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Teresa me la pone tiesa

La Tere es compañera de trabajo de mi mujer, que dicho sea de paso, me tiene muy aburrido sexualmente (intento que se la folle con un “amigo” que le tiene ganas, para ponerla en su sitio), pero ya hablaremos de eso, ahora toca Teresa.

Es una tía alta y de formas curvas, está de muerte, a mí me pone a mil cada vez que la veo con uno de los vestidos ceñidos que usa para salir a tomar copas con nosotros.

El caso es que una de esas veces que quedamos nos emborrachamos tomando copas en locales de moda y a eso de las tres y media de la madrugada mi aburrida mujer se quería marchar y yo tenía ganas de fiesta.

Una pareja de amigos de los muchos que estábamos también estaban cansados y querían irse a dormir y se ofrecieron a llevarla a casa (yo me recreé fantaseando que la llevarían a su casa para follar los tres juntos) y al final me quedé charlando con Teresa, entre copas y palabras las miradas se clavaban entre los dos y pude darme cuenta de que tenía tantas ganas de mí como yo de ella.

La gente estaba ya muy colocada y bailaba al son de la música sudando al filo de la madrugada y entonces yo ya no pude contenerme y le metí la lengua en la boca a Teresa, que la aceptó encantada y nos dimos gusto con la boca mientras nos manoseábamos nuestros cuerpos.

Faltaba intimidad, nadie se dio cuenta por fortuna de esta explosión sexual entre Teresa y yo, había mucho ruido y estábamos en la sombra de una disco en plena madrugada.

Entonces nos cogimos de la mano con complicidad y salimos a buscar mi coche (ella había venido con mi mujer y conmigo) y nos dirigimos a su casa, ella vive en una casita de campo que es de sus padres y se instaló allí porque le gusta la calma y tranquilidad de ése lugar. Esa noche la romperíamos con susurros y gritos de placer y sexo sin final.

Llegamos a la puerta de su casita de campo y nos quedamos mirando fijamente el uno al otro y entonces yo la besé y ella me demostró con su lengua lo receptiva que estaba para encajar mi polla en su coño.
La saqué del coche llevándola en mis brazos hasta la puerta y ella me dió las llaves, sin soltarla abrí y la metí dentro (nunca mejor dicho) la solté en el sofá del salón y le recorrí el cuerpo entero con mi lengua mientras la iba desnudando. Gemía de placer y yo me esforzaba por darle más gusto a cada centímetro de piel que lamía. Se corrió cuando mi lengua se adentró en su coño por primera vez.

Gritaba de gusto y yo seguía dándole lo que ella necesitaba, sexo, orgasmos, placer. Un amante, hacía tiempo que no tenía relaciones por culpa de una decepción y entonces decidió aislarse, a pesar de que era una mujer muy atractiva y no le faltaban nunca proposiciones para emparejarse.

Pero su destino estaba escrito: yo. Me equivoqué, debí haber conocido a Teresa antes y no a la mojigata con la que estoy casado. Pero rectificaré, esta noche me hizo cambiar.

En el sofá le recorrí el cuerpo entero con mi lengua y me recreé en su precioso coño, lamiéndolo y besándolo mientras ella gemía de placer y se retorcía mientras los espasmos recorrían su cuerpo al ritmo de los latigazos de éxtasis sexual le sacudían.

Entonces nos miramos a los ojos fijamente y la llevé hasta el dormitorio, dando patadas a las puertas con ella en mis brazos para saber donde estaba, ella se reía porque se dio cuenta de mi ansiedad, pero tenía tantas ganas de follar como yo.

Cuando llegué al dormitorio con ella la tumbé en la cama y cerré la puerta con el pestillo (no vendría nadie, pero da morbo) y entonces nos fundimos los dos en una pasión sexual tremenda, nos recorrimos la piel el uno al otro por completo.

Mi estúpida mujer nunca me había hecho eso, Teresa me regaló su lengua y su boca, lamió con delicadeza mi polla y se la metía en su boca después de cada recorrido por mis zonas erógenas.

Después de lamerlos durante mucho rato nos reincorporamos y mirándonos a los ojos nos fundimos los dos en uno con un beso profundo.

Entonces la penetré por primera vez. Ella gritaba de placer y yo me aguantaba y esforzaba por darle más de lo que Teresa quería, sexo, mucho sexo y con alguien que sienta de verdad.

Follamos largo rato los dos unidos, nos adentramos en un universo de placer formando una unidad. Y ocurrió, nos corrimos los dos a la vez, violentamente, ferozmente, explosivamente. Me corrí dentro del coño de Teresa y ella gritaba de gusto mientras eyaculaba una y otra vez en su interior.

Después de esa tormenta de placer nos acomodamos los dos y nos quedamos durmiendo exhaustos y ahítos de placer.

Sobra decir que dejé todo por Teresa y ella me acompaña dese entonces, somos una pareja liberal abierta al placer y cada fin de semana buscamos nuevas aventuras.

Teresa ha llegado, Teresa está aquí.

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