Estaba en la cocina en bata tomándome un café cuando llega mi hijo Raúl que venía de correr como suele hacer todas las mañanas mientras me preguntaba que tal había dormido me empecé a desatar la bata lentamente a la vez que le respondía. Me quité la bata y me tumbé sobre la mesa con las piernas abiertas, Raúl me palpó con su pulgar el clítoris frotándomelo lentamente mas tarde, me echó lubricante en el clítoris para meterme su enorme polla era tanto el placer que me daba que inconscientemente ponía los ojos en blanco entre gemidos mientras éste me agarraba las tetas, cuando terminé, me quedé unos segundos tumbada mientras le decía a mi hijo "como puedes poner tan cachonda a tu madre" corriéndose en mis tetas.

Estaba lavando los platos, llevaba puesta una bata transparente cuando mi hijo aparece por detrás y me toca suavemente el culo preguntándole si le gustaba. Enseguida, se colocó detrás de mí me empezó a tocar el culo con la polla diciéndole que eso me encantaba pero que pronto vendría su padre y podía pillarnos. Aunque no me pude resistir, me puse de rodillas y le saqué la polla del pantalón me la metí en la boca y comencé una mamada que no olvidaría jamás. Minutos mas tarde, mi hijo me puso contra la mesa de la cocina mientras me levantaba el dobladillo de la bata, me puso a cuatro patas y me penetró por el coño, disfrutaba placenteramente, gemía como una zorra hasta que paramos para que me sacara las tetas de la bata. Me la saqué del coño, me puse de rodillas y le hice una mamada a la vez que le masturbaba para que terminara corriéndose en mi boca. 

Mi hijo estaba en mi habitación cuando entro y me lo encuentro tumbado en mi cama, me pongo de rodillas frente a él y le saco la polla del pantalón para chupársela mientras me dice "¿te has puesto ese vestido tan escotado para mí?" sonriéndole le dije ¿te gusta? tras echarle un poco de lubricante en la polla me lubriqué el coño y acto seguido me puse encima metiéndome la polla por el coño cabalgándole, me saqué las tetas del vestido bajándomelo mientras me penetraba de nuevo, gemía como una cerda sin parar. Me puso a cuatro patas penetrándome por el coño, gemía fuertemente aunque me daba un placer insaciable hasta que se corrió en el coño.