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Categoría: Maduras

Nunca fue infiel

Andaba en Cádiz cerrando unos negocios, alojado en un buen hotel con vistas al mar. Era un buen día de sol de este invierno. Todo normal incluida una soporífera cena con un alto cargo de la administración y su esposa a quien había que agasajar en especie por los servicios prestados. Cuando llegue sobre la una de la madrugada, después de haber dado buena cuenta de una mariscada de escándalo, el trasiego y el murmullo de un grupo de cuarentonas y cincuentonas llamaba la atención en el hall del hotel.



Algunas de ellas me miraban descaradamente e incluso me piropearon, al principio aluciné y me corté pero pronto me di cuenta que era la despedida de soltera de alguna señora, entre bromas me invitaron a una copa, a mi y a un par de tíos mas que andaban por el hall. Acepte porque después de un día aburrido uno se agarra a un clavo ardiendo y me senté en uno de los sofás del bar a tomar una copa rodeado de varias señoras maduras recién cenadas y pasadas por la pelu y con un buen numero de tragos en el cuerpo.



Las que me rodeaban, Merche y Gracia frisaban los cincuenta, la primera llenita, sin ser obesa, con las típicas tetas gordas de las señoras maduras, rubia teñida y muy arregladita, con un traje chaqueta impecable, la segunda mas rotunda, decididamente gorda, con unas tetas que le llegaban al ombligo, blanca dentadura y la típica piel lisa y brillante de las gordas que llevan sus kilos con alegría.



-Esta noche triunfáis seguro –les dije



-Yo ya no estoy pa esos trotes –contesto presta Merche.



-Pa un buen trote si que estais las dos por mucho que lo negueis.



-Mu lanzao va este muchacho. ¿No te parece Merche?



-No es que sea lanzao es que nosotros estamos mu antiguas y nos escandalizamos mu pronto



-Ja ja ja¡



-Adonde voy a ir yo que en mis cincuenta y dos años solo he estao con mi marido



-Yo te gano por uno, tuve un noviete en el pueblo antes de conocer a mi marido.



-Pos yo no entiendo como no aprovechais esta noche la ocasión, a ver tu eres de Alicante y tu de Murcia, estáis en Cádiz, no os conoce nadie.



-Te has olvidao de dos cosas mu importantes.



-¿Cuáles?



-Todas estas son unas cotillas que se irán de la lengua si nos ven subir con un hombre a la habitación y suponiendo que nos arriesgáramos donde esta el hombre.



-No existen esos problemas, hombres disponibles hay, yo lo estoy, jajaja. Y basta con darnos el numero de habitación y hacer como que nos vamos tristes y solos y después quedamos en mi habitación.



Gracia se levanta del sillón y pide una copa en la barra donde dos caballeros departen con una señora, quedándose allí.



-Hay que ver lo desahogaos que sois los hombres. Lo rápido que lo arregláis todo. ¿Y que pasa con los mas de diez años que te llevo de diferencia? Además yo no le he sido infiel a mi marido nunca y desde luego no lo voy a hacer sabiendo que la Gracia se puede enterar y contárselo a alguien



 



El alcohol, ese viejo aliado para el acoso y derribo de las damas difíciles viene en mi auxilio en forma de chupitos, de licor sin apenas alcohol para mi, de whisky irlandés para ella, sigo asediándola sin atosigarla, sin gestos que delaten mis propuestas, pero calentándola con ellas. Esta casi a punto y decido jugármela.



-Bueno, me voy a mi habitación, es la 401, una botella de cava y yo te esperamos .



-No pidas nada.



-Ya la encargué en recepción. No me vayas a hacer la descortesía de rechazar un brindis.



-El brindis lo hago pero lo que tu buscas no lo hago.



-Un brindis y un poco de conversación. ¿A quien le hace daño? –pregunto a modo de despedida y me dirijo al ascensor.



Han pasado unos quince minutos y me he dado una ducha, estoy cómodo con mi albornoz y nada debajo, dispuesto a no desaprovechar la ocasión de follar a esta madurita que solo ha conocido una polla y a la que posiblemente se le abran un abanico de sensaciones poco vividas si consigo darle y darme el gusto. Suena el teléfono, Merche se excusa, no vendrá, no es de esas que esta a solas con un desconocido en una habitación de hotel y ademas esta la diferencia de años pero me doy cuenta que su llamada es una llamada de auxilio, necesita que yo crea que es una mujer decente, necesita que la convenza para dar el paso de presentarse en mi habitación y lo hago, exhibo todo mi arsenal de excusas y justificaciones para convencerla.



Pocos minutos después llama a mi puerta y cuando abro la encuentro nerviosa, la tomo del brazo y la meto en la habitación, uso el viejo truco de la calefacción a tope, así que cuando lleva unos minutos sentada en el sillón y yo en la silla, se quita la chaqueta del traje y deja ver una camisa blanca sobre la que trasluce un magnifico suje de encaje. Se que la precipitación es mi enemiga, bebemos cava que alternamos con chupitos de Cardhu de una botella que me han regalado esa misma tarde, la verdad es que hago como que bebo pero luego suelto el trago en el lavabo o en una maceta, ella si, ella esta lanzada hablándome de sus hijos, del primer nieto que llegara dentro de cuatro meses y de lo bueno que es su marido, de la poca experiencia sexual que tiene, que ha visto dos pelis pornos y que ya sabia que lo de los tamaños es porque son modelos seleccionados pero que además su Vicente nunca ha hecho con ella esas cosas y que ella se lo agradece.



-Venga ya Merche, la mujer con lo que mas disfruta es con una lengua en sus partes mas sensibles.



-Ya me lo ha dicho alguna amiga pero ya se me ha pasado la fecha.



-De eso nada.



-¿Tu crees? –me pregunta levantandose y dando una vuelta como si fuera una modelo, un pelin borracha.



Me levanto y me acerco a ella, la tomo por la cintura sin apretarla ni incomodarla y le digo que es una mujer preciosa, que tiene mucho que disfrutar todavía y mucho que vivir, ella me pregunta incrédula si de verdad le atraigo, me entran ganas de rozarle la polla dura debajo del albornoz para que vea como me atrae pero se que saldrá corriendo si lo hago, así que continuo el cortejo con las palabras dulces y sugerentes hasta que mis palabras en su oído son besos en su cuello, es pegar mis labios a su nuca y poder ver como sus pezones se hinchan bajo su sostén tomando un tamaño espectacular. De frente ante ella le beso en la boca y me mantiene el beso, sin colaborar al principio y compartiendo con ansia mi lengua y pegando sus tetazas, sorprendentemente duras, en mi pecho cuando comienza a calentarse.



Mis dedos se deslizan sobre su espalda, desabrocho sin prisas su camisa mientras continuo sobando sus tetas sobre la tela y acarciandole la espalda y la cintura, el tamaño de sus pezones es tremendo, el mayor que vi en mi vida, mi polla empalmada palpita entre mis piernas imaginándolos bajo el sujetador, en el momento adecuando suelto el broche y sus dos tetas morenas, espléndidas, de pezón también moreno, gordo, que sobresale casi dos centímetros. Lo llevo a mis labios y le paso la lengua, lamiendo, por la parte inferior del mismo, comienza a apretar mi cabeza sobre las tetas gigantescas, meto todo el pezón en mis labios y succiono rico mientras le paso la punta de la lengua por la punta del pezón y aprieto sus nalgas, ella suspira apresurada.



A pesar de sus reticencias consigo tumbarla en la cama, con las tetas al aire y la falda y las bragas puestas, yo con el albornoz semiabierto ya no me preocupo de disimular mi erección y le rozo las nalgas y me pego a ella, mientras sigo besándola, chupándole las tetas, mamadonselas y por fin, le pongo la mano sobre mi rabo duro y le meto los dedos en su mojadisima raja, localizándo el clítoris y haciéndola correr como una perra salida en cuestión de minutos, después de su primer orgasmo, antes de que decida que ha llegado demasiado lejos le quito las bragas, meto mi cabeza entre sus piernas y comienzo a comerle el coño. Las cosas como son el coño de una mujer de cincuenta años esta rico si eres de los que te gusta comer coño, si no lo eres puede que su sabor y su olor te parezca demasiado fuerte, mucho mas que el de una jovencita. A mi, decididamente, me gusta comer coño, me gusta su sabor, su olor y sobre todo me gusta ver estremecerse de gusto a Merche con una serie de corridas encadenadas mientras suelta sonidos guturales y aprieta mi cabeza entre sus piernas rollizas pidiéndome que no pare. La sensación de comerme este coño negro y peludo, al natural, sin arreglos, con un felpudo que le llega casi al ombligo, y sentir a su dueña correrse casi entre convulsiones es maravilloso.



Me incorporo y me pongo entre sus piernas, rozando con la punta de mi rabo en su clítoris y en los labios de su coño abierto y corrido, el olor de sus corridas impregna la habitación y me la pone mas dura todavía.



-¡No por favor¡ ¡no me la metas¡ -Me dice, mientras su coño se traga cada centímetro de mi rabo hasta las pelotas, cuando la siente toda dentro respira profundamente y siento como aprieta su vagina, mucho mas apretada que el de otras mujeres de su edad a las que he follado.



-Me la siento mas profunda que nunca, mi marido no ha llegado tan dentro.



Comienzo a bombearla y a la tercera clavada ella gime descompasada y mi polla parece flotar en el mar de flujos en el que se ha convertido su coño, siento sus jugos empantanando mis pelotas, mi pubis y mi polla mientras le chupo las tetas con ganas, comienza a contraer su coño en otra corrida, puedo sentir otra vez como destila zumo de coño hasta que me corro en su madura raja. Ella tiene las piernas abiertas sobre mis riñones, apretando su coño abierto y peludo como una ventosa sobre mis pelotas y dándome un beso de lengua, cuando le doy un pellizco en su pezón se estremece de nuevo y siento de nuevo en mi menguante rabo los apretones de su vagina corriéndose.



Limpio sus lagrimas de arrepentimiento y evito su huida convenciéndola de que necesita una ducha, lleva el coño encharcado por mi leche y su zumo, sus pezones brillan bajo la luz con el brillo de mi saliva. Se tapa, avergonzada por lo que ha hecho, con mi albornoz y se dirige a la ducha pidiéndome que no la acompañe, me conozco la estrategia y también conozco la contraestrategia, la dejo sola en el baño pero evito que cierre el seguro y cuando esta en la ducha, excitado por el morbo y el estimulo de mis dedos, me meto con ella con la polla empalmada de nuevo, se pone reticente pero en segundos acepta que le enjabone la espalda y las nalgas. Acto seguido tiene dos dedos metidos en el coño, otro en el culo y mis labios chupan con fuerza de su enhiesto y durisimo pezón moreno. Ella sorprendentemente se libera de mi abrazo y se agacha ante mi, dentro de la ducha, comienza a mamarme la polla torpe pero cariñosamente. Despues de unos minutos de toma de contacto con un rabo en su boca, toma el bote del leche hidratante, del kit de aseo del hotel, y comienza a untar mi rabo, se incorpora y me unta leche hidratante en los dedos, tardo segundos en reaccionar, Merche me esta pidiendo que le lubrique el agujero trasero, esta dispuesta a probar esas cosas que no ha probado en veinticinco años de matrimonio, siento sus dedos deslizarse por mi polla empalmada mientras su culo acepta un dedo entero, deslizándose en su interior, con alguna dificultad consigo meterle un segundo dedo, los mismos que tiene dentro de su coño, mientras que le chupo las tetas ávido y ansioso, siento su mojada en mis dedos y siento su hoyito dilatado que se presta con sus contracciones al juego que mis dedos le proponen. Creo que esta lista.



Salimos de la ducha. La tumbo en la cama, boca arriba, con varios cojines sobre sus caderas que elevan sus nalgas, le pido que se masturbe y tímidamente comienza a hacerlo mientras le chupo las tetas alternativamente y apuntando el rabo empiezo a presionar el capullo en la entrada de su culito. Lo tiene dentro. Ahora llega el vaivén de la folladita suave, sin meter ni sacar, solo el vaivén, hasta que ella me sigue el ritmo y poco a poco, dos pasos adelante, uno atrás, le tengo clavada toda la verga y ella sigue empujando como si quisiera tragarse hasta las mismas pelotas por su culo. La corrida de su coño es desaforada, me llega a la raíz de la polla y los huevos y contribuye a la lubricación de la follada, ella me siente bien dentro y la estoy clavando bien clavada, sacando rabo de su culo y metiéndoselo hasta las pelotas en rabiosas embestidas, le pego tirones imposibles a sus pezones y ella grita de gusto.



Cuando me ve a punto de correrme me suplica que la saque, lo hago, me lleva cogido de la polla al baño, me lava bien lavado, se sienta sobre la taza del water y me pide que me pajee y me la menee en su cara.



-Ya puesta quiero probar el sabor de la leche de hombre.



Le paso la polla por la cara, masajeandome la base de los huevos mientras ella me lame todo el carajo, esperando mi corrida, como ida, con la boca abierta, le aviso y veo sus ojos abiertos que miran fijamente como la leche caliente sale de la punta de mi polla, deja caer en su cara y en sus labios las dos primeras andanadas y sus labios se sellan en el champiñón de mi rabo, succionando con fuerza, sacando placer y leche de hombre de mis pelotas y tragándose la primera corrida de hombre de su medio siglo de existencia.



A pesar de que insisto para que se quede no lo hace. Le esperan en el hall del hotel a las nueve de la mañana y ya son las cuatro de la madrugada. Entre besos y abrazos nos despedimos. Aprecio en su mirada un sincero agradecimiento por el placer recibido. El agradecimiento es mutuo.



A las ocho de la mañana suenan golpes en la puerta de mi habitación. Me levanto casi desnudo y abro. Es Merche.



-No he dormido en toda la noche pensando lo tonta que soy por no haberme quedado contigo. Si no estas enfadado tenemos cuarenta y cinco minutos. Dicho y hecho, con la maravillosa trempera que me acompaña todas las mañanas desde mi adolescencia, le doy de mamar polla y le follo el culo, no solo me lo ofrece a cuatro patas sino que con su mano guía mi rabo por el conducto adecuado, corriéndome en sus entrañas como despedida.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 5.5
  • Votos: 2
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