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Categoría: Maduras

Con la dueña de la floristeria

Hola a todos, amigos lectores, este relato que les voy a contar es totalmente real, y perdonen si es un poco largo, pero quiero contar los hechos tal y como ocurrieron en realidad, me sucedió hace ya algunos años y por aquel entonces tenia unos 23 años de edad, y una larga experiencia sexual ya que tenia novia desde los diecisiete años y practicábamos todo en lo que a sexo se refiere sin ningún tipo de limitación. Vivo en un pueblo de Andalucía en el cual, aunque no es muy pequeño, nos conocemos todos. Yo soy electricista y un día vinieron a verme un matrimonio algo mayor (Él tendría más de 60 años y ella unos 53 años), porque querían hacer la instalación eléctrica de un local que habían alquilado en la parte baja del edificio donde yo resido, en el cual iban a montar una floristería, y el dueño les había dado mi dirección, yo aunque estaba muy agobiado de trabajo acepte, mas que nada, porque la mujer me rogó muchas veces que lo hiciera porque no encontraban a nadie que le hiciera el trabajo y les corría mucha prisa, y además porque ella estaba buenísima, a mi me han gustado siempre las mujeres maduras y ésta, aunque estaba un poco rellenita (No gorda) siempre me había llamado la atención cuando la veía por el pueblo porque pese a su edad era muy guapa, tenia unas tetas y un culazo de infarto, siempre iba muy bien vestida y peinada de peluquería con el pelo color caoba rojizo, y muy maquillada y se movía de una forma muy femenina. 

A los dos o tres días empecé el trabajo y ella venia a abrirme el local y se quedaba conmigo hasta que terminaba la jornada, ya que estaba decorándolo personalmente, por lo que pasábamos muchas horas juntos, ella hablaba mucho y era muy simpática, por lo que pronto hicimos una buena amistad. 

Yo estaba todo el día excitado viéndola cada vez que se agachaba y me mostraba ese culo en todo su esplendor, y aunque nunca había sido infiel a mi novia por otro lado siempre había soñado hacerlo con una mujer mucho mayor que yo, y esta mujer colmaba todas mis fantasías, por lo que decidí intentar algo con ella, sabia que lo iba a tener difícil porque ella decía que estaba muy enamorada de su esposo, pero yo tengo la teoría de que con una buena estrategia, con muchas atenciones y dedicándole mucho tiempo, todas las mujeres terminan por ceder, en otras palabras, si quieres follártelas te la tienes que ligar pero sin ir directo al grano, es decir, intentar enamorarla. 

Todo iba muy bien, pero cuando tenia el trabajo terminado a falta de algunos detalles, tuve la mala suerte de que me caí de la escalera donde estaba subido y me partí un pie. Ella me llevo al hospital y estuvo conmigo hasta que me lo escayolaron y luego me llevo a mi casa que estaba arriba de la floristería.

A partir de ahí, venia todos los días a visitarme, yo creo que se sentía culpable en cierto modo de lo que me había ocurrido, y como yo vivo solo y mi novia estaba estudiando la carrera en la ciudad, ella decidió hacerme las tareas de la casa hasta que me encontrase mejor. Siempre que venia me besaba en la mejilla y yo procuraba darle el beso lo mas cerca de los labios, y mientras estaba en mi casa estaba permanentemente excitado y dándole vueltas a la cabeza pensando en que hacer para follarmela. 

Cuando estuve un poco recuperado y ya podía apoyar el pie en el suelo para caminar, me baje a su local porque estaba muy aburrido en casa y así nos haríamos compañía, ella al verme se puso muy contenta y me dijo que me bajara con ella siempre que quisiera. Un día estando charlando dentro del local porque no había nadie en ese momento, se pararon frente al escaparate una pareja de novios, y empezaron darse un apasionado beso frente al cristal, y entonces ella me hizo la siguiente confesión: 

- ¡Me da una envidia cuando veo a los jóvenes besarse así! 

- ¿Por qué? 

- Pues porque mi marido nunca me ha besado en la boca de esa manera, él es muy escrupuloso y no lo puede remediar. 

No sé por qué, pero en ese momento pensé que si no era capaz de darle un simple beso bien dado en la boca, seguro que habría muchas mas cosas que no le hacia, entonces le dije 

- Pues a mí me encanta besar a mi novia, ¿entonces tú nunca has besado a nadie en la boca? 

- Que va, solo en los labios, pero un beso en condiciones, nunca, aunque se lo he pedido a mi esposo un montón de veces. 

- Y nunca lo has intentado con otra persona. 

- No porque yo quiero mucho a mi marido y aunque sea así, nunca le pondría los cuernos. 

- Pero porque tu le des un beso a otra persona no quiere decir que le vayas a poner los cuernos 

- Sí, pero yo no puedo ir por ahí diciéndole a alguien que solo quiero besarle para saber lo que se siente, no se lo iba a creer nadie. 

- Pues si tu quieres puedes probarlo conmigo. 

- Me da corte, yo sé que lo haces por compromiso, como vas a querer besar a una vieja como yo teniendo una novia tan guapa como tienes, además ya te he dicho que nunca le pondría los cuernos a mi esposo. 

- De compromiso nada, siempre me han gustado las mujeres maduras como tú, y me encantaría darte un beso. Además, conmigo tienes mucha confianza y yo te quiero mucho. 

- Y yo a ti también, además eres muy guapo, pero pienso en mi marido y no me quedaría tranquila. 

- Venga solo un beso, aquí en la parte de atrás, en la trastienda, no nos ve nadie, además va a ser solo un momento. 

Me fui para adentro y me puse a esperarla, y como ella no se decidía tuve que salir y cogerla del brazo mientras trataba de convencerla, 

- Solo unos de besos y ya esta, si lo estamos deseando los dos, ¡qué tiene de malo! 

- Bueno, pero solo besarnos y solo una vez para ver lo que se siente, entendido? 

No os podéis imaginar como estaba yo en ese momento, hacia mas de dos semanas que no echaba un polvo, y ahora estaba en la parte de atrás de la tienda, desde un sitio que se podía ver si entraba alguien, con una mujer madura a la que siempre había deseado desde la primera vez que la vi.

Ella estaba muy nerviosa, cuando la tome por la cintura estaba temblando como un flan, y al besarla pude comprobar que de los nervios tenia la boca seca y estaba muy tensa, la apreté contra mi cuerpo, me encantaba el olor de su perfume, cuando le dije que se relajara y que se dejara llevar por mí, empezó a abrir la boca y a dejar que le metiera la lengua dentro de su boca, cuando se apartaba un poco para respirar yo le besaba el cuello y la oreja, llenándoselos de saliva. Yo hasta ese momento había tenido las manos quietas sobre su cintura, pero debido a la calentura que tenía empecé a bajarlas hasta llegar a su culo sobándole las nalgas, las cuales estaban bastante duras a pesar de su edad y cuando ella noto esta maniobra me empujó y se deshizo de mí diciéndome: 

- Ves como no puede ser, me dijiste que solo seria besarnos y ya estas intentando otra cosa, te he dicho muchas veces que quiero a mi marido y que nunca le pondré los cuernos, ¿Te has enterado?. 

Mientras me decía eso se puso a llorar, yo me quede todo cortado por lo que opte por irme del local, maldiciéndome por no haber sabido esperar el momento oportuno. 

En los días siguientes no quise bajar a verla, porque no sabía cuál seria su reacción al verme, al tercer día estaba en el sofá viendo la televisión cuando llamaron al timbre de la puerta, y cuando abrí me la encontré en el pasillo, le dije que pasara y al entrar me dijo que porque no había bajado en esos tres días, y le dije que me había sentado muy mal la reacción que ella tuvo, que yo no había hecho nada para que ella se pusiera así conmigo, que había sido solo un acto reflejo, entonces me pidió que la perdonara, que lo había estado pensando y que no había sido para tanto, pero que estaba muy nerviosa, que no quería que estuviera enfadado con ella por una tontería, entonces empezó ha hacerme tonterías para tratar de hacer que yo me riera, ya que estaba bastante serio, entonces me dijo: 

- Si te doy un beso me perdonas?. 

Eso a mí me cogió de sorpresa, no me lo esperaba, solo le dije: 

- Vale 

Entonces se vino hacia mí que estaba sentado en el sofá y levantándose un poco la falda ajustada que llevaba se sentó sobre mí, poniendo una pierna a cada lado, y empezó a besarme. Yo le deje la iniciativa, porque no me atrevía a hacer algo que la molestara de nuevo, ella me besaba con fuerza, me metía la lengua, y de vez en cuando me besaba por toda la cara e incluso el cuello, por lo que cuando no pude mas me la jugué de nuevo y puse mis manos en sus nalgas, esta vez por debajo de la falda, ya que esta debido al trajín se le había subido hasta la cintura, al comprobar que ella no decía nada, empecé a sobarle el culo, me atreví a meter las manos debajo de sus bragas para tocarlas directamente, ella no decía nada, hasta que una de las veces se me ocurrió meterle la punta del dedo tocando el agujero de su culo, en ese momento vi que ella iba a protestar por lo que rápidamente lo saque, entonces ella sin decir nada, siguió besándome pero note que con mas intensidad que antes, apretaba su coño contra el bulto de mi entrepierna, por lo que decidí repetir la operación unas cuantas veces mas y siempre hacia lo mismo, cuando iba a protestar lo quitaba y entonces ella no decía nada, por lo que decidí dar un paso mas adelante, y metiendo una mano por delante me atreví a tocarle el coño por encima de las bragas, estaba totalmente empapada, además estaba ardiendo, ella gemía pero a su vez se protestaba diciéndome: 

- No me hagas eso por favor, solo besarnos 

En un momento dado metí la mano por un borde de las bragas y lo toque directamente, incluso le metí el dedo dentro de su agujero, estaba totalmente lubricada, con una humedad que nunca le había visto a nadie, me mojaba toda la mano, entonces empecé a masturbarla lentamente. 

- Por favor para, no sigas haciéndome eso. 

- Pero por qué, no te gusta? 

- Me encanta, pero no quiero ponerle los cuernos a mi marido. Yo seguía tocándole el clítoris, y la mano que tenia libre la metí por debajo de su blusa buscando sus pezones que parecían que iban reventar de duros que los tenia, hasta que logre subir la blusa y chupárselos directamente, ahí creo que ceso su resistencia, echándose hacia atrás un poco, me dejo hacer hasta que empezó a convulsionarse entera debido al orgasmo que estaba sintiendo, entonces le pregunté: 

- Desde cuando no follas con tu marido? 

- Desde hace mas de dos meses. 

- Y cuando lo haces con él, quedas satisfecha? 

- No, nunca me he corrido follando con él, siempre he tenido que acabar dándome yo sola para poder correrme. El solo se pone encima hasta que se corre, y después no quiere saber nada más. Pero es muy bueno y le quiero mucho. Y ya estoy acostumbrada. 

- Se la has mamado alguna vez? 

- Nunca lo he intentado, aunque él a mí tampoco me ha comido el coño, aunque ha veces se lo he pedido, pero, como te dije es muy escrupuloso. 

- Te gustaría mamármela a mí. 

- No sé si sabré hacerlo. 

- A ti también te da asco? 

- No lo sé 

- Pues inténtalo, es muy excitante y seguro que te gusta. 

Entonces ella una vez recuperada de la corrida que había acabado de tener, se puso de rodillas frente a mí y empezó a sacármela del pantalón, tuve que ayudarla, ya que debido a la erección que tenia no la podía sacar, cuando la vio me dijo que era bastante más grande que la de su esposo, y sobre todo mucho mas gruesa, se la llevo a sus labios y empezó a lamerla de forma un poco torpe, así que para motivarla le dije que se desnudara entera, yo también lo hice, y luego la tendí en el suelo y me puse sobre ella para hacer un 69, le abrí las piernas con mis brazos y empecé a comerle el coño, cuando sintió mi lengua lanzo un aullido y empezó a chupármela con fuerza, transmitiéndome a mí lo que ella estaba sintiendo, de vez en cuando se la sacaba de la boca y se la restregaba por la cara, yo me metía su clítoris en la boca y se lo chupaba intentando darle el máximo placer, en esa postura se corrió dos veces, hasta que sin avisarla empecé a correrme yo dentro de su boca, no recuerdo haber tenido una corrida así en mi vida, no quería tragarse el semen, pero no tuvo mas remedio, ya que como no la dejaba que se la sacara de la boca y con la cantidad de semen que le eché dentro de su boca, tuvo que tragarlo para poder respirar, aunque gran parte se le había salido por la comisura de los labios y tenia toda la cara llena. Yo seguía con la polla tiesa, y estaba deseando follarmela, pero preferí llevarla cogida de la mano y con la cara aun llena de semen hasta mi dormitorio, para hacerlo en la cama, además tenia otra razón, quería verle la cara mientras me la follaba, en un espejo grande que tengo en la habitación que sirve para cuando me estoy vistiendo.

La puse a cuatro patas encima de la cama mirando hacia un lateral y coloqué el espejo frente a ella, protestó diciendo que le daba vergüenza, luego me puse detrás de ella y le restregué mi polla varias veces por la raja que estaba empapada y se la metí de un solo golpe cerro la boca después de lanzar un fuerte gemido, yo estaba como una moto, yo me la follaba dándole fuertes embestidas, al principio decia que le dolía que le diera mas suave, pero luego se acostumbro y no dijo nada mas, yo la tenia agarrada por la cintura en la cual tenia algunos michelines y su culo desde esta postura era tremendo, el panorama que se veía en el espejo era súper excitante, sus grandes tetas coronadas por dos grandes aureolas y dos pezones súper tiesos se balanceaban a cada embestida que le daba, el sudor le caía por todo el cuerpo (Estábamos en verano y no tenía aire acondicionado), pero lo que más me excitaba era ver la cara de placer que ponía mientras me la follaba, la cara de una mujer madura entregada a un goce que no había experimentado en su vida.

Ella gemía con fuerza, casi gritaba, y se movía como loca, se apoyo en un solo brazo y con la otra mano empezó a darse en el clítoris haciendo rápidos movimientos, yo nunca había estado con una mujer que disfrutara como lo hacia ella, quizás porque nunca se la habían follado como yo lo estaba haciendo, estaba viendo que se iba a correr de un momento a otro y yo tampoco iba a aguantar mucho tiempo mas, por lo que le pregunte que si me podía correr dentro de ella, y me dijo que si, por lo que cuando ella empezó a convulsionarse yo me deje ir corriéndome a borbotones, metiéndosela en lo mas profundo de su coño. Se desplomo sobre la cama y yo sobre ella, besándola apasionadamente. 

- ¿Te ha gustado? - Le pregunte 

- He disfrutado hoy mas que en mis treinta años de matrimonio. Ha sido fantástico. Nunca pensé que pudiera disfrutar tanto. 

- Que ha sido lo que más te ha gustado? 

- Todo, me ha encantado cuando me has comido el coño, y cuando me has follado, he sentido debido al grosor de tu polla como me rozaba en mi interior, otra cosa que he notado es que mi marido cuando se corre se limita a vaciarse dentro y ya está, pero contigo he sentido como te salía disparado el semen y con la fuerza que golpeaba el fondo de mi vagina con cada chorro caliente, a sido una sensación extraordinaria. 

- Te sientes culpable por haberlo hecho?. 

- En parte si, pero creo que si no lo llego a hacer hoy contigo, nunca habría podido saber lo que es disfrutar realmente del sexo, y por eso creo que ha merecido la pena. Yo nunca hubiera engañado a mi marido, pero es que contigo ha sido distinto, creo que estoy un poco enamorada de ti también, no sé, pero el trato que tu me has dado, ha sido distinto al de todas las personas que conozco, lo que siento estando contigo solo lo he sentido con mi marido. 

- Yo también he sentido algo especial por ti desde el principio. Me gustas mucho. 

Después de estar un rato charlando nos duchamos juntos, besándonos a cada momento como dos enamorados, y luego después de vestirse bajo para abrir la floristería por la tarde. Ese día, ni siquiera almorzó. Su marido venia todos los días a recogerla al mediodía para ir a su casa a almorzar, pero ese día le había dicho que no la recogiera porque tenia mucho trabajo y que se tomaría un bocadillo en el bar que hay en la esquina. 

A partir de ese día ella se traía la comida de casa para almorzar en la tienda, y luego subía a mi casa en el tiempo que le quedaba libre, siempre que yo estuviera allí para tomarse el postre que a ella mas le gustaba. Durante unos años me estuve follando a esa mujer que se me entregaba en todas las posturas imaginables, y por todos los agujeros de su cuerpo, aun recuerdo el día que le desvirgue su culo, ella no quería hacerlo por ahí porque sabia que le iba a doler mucho debido al grosor de mi miembro, pero como sabia que yo lo deseaba se lo dejo hacer, casi se lo reventé, hasta sangró un poco, pero después era una de las cosas que mas le gustaban y era ella, la que sin avisar, cuando estábamos follando se la sacaba del coño y se le enterraba en el culo, disfrutando una barbaridad.

A veces solo quería que me la follara por detrás mientras ella se masturbaba, eso le encantaba. A los cuatro años tuvo que cerrar la floristería, debido a que su esposo se puso enfermo y como tenia que cuidarlo, no la podía atender, pero de vez en cuando me pasaba por su casa a hacerles una visita.

Un día me llamo para que le reparara la lavadora, hacia varias semanas que había cerrado la floristería y desde entonces no habíamos tenido ningún encuentro, cuando pasé al cuarto donde estaba ubicada, entro detrás de mí, y me dijo que a la lavadora no le pasaba nada, y empezó a besarme, su esposo estaba sentado en el sofá del salón a escasos 5 metros de donde estábamos nosotros y allí me la folle con ella inclinada hacia delante con las manos apoyadas sobre la pared, mirando por la rendija de la puerta antes de que su marido fuera a entrar donde estábamos, con el vestido que tenia de estar por casa levantado sobre la espalda y con las bragas hacia un lado, casi se hizo sangre en la mano de los mordiscos que se daba para no gritar de placer, después como yo no me había corrido se arrodillo frente a mí y me hizo una mamada mientras yo vigilaba, hasta que se trago todo mi semen.

Así estuvimos unos meses, -follando en su casa escondiéndonos de su marido el cual nunca sospechó nada, me la folle en todas las habitaciones de la casa, su postura favorita era ponerse ella encima de mí y cabalgarme, pero casi nunca podíamos hacerla porque los encuentros tenían que ser rápidos ya que nos arriesgábamos a ser sorprendidos, pero debido al morbo de la situación resultaban muy placenteros, - hasta que un día su esposo murió debido a su enfermedad, y ella tuvo que marcharse a otra ciudad donde residía su única hija. Al principio hablamos unas cuantas veces por teléfono, pero luego perdimos el contacto y nunca mas la volví a ver. 

Hoy estoy casado felizmente con mi novia de entonces y mi vida sexual aunque es muy buena, creo que nunca será tan excitante como lo era con aquella mujer madura. 

Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
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