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Categoría: Incestos

Solo una hembra en celo

Los que han leído mis relatos anteriores saben que me llamo Ana, tengo 43 años y vivo en Ecuador. No creo ser una mujer mucho más caliente y promiscua que otras. A mi elevado deseo sexual no lo veo como algo perverso o depravado. Solo acepto mis fantasías y deseos, y trato de hacerlos realidad, eso es todo.



Como ya saben mis bebotes amigos del MSN, me gustan los hombres jovencitos y disfruto de su conversación y de su incansable virilidad. También debo reconocer que los hombres negros, son otras de mis debilidades.



En cuanto al sexo, me gusta hacer el amor con varios hombres a la vez y ser bañada por su semen caliente, y a mis 43 años todavía puedo hacerlo y disfrutarlo y encontré en mi sobrino a mi mayor aliado sexual, a él le encanta verme poseída por varios hombres y tomar algunas fotos de nuestros encuentros.



Él es un joven con mucha imaginación y para nada egoísta la que voy a contar es una de nuestras aventuras.



Vivo en Ecuador y allí hay algunos bares donde se baila salsa y es frecuentado por negros, ese sería el lugar para buscar algunos de esos sementales de color ébano.



Me vestí para la ocasión con una minifalda muy corta y apretada, unas medias de red negras debo decir que no llevaba ropa interior, lo complemente con tacones altos y en la parte superior de mi cuerpo una blusa blanca bien entallada y sin sujetador. Cuando entré en el bar con mi sobrino, me dio la impresión de que todo el mundo sabía que no tenía ropa interior y que podían observar mis pechos balanceándose casi libremente. Sentí que mi vagina se humedecía de la excitación.



Pasamos junto a la mesa de dos jóvenes negros, que me desnudaron con la mirada, tendrían unos 18 o 19 años, tal como me gustan a mí. Sus ojos me siguieron hasta la mesa que elegimos. Tomamos unas copas con mi sobrino y sentí la mirada de esos jóvenes clavadas en mi exuberante anatomía. Supongo, que dada la posición y la longitud de mi minifalda, estoy segura de que fueron capaces de ver la parte superior de mis medias, tal vez incluso llegar a percibir que no llevaba ropa interior.



Uno de los jóvenes, de apariencia atlética me miraba de manera sostenida. Cuando percibió que yo me había dado cuenta de sus miradas insistentes, me saludó con la cabeza, sin pensar, le devolví el saludo con una gran sonrisa.



Me levanté de la mesa y me dirigí al baño, el joven se levantó de su meza y me siguió, me alcanzó justo antes de llegar al baño, me saludó nuevamente. Me comentó que su amigo y él no podían dejar de mirarme, que era una mujer muy bella y seguramente debía ser una mujer muy ardiente y que esperaba no haberme ofendido al ser tan directo con sus palabras.



Le dije que me halagaba sentirme deseada por hombres tan jóvenes y vigorosos y que eso era lo que me gustaba de los jovencitos que podían decir y hacer lo que les viniera en ganas, sin medir las consecuencias. Me sonrió y pícaramente dijo:



-¿En serio te gustaría que haga lo que me venga en gana?, porque se me ocurren cosas muy entretenidas y muy calientes.



-¿Qué tan calientes bebé?, le pregunté con una amplia sonrisa.



El tomo mi respuesta como un permiso para tocarme, me tomó del brazo, y me arrincono contra la pared, me beso en el cuello suavemente. Una mano hurgo en mi falda buscando mi sexo.



Sentí mi vagina completamente empapada de deseo y lo bese en la boca. Note que su miembro estaba duro como una roca. Era evidente que estaba muy excitado. Sentí mis pezones hincharse bajo la seda, bajo la influencia del deseo.



Soy una mujer con hambre de sexo, y ese jovencito adivinaba en mí, a una hembra en celo.



Mi sobrino me observaba desde la mesa y me sonreía constantemente. El joven se percató de ello y me preguntó con quien había venido, le conteste que con mi sobrino, y que con él que me unía una relación muy especial, remarcando la palabra especial. Para ser más gráfica, pasé mi legua por mis labios, guiñándole un ojo. Mientras pasaba mi dedo índice por su pecho.



-¿Y él no se pone celoso? Me preguntó



-No, a él le gusta verme muy cariñosa con mis amigos, le respondí



-¿Con tus amigos? Ah, ya entiendo. Tal vez tu sobrino y tu puedan tomar unas copas conmigo y mi amigo, y demostrarnos cuan cariñosa puedes ser, me dijo guiñándome un ojo



-Me encantaría, suelo ser muy cariñosa, le susurre pasándole la lengua por su oreja.



Fui a sentarme en mi mesa. Y los dos jóvenes se unieron a nuestra mesa, luego de las presentaciones y de una charla caliente de índole sexual nos fuimos a mi departamento.



Llegamos al departamento y nos servimos unas copas, pasamos a la habitación y los jóvenes se sentaron en la cama y mi sobrino en una silla con un vaso de whisky y su cámara de fotos a observar el show que su caliente tía le ofrecería en breve.



Me senté entre mis dos amantes y bebí unos sorbos de whisky, mientras uno comenzó a desabrocharme la blusa, para poner al aire mis pechos hinchados para poder acariciarlos.



Me saque la minifalda y separé mis piernas. Alternativamente, la mano de los jovencitos tocaban mi sexo y separaban mis labios brillantes y húmedos y acariciaban mi clítoris, arrancándome suspiros de placer.



Mientras uno de los negros me besaba, el otro se levantó y se quitó la camisa, el pantalón vaquero y el calzoncillo, dejando a la vista su hinchado pene



Se recostó en la cama y me tomo de los cabellos llevando mi boca hacia su pene, mientras el otro joven se desnudaba.



Me volví para ver la reacción de mi sobrino, él respondió con una sonrisa, sabía que esos negros podían disfrutar de mí y hacerme lo que quisieran...



Mi lengua disfrutaba de esa poderosa y caliente barra de carne negra, saboreándola con placer Su amigo acarició mi esfínter anal con un dedo y lo pasó a lo largo de mi línea hacia abajo, en dirección a mi vagina, y lo introdujo entre mis labios húmedos, diciendo que estaba dispuesta, como una perra en celo.



Y empezó a lamer mi vulva y el ano alternativamente, su lengua áspera se insinuaba en mi agujero. Sus manos grandes separaban mis nalgas para deslizar su lengua entre mis dos globos carnosos.



Yo era como una perra en celo delante de mi sobrino que me miraba lascivamente sin decir una palabra, tenía el placer de verme depravada ante él, lamiendo un pene tieso y grande.



Él aprovechaba para sacar algunas fotos con su cámara fotográfica



Las cosas estaban a punto de ponerse calientes, iba a ver a su adorada tía gemir como una puta.



Después de haber logrado con mi lengua que su pene adquiriera un tamaño descomunal, me monte sobre él, y con mi mano y lo deposito en la entrada de mi vagina ardiente y mojada, para meterlo por completo en el fondo de mi vientre. Su sexo me llenaba, forzando mi carne para amoldarla a el tamaño de su miembro



Su miembro en cada estocada se deslizaba con más facilidad, mi trasero golpeaba sonoramente contra su cintura.



El otro joven pasaba su pene erecto entre mis nalgas intentando lubricar mi agujero con un poco de vaselina que le alcanzó mi sobrino.



Tomó mis caderas y suavemente ubicó su pene en mi esfínter anal lo introdujo un poco, hizo una pausa y luego, lentamente, continuó con su empuje penetrándome completamente.



Y empezó con su movimiento de mete y saca. En esta posición estaba totalmente dominada por el joven que me embestía violentamente. Las olas de placer recorrieron todo mi cuerpo una y otra vez yo estaba en éxtasis



Me sentí abrumada con el placer, yo estaba gritando y le imploraba a mis amantes que me llenaran más y más que derramen todo su esperma en mí.



Un orgasmo profundo retumbo en todo mi ser, sintiendo las ondas de placer que llegaban de lo más profundo de mi vagina.



Finalmente el que me penetraba vaginalmente, explotó dentro de mí, me llenó de su jugo con potentes chorros .Su orgasmo duró mucho tiempo y se quedó dentro de mí, acariciando mis pechos.



El otro negro a punto de eyacular, se retiró de mi ano y junto con mi sobrino se pararon frente a mí y se masturbaron hasta bañarme con su esperma toda la cara mi lengua se encargó de unir el semen de esas dos razas y una foto lo inmortalizo para siempre.



Yo temblé de placer al verme entregada a la agresión lasciva de dos negros.



Mi vagina estaba dilatada por completo. Se podía ver mi clítoris que sobresalía de su hendidura inundada de espeso semen.



Seguimos teniendo sexo toda la madrugada.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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