Encierro lascivo el fin de semana I
Tal y como habíamos acordado me iría a la playa con el Mandingo, su amigo Alfonzo, otro amigo y un muchacho pareja de este último hombre. Estaríamos allá desde el viernes en la noche hasta el domingo.
Estuve pensando en aquello toda la noche. El Mandingo había dicho que su amigo llevaría un chico y entre ellos tendrían relaciones, eso me tranquilizó un poco, aunque luego comencé a intuir que tendría que entregarme también a aquel amigo del Mandingo. A medida que pensaba en aquello, supuse que sería una orgía, pero saber que había otro chico sumiso igual que yo me tranquilizó.
Sobre las 6 de la tarde llamaron a la puerta, era el Mandingo junto con Alfonzo, ambos venían en una camioneta muy bonita (de Alfonzo) Me saludaron y comentaron que sus amigos se había adelantado y ya estaba camino al lugar.
Aunque era un poco lejos, más de una hora de camino, no hablamos mucho, es decir, ellos hablaban entre si alguna trivialidad, pero no hicieron alusiones a cuanto había sucedido justo el fin de semana anterior.
Alfonzo me preguntó si me gustaban los ceburros, extrañado dije que no sabía qué era eso, el respondió, es la mezcla de un cerdo con burro. Yo aún no entendía, entonces, el siguió, bueno, es un cerdo pero con la tranca de un burro. Siguió, hoy vas a conocer uno, así le decimos al amigo mío con quien vamos a la playa, es gordo con un chancho, pero con un garrote de burro. Luego ambos se carcajearon.
Finalmente llegamos al lugar, subimos al apartamento. Su amigo (Asdrúbal) nos recibió saludando con mucho entusiasmo. Por último, después de darme la mano, dijo, vamos a ver que me trajeron y me hizo dar una vuelta. Dijo, sh, esto si está rico, jovencito y balanquito como me gustan. Cuando terminé de girar y vi su cara, no pude sostener su mirada, irradiaba deseo, sadismo, no sé bien, pero me inspiraba miedo. Era un hombre con una barba muy poblada, alto, gordo y fuerte.
De inmediato sirvió unos tragos y brindamos por las nuevas amistades. Yo venía tranquilo en el auto, pero una vez en el apartamento me puse nervioso, sentí miedo, me preocupaban las exigencias sexuales, pero aún más las humillaciones, en fin, aunque no sabía que esperar, presentía que me degradarían más.
Buscaba con la vista al otro chico, al que se supone tendría relaciones con Asdrúbal, pero no lo veía por allí. Nos sentamos en el sofá, mientras bebíamos y ellos se preguntaban los unos a los otros por gente que conocían en común. Pasaron unos minutos y Asdrúbal se dispuso a servir un segundo trago, yo aún no terminaba el mío, pero el Mandingo me dijo que apurará el trago para que me sirvieran el otro. Yo no quería tomar demasiado, por razones obvias. Esperaba que el otro chico saliera de alguna de las habitaciones pero nada. Entonces me atreví a preguntar por él. Asdrúbal dijo que todavía no había llegado, que venía en camino.
Pasó un rato y un par de tragos más. Ya la conversación había tomado otro rumbo, empezaron a relatar entre sí comentarios de experiencias o incidencias sexuales que habían tenido. El Mandingo me sobaba las nalgas descaradamente. La “temperatura del ambiente” iba subiendo.
En tanto nada que llegaba el chico y empecé a preocuparme, pues Asdrúbal hacía comentarios lascivos en referencia a mí. Un rato después, fui al baño. A mi regresó Asdrúbal dijo, acaba de llamar fulanito para avisar que el auto se le había accidentado, que por tanto no podría venir si no hasta mañana.
Alfonzo dijo, Ceburro que vaina te dejaron abandonado. Dije, no sé porque la gente es así, no cumple lo que ofrece, si no quería venir debió decírtelo, así no haces el viaje por nada, a mi por ejemplo me gustan las cosas claras, no que te digan algo y después salgan con otra cosa. De alguna manera quise decir que si su amigo falló pues no contara conmigo. Asdrúbal replicó, bueno son cosas que pasan, pero para eso están los amigos, verdad Mandingo? El Mandingo respondió claro que sí, donde comen 2 comen 3, el (dirigiéndose a mi) nos resuelve a los 3.
Me sentí muy mal, en mi cabeza sentí como si me hubiera subido la tensión, no era sólo lo que se me venía encima, si no también me molestaba mucho el engaño y la manipulación. Entonces miré al Mandingo y respondí, eso no es lo habíamos quedado. El respondió pero es que no contábamos con que el otro no iba a venir. Respondí, bien, pero ese es problema de ellos. Asdrúbal atizó al Mandingo, dijo el muchacho se te rebeló, no te hace caso. El rostro del Mandingo cambió, reflejaba furia, molestia por mi desobediencia. Me llevó al cuarto para hablar en privado.
Una vez en la alcoba, a puerta cerrada, me miró fijamente y me dijo, qué te pasa, conmigo no se juega, como te atreves a dejarme en ridículo al frente de ellos. Aunque estaba asustado, pensé no puedo permitir que me irrespete nuevamente, una cosa es entregarme a él y otra tener relaciones con cualquiera sólo porque sea su amigo. Por otra parte, aunque yo sospechaba que tendría relaciones con aquel tipo, era muy distinto si digamos distribuíamos la carga entre 2, es decir, 3 activos y 2 pasivos. Lo otro era totalmente desproporcionado. Le dije en voz alta, es que no lo voy a hacer, tu dijiste el jueves que no tenía que hacerlo con él.
Entonces me aprisionó contra la pared y dijo (algo más o menos así), que sea la última vez que me alzas la voz carajo, tu no me dejas en ridículo, por si no te has dado cuenta aquí te podemos violar como nos de la gana y no puedes hacer nada. Qué vas a hacer si te violamos, nada, vas a denunciarnos?, qué vas a decir, el tipo a quien le doy el culo me violo. Vas a pelear conmigo, con los 3? Dime qué vas a hacer? Aterrado respondí, es que no es justo, no fue lo que convenimos. El siguió, es qué acaso esto es una corte, un juzgado, acaso soy un magistrado para que me pidas justicia.
Luego bajó el tono, me dijo, tranquilo, ninguno de nosotros te va a lastimar, pero tienes que hacer caso, no tienes que hacer nada del otro mundo, sólo lo que te gusta, mamar pipe y repartir culo, eso es todo, gozártelo y más nada. Pero si te niegas, entonces atente a las consecuencias.
Siguió, entonces te vas a portar bien? Me vi perdido, me sentí muy impotente, tenía deseos de llorar, de salir corriendo. Pensé en tan poco tiempo este tipo me ha puesto por el piso. Se va a salir con la suya otra vez. El siguió, si tú crees que yo soy sádico es porque no conoces a Asdrúbal, es más, así yo le diga que tú no quieres y no vas a hacer nada, ese no se va a quedar tranquilo, entonces es mejor por las buenas. Repitió, te vas a portar bien? Entonces asentí.
El Mandingo salió al recibidor y me dejó en la habitación. Les comentó a ellos que ya estaba todo cuadrado. Entonces se acercó al cuarto Asdrúbal, me entregó una bata negra de satén, corta, de mujer. Me dijo póntelo sin nada abajo y luego nos acompañas para empezar la fiesta. Al fondo estaba el Mandingo, al cruzar la mirada con él hizo un gesto de aprobación, indicando que debía hacer lo ordenado por Asdrúbal.
Mientras ellos esperaban ansiosos en el recibidor, yo me desnudé completamente y vestí con la bata. Antes de salir a su encuentro estaba sumamente nervioso, sentía el estomago revuelto, pensaba salgo o no; pensaba, ojala todo vaya bien. Ellos eran tres, mucho mayores que yo, muy experimentados, además mucho más fuertes, para colmo todos centrados en su papel de machos, de activos, sin duda sería una faena muy desigual.
Estaba tan nervioso que sentí un fuerte deseo de ir al baño, un dolor de estomago, me senté en la taza de baño pero no hice nada, sólo bote algo de baba, mi recto estaba muy limpio pues yo había usado un lavado abundante antes de salir de casa.
Finalmente decidí a salir, me dije a mi mismo, tengo que relajarme, no va a pasar nada malo. Qué importa que este hombre me coja también, no sabe donde vivo ni nada más de mí, además no tengo escapatoria.
Bueno, hasta aquí lo dejo en este momento, luego seguiré relatando cuanto sucedió.
JP
hola Jose: tienes ese don de interesar a uno desde el comienzo de tus relatos, se nota la pasividad que desborda tu personaje, y todo lo erotico que resulta de leerte, un abrazo espero el final de este maravilloso fin de semana, un abrazo,