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Categoría: Dominación

A los pies de mi amiga

Todo pasó cuando contaba con 18  años.  Vivía en  Murcia,  España y apenas sabía del mundo de la dominación, disfrutaba de amigos y deportes. 



Un día de verano fui a casa de la playa un gran amigo.  Esa tarde estábamos aburridos y tuvo una buena idea:



-David,  déjame tu móvil y le escribo a la gente como si fueras tú.- Me dijo.



-Bueno pero yo pillo el tuyo.



Fue una tarde  en la que me reí bastante al final pero él había hecho que una amiga llamada María se enfadase... Y esa noche le pedí perdón por whatsapp:



-María, hago lo que sea, perdón...



-¿Qué harías  por mi perdón?



-Puah... Lo que sea... Soy el mejor.  Si quieres beso tus pies jajaja-  Esto último lo dije de broma y por eso su respuesta pilló frío.



-Vale, mañana quedamos en eso.



Ahora confieso que soy fetichista de pies... Así que esa noche simplemente no dormí pensando...  Le hablaba y se reía,  se aprovechó de la situación y me decía cosas del estilo  de «parece que tienes ganas de besar mis pies jajaja» «debes llamarme Diosa» o «mañana lo voy a pasar bien».



Me vestí de la mejor forma que pude, me miré en el espejo y vi a un chaval nervioso, cejas pobladas, flaco y unos ojos castaños que en realidad nunca destacó entreentr las chicas pero  ese día iba a estar sirviendo una de las chicas más guapas del Instituto... Rubia de ojos castaños, alta, deportista, físico que no era el típico de una modelo pero a la mayoria nos perdía... Y unos pies...



Vivía a 10 minutos de su casa pero llegué en 5. Nadie abría la puerta... Hasta que la vi en la calle, con ropa deportiva y sudando después de correr. Yo temblaba y ella estaba muy relajada. Me dijo «Pasa esclavo mío» y se rió.



-Anda, pasa esclavo mío, hoy no hay nadie en mi casa y quiero disfrutar de un servicio VIP.



-Sí Ama jajajaja- quería sonar a broma pero me salió del alma.



Entramos y ella se sentó en el sofá del salon, pilló su móvil y encendió la televisión.



-Esclavo, tráeme un vaso de agua.



Volé y cuando llegué con su vaso me dijo:



-Quítame los zapatos y los calcetines.



-S... Sí Ama- Temblaba... Quité un zapato, el derecho y vio que tenía Parkinson.



-Jajajajajaja tranquilo esclavo... Sé que es mucho honor pero podrás con esto- no sé si se lo tomaba a broma o lo decía enserio... La veía disfrutar.



Cuando al fin quité sus zapatos y calcetines los dejé a un lado y siguió:



-Usa tus manos para que mis pies no toquen el suelo pero antes métete un calcetín en la boca-



La miré asustado y tratando de salvar algo de dignidad dije:



-En esto no hemos quedado...- No sé por qué dije eso, yo quería.



-oye esclavo... Estás en el suelo arrodillado, sujetando unos pies sudados... No te quejes.



Obedecí, quería. Así que metí su calcetín sudado en mi boca... Noté poco sabor pero sí mucha humillación. Ella de reía desde su trono, sujetaba su agua, sus pies sudados en mis manos y yo con  un calcetín en la boca...  Tomó fotos y estaba rojo de vergüenza pero muy excitado. Sus pies estaban brillantes de sudor, eran pies anchos, grandes. Me comentó que de talla 42 pero eso más adelante. Eran suaves, blandos, blancos, dedos parejos y bonitos, uñas largas y pintadas. Arco curvo... 



-Jajajaja te ves muy gracioso, muy patético jajajajaja ¿quieres seguir?



Dije un sí con la cabeza y me quitó el calcetín con los dedos de los pies. Luego apoyó sus pies en mi hombro derecho:



-Eres un buen reposa pies. Quédate quieto y callado.



Vio televisión quizás 45 minutos. Sentía el calor de sus pies en mi cara, a veces rozaban con mi oreja. Después de ese largo y perfecto momento me ordenó:



-Empieza con el pie derecho.



Me lo puso enfrente de la cara, era hermoso...



-Lo beso... ¿No?



-Disfrútalo, bésalo, huélelo, y lámelo. Hazlo o las fotos que te he tomado volarán.



En realidad no hacía falta la amenaza... Tomé su pie y metí la nariz entre los dedos... Resbalaban por el sudor... Olor fuerte. Besé. ¡¡¡¡QUÉ MOMENTO!!!! Los labios se mojaron, su pie se movía y ella no miraba, era indiferente. Era mucha humillación. Besé ese pie todo lo que pude, por todos los lugares. Besé cada dedo por separado y luego dos a la vez, besé la planta por cada centímetro, sudaba y el sudor pegaba en mi cara, besé el talón, suave talón y el blandito empeine. Besé y nunca supe cuánto tiempo:



-Esclavo, ya que eres la persona que más tiempo ha visto mi pie ¿Lo ves grande?- pensé que buscaba humillarme más.



-Algo Ama... ¿Por?



-Un 42... Jajajajaja cubre tu cara- dijo mientras apoyaba su pie en mi cara y efectivamente era más grande... Eso me excitó más aún.



Seguí besando y luego empecé a lamer dispuesto a llevarme todo el sudor y los restos de los calcetines en mi lengua. De sabor salado era lo mejor que había podido probar.



(Continuará...)



P.D.: por favor... Ayudas, sugerencias, y críticas constructivas. Soy nuevo en esto.


Datos del Relato
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