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"Dos compañeros de oficina descubren su pasión por el sexo, la lenceria y la vida liberal finalmente en pareja."
Por ByL
Hacía tiempo que trabajaba en una empresa con una chica con la que tenía bastante afinidad, nos llevábamos muy bien y tomábamos café juntos muy a menudo. Poco a poco fuimos cogiendo confianza y un día me dijo que tenía que buscar piso y que si en la hora de la comida le acompañaría a ver pisos, y que así le daba mi opinión al respecto.
Así que todos los días nos escapábamos a ver pisos, desde el más pequeño a pisazos dúplex increíbles, y todos los días comíamos en distintos sitios y hablábamos de todo y pasábamos un buen rato para luego volver a la oficina a seguir trabajando.
Un día, como normalmente hacíamos, me mando un email y me dijo que me quería comentar un secreto en el café, y que no podía salir de nosotros, y le dije que ok, que sin problemas, que podía confiar en mí y que no se preocupase. No pensé en nada extraño, igual que se iba de la empresa o cualquier otra cosa.
Se pasó por mi despacho y haciéndome una señal con la mano diciendo “¿vamos?” nos bajamos a la cafetería que tenía la oficina. Por las escaleras estuvimos charlando de nuestro día en la oficina y demás, y cuando llegamos, sacamos un par de cafés de la máquina que había y nos fuimos a una mesa apartada para charlar.
Estuvimos un rato hablando de tonterías y en un momento me dijo “bueno, ¿quieres saber el secreto?” y le respondí que por supuesto, y que perdonase que ya no me acordaba de ello. Me tranquilizó y lo primero que me dijo es que ya tenía piso y me explicó que era uno que habíamos visto y me acordaba de él porque era increíble. Le comenté que me alegraba muchísimo y que me parecía una opción muy acertada e increíble, y que a ver cuándo hacía una fiesta de inauguración, y me reí…
Lo bueno, fue cuando a continuación me dijo que tenía novio pero que no se veían todos los días y que tenían una relación totalmente abierta, que cada uno podía acostarse con otras personas y me dijo que ella era bisexual y que se acostaba también con mujeres. Le pregunté ¿En serio eres bisexual? Y me dijo que sí, que le gustaban las mujeres igual que los hombres. Entonces estuve haciéndole preguntas sobre que le gustaba más, que si era mejor con una mujer que con un hombre y demás, y estuvimos hablando de sexo abiertamente y explícitamente.
Al final del café le dije que me había gustado su secreto y que no se preocupase por ello, y entonces me dijo que en realidad, además de lo que me había contado, quería contarme que hacía tiempo que yo le atraía y que quería acostarse conmigo para estrenar su nueva casa. Le dije ¿de verdad quieres follar conmigo? Y me dijo “si, me encantaría, me pones cachonda”, y le dije “tú a mí también me atraes, la verdad” y entonces me dijo “¿te vienes a mi casa el viernes a la salida de la ofi y nos montamos una fiestecita privada?” y le dije, “vale, genial”. Entonces ella dijo “genial.” Y nos levantamos los dos con una sonrisa en la cara camino de nuestros lugares de trabajo.
Durante el resto de la semana estuvimos sin tomar café como cada día, y el viernes por la mañana, a medio día, justo antes de salir a comer, me mandó un email y me dijo “¿preparado para el polvo de esta noche?” y le dije “más que eso” y me respondió “¿alguna petición especial que quieras?”, y le dije “a falta de que llames a alguna <
Tengo que reconocer que me puso muy nervioso la conversación y me excitó mucho, por lo que no pude volver a concentrarme en el trabajo, ya solo esperaba a ir a su casa a follar.
A la salida de la oficina, me fui a mi casa, a prepararme para la fiestecita privada que me esperaba, me duche, me afeité y me rasuré como siempre solía hacerlo y como me gustaba estar, por lo que luego me vestí muy elegante y deportivo, seguro que le atraía aún más.
Con tiempo de sobra, cogí el coche y fui hacia su nueva casa. Me aseguré de la dirección correcta mandándola un sms al que me respondió inmediatamente.
Llegué veinte minutos antes y como no quería que viese mi “impaciencia”, me quedé en el coche, pensando en cómo iría la noche, en cómo sería ella follando, aunque pensé en que si era bisexual y la imagen de loca en la cama que yo tenía de ella se hacía realidad, aquella noche podía pasar a la historia.
Casi en punto las ocho, llamé al telefonillo y me abrió la puerta de la urbanización, recorrí el pasillo que había hasta llegar al portal y volví a llamar, y me abrió igualmente. Cogí el ascensor y pulsé el piso ático que era. Segundos después llegué y salí del ascensor. Unos pasos después, llegué a la puerta y llamé al timbre.
Con la visión que tuve cuando me abrió ya me quede alucinado. Me abrió solo en lencería, con una camisa completamente abierta y nada más. Lencería negra, sujetador, liguero, medias, un tanga de triángulo y taconazos de aguja. Por lo demás, perfectamente pintada y perfumada.
Me dijo “¿te gusta?” y le dije “joder, demasiado”, y acto seguido cerró la puerta y haciéndome pasar se colgó de mi cuello y me dio un morreo increíble al que yo respondí cogiéndola del culo con mis manos, lo cual supe que le gustó porque el morreo se intensifico en un segundo.
Luego me cogió de la mano y me llevó al salón, y me dijo “¿quieres una copa?” y le dije “si, claro, lo que tomes tu”, y me dijo ”pues entonces champan”, y le dije “perfecto”. Me mostró un sofá y me dijo “ponte cómodo”.
Me senté y ella me ofreció la copa de champan poniéndose delante de mí, exhibiéndose y me dijo “de verdad te gusta mi lencería” y le dije “quítate la camisa y siéntate en mis rodillas, vas a comprobar lo que me gusta”. Se sonrió y se quitó la camisa, dándose le vuelta y enseñándome su tanga y la costura de sus medias. Después se sentó encima de mí.
La puse mis manos en su sujetador y en su tanga por el culo y entonces fui yo quien le dio un morreo, interminable, sin dejar de tocarla por todas partes y de jugar con su lencería y con su cuerpo.
Entonces me dijo “desnúdate”. Me puse de pie y empecé a quitarme la camisa, desabrocharme el pantalón, y demás. Ella se abrió de piernas y metiéndose la mano por debajo del tanga y mirándome comenzó a masturbarse mientras yo terminaba de desnudarme. Me quedé sólo con el bóxer que ya mostraba una más que gran erección, la tenía enorme con toda aquella situación.
Entonces me hizo una señal con el dedo como diciendo “ven aquí”, y me acerque a ella, y volví a besarla mientras le metía mano por debajo del sujetador. Tenía unas tetas preciosas y de un tamaño perfecto, me enloquecieron. Ella me quitó el bóxer mientras nos besábamos y me cogió la polla, masturbándome. La miró, me miró y directamente se la metió en la boca, haciéndome una mamada tremenda. Entonces paró se puso de pie y me dijo “quiero que me folles a lo bestia” y le dije “vamos”. Me agarró la polla y sin soltarla me llevó hasta el dormitorio. Por el camino la quité el sujetador que se quedó tirado por el suelo. Cuando llegamos, casi la tiré encima de la cama y abriéndola de piernas le arranque el tanga, que decidí romperle. Ella cuando vio que lo hacía se puso más cachonda y me metí entre sus piernas y comencé a comerle el coño depilado pero con una rayita de pelo como loco, me encantaba ese coño.
Ella gemía cada vez más y noté que se iba a correr, por lo que aumenté mi comida y ella se corrió entre espasmos y gritos de placer.
Después se incorporó y volvió a hacerme una mamada, sin descansar, por lo que en poco tiempo la di la vuelta y la puse de espaldas a la cama, a cuatro patas y comencé a follarla mientras le daba cachetes cada vez más fuerte, y ella decía “si, si, follamé, follamé, vamos, sigue, no pares”, y volvió a correrse. Poco después me fui a correr yo y me dijo “correté en mi boca”, entonces se dio la vuelta y le llené la boca de leche, que se tragó de un golpe, relamiéndose lo que le había quedado en los labios.
Entonces la miré y no pude más que decirle, “joder, que puta estas hecha” y ella me respondió “¿pero a que te gusta?” y le dije “claro” y nos reímos los dos. Después nos abrazamos y estuvimos besándonos bastante rato.
Al cabo de un rato, me dijo “joder, estoy sedienta”, y le dije “¿de sexo o de bebida?” y me respondió “de los dos, pero de momento de bebida”, y le dije “pues las copas están en el salón y prácticamente sin probar”, y me dijo “ahora vengo”. Se levantó y se fue a por ellas.
Cuando llegó de nuevo al dormitorio, desnuda, y solo con el liguero, las medias y los tacones, yo llevaba un rato masturbándome y ya tenía la polla dura, y cuando entró por la puerta, esa visión de ella así me excitó aún más y le dije “joder, estas increíble” y entonces ella se giró sobre ella misma y dándome la copa en la cama me dijo “si, ya veo que te gusta”, y le dije, “si mucho, te voy a volver a follar en breve” y me dijo “lo estoy deseando, esa polla me vuelve loca”.
Después de un par de sorbos, le dije, “ven aquí”, y poniéndose encima de mí comenzamos a follar de nuevo. En mitad del polvo me dijo “joder, quiero follarte toda la noche, no pares, follamé, follamé sin parar”.
Y así transcurrió toda la noche, follando una y otra vez, corriéndonos ambos y de todas las maneras posibles.
Al final nos quedamos dormidos y al despertarnos juntos en la cama, me dio un pico en la boca y me dijo “joder tío, eres una pasada follando, estoy reventada, me duele hasta el coño” y le dije “pues tu tampoco te quedas corta, a mí la polla” y riéndose se levantó de la cama, aun con el liguero y las medias y me dijo “¿quieres desayunar?” y le dije “si te quedas así, por supuesto”, y me dijo “claro”, y se fue a la cocina.
Al rato ya olí el café recién hecho y me fui al salón donde se había quedado mi bóxer, pasando por la puerta de la cocina desnudo, y ella al pasar y verme me dijo “menudo pollón tienes, cabrón”, y le dije “después de desayunar te dejo que lo veas de nuevo” y me reí poniéndomelo y sentándome en el sofá.
Ella vino con el café y unas tostadas en una bandeja, y totalmente desnuda con el liguero y las medias, las cuales tenían más de una carrera por la nochecita de sexo que habíamos tenido.
Y entonces se sentó a mi lado y me besó, y dijo “bueno, ¿te lo has pasado bien follándote a una compi del curro?” y le dije “si, y ojala no haya sido la única vez” y me dijo “no, seguro que no, me ha encantado y te vas a convertir en uno de mis amantes fijos” y le dije “fenomenal, cuando quieras repetimos”, y me dijo “terminamos el desayuno, me follas otra vez y luego ya te vas, ¿vale?”, y le dije “vale, pero antes, bésame de nuevo”, y lo hizo metiéndome la lengua en un morreo lento increíble, me puso cachondísmo.
Así que así pasó, terminamos de desayunar, follamos allí mismo, en el salón y después de corrernos ambos, me vestí y despidiéndome con un morreo largo y un buen magreo en sus tetas, me fui a casa.
Cuando llegué, me duché y a la salida tenía un sms suyo “gracias por los polvos, ¡repetiremos seguro y muy muy pronto!”. Y le respondí “gracias a ti. Me encantará hacerlo.”
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