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Categoría: Confesiones

Queríamos pasar unos días de relax en la playa...

Queríamos pasar unos días de relax en la playa, al final terminamos con mi novio haciendo un trío con un tío al cual todavía, no sabemos ni el nombre.



Por fin unos días de relax.



Queríamos desconectar de todo y nos decidimos por un pueblecito en la costa.



Un buen hotel, buena cena y buena ración de sexo a la noche.



A la mañana siguiente, después de desayunar, íbamos a ir a la típica playa familiar, pero por el camino nos encontramos una pequeña cala que nos pareció interesante.



No tardaste demasiado en quedarte solo con ese minúsculo tanga, que justo tapa lo que de primeras no se debe ver.



Pasamos el día entre risas, baños y mirando disimuladamente a las pocas personas que teníamos cerca.



Por la tarde, ya quedaba poca gente y la que había era nudista.



No nos hizo falta demasiado tiempo para quitarnos lo poco de ropa que nos quedaba.



Segun nos íbamos quedando solos, un chico puso su toalla a escasos metros de nosotros.



Se notaba que hacia deporte, sus musculos marcados sutilmente. Moreno y con un ejemplar dentro de su bañador que a primera vista ya te parecia apetecible.



Note en tu mirada que te gustaba lo que veías.



El no te quitaba ojo de tu bonito cuerpo. Se quito el bañador que traia y ante tus ojos aparecio un pene semierecto, con ganas de guerra.



Mirándonos a los los, primero disimuladamente y luego sin ningun tipo de estupor, poco a poco se empezó a tocar.



Lo tenias tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. Creciendo más según fijabas tu mirada en él.



Ya no quedaba nadie más en la playa y por lo visto, sus intenciones no pasaban por irse.



Querías excitarlo y empezaste a lamerme mi pene desde la base de los huevos hasta la punta.



Cuando le volviste a mirar no pudias apartar la mirada del enorme pollón que ya tenía totalmente tieso.



Me la tratabas como nunca lo habías hecho y mientras yo te masturbaba con dos de mis dedos mirabas de reojo al moreno desconocido..



Encima mío, empiezas a cabalgarme como una posesa y sin poderlo evitar le dices que se acerque.



Con una de tus manos, te aferras a él, e intentas mantenerle el ritmo de la masturbación con cada embestida mía.



Casi no la puedes abarcar con la mano, es mas grande de cerca que lo que parecia al principio.



Yo sigo follándote mientras él masajea cada uno de tus pechos. Estás excitadisima.



Te quedas de rodillas y nosotros nos ponemos de pie, acercando nuestras erecciones a tu boca. Vas alternando entre ambas, mientras no paras de masajear nuestros testículos.



Entre los dos, no paramos de comerte las tetas, sin parar de penetrarte con nuestros dedos.



Nuestros testículos están hinchados y tus labios muy jugosos. Cada vez estás más húmeda y en tu cara reflejas la excitación que la situación te produce.



Vuelvo a penetrarte mientras no paras de masturbarle, saboreándola y aumentando cada movimiento de tu mano al ritmo de mis empujones.



Mis embestidas son cada vez más fuertes y sin parar de masturbarle, consigues que me corra dentro de ti, que tú orgasmo, o uno de ellos sea espectacular, y que nuestro amigo anónimo, descargue todo su néctar en la fina arena de la playa.



Sé que te lo hubieras follado, esta vez no, pero puede que sea la proxima vez.



Un beso de despedida, sin palabras, sin nombres. Solo una bonita sonrisa.



Casi de noche, nos vestimos y volvemos a follar al hotel..



 


Datos del Relato
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