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A -03:12:39. Táctica y su estrategia, no la mía

Estaba relajada, pero no dormía, sentía sus labios en mi hombro derecho, yo duermo de lado, la mejor postura es del lado izquierdo, nuestro estómago lo agradece ya que puede mantener todo en su lugar.

Su mirada era indescifrable, pero seguía aferrada a ese agradecimiento que yo rechazaba, de vez en cuando pegaba sus pechos a mi espalda, quería que sintiera sus pezones, dos puntas que ella apretaba, sola se excitaba o era una forma de hacerme señales, olvidaba mi sueño, volví a pensar que me querían más debilitado de lo estaba, y lo peor era que no confiaba en ella, venteaba la traición.

Pensaba en mis recursos, ese archivo lleva un nombre CHAVER, en el están libros de extraños conocimientos, algunos complicados de comprender:

“La última palabra de la magia y ocultismo”, El libro infernal”, “El libro de los destinos”, “La sibila”, “San Cono”.

Este libro tiene una parte que tiene que ver con los juegos de azar, mentira eso de azar y cada vez que he visitado algún casino o local de juego, era raro que no me abordara una bella mujer, aunque estaba equivocado, no tenían que ver con el local, eran viajeras solitarias, en el Kursal, por cierto bella ciudad del norte, esa mujer que no se apartó de mi lado, me hizo ganar, aposté 5.000 al 19 y gané 37.000, ese número salió ganador tres veces seguidas.

Le entregué la mitad del premio, pero lo rechazó, yo hablaba de suerte nada más, ella me dijo que no era necesaria aclaración alguna, señaló que no había mirado sus pechos, algo que no comprendí, si quería follar que lo dijera, soy así de simple, sospeché que había algún misterio, y mi instinto me dijo que algunas veces es mejor no saber.

A pesar de llevar ese dinero en el bolsillo, esperé, mejor dicho, la esperé, comprendí que si me había elegido allí ya no hacía nada, y no me equivoqué, no más de quince minutos, salió envuelta en una chal de color azul añil, y parte cubría su pelo, supuse que lo sabía, me miró unos instantes y luego cruzó la calle despacio, la madrugada estaba en su cenit.

De detuvo frente a mí, la distancia era corta, tres palmos de mi mano, y habló.

¿Sabes el riesgo que corres con ese dinero en el bolsillo?

Su tono fue el mismo, suave, diría que silencioso. Sus palabras armoniosas acariciaban mis sentidos.

Te debo una explicación y me gustaría una respuesta.

No aquí, ahora el riesgo es para los dos, pensarán que somos compinches, adivinaste la jugada, llamaste mi atención debido a ese detalle, otros se precipitan a cobrar los primeros 7.000, tu no, incluso te permitiste pasear en torno a la mesa, no parecías interesado en el juego, tampoco vi en tu frente transpiración. Marchémonos.

Me puse a su lado, y ella se cogió de mi brazo, su fragancia me llegó, no supe reconocerlo, soy torpe en ese sentido, y si la miré varias veces, una de ellas nuestras miradas se encontraron, sus ojos me sonrieron su rostro no, permanecía impasible.

¿Tienes coche?

Sí, pero no lo he traído.

Se confirman los destinos, fuiste al juego con el signo de perdedor.

Su respuesta me dejó sin palabras. Cambié el tercio.

¿Qué significado tiene que un hombre no te mire los pechos?

Que no hay interés, que no gustas, incluso un invisible rechazo.

Pensaba que eras de la casa, me ha ocurrido más de una vez, te hacen tentar a la suerte si vas ganando, cuando pierdes todo, se apartan, van al baño y desaparecen.

Comprendo.

Su coche era normalito, deduje que controlaba los gastos, ese modelo consumía poco, y los kilómetros que tenía me dijo que conducía bastante, hay una simple cuestión que lo dice, matrícula y kilómetros. De color blanco y limpio, una mujer ordenada.

Se sentó de forma normal, su vestido dejó al descubierto lo justo de sus piernas, no vi indicio alguno de seducción, y su mirada empezó a ser un enigma para mí y mis sentidos.

Vivía muy cerca de la estación ferroviaria, un edificio de apartamentos, era de construcción antigua pero modernizada y su interior confirmó su fachada, incluso disponía de plaza de garaje, no obstante en el garaje cuando detuvo el motor, su mano sujetó mi muñeca.

Espera, no te bajes, quiero saber si nos han seguido, la puerta del garaje es lenta y ya ha habido problemas con gente que se ha colado.

Siguió mirando por el espejo retrovisor de dentro, pero no soltaba mi muñeca, y pude escuchar el ruido de la cerradura cuando la puerta encaja, y poco después las luces se apagaron, quedamos en la oscuridad.

¿Por qué darme la mitad de tu premio?

Alteraste algo, no distracción para que perdiera el premio, y mi instinto hizo el resto. Y que no mirara tus pechos, es respeto, ya que no es normal, yo estaba sorprendido de no haber perdido esos 5.000, era mi meta, apostar y marcharme.

¿Y ahora qué? – Dijo modificando la posición de sus dedos, contralaba mi pulso sanguíneo.

Tu sosiego me llegó, y eso me hizo despertar.

¿Sexo?

¿Y tú?

Era una mujer directa, muy directa.

¿Cómo me ves? – Sus dedos presionaron levemente.

Una mujer enigmática, silenciosa, y te puedes confundir con el terreno.

¿Qué esperas de la mujer en esos instantes?

No comprendo del todo la pregunta, y mi respuesta es conquista, eres directa y mereces la respuesta que es.

¿Me harás daño?

No, lo que desprendes me atrajo.

No mientes – Cogió mi mano y luego la recorrió con sus dedos, incluso por el revés – no veo indicios de rudeza, algunos si lo muestran.

¿Qué es lo que más te produce placer?, haré de otra forma la pregunta ¿Qué quieres que te haga y que me harás?

Su abrazo, no se trata de placer, se trata de contacto y la conquista, trato de descubrir tu cuerpo, tus secretos, y despacio, sin prisas, caminar por el borde de una duna sin hundirte, equilibrio.

Tu pulso no se ha alterado, no mientes, te mostraré mis pechos.

No la veía, la oscuridad era total y si el roce de ropa, cuando no hubo roce alguno su mano cogió la mía y la llevó a su pecho derecho, su piel me mostró sus poros, su tamaño era normal, y mientras le recorría, su mano permanecía en el dorso, me hizo pensar si temía algún daño.

Echa el respaldo hacia atrás.

¡Aquí no! – Leve protesta.

No es lo que piensas, necesito tus dos pechos y algo más que entenderás.

¡Pero! – Nueva protesta.

Somos invisibles ¿Me ves?

Noo…

Yo tampoco, confía en mí, piensa en la oscuridad, y dos sombras que se encuentran. La sombra hembra tiene hambre de compañía, lo teme pero no es alocada. La sombra macho es tentación, ha ignorado tu belleza, comparado con ella es vulgar, pero tiene lo que necesita y se muestra, él quiere lamer sus heridas, curarlas, detecta sufrimiento y ella se abre, le muestra sus pechos y a la vez separa sus rodillas, permitiendo que la devore.

Su cuerpo tembló levemente y un oculto suspiro escapó de sus labios, era el momento. Me situé encima, y busqué sus labios, su respiración se había acelerado y me dejó beber de su boca, entré en ella con sed, sus pechos se habían endurecido, gimió moviendo su cuerpo, sus brazos eran dos piezas de una tenaza, y seguí bebiendo de ella. Una de sus manos sujetó mi rostro y me apartó.

No me queda más saliva, pero tengo otra humedad que emana de más adentro.

Dijo jadeando levemente.

… Me he dejado llevar por los recuerdos, aunque Blanca, que es su nombre, no merece otro mejor, Blanca me mostró una clase de mujer que no conocía, sencilla por un lado, exquisita, diferente y mística sobre todo, dulce, tranquila, apasionada y sincera, todo ella me desarmaba, seguiré con el archivo, ella vive en este archivo secreto, la convertí en su alma y guardo todo lo que recuerdo de mi paso por ella, por su cuerpo y algo muy extraño que no quiso explicarme, antes de marcharme me pidió un favor especial, me mostró una aguja, en el extremo superior había una extraña forma, me dijo que nunca lo revelara, era su hierra, y no lo voy hacer.

Calentó ese extremo hasta que se puso al rojo y me grabó como a una res. La zona es dolorosa, pero lo permití. En la distancia media entre el ombligo y el penetrador, dijo que las siguientes mujeres verían su marca.

Ella es especial en todos los aspectos y llevo su marca con orgullo, y lo misterioso de todo esto, es que me dijo que había muchas más como ella, sonrió por primera vez, me dijo que la siguiente pondría su hierra junto a la suya. Sigo con el archivo, me duele de pensarlo.

“Embrujamiento”, “Filtros mágicos”, “La ciencia del amor”, título que no comparto.

Y una segunda parte, “Almanaque de los sueños”, “Quiromancia”, “Pactum”, una obra increíble. “Interpretación de los sueños”, “El magnetismo y magicismo en amor”. Se trata de la forma de hacerse amar, aunque absurdo que manipules ese sentí-miento, el amor es una mentira sexual-natural, el fondo es sexo, y no dura mucho tiempo, envejece, se oxida, es completamente falso.

Procuré que mi respiración fuera pausada, ella desconoce cómo duermo en condiciones normales, por tanto no sabe que estoy alterado, y así no se puede conciliar el sueño, y menos con dos duros pezones pegados en la espalda.

Cavilo en dirección a una huida sin clase, no me importa lo que opinen, si tengo miedo, sobre todo por ese impresentable, cedió a la gorda, algo que no comprendo, y no sé qué pensará de no haberme follado a su esclava, si le joderá o lo contrario, el medio polvo no existe, yo al menos nunca he llegado a medirle, es decir, fraccionar un polvo es imposible, la medida es diferente en cada pareja o grupo. El peor es cuando ella solo se pone, no participa, y además puede decirte. “Cuando termines de correrte dentro, espero que lentamente te salgas, muy despacio me juntas las piernas para no despertarme”.

No podía dormir, y la causa era simple, miedo, por tanto era absurdo lo que estaba haciendo y me di la vuelta con los ojos abiertos, ella seguía con la misma expresión y mirada, supuse que no la había engañado.

¿Crees que puedo dormir con dos pezones apoyados en la espalda?

No dijo nada, descubrí obstinación en su gesto.

¿No dices nada?

Sé que te ocultas..., de mí, desconfías y en el fondo tengo miedo de sus consecuencias.

Te haré una pregunta, supongamos que el combate no exista y que solo se haga la recreación del accidente, y supongamos que todo queda como tu padre QUIERE, y después ¿Qué?

Movió ficha, se subió encima, una pierna a en cada costado, sentí su humedad, su sangre, ya que menstruaba, moví mi mano izquierda hacia el lugar donde estuvo su cuerpo, había cierta humedad, había manchado la sábana.

He pensado en lo ignorante que eres, podías vivir del cuento lo que te quede de tu pobre vida, tendrías todo lo que quisieras, hasta ese sueño imposible, y además con la ventaja de disponer de mi a tu antojo, incluso apartarme, tan solo soy un mueble, así de simple, que puedes arrinconar en el desván y sin embargo me rechazas, y también rechazas los planes de mi padre ¿Es mejor que la vida que tienes?, y lo que no llego a comprender, es como vives con ese sueldo de mierda 1.235€ y sé que no te llega.

No dije nada, tenía su rostro muy cerca del mío y a pesar de la penumbra, veía su brillo.

He pensado utilizar mi sangre, además delante de ellos cubriré tu rostro, lo haré con el tampax que guardo, me le he quitado para poder impregnarte con mi sangre y que tu piel la absorba, es otra forma de entrar en tu cuerpo, ya que tú ordenas a tu cerebro me rechace.

Silencio por mi parte.

Que luches desnudo, eso les dará que pensar, no llevarás armadura, ellos sí, y cuando te vean ensangrentado por mi mano, pensarán y temerán que significado puede tener sus mentes no dan para mucho.

¿Y tu padre?

Soy mujer, mi padre pensará que es idea tuya, y hay otro lado de la balanza, sus mujeres, ellas me envidiarán, lo harán por he pensado otra escena, algo insólito, nunca la olvidarán y su plan de ataque puede resentirse al no saber qué significado pueda tener.

Seguí callado, sorprendido.

He pensado disponer de un sillón, los hay. Tu y yo apareceremos desnudos, yo me sentaré en el sillón, y los segundos previos al combate, beberás sangre de mi vulva, y después, yo mancharé tu rostro.

Y después te cuelgas la bolsa con tus armas y…, ya no me entrometo más.

¿Y qué harás después?

Yo mantendré las piernas separadas, mañana es el día de la hemorragia, por tanto verán como gotea, ya que deberás separar mis rodillas, como si fuera tu deseo, tengo la seguridad que sus mujeres responderán y no para mal, sentirán envidia, ellas desearían estar al lado de sus hombres, pero estos las apartan, eso es cosa de hombres, cuando muchas mujeres han combatido y muerto al lado de sus hombres en combate, tú de esa forma me tratas como un igual.

Has dispuesto de mí, de mi compañía a tu lado, de mi cuerpo, de mi sangre, y no me has apartado en esos momentos de peligro.

Pensé por un momento si había algo más de fondo.

Me falta algo importante, una causa.

¿Te refieres a un precio? – Me corrigió.

Iba por delante de mí.

Puede ser – Aseveré.

La hay, ya que no entras en razón y el destino ha dispuesto que yo no esté dispuesta.

Esto estaba cambiado, pero no podía adivinar que podía ser, guardé silencio.

Soy hija única, mi padre quiere heredero, herederos, quiere que le dé hijos, se está haciendo viejo y no quiere que yo ocupe su lugar, soy mujer, ese trono es para un hombre.

No me sorprendió mucho, y me parece que algo de esto había dejado caer al principio, pero me hice el despistado.

Resulta que soy sospechoso y aun así quiere utilizarme, esa contradicción no la comprendo.

Te aplica la ley de la ventaja, él sabe todo lo que pienso y siento, por tanto no le queda otro camino, sabe que te persigo como una perra en celo. Sin embargo en estos momentos es difícil que me embaraces, no imposible, pero si es complicado, sé que mis defensas son poderosas y por otro lado, ignoro como son tus espermatozoides y de su fuerza.

De nuevo cerré la boca.

El precio ya sabes, metal, metal valioso, podrás vivir del cuento, no tendrás que trabajar, y dejar esa empresa cuya dirección es ciega, no sabe valorar al personal que tiene, mi padre me dijo que puede comprarla y ponerte al frente, así podrías vengarte, tú decides.

No, el mal rollo no me va, prefiero buscar otro trabajo, he probado el frío y amargo sabor de la venganza, que me llevó tres años y medio prepararla, y aunque han pasado muchos años, aun me sigo arrepintiendo de haberme vengado de aquel cabrón, que fue cortando mis subidas de sueldo, siempre decía que algo habría hecho, pero jamás dijo la causa.

Tu recuerdo me duele, aquel beso que tu rechazaste, yo era muy joven, pero algo si te robé y esa parte tuya que llevo dentro es un potente imán que me empuja hacia tu cuerpo, y por más que la he analizado no he llegado a ninguna conclusión, ignoro que es esa fuerza que me ciega y me hace entregarme a ti sin límites.

Silencio por mi parte, de nuevo volvía a la carga.

Ahora mismo, mi vagina se estremece, se tensan sus paredes esperando la entrada de tu penetrador. Entiendo lo que piensas, no te dejo respirar, pero te he explicado la causa.

Datos del Relato
  • Categoría: Dominación
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