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Categoría: Orgías

La acampada de las maravillas

Un verano hicimos un viaje a la montaña un grupo de amigos y amigas, la idea era durante el día estar por la montaña disfrutando de todo y por la noche bajar a la ciudad para tener marcha.



El viaje duro 4 días pero sólo os contare una de las noches en la cual en vez de bajar a las discotecas nos quedamos de botellón en una de las casas que alquilamos.



Eran sobre las 22:00 cuando empezamos en la casa de las chicas, la verdad es que la de los chicos no estaba muy ordenada y preferimos irnos a la otra casa.



Después de varias horas de estar contando historias, reírnos y beber más de lo que debíamos el grupo se dispersó y los chicos nos fuimos a nuestra casa y dejamos a las chicas, bueno todos y todas menos una pareja que se fueron a dar una vuelta.



Yo durante las copas me encariñe con una chica y quede con ella, después de dejar a mis compañeros fui a la otra casa, llame y ella salió. Para que sepáis más o menos como era: 1´75 de estatura, delgada, ojos claros y grandes, pelo largo y un poco ondulado, morena, universitaria, inteligente, simpática, en fin para mi gusto toda una belleza.



Estuvimos en la puerta de la casa durante unos minutos besándonos, hasta que nos entramos para que nadie nos viera, la otra chica que estaba en la casa había bebido demasiado y estaba semidormida, yo le pregunte por ella para saber si podía ser un impedimento pero mi chica me dijo que estuviera tranquilo.



Llevábamos ya un rato en el sofá del salón enrollándonos cuando de repente aparece la otra chica de su habitación dando tumbos y nos sorprendió a los dos en el sofá.



― Hooola, parejita. ¿Qué estáis haciendo eh?



Al momento los dos saltamos del sofá e intentamos disimular lo que ya había visto y no tenía duda de lo que hacíamos.



La chica borrachita sonrió y como pudo se abalanzó sobre mí cayendo los dos en el sofá y empezó a hablarme con la voz cortada por los efectos del alcohol.



― ¿Qué pasa os he cortado el rollo?



― Mira, será mejor que te acuestes, estas muy mal.



― ¿Yooo? Sólo he bebido lo justo jajaja.



La verdad es que el tenerla encima de mí me provocó una gran erección, con aquel pijama tan bonito, con sus manos acariciándome el pecho, sus ojos tenían un brillo que no sé si lo provocó el alcohol y una risa que uff... estaba bastante asombrado con ella.



Por eso creo que mi chica reaccionó, la agarró y le dijo que se levantara de encima de mí que iba a darle una ducha para bajarle la borrachera, pero ella se negó.



― Nooo, sssss, ya no grito, jajaja



― Venga anda levántate y te duchas. Le aconseje yo.



― Bueeeno, pero cuando me digas una de tus poesías, anda porfa.



Yo suelo escribir poesías no muy buenas pero en fin me gustan y a las pocas personas que lo saben (que escribo poesía) pues algunas les gustan.



Bueno pues recordé una y se la dije para que se quedara tranquila y se fuera a duchar para que se centrara más porque la pobre estaba bastante mareada. Después de decirla hubo un pequeño silencio y mi chica le dio otro empujón para llevársela a la ducha, ya en medio del salón y de pie hizo lo imprevisto soltándome un morreo y no supe reaccionar, otra vez provocó una erección en mí y de no haber sido porque estaba mi chica y ella estaba borracha le hubiera seguido el juego pero la aparte de mí, el gesto que puso mi chica fue algo extraño.



― Toma de regalo por tu poesía.



― Bueno yo mejor me voy mañana nos vemos... ehh adiós...



Aquella situación no me gustó mucho y preferí escapar de allí para no empeorar las cosas con mi chica.



Otra vez se agarró a mí como una lapa...



― Noooo, tengo una idea eh? Pero no se la digas a nadie sussss...



― Que no, que hemos bebido ya mucho y no sabemos lo que decimos.



― Dúchate conmigo si te atreves!!!



― ¿Qué dices? Anda tira.



Y me la quité de encima y cuando me disponía a irme ocurrió lo más sorprendente que me ha pasado en mi vida. Mi chica dijo:



― ¿No te atreves con dos mujeres?



Me giré sorprendido y le vi el gesto de la cara, lo había dicho en serio!!!



Con los dos calentones que me había pegado ni lo dude, fui con paso firme y decidido, ellas al ver mi reacción se rieron, las cogí de las manos y me las lleve para la habitación.



― Primero vamos a duchar a esta que está pedo.



Nos fuimos para la ducha, le solté un beso a mi chica y nos quitamos los tres la ropa hasta quedarnos en ropa interior solamente.



Me taparon los ojos y me propusieron un juego para ver si era capaz de conocerlas por sus besos, lo cual me fue muy difícil y sólo acerté unas pocas veces de tantos besos y es que las dos besaban como auténticas fieras, ufff.



Luego les propuse que las iba a conocer por mi tacto en sus conejitos, se pusieron enfrente de mí y metí mis manos a la vez por debajo de sus braguitas, una de ellas estaba prácticamente rasurada y además le ardía, dios estaba hot hot, la otra estaba algo menos calentorra y no tan rasurada, para mí era muy difícil identificarlas entonces se los empecé a acariciar hasta que una de ellas la más hot soltó un pequeño suspiro que me dio la solución.



La más hot y más rasurada era mi chica.



Todo aquello me produjo la más grande erección de mi vida, además el corazón se me aceleró y se me puso la carne de gallina... qué situación más deliciosa....



Después de aquellos juegos y comprobar las dos chicas la enorme erección que tenía se les veía en los ojos que tenían unas enormes ganas de dejarme completamente desnudo y ver mi atributo.



No tardaron mucho en llevar a cabo su plan, mientras mi chica se enroscó dándome un beso y volviéndome loco con su lengua, su amiga de un tirón me dejo desnudo y exclamo:



― Dios que pollón!!



Mi chica sin dejar de besarme buscó con una de sus manos mi rabo y lo sobaba mientras me seguía besando más locamente si fuera posible.



Cuando paro puse una toalla en el suelo de la ducha para no escurrirnos, (la experiencia es una grado) nos juntamos los tres y las desnude y les acaricie los cuerpos, palpándoles cada rinconcito como si quisiera aprender cada curva de aquellos dos bellísimos cuerpos mientras nos caía el agua que les daba a sus cuerpos una textura más alucinante.



El cuerpo de la chica borracha era precioso, tenía unas curvas alucinantes, unos pechos bastante grandecitos pero firmes, con unos pezones grandes con un color que parecían de caramelo, (lo cual comprobé) un trasero firme y grandecito y un conejo que quitaba el hipo a cualquiera.



El cuerpo de mi chica más bello aún, unos pechos algo más pequeños, firmes con unos pezones de lujo, una cintura de muñeca, un trasero firme y prieto, unos muslos de cine y como no, un conejo que era la puerta del paraíso.



Después de memorizar sus dos preciosos cuerpos de 22 y 23 años corte el agua, cogí el gel de baño, las puse juntas de espaldas a mí y sólo asomaba entre las dos mi rabo y les dije:



― Os voy a enjabonar como nadie lo hace, a ver que sois capaces de hacerme vosotras.



Y con mis manos bien llenas de gel las pasaba por sus pechos delicadamente, subía y bajaba hasta llegar a sus conejos, mientras ellas cada una con una mano me masturbaban y después les aclaré sus cuerpos con agua.



Así estuvimos un buen rato restregándonos los cuerpos hasta que no pude más las coloque de cara a mí, dispuesto a que mi rabo saboreara las mieles de sus conejos, tan dispuestos a todo.



La primera fue mi chica, claro está ya que era la que más me atraía, le alce una pierna colocándola por mi cintura, empecé a pasarle mi rabo por su conejo sin llegar a penetrarla sólo a restregarlo, hasta que vi que ella no se aguantaba más y quería que lo hiciera, puse la punta de mi rabo en las puertas de su conejo y muy suavemente le introduje sólo una parte y ella soltó un pequeño gemido como de alivio, volcó la cabeza hacia atrás y cerro un poco los ojos, yo volví a abrir el agua muy poco, sólo un pequeño hilo de refrescante agua.



Luego se la fui metiendo poco a poco y por cada trozo ella respondía y exclamaba:



― Aaahh aaaaahhh



Por último cuando sólo me faltaba un trozo le propine una fuerte embestida que termino de clavarle todo hasta llegar hasta el fondo.



― Aaaahh, dios mío, aaah, ufffss.



De ahí pase a moverme bastante rápido y ella me besaba y no paraba de mover los brazos muy agitadamente, estaba tan alterada que llegó a un orgasmo rápidamente y se le ilumino la cara quedando en un estado que parecía que estaba en el limbo, le susurre que se fuera a la habitación que ya mismo iría.



A su amiga no la trate con tanta dulzura, la coloque en la misma posición pero con la borrachera no pasaba de reír y me dio coraje.



En cuanto le metí la punta y la tuve bien agarrada le pegue un gran y fuerte empujón metiéndosela de una vez y entera, llegando al tope de su cueva, no se quejó al instante pero a los pocos segundos dio un grito:



― Joder!!! Aaaahhhh diosss uffffsss.



Estaba completamente dentro y yo no paraba de seguir empujándole más y más.



― Aaahhh, aaaahh, sácamela, sácamela, diosss!



Ella intentaba apartarse de mi pero yo la cogía con fuerza para que no se separase, para entonces yo estaba muy caliente y casi a punto de correrme, le subí las dos piernas se agarró a mi cuello y me la llevé a la habitación sin sacársela.



Cuando llegué mi chica tenía los ojos como platos de ver como traía a su amiga, la solté en la cama y la pobre se echó las manos a su dolorido conejo.



Las puse a las dos en la cabecera de la cama de rodillas mirándome en el otro extremo, de pie enfrente de ellas me masturbe enérgicamente y les dije que se prepararan que las iba a llenar de semen. Así fue, solté 3 disparos que atravesaron toda la cama y fueron a parar a sus cuerpos, ellas alucinaban de la potencia de mi primera corrida.



Cansado fui a la otra habitación cogí el colchón y lo lleve a la habitación donde estaban ellas, lo tire al suelo y ellas juntaron el de su cama, nos tiramos yo más exhausto que ellas, que no pararon de sobarme con la intención de provocarme otra erección para seguir la fiesta.



Pasaron unos minutos y después de que las dos chicas me sobaran, me besaran y no pararan de restregarme sus estupendos cuerpos comencé a tener otra nueva erección, ellas se entusiasmaron mucho y no paraban de sobarme el rabo hasta conseguir que lo tuviera al gusto de ellas dos.



Cuando alcanzó de nuevo un tamaño considerable hicieron algo que termino de ponerme como una fiera, cada una colocadas a derecha e izquierda mía empezaron a pasar sus lenguas a la vez y lentamente por mi rabo de arriba a abajo, alternativamente se lo metían en sus bocas dándome unos increíbles chupetones que me hacían ver las estrellas, dios que gusto me estaban dando...



Se hacían por momentos unas profesionales de aquello, rodeaban con sus dos lenguas a la vez mi gran prepucio, hacían círculos sobre el mientras yo les pedía que por favor no dejaran de hacerlo, pocas veces se experimenta tal grado de gusto y placer y volví a tener una grandiosa erección que ellas esperaban con expectación.



Ágilmente mi chica se montó encima de mí sin llegar a metérsela y su amiga me puso su conejo en mi boca, era impresionante como lo tenía de colorado de las sacudidas que antes le había dado y con la voz todavía entrecortada por el alcohol me dijo:



― Ahora trátame bien ¿eh? que aún me duele.



Cuando mi chica vio como complacía a su amiga ella se fue restregando entre los labios de su conejo mi rabo, dándome yo creo más placer a mí que a ella, hasta que cuando estuvo preparada se la fue metiendo y dando pequeños gemidos que se unían a los de su amiga, a la cual seguía comiéndole todo su conejo, con sus carnosos labios tan ardientes, le introducía mi lengua en su interior y saboreaba sus delicias.



Mi chica subió las revoluciones y se movía muy deprisa y sus manos se agarraban a mi abdomen apretándome casi haciéndome algo de daño pero en el fondo estaba disfrutando como nunca.



A veces con mis manos tenía que sujetar bien a la chica borracha porque perdía un poco el equilibrio y cuando le agarraba su trasero le encantaba.



Después mi chica quito a su amiga y me puso su precioso conejo en mi boca mientras que ella empezó a besar mi rabo en un estupendo 69, nunca pensé que fuera capaz de hacer lo que me estaba haciendo con mis dedos y mi lengua le estuve dando todo el gusto que ella se merecía, su clítoris era enorme y estuve jugando tanto con el que tuvo que dejar de chupármela ya que le venía otro gran orgasmo y explotó con un gemido profundo y sus piernas le temblaban, que gran corrida que tuvo!!!!



Quedó bastante agotada y se tiró a un lado del colchón, mientras yo estaba recuperándome de la primera corrida y todavía necesitaba mucho más para llegar a correrme, por eso mirando a la pobre borrachita con mis ojos enrabietados le dije:



― Te toca primor.



La agarre por los tobillos y la acerque a mí, la pobre no sabía si reírse o resistirse y cuando se dio cuenta de mis intenciones se cerró impidiendo que pudiera seguir, pero para entonces yo no iba a parar le di la vuelta y la puse de espaldas a mi bien estirada en el colchón.



― Nooo, que me dueleee, noooo!



― Tranquila que ahora será mejor.



Le estire los brazos para adelante y aunque ella se resistía un poco subí su cintura, quedando con la cabeza apoyada en el colchón con las rodillas apoyadas y dejando su precioso trasero en pompa y expectante de lo que yo dispusiera.



Mire un poco hacia donde estaba mi chica y la vi con los ojos cerrados y sacando la lengua de la boca como si estuviese saboreando sus propios labios, como si estuviesen impregnados de un sabor dulce.



Me volví sobre la otra chica y agarrándola por la cintura la aproxime hacia mi todo lo que pude, la pobre estaba confusa y no sabía muy bien lo que hacía.



― Déjame ya, porfa, por ahí no nooo



Le di un par de mordiscos a su trasero y le fui abriendo las piernas poco a poco mientras le saboreaba su trasero, sus muslos, hasta que sin darse cuenta la tenía bien abierta y casi sin oponer resistencia, le pase mi mano por su enrojecido conejo, y pasados unos segundos reaccionó, sin dejarle pensar mucho le introduje la primera parte de mi rabo y creo que ni se enteró. Fui metiéndosela poco a poco y solo cuando la tenía ya casi completamente dentro arqueó su cuerpo hacia el cielo y empezó a dar una especie de gemidos y sollozos.



― Ya la tienes dentro, tranquila tu tranquila, no hagas nada y no te dolerá.



― Ufffsss aaaaggg, despacio uuufffsss



Ella daba pequeños golpes con sus manos al colchón y lo agarraba con cada suave embestida mía, no llegaba a proporcionarle placer y creo que era más por los síntomas del alcohol, pero poco a poco los sollozos se acabaron y daba pequeños gemidos.



Estuve bastante tiempo intentándolo de esa postura, le acariciaba sus muslos por dentro y por fuera, su preciosa espalda y acariciaba sus pechos enroscando y desenroscando sus pezones hasta que se pusieron por fin duros como piedras.



Ella reaccionó y fui sacándosela entera y volviendo a metérsela por completo y vi como gozaba, cuando estábamos los dos bastante excitados fui metiendo poco a poco uno, dos dedos por sus trasero y ella ni se inmutaba estaba bastante ensimismada con el placer que le daba a su conejito y se movía rítmicamente, era algo impresionante ver como se contorneaba su cintura.



Cuando su trasero estaba bastante dilatado no me lo pensé, lo rodeé con mi lengua para lubricarlo bastante y le fascino sentir mi lengua en su trasero, puse cuidado al metérsela, y mientras ella, soltaba unos pequeños gritos mitad dolor mitad placer, cada vez conseguía meterla más y más, mis manos la agarraban con firmeza por la cintura, me estaba mordiendo los labios del gusto tan grande que conseguía.



Una vez que estuvo dentro por completo no me moví para que se acostumbrará y pase mi boca por sus relucientes espaldas que me sabían a gloria, hasta que empecé a moverme despacio y los dos soltamos gemidos del gran placer de ese momento.



Por fin después de unas cuantas sacudidas, (cada vez más fuertes las cuales hacían que nuestros cuerpos chocaran violentamente provocando un sonido rítmico que era una delicia) llegué a sentir que me corría, le di la vuelta rápidamente, la tumbe frente a mí, tenía dibujada en su cara una pequeña sonrisa y sus ojos estaban entreabiertos, la pobre estaba rendida y no tenía fuerzas para nada.



Me puse encima de ella de rodillas, junte sus grandes pechos dejando una apertura perfecta para mi rabo, y se le fui restregando por entre sus dos perfectos pechos hasta el punto en que no pude más y me corrí, dejándole toda su cara llena de mi leche, la verdad es que la pobre creo que ni se enteró porque estaba casi dormida para ese momento.



Al final de la noche me duche y me fui a la casa de los chicos, al día siguiente hablando con mi chica me comento lo bien que lo paso y que su amiga no estaba muy segura de lo que había hecho, lo que si le dijo es que si lo había hecho era solamente la segunda vez en su vida.



Esto fue lo más interesante de aquel viaje.


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