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Categoría: Confesiones

GOCE VER A MI MUJER COGER

"Mi mujer y yo ya somos adultos, pero como goce verla coger con un buen amigo"

 

Nunca pensé que fuera tan excitante ver coger a mi mujer con uno de nuestros mejores amigos aun cuando todos ya estamos maduros.

Todo empezó después de una reunión muy divertida en casa, en la que casi todos se retiraron un poco tomados, durante la reunión mi esposa había estado bailando con Mario como lo había hecho en varias reuniones ya que él es divorciado por segunda ocasión y como yo no bailo, no le di importancia además de que nunca mostro ningún interés por mi mujer.

Pero cuando nos quedamos solos los tres decidimos seguir tomando en el estudio y no sé de quien salió la idea de ver algunas películas pornográficas mientras tomábamos unas copas.

Los note muy entretenidos viendo la película, así que decidí ir a la sala por refresco, hielo y otra botella de ron, cuando regrese al estudio los vi sentados en el sofá besándose ardientemente y él tenía su mano sobre su pantalón sobando su vagina.

Me quede sorprendido, de ver eso, no soy pendejo, ni dejado, pera la escena de ver a mi mujer besándose con otro mientras que este le tocaba la vagina, deberás que me encendió, la verga se me paro tan rápido como cuando era joven.

Sin hacer ruido deje las cosas en el mueble junto a la televisión, no podía dejar de verlos, el empezó a apretar y soltar con más fuerza su vagina sobre el pantalón.

Ellos no me notaron llegar y hasta creo que su momento de pasión los hizo olvidar que regresaría, en eso Mario subió su mano y empezó a tocarles los senos, ella un poco incomoda pero empezó a tocarle el pene, parecía un faje de adolecentes, yo estaba realmente excitado.

Sin dejarse de besar apasionadamente, Mario le metió la mano por debajo de la playera a mi esposa y se la empezó a subir junto con su brasier hasta dejar totalmente al descubierto uno de sus senos que apretaba fuertemente.

Poco después, agacho su cabeza y empezó a chupar su seno y lamer su tetilla, mi esposa con los ojos cerrados hacía gestos de estar disfrutando las caricias de Mario.

Abrió los ojos y me vio, como que quiso reaccionar, yo con una señal que entendió de inmediato en el que le permita seguir gozando ese momento.

Con su respiración excitada, solo sonrió, me cerró un ojo y continúo disfrutando las carisias que hasta ese momento le hacía Mario.

Ella con una sola mano abrió el zíper del pantalón de Mario y le saco la verga que no era nada fuera de lo común y comenzó a jalársela, mientras que el con una sola mano termino por descubrirle el pecho y se alternaba para mamar los dos aun muy buenos senos de mi mujer.

El se arrodillo abriendo las piernas y delicadamente abrió el pantalón de mi mujer sin dejar de besar sus pechos, su abdomen y hasta donde pudo bajar sus pantaletas que apenas descubría su vello púbico.

Estoy seguro que Mario se olvido que yo estaba ahí, la única que me miraba era mi mujer y lo hacia lo menos posible, ya que cerraba sus ojos y hacía gestos de estar gozando, yo con una copa en la mano me pare en el marco de la puerta preparándome para gozar lo evidente.

Sin dejar de besar su panza, sus senos y lo más cerca que podía en ese momento su vagina, le quito los zapatos y con lentitud le fue quitando los pantalones junto con su pantaleta hasta que se los quito por completo.

Casi de inmediato la reclino sobre el sofá, el se hinco y metió de inmediato su cabeza entre sus piernas empezando mamar seguramente su vagina, ya que la empezó a hacer gemir fuertemente.

Ella sabía que no habría problema ya que nuestras hijas ya son casadas y vivimos solos, aunque llegue a pensar que lo hacía intencionalmente ya que sus gemidos eran muy fuertes y desinhibidos.

Yo solo observaba a mi mujer como tenía su playera y brasier levantados exhibiendo sus bellos senos y sus piernas desnudas con Mario en medio de ellas lamiendo su vagina, mientras ella exaltada acariciaba el cabello de Mario.

Mi esposa aprovecho solo un instante para quitarse su playera y brasier y quedar totalmente desnuda, a mí se me acabo la copa y casi sin perder detalle me serví otra copa, y solo me tocaba la verga sobre el pantalón que la seguía teniendo durísima.

Mario se levanto y frente a ella se empezó a desabrochar la camisa con la verga de fuera y parada, mi esposa no desaprovecho el momento para tocársela y jalársela, cuando se quito la camisa y en un movimiento que hizo, me vio, lo vi y con un solo gesto de aprobación le pedí que continuara.

Después de un par de segundos volvió a ver a mi mujer que le jalaba la verga, empezó a desabrochar su cinturón y quitarse los zapatos el pantalón y su calzón, hasta quedar totalmente desnudo.

Aun estando de pie se le acerco a mi mujer, quien se acomodo en la orilla del sofá y se la empezó a mamar, escuchaba los chupetes tas fuertes que acostumbra hacer mi mujer cuando me la mama, Mario solo intentaba acercarse más la cabeza de mi esposa para penetrar mas su verga en la boca, pero mi mujer en momentos se lo impedía y aprovechar para lamer y chupar sus huevos.

Mario la separo y reclino su espalda en el sofá y en una posición un poco incomoda la empezó a penetrar por la vagina, como se la metió de un jalón el suspiro de mi mujer fue increíblemente erótico.

Empezó el mete y saca, los dos respiraban muy excitados, yo casi de un trago me tome mi copa y me serví otro sin casi perder detalle, estaba súper caliente.

Mario le saco la verga a mi mujer y la acomodo con la cabeza sobre los brazos del sofá, la abrió de piernas y ella dejando una pierna apoyada en el piso, Mario la monto y la volvió a penetrar por la vagina, ya se les notaba muy sudorosos pero aun así no detenían el mete y saca, los dos respiraban muy fuerte y sus gemidos los emitían sin contenerse.

Yo escuchaba claramente frases como, “que buena estas mamacita”, “mueve así, así”, y demás frases que se dicen en esos momentos de placer.

Yo no dejaba de apachurrarme la verga sobre el pantalón y darle algunos sorbos a mi copa, en eso Mario volvió a sacársela, la voltio y la puso de nalgas pensé que la penetraría por el ano sabiendo que a mi esposa no le gusta, pero no fue así, volvió a penetrarla por la vagina.

Yo continuaba de pie tomando y agarrándome la verga, veía como mi mujer con una mano se tocaba el clítoris y en momentos apretaba sus huevos como a mí me lo ha hecho durante tantos años.

Los dos hacían gestos y gemidos de satisfacción que son difíciles de describir, en eso Mario dijo: “ya me voy a venir….donde quieres que termine”, mi esposa respondió: “no pares, no pares porque yo también ya voy a terminar”.

Continúe apachurrándome la verga más rápido, sentía que yo también me iba a venir en el calzón y no quise interrumpir mi movimiento, sin dejar tampoco de darle algunos sorbos a mi copa.

Mi esposa casi gritando le decía: “más fuerte y no pares, no pares…..ya me voy a venir”, Mario le respondió: “apúrate yo ya casi termino y quiero que lo hagamos juntos”, ella le volvió a decir: “tu aguanta y no pares”, pocos segundos después, mi esposa con vos entrecortada le dijo: “ya vente cabron, échame todo tu semen ardiente……mas échame más…..lléname de ti….así así que rico”.

Casi en ese momento yo también me vine en los calzones, permanecieron por unos segundos sin que Mario se la sacara y mi esposa con los brazos extendidos y apoyados sobre el respaldo del sofá, con la cabeza entre sus brazos, ambos con jadeos que poco a poco fueron disminuyendo.

Yo aproveche para servirme una copa y disimuladamente los deje, y me fui a sentar a la sala, era evidente la mancha de semen en mi pantalón.

Después de unos minutos salieron del estudio los dos, mi esposa se acerco a mí y me dio un beso muy emotivo y en voz baja me dijo: “gracias amor”, y Mario solo dijo: “yo me retiro y espero continúe nuestra amistad de tantos años”, yo le respondí extendiéndole mi mano, la que el agarro para despedirse: “lo mejor es que olvidemos que esto paso”.

Termino de ponerse su saco, me volvió a dar la mano, se acerco a mi mujer y se despidió dándole un beso en la mejilla, y lo acompañe a la puerta.

Cuando regrese mi esposa y yo nos dimos un beso muy caliente y puso la mano en mi verga y me dijo sorprendida: “¿te viniste en el calzón?”, y se rio.

En voz baja me dijo: ¿Quieres que lo hagamos?, me miro a los ojos y me dijo: “tú sabes que no lo busque, solo se dio y me deje llevar”, yo le dije: “no te preocupes, solo espero que cuando a mi me toque, tu lo tomes igual”, solo se sonrió.

Sé que eso será difícil, porque estas cosas se dan solitas y no se buscan, porque si se buscaran, perderían su encanto.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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