Marcos no podía creer que una cuca como la de Ana tuviera tan caliente y tan sabrosa. Porque antes de que le comenzara a dar duro, ella tuvo el orgasmo. Le metía y sacaba el huevo de la pequeña cuca y llegó al clímax tres o cuatro veces mas y parecía que podía tener hasta diez orgasmos, pero como tenía que regresar a su puesto de trabajo, se subió el cierre y dejó a las dos muchachas practicando el sesenta y nueve; sus boca pegadas a la cuca de cada una.
Cuando regresó a su escritorio, tomó el teléfono para discar el número del sacerdote. Repicó tres veces. Una mujer contestó: “Residencia del padre Manuel. María Pérez, ¿Le puedo ayudar en algo?”
Marcos habló en voz baja para que nadie lo oyera y susurró en la bocina:
“Mastúrbate puta, a nombre mió y me dices como lo haces”. Ya listo para colgar el teléfono rápidamente en caso de que fuera necesario, Marcos se puso a oír cuidadosamente durante un buen rato. Esperó…y esperó.
Las primeras palabras fueron:
“Tengo la cuca tan caliente. Necesito acabar duro.” “Ya me estoy quitando las pantaletas y me estoy pasando los dedos por la raja”- dijo con voz débil.
- Usted es la esposa del padre, no? - si – se oyó en el teléfono.
- ¿Su esposo se la coge siempre?
- Casi todas las noches. Es un buen singador.
- ¿Usted le mama el huevo?
- Claro que si. Se lo mamo dos o tres veces a la semana.
- María, ¿Alguna vez le has mamado la cuca a otra mujer?
- Claro que si. Mi esposo y yo se la mamamos a una muchacha de 18 años hace poco. Tenía una cuca exquisita.
- ¿Ella también se la mamó a usted?
- Claro que si. Tiene una buena cuca y le gusta mamar. Nunca se cansa.
- Y a los muchachos…¿También se lo mama?
Con los dientes apretados contestó:
- Si. Tenemos uno de 20 años a quien siempre se lo mamamos.
- ¿Y el reverendo también se lo mama?
- Si, le encanta tener un huevo en la boca.
Marcos no lo podía creer. Tenía el huevo bien parado por estar oyendo todo lo que María le contaba sobre su vida sexual privada y al mismo tiempo, ella masturbándose como puta que ha tomado vino del barato.
- Ok. Que tu cuquita se porte bien con papito, ¿si?.
- Si - dijo jadeando. Ya estoy acabando bien duro.
Marcos se sentó tranquilamente a oír todo por teléfono mientras ¡María se metía el dedo y se masturbaba hasta que por fin su mojada cuca tuvo el orgasmo!
Antes de colgar le dijo:
- María, quiero que te masturbes cuando veas al primer hombre que veas pasar frente a tu casa, ok?
- Claro que si. ¡Necesito un hombre!
Marcos colgó el teléfono y regresó a trabajar como si nada había pasado.
Continuará.
Traducido por Marcos Urbina
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