Teníamos 17 años y era la primera vez que una de las dos tenía novio, no era yo.
Fuimos a un campamento en un pueblecito perdido en Ávila, los primeros días estuvieron bien, muchas risas, fiesta todo el día, pero a la semana mi amiga Ana, se lío con uno de los monitores, el cuál la sacaba unos 20 años, y a partir de ahí fue cuando empecé a tramar mi venganza, no por envidia de que ella tuviera novio, sino porque encima que me trajo al campamento, cosa que no apetecía mucho, ahora me dejaba sola por un hombre y no es que fuera una maravilla, ..., pero eso no se lo podía perdonar.
Pensé que tal vez, lo mejor, lo más dolorosa para ella, sería que me liara con él en sus propias narices, me daba igual perder su amistad, me daba igual todo, ahora sólo quería devolverla la papeleta, así que elegí para mi venganza el último día, se iba a celebrar una fiesta de despedida en medio de un bosque que había por allí, acamparíamos, haríamos la fiesta y después cuando todos durmiesen mi amiga se escabulliría a la tienda de él, cometió el error de decírmelo, pero yo me adelantaría y se la jugaría.
Esa misma noche, durante la fiesta todo fue bien, ellos dos no podían estar juntos delante de todos, así que yo le iba echando indirectas todo el rato, cada vez que pasaba por su lado le agarraba del culo, él me miraba extrañado, pero no se atrevía a decir nada, bebimos, comimos, bailamos gracias a un cassette a pilas que tenían, él, Mario tuvo que ir a una fuente natural en medio de la fiesta, yo le seguí.
- ¿Qué haces aquí? - le dije apoyada en un árbol.
- Tengo que coger agua, ¿me ayudas Diana?
- Pos supuesto - le dije, arrimándome a él.
- Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Claro, dispara.
- Estás un poco rara esta noche ¿te ocurre algo?, es que ... corrigeme si me equivoco, pero he notado que me has tocado el culo un par de veces - me reí con ganas, que tonto, pensé - no sé tal ves te pasa algo y no lo quieres decir ....
- ¿Quieres saber que me pasa? - le dije poniendo morritos y acercándome a su oído, mientras él asentía - es que me tienes muy cachonda y no he podido resistirme - se quedó a cuadros, no dijo nada, no pudo. Me acerqué a su oreja y le pasé la lengua - ¿Te gusta?, puedo seguir toda la noche - dije agarrándole la polla, dejó caer el agua - ¿estás nervioso?
Me empecé a reír, mientras él estaba delante de mi, parado, con la polla más dura que el acero, seguramente con unas ganas de follarme increíbles pero con una cara de tonto que no podía con ella, me acerqué otra vez, se echó para atrás - Tranquilo no muerdo - le dije, le volví a coger de la polla y dije - Si tú quieres podemos pasarlo muy bien Mario - esta vez no dudó, tiró el poco agua que tenía y me empujó contra el suelo - ¡Dios mío! - dije sacándome la camiseta.
- Menudas tetas que tienes - me dijo, se acercó y empezó a lamerlas apasionadamente, mordisqueó mis pezones haciéndome gemir como una loca - te voy a follar como nadie lo ha echo nunca - dijo, quitándose los pantalones y dejando salir su polla, que estaba bien dura a punto de caramelo, - chúpamela - dijo.
Me arrodillé y la cogí, él tío era un capullo, no era una maravilla, pero tenía una polla que lo compensaba todo, se la chupe despacito mientras él pedía más, me gustaba que suplicara.
Me levanté, me puso contra un árbol y me penetró, grité - sigue, más fuerte - volví a gritar, estaba muy excitada, tenía una polla descomunal y me estaba encantando, ahora no me extrañaba que mi amiga se hubiese enamorado de semejante garrulo.
- Quiero que te corras en mi boca- le dije.
Empezó a follarme más fuerte y justo antes de correrse, paró, me la puso en la boca y empecé a mamar hasta que se corrió entre gemidos, dejé que correara por mis pechos, y se volvió loco, me levantó y lamió mis senos.
Nos lavamos un poco y volvimos a la fiesta, nadie dijo nada del tiempo que habíamos tardado, pero al menos sí lo habíamos aprovechado. En la fiesta cada uno se fue por un lado, no coincidimos más. Una vez acabada la fiesta, Ana y yo, nos fuimos a nuestra tienda, ella no paraba de hablar de lo que le iba a hacer a él, de como hacerlo, de todo, ..., mientras yo reía por dentro, pensando en la cara que pondría, cuando supiese lo que pensaba hacerle y lo que acabada de hacer con su querido Mario, tan bueno, tan majo, ..., me reía para mi misma, de todos modos con esta venganza aprovechaba y mataba dos pájaros de un tiro, porque también la debía otra de hace mucho tiempo.
Durante la noche, no dormí y espere a que ella sí se hubiera dormido, pues había quedado con Mario a las 7 de la mañana, la muy payasa había puesto el despertador, ..., me levanté a eso de las 5 y me fui a la tienda de él, entré:
- ¿Qué haces aquí? - dijo
- He venido para que sigamos un poquito más - le dije acercándome, él se iba alejando hasta que llegó al final de la tienda, ahí le pillé - ¿qué te pasa Mario, acaso no te ha gustado el viajecito de esta noche?
- Sí Diana, me ha gustado mucho - me agarré un seno y se excitó - pero .... deja de hacer eso.
- ¿El qué? - dije haciéndome la tonta.
- Es que eres una chica muy atractiva y no puedo resistirme, pero la que me gusta es Ana.
- Yo no quiero casarme contigo Mario, ni nada parecido, sólo quiero volver a comerte esa pedazo de polla que me vuelve loca - dije chupándome un dedo y pasándoselo por sus labios - ¿quieres que sigamos?
- Sí - dijo muy convencido, demasiado fácil.
Me quité la ropa, y me tumbé encima del saco -ven - le dije, se acercó muy empalmado, con ojos de vicioso, estaba de pie enfrente de mi, le bajé los pantalones y aquello saltó que por poco me saca un ojo, le miré y me reí, ..., me relamí los labios y empecé a chupársela, despacito hasta que él me dijo - hazlo más deprisa, por favor - me estaba empezando a poner cachonda, sentía como la humedad se abría paso entre mis piernas, me levanté y dije - fóllame - me cogió de las caderas y me pegó la polla al pubis, - métemela - le volví a decir, empezó a follarme de una manera bestial, creo que me corrí más de 7 veces, estaba extasiada con aquella polla, ..., y cuando mejor se puso entró mi amiga Ana:
- pero ... ¿qué estáis haciendo hijos de puta? - estaba muy enfadada, yo empecé a reírme, pero Mario se acercó y la dijo que yo había sido la que le había forzado, que él no quería, pero yo le había amenazado.
- Sí - dije sarcásticamente - le he puesto un tenedor en el cuello y le he dicho que si no me dejaba follarle se lo clavaría - dije partiéndome de risa.
Me fui de la tienda desnuda a la mía, me vestí y esperé a que llegara el bus que me dejaría en casa ese mismo día, Ana fue en el bus, pero ni me miró, Mario en cambio se quedó en el pueblo, no sé si lo solucionaron o no, no sé que habrá sido de ellos, pero yo ahora lo recuerdo y me doblo de la risa.