-Si, el agua le sentará bien a tu cuerpo-dijo Karen.
Rosa se desnudo por completo dejando su cuerpazo al descubierto, abriendo sus piernas para que pudiera ver la vagina que acabó con su hombría.
-¿No tienes ganas de follarme con esa colita?-pregunto ante lo único que quedaba de su virilidad.
Luis solo se quedo llorando mientras servía a las mujeres. Aquella sería su servicio para siempre, servir a las mujeres.
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