Después de aquella confesión de mi hijo comprendí que había descubierto mi identidad por mucho que traté de ocultarla con aquel disfraz de bruja, estaba en una encrucijada al haber sido descubierta, de nada sirvieron todas las medidas que tomé para que no me reconociese. Por la tarde cuando regresó del colegio como siempre lo hace me dio un beso y pidió le preparase algo para merendar. Mientras merendaba noté no me quitaba los ojos de encima, principalmente de mis piernas ya que usualmente cuando estoy en casa me visto con un short corto o una bata de dormir también corta. Cuando terminó se levantó de la mesa y pude notar el bulto que se le marcaba debajo del pantalón dando claras cuentas de que se había excitado observándome. Maliciosamente me preguntó si le había avisado por teléfono a la brujita para que viniese y entre risas le dije que si. La tarde transcurrió en la más absoluta tranquilidad y después de cenar nos fuimos a ver la tele, ambos permanecimos en absoluto silencio, como en espera de quien comenzaba a hablar primero, pero no cruzamos ni una sola palabra. Cerca de las diez de la noche rompí el silencio y le dije que me retiraría a mi habitación a dormir pues estaba muy cansada, el continuó viendo la tele hasta más tarde. Mientras, yo en mi habitación me coloqué el disfraz nuevamente y volví a acostarme en la cama, en esta oportunidad más cómodamente y boca abajo, sin bragas y con la falda muy suelta para que tan solo cubriera mis nalgas. Casi estaba quedando dormida en aquella posición cuando sentí que se abría la puerta del cuarto muy despacio, Reynaldo esta vez no venía con su disfraz sino totalmente desnudo, sabía que yo lo estaría esperando para seguir complaciéndolo. Sin pérdidas de tiempo me levantó la falda hasta la cintura y comenzó a acariciarme las nalgas, poco rato después sentí como su boca me proporcionaba dulces besos y sus dedos se iban deslizando hasta mi chocha, a la sazón estaba ya bastante húmeda, por lo que sus dedos corrían con mucha facilidad, por los movimientos que sentía ala lado mío comprendí que con la otra mano se estaba masturbando o acariciando su verga. Me separó las piernas un poco más colocándose de rodillas entre ellas y comenzó a pasarme su verga por entre las nalgas deteniéndose una que otra vez en la entrada de mi culo y jugueteando con él, en el momento que menos lo esperaba de un solo golpe me introdujo toda su verga en mi coño y empezó a bombearme con desespero, comprendí que toda su intención era lograr el orgasmo por lo excitado que estaba. Con un gesto rápido me viré logrando sacarme aquella verga que estaba al comenzar a escupir leche, me senté en el borde de la cama y desabotonándome la blusa tomé su verga entre mis manos y la pasaba lentamente entre mis tetas, el me sujetaba la cabeza como para no dejarme escapar, estaba desesperado por soltar la leche, hábilmente comencé a apretar sus huevos para calmar un poco aquella excitación y poniendo su verga entre mis labios le propiné una exquisita mamada, tal vez con poca práctica por el tiempo que llevaba sin hacerlo, pero sabía le estaba dando un tremendo gustazo. Se lo hice de cuantas formas me acordaba y había practica con anterioridad, su verga estaba que estallaba. Me arrodillé entonces en la cama y abriéndome bien de piernas le dije: --A ver dame esa escoba que la brujita quiere salir a volar--, comprendiendo lo que le decía volvió a penetrarme hasta las entrañas y a bombearme con fuerza, por lo que le pedí lo hiciera más despacio y que yo lo ayudaría, así hicimos y el placer que mutuamente nos proporcionábamos era inmenso. Aparecieron los primeros síntomas de llegar al orgasmo, sin sacarme la verga me tendí sobre la cama y le pedí me montara a caballo para que terminara mejor. Me tomó por los pelos como si fueran riendas y comenzó su ataque final.
-- Así mi jinete, clávame duro esas espuelas, duro, más duro....
--Goza mi brujita, goza, sácame la leche, todita mi leche.
--Vamos a venirnos juntitos, vamos.... así, así, asiiiiiiiii, dame más duro, mas duro coño.
Mis movimientos habían perdido el ritmo y se tornaban frenéticos mientras aquella verga entraba y salía de forma incesante perforándome las entrañas.
--Me vengo mi jinete, me vengoooooo...
--Yo también voy a correrme, sigue, sigue así, mueve duro ese culo tan lindo....
--Siiiiiiiii, siiiiiiiiii, siiiiiiiiiii......... mi orgasmo había llego de forma muy abundante y sentí como su leche caliente recorría todo mi interior.
El seguía metiéndola y sacándola como para extraerse hasta la última gota de su semen. Sin sacar su verga se recostó encima de mi y en aquella posición nos quedamos dormidos hasta la mañana siguiente, bañada y disfrutando la suavidad de su cuerpo y sin dejar escapar una sola gota de su joven semen. Claro, no sentía la menor preocupación de quedar embarazada por mi hijo, ya que me había hecho una operación para no salir embarazada desde que mi esposo estaba con vida, por lo que podía recibirlo siempre sin temor alguno.
Todas las noches disfrutábamos de alguna nueva aventura, experimentábamos algo nuevo, procurando cada vez ser más creativa para que aprendiese bien todo lo relacionado con el sexo. Cuando estábamos solos en la casa el se encargaba de cerrar todas las ventanas y me pedía que anduviese desnuda y así pasaba horas contemplándome y alguna que otra vez se masturbaba con mi consentimiento. Me había hecho renacer, pese a mis cuarenta y seis años, me sentía como una joven de veinte, siendo poseída todos los días a veces en más de una oportunidad.
Todo marchó de maravillas hasta un triste día que me da la noticia de que tenía una novia en el colegio. En parte estaba preparada para ello, pero me resistía aceptar que todo aquella experiencia terminase de la noche a la mañana y volviese yo a quedarme como antes. A insistencias mía la trajo un día a la casa y mis ojos no podían creer lo que veían, era una joven algo mayor que él, muy hermosa y con un cuerpo descomunal, era toda una modelo de revistas, solamente puede reírme ante aquella escultural muchacha con la que llevaba todas las de perder a pesar de mi buena figura. Esa noche como de costumbre cuando Reynaldo fue para mi cuarto, me encontró llorando, al instante se percató de lo que sucedía y trató de consolarme diciéndome que nunca me cambiaría por otra mujer. Estuvimos un rato charlando y le dije prefería tuviese una novia, pues era lo normal a su edad y así tendría con quien salir a paseos, al cine o a la disco. Me confesó que desde que se hicieron novios ella le había manifestado sus grandes deseos de follar con él, pero como no tenían donde ir ni dinero para un motel no habían podido realizarlo. Di mi aprobación y consentimiento para que un día la trajese a casa y juntos pasaran buenos momentos.
Argumentando que iría con el colegio a una excursión la chica, llegó a la casa el sábado a media mañana con Reynaldo, como de costumbre cuando estábamos los dos solos, cerró las ventanas y me pidió que me desnudase, me molesté ante aquella solicitud delante de la chica, pero ella me dijo que no me preocupase, que Reynaldo se había encargado de contarle todo lo que entre ellos sucedía. Mi cara se puso roja como un tomate de la pena, pero a medidas que conversábamos se me fue pasando el malestar y pedía a la chica que solo lo haría si ella lo hacía también. Ni corta ni perezosa en cuestión de segundo quedó como Dios la trajo al mundo, quedando totalmente desnuda ante nuestras vistas ansiosas por conocer que ocultaban aquellas ropas. Lo que más me impresionó fue el color rosado que tenía la piel de aquella chica, parecía una muñeca sacada de un armario, sus pechos algo voluminosos se mostraban erguidos, con grandes pezones y una aureola muy rosada que las coronaban. Su cintura podía abarcarse con las manos por ser muy estrecha, dejando paso a unas incitantes y bien formadas caderas, muslos muy torneados y una vagina con unos vellos perfectamente rasurados en sus bordes que cubrían solamente su sexo. Esplendorosas y redondas nalgas completaban el cuerpo de aquella diosa. Sentí que algo extraño me estaba sucediendo, pues de contemplarla con tanta vehemencia me había humedecido y mis entrepiernas dejaban ver un fino hilo de esperma. La chica fue la primera en percatarse de esta situación y acercándose a mi unió sus pechos con los míos y comenzó a frotarlos. Aquello para mi era una situación bastante anormal, por lo que traté de separarme de la chica, pero no me había percatado que Reynaldo estaba detrás de mi y me impedía hacerlo. Con su verga como de costumbre comenzó a pasármela entre las nalgas, mientras que la chica que se notaba con algo de experiencia tomó mi boca y comenzó a besarme frenéticamente buscando mi lengua con afán. Las manos de los dos recorrían todo mi cuerpo de arriba abajo proporcionándome un dulce placer, sentí como la verga de mi hijo se iba introduciendo en mi concha y se movía al compás de mis nalgas. Casi por instinto comencé a acariciar y besar aquellos hermosos senos que tenía ante mi a mi disposición. Entre los bombeos que me daba Reynaldo y el gusto que me proporcionaban aquellas lindas tetas, no tardé en llegar a mi primer orgasmo, sentí como mis piernas se debilitaban y casi no podía sostenerme en pie. Pedí subir para la habitación para estar más cómodos y ambos aceptaron. Durante el trayecto la chica me confesó que era bisexual y disfrutaba mucho cuando estaba con otra chica y que yo a pesar de mi edad le había gustado mucho. Esto también lo había hecho saber a mi hijo y había estado de acuerdo. Me vino a la mente que el muy pícaro lo hizo con toda intención y así poder estar los tres juntos. Ella como había supuesto a pesar de su edad tenía bastante experiencia, así que podría convertirse en una maestra ideal para los dos. Cuando llegamos al cuarto y me tendía sobre la cama la chica extrajo de su bolso un vibrador y después de juguetear con él a la entrada de mi vagina me la introdujo poniéndolo a funcionar: --Suegra, eso es para que se entretenga mientras su hijo y yo follamos--, dicho esto se montó a horcajadas sobre la verga de Reynaldo y con grandes rotaciones de su bien definida cintura comenzó a cabalgarlo, mientras, aquel vibrador me removía hasta las entrañas proporcionándome un extraño placer, la chica al ver mi desconocimiento me ayudaba con suaves caricias sobre mi pelvis mientras lo metía y lo sacaba mientras no dejaba de cabalgar a mi hijo. Las rotaciones de sus caderas se convirtieron en fuertes empujes hacia arriba y hacia abajo como buscando más y más de aquella dura verga.
Había dejado de ayudarme con la desesperación que tenía y continué yo sola con la tarea. –Vamos suegra, métaselo más duro para corrernos juntos, muévase duro, bien duro--, haciendo caso de lo que me decía comencé a moverme y apretar con mis piernas aquella verga artificial...
--¡que rico, que rico, creo que me voy a correr......me estoy corriendo....asíiiiiii......
Los gemidos y exclamaciones de la chica, cada vez con más fuerza demostraban que ella también se estaba corriendo y mi hijo no cesaba sus movimientos, hasta que al fin también logró su orgasmo. Había sido una experiencia maravillosa el uso de aquel vibrador, aunque para ser sincera las naturales que gustan mas... Después de ducharnos los tres juntitos dormimos una siesta y durante toda la tarde y noche continuaron nuestras locuras. Ya tarde en la noche a mi pobre hijo su verga no le respondía y por mucho que tratábamos no alcanzaba a ponerse erecta, había sido mucho el empleo que le había dado complaciéndonos a las dos y era hora de que descansase un poco. Julia aun se mostraba con ansias de continuar disfrutando, era incansable la chica y tomando el vibrador me mostró prácticamente de cuantas formas podría utilizarlo. Era espectacular cada vez que lograba un orgasmo, sus gritos y gemidos me hacían asustarme, nunca había visto nada igual... Satisfechos los tres nos acostamos muy uniditos y dormimos hasta el siguiente día...
(continuará)
excelente continuacion, mm rica mamasita, que afortunado hijito