Hoy les traigo una historia en primicia…así que dispónganse a escuchar, o mejor dicho, leer lo que les voy a contar. ¿Recuerdan a la hijita de Lourdes?...Pues este fin de semana me llevó a la tan anunciada fiesta con sus amigos y amigas y no quiero pasar la oportunidad de contarles como la pasé, ya que todo se puede resumir con dos palabras… ¡LO MAXIMO!...
Desde el jueves Lourdita me había anunciado que estaban preparando una fiesta en casa de una amiga y sería el momento y el lugar oportuno para que yo asistiese y los conociera a casi todos, pues allí estarían. Comencé a indagar por las condiciones del lugar, las personas mayores que asistirían, etc., etc., etc., pero mi niñita se limitaba a decirme que todo estaba bien organizado y la pasaríamos muy bien; confiado en lo que me decía opté por no preguntarle nada más al respecto, solamente me advirtió que debía buscarme una ropa aparente para la ocasión como era unos jeans y un pulóver para estar a tono con los demás.
Llegó el instante tan esperado y cerca de las siete de la noche llegó una amiguita de Lourdita para ir juntos en mi coche y de inmediato salimos. A Lourdes no costó mucho trabajo convencerla pues no se sentía muy bien y estuvo perfectamente de acuerdo que yo fuese para que estuviese al tanto de su niña por si la fiesta demoraba y se hacía tarde. Sólo le llamó un poco la atención mi vestimenta, pero le explique que lo hacía para no desentonar en el grupo. Riéndose de lo dicho nos despidió en la puerta de la casa.
El lugar seleccionado para la fiesta estaba bastante distante de nuestra casa, por lo que estuvimos casi una hora de camino. Una casa muy hermosa y lujosa por demás en los límites de las afueras de la ciudad. Tocamos a la puerta y nos recibieron un buen grupo de chicas, casi todas de la misma edad, muy jovencitas igual que Lourdita, con una gran algarabía. La estridencia de la música casi no permitía escuchar lo que se hablaba, había que gritar para que te escuchara la persona que tenías delante de ti… de eso ya conocía algo y opté por resignarme a sentarme en un butacón en una esquina de la amplia sala lo más alejado posible de aquellos infernales altavoces.
Lourdita me presentó a la anfitriona de la fiesta, una chica tal vez uno o dos años menor que ella, pero con un cuerpo envidiable por lo bien moldeado, la chica se veía con muy buenos modales pero su carita reflejaba sin equivocación una insinuante picardía. Al poco rato regresó con varias copas y una botella de coñac y la colocó en la mesita que estaba junto a mi butacón, indicándome que me sirviera lo que desease.
Para el gusto de aquellas chicas, pues debo decirle que no había ningún chico, la fiesta estaba quedando muy buena a juzgar que no paraban de bailar aquella estridente música, competían entre ellas con diferentes pasos y movimientos. Lourdita era una de las más destacadas y en ocasiones le hacían coro dejándola en el centro para ver sus demostraciones. Tan imbuido estaba yo viendo aquel espectáculo que no me había percatado que la botella de coñac estaba tocando a su fin y yo me había servido solamente en dos oportunidades de forma bastante moderada. Era evidente que aquellas chicas habían dado buena cuenta de la bebida. Lorena trajo otra botella y sustituyó la que ya se encontraba vacía por el último trago que me había servido. Para no dilatar mucho este relato les diré que después de aquella vinieron dos más y encima de la mesa donde había unos bocadillos, se podían observar algunas latas de cerveza vacías.
El ambiente fue subiendo de tono, algunas chicas ya daban traspiés por el efecto de la bebida, pero no cesaban de bailar, en mas de una oportunidad vinieron a buscarme para que me incorporase al grupo a bailar, pero ante mi rotunda negativa decidieron por dejarme sentado tranquilo en aquel lugarcito.
Quizás para descansar un poco de todo el tiempo bailando, Lourdita propuso jugar a las prendas. Hicieron un círculo en el centro de la sala, sentadas en el suelo con las piernas cruzadas y comenzaron su juego. Los castigos que imponían eran bastante fuertes y atrevidos, por un momento llegué a pensar que no recordaban mi presencia en aquel lugar junto a ellas.
Hubo castigos donde debían despojarse de alguna parte de su ropa, otros de darle un beso a otra de las chicas en la boca, proporcionar alguna caricia íntima y la que más me llamó la atención por su nivel de atrevimiento y no lo creí hasta que no lo vi, fue cuando a una de las chicas le impusieron como castigo desnudarse completa y que se masturbara delante de todas, ¿se imaginan aquella mocosa, desnudita como vino al mundo en el centro de la sala haciéndose una paja?... aquello me excitó hasta tal punto que mi verga quería salirse del pantalón.
Por fin recordaron que yo existía y tomándome por ambos brazos me obligaron a sentarme formando parte de aquel juego. A mi mente sólo venía la idea de que castigo podrían imponerme cuando perdiese, pero bien lejos estaba siquiera de imaginarme lo que podría suceder. Después de varias rondas sin perder, desgraciadamente llegó el turno para mi castigo… les costó tanto trabajo decidirlo que hicieron un aparte para deliberar, cuando regresaron me comunicaron que debía quitarme el jean, les advertí que debajo del pantalón no llevaba ninguna otra prenda y dijeron no importarle, que así era mejor. Imagínense como salió disparada mi verga al dejarla en libertad, hubo chicas que aquello le dio cierto rubor, otras noté la idea no les había agradado, pero otras con su picara risilla estaban contentas con el espectáculo que veían, entre ellas Lourdita y la anfitriona de la fiesta.
Tocó el turno del castigo a Lourdita y le impusieron que debía chuparme la verga, comprendí a partir de aquel momento que todo aquello formaba parte de un plan que habían elaborado entre ellas, pero desconocía totalmente las dimensiones y magnitudes que podrían tomar. Lourdita como ya me tenía acostumbrado me propinó una soberbia mamada pero sin llegar hasta el final, por lo que me dejó con la leche a punto de brotar y se sentó nuevamente en su lugar; todas aplaudieron por lo bien que lo había hecho… yo continuaba sin salir de mi asombro, pero decidí seguirles el juego para ver hasta donde serían capaces de llegar. Ahora los castigos que se sucedieron era el que quitarse la ropa, así fueron imponiendo castigos hasta que todas quedaron desnudas, no sin hacer algunas trampas en el juego para buscar la igualdad entre ellas. En dos oportunidades viendo aquellos hermosos y tiernos cuerpecitos comencé a sobarme la verga para terminar de sacarme yo mismo la leche que tenía guardada, pero me lo impidieron diciendo que estaba violando las reglas del juego.
Cuando más entusiasmado estaba, pensando que de un momento a otro llegaría otra buena mamada por parte de alguna de aquellas chicas, dieron por terminado el juego, quedando yo con la verga tiesa y pidiendo a gritos consolarla. Lourdita me hacía señas con su dedo índice que no intentara hacer nada.
Nuevamente comenzó el baile, sólo con la diferencia de que todas estaban desnudas en el centro de la sala con sus movimientos y contorsiones indescriptibles; el rato jugando, refrescó un poco a las chicas y algunas habían perdido ya el efecto de la bebida. Lorena no perdió tiempo y volvió a reabastecer las copas y le trajo cervezas a algunas chicas que lo pidieron.
Lo más insólito para mi estaba por llegar…de pronto se detuvo la música y una de las chicas lanzó al aire una de las propuestas que jamás podría haber pasado por mi mente. ¡Una competencia de masturbación!..¿Se imaginan eso?... y lo más destacado era que yo sería el jurado para determinar quien lo hacía mejor… ya las cosas estaban subiendo cada vez más de tono y se estaba perdiendo el control de aquella fiesta. Mi butacón fue llevado hasta el centro de la sala y todas se colocaron frente a mi, a una orden mía comenzó la competencia, algunas comenzaron de forma lenta y pausada y las de menos experiencia lo hacían con un ritmo frenético desde el principio. Era un espectáculo formidable, yo sólo atinaba a deleitarme observando aquellos cuerpecitos desnudos y aquellos chochitos escasos de vellos salvo contadas excepciones que ya mostraban abundancia de ellos. Con la intención de ayudarlas en su afán me puse de pie y fui una por una acariciando y saboreando sus teticas…ninguna se opuso a ello, todo lo contrario, se podía observar su agradecimiento, pues con esto se excitaban aún más. Poco a poco una tras otra fueron alcanzando su orgasmo y por ende saliendo de la competencia, entablándose una lucha feroz entre Lourdita y Lorena que no se daban por vencidas. Con el propósito de que mi pequeñita ganara la competencia fui directamente hacia Lorena y comencé a chupar sus lindas teticas y pasar mis manos por todo su cuerpecito, le acariciaba el pelo, sobaba sus nalgas, besaba su cuello… hasta el momento que no pudo soportar más en embate de aquellas caricias y dando cortos gritos de placer llegó su orgasmo. Lourdita había sido entonces la ganadora. Para no dejarla en aquel estado comencé las mismas caricias que a Lorena y en cuestión de pocos minutos también llegó su orgasmo. Al concluir sacó sus dedos de la chochita y me los pasó por la boca para que probara su dulce néctar.
El único insatisfecho era yo, pues mi verga continuaba dura y firme esperando se hiciera justicia y le diesen su oportunidad.
Después de beber algunas copas surge otra idea, ahora la anfitriona era la encargada de la organización. Después de retirar mi butacón, situó a todas las chicas en el centro de la sala formando un círculo, indicó abriesen las piernas lo más que pudieran hasta tocar el pie de la chica de al lado, ordenó hacer una flexión del torso hacia el frente y poner las manos en el piso sin doblar las rodillas.
Saliendo del lugar que ocupaba en el círculo se acercó a mi y me dijo que había llegado mi turno, debía pasar mi verga por todos aquellos culitos para que las chicas la sintiesen, ya que habían algunas que nunca la habían probado y ver al mismo tiempo cual era la que más me gustaba. La idea no resultó de mucho agrado para Lourdita porque debo confesarles que habían algunas mucho mejor dotadas que ella y estaba en desventaja, por mi parte debía ser bien cuidadoso al emitir algún tipo de criterio.
Comenzó aquel nuevo juego y mi verga fue recorriendo todos y cada uno de aquellos culitos, pasando mi verga por sus rajitas hasta llegar a su chochito donde demoraba un poco más y sin llegar a penetrarlas le ponía la punta de mi verga en su entrada para sentir sus vibraciones por la excitación.
Aguantando para no correrme di como tres o cuatro vueltas a aquel maravilloso círculo, mi verga estaba por explotar, fue cuando entonces al llegar al lugar de Lorena, mas que por deseo, la tentación traicionó mi subconsciente, al llegar la punta de mi verga a la entrada de aquel coñito rosadito y adornado con unos hermosos vellos rubios, la tomé por la cintura con las dos manos y de un solo tirón mi verga fue hasta el fondo de aquella hermosura. Tal fue el impulso y la fuerza con que lo hice que ambos caímos al piso, yo encima de ella y sin sacársela ni un centímetro me arrodillé y comencé a cabalgarla como si fuese un potro salvaje. Aquella chiquilla daba gritos de dolor al principio por la clavada que le había dado pero después comenzó a disfrutar moviendo acompasadamente sus caderas, no tardé mucho tiempo en correrme y los chorros de semen bañaron su espalda, me recriminó por no haber depositado mis jugos en su interior, pero no lo hice por temor a que fuese a quedar embarazada. Lourdita se disgustó muchísimo y hasta propuso que nos retiráramos de la fiesta, sin querer había demostrado que Lorena me resultaba mas apetitosa que ella y los celos salieron a relucir. Me costó trabajo, pero logré convencerla pues aún era temprano. Mi idea fundamental era no quedarme así ni perder la oportunidad de follarme algunas chicas más, ya que algo me decía que difícilmente una situación como esa volvería a repetirse.
Sin darle mi leche para no desgastarme demasiado probé todos aquellos coñitos jóvenes y hasta encontré que varias de ellas eran vírgenes hasta ese momento, a todas les arranque gritos y gemidos de placer y de dolor por los embates de mi verga que inexplicablemente cada vez se ponía más dura por la excitación, me sentía como un adolescente dentro de aquel grupo a pesar de mi edad.
Con toda intención dejé a Lourdita para el final con el propósito de enmendar en algo lo sucedido con Lorena, con toda calma me acomodé en el butacón a fin de facilitarle la posición que más le agradaba a ella, de inmediato se acomodó sobre mi polla y comenzó su cabalgar, el resto de las chicas nos rodearon para no perderse ni un detalle de lo que iba a suceder. Comenzó lentamente como de costumbre y la velocidad de sus movimientos fue aumentando poco a poco. Mis manos se estiraron y acariciaba los coñitos que mas cerca me quedaban, mi boca se entretenía en chupar las tetas de la chica mejor dotada, mientras que Lourdita y Lorena se unían en un interminable beso chupandose sus lenguas, otras chicas acariciaban las teticas de Lourdita, nadie quedaba fuera de aquel espectáculo donde éramos el centro de atracción.
Con toda aquella locura a mí alrededor no demoré demasiado en volver a correrme, pero seguí mis movimientos hasta que sentí como Lourdita tenía sus orgasmos y quedaba complacida.
Continuamos la velada hasta cerca de las dos de la madrugada habiendo repetido en varias ocasiones la follada a aquellas inocentes criaturas, pero que sabían bien lo que querían. Lorena pasó dos veces más por mi verga y también le dejé mi recuerdo cuando en una de las oportunidades descargue dentro de ella toda mi leche, no sin antes haber averiguado los posibles riesgos.
Quedamos en repetir otra vez aquella jornada, ya que todas las chicas estaban muy contentas, así que cuando suceda se los contaré. Ahora voy a sobarme un poco, porque escribiéndole todo esto, me han venido a la cabeza algunos gratos recuerdos y la verga que se me quiere partir, así que disculpen pero los dejo…chaooo..
otro buenismo relato Plastilina, que buen escritor eres